5 % del PIB, compromiso con Ucrania y el artículo 5: ¿ha resuelto la OTAN la ecuación Trump? Texto íntegro de la declaración de La Haya
Los aliados acaban de aceptar aumentar sus presupuestos de defensa al 5 % del PIB para 2035.
Trump, que calificó la cumbre de «éxito monumental», aceptó reafirmar el apoyo estadounidense a largo plazo a Ucrania frente a Rusia.
Sin embargo, nada está realmente resuelto en la Alianza Atlántica.
Traducimos y comentamos una declaración que confirma un avance importante, al tiempo que revela profundas disensiones transatlánticas.
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- El Grand Continent •
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- © AP Foto/Alex Brandon

La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte celebrada el 25 de junio en La Haya —la primera en presencia de Donald Trump desde su reelección— era especialmente temida por los europeos y por el secretario general, el exprimer ministro holandés Mark Rutte.
En el avión que lo llevaba a los Países Bajos, el presidente estadounidense, envalentonado por sus éxitos militares en la «guerra de doce días» entre Irán e Israel, volvió a cuestionar el artículo 5 del tratado sobre defensa mutua.
Reforzada para evitar en la medida de lo posible incidentes diplomáticos entre estadounidenses y europeos —solo se había previsto una sesión plenaria de trabajo—, la cumbre se desarrolló finalmente sin fricciones visibles y no dio lugar a bloqueos en el objetivo limitado que se había fijado. De hecho, los aliados solo necesitaron unas horas para adoptar una breve declaración conjunta que traducimos aquí y que solo contiene cinco puntos, frente a los 38 de la última cumbre, celebrada en Washington hace un año, bajo la administración de Biden.
Más allá del compromiso de todos los aliados —incluida España— de aumentar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB para 2035, se destaca que Rusia se considera una amenaza a largo plazo para la seguridad de los aliados y que la seguridad de Ucrania contribuye a la seguridad de toda la alianza.
Al no mostrar divisiones y presentar un frente común, los miembros de la alianza contribuyeron a no erosionar la credibilidad disuasoria de la OTAN, lo que seguía siendo el objetivo principal de esta secuencia.
Pero la convergencia se detiene ahí.
Así, si bien se señala la amenaza rusa, no se hace ninguna referencia a la guerra de agresión librada por la Rusia de Putin, país que solo se menciona una vez, tras la insistencia de los miembros europeos de la Alianza, frente a las 44 veces que aparecía en la última declaración conjunta tras la cumbre de Washington hace un año.
Sin embargo, como analiza para el Grand Continent el exsecretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, esta mención ha podido tranquilizar a los ucranianos y da señales de un claro compromiso renovado del Estados Unidos de Donald Trump en el apoyo a Kiev a largo plazo.
No obstante, sería precipitado concluir que esta secuencia diplomática sin contratiempos refleja un reajuste estratégico de la relación transatlántica.
En el trasfondo de la cumbre de la OTAN, la guerra comercial que Trump ha declarado al mundo y, en particular, a Europa, ha marcado las discusiones: el presidente estadounidense mencionó en rueda de prensa que recurriría a las armas arancelarias contra España si esta no respetaba su compromiso del 5 %.
Al ser cuestionado sobre el comunicado final, Anders Fogh Rasmussen recordó que «más allá del artículo 5, el Tratado del Atlántico Norte también incluye un artículo 2, que establece que ‘las partes (…) se esforzarán por eliminar cualquier oposición en sus políticas económicas internacionales y fomentarán la colaboración económica entre ellas o entre todas ellas’. A tenor de este artículo, hay que constatar que Trump sigue incumpliendo el tratado de la Alianza».
Al término de la cumbre, el presidente francés se expresó en el mismo sentido: «No podemos, entre aliados, decir que hay que gastar más y hacer una guerra comercial, es una aberración», y añadió que quería llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos. El pasado 15 de junio, Emmanuel Macron visitó Groenlandia, sobre la que sobrevoló junto a la primera ministra danesa en un helicóptero militar, enviando una clara señal de la soberanía europea sobre este territorio que Donald Trump se ha fijado como objetivo anexionar a Estados Unidos.
Las próximas cumbres de la Alianza se celebrarán en Turquía y Albania.
1. Nosotros, los jefes de Estado y de gobierno de la Alianza del Atlántico Norte, nos hemos reunido en La Haya para reafirmar nuestro compromiso con la OTAN, la alianza más fuerte de la historia, y con el vínculo transatlántico. Reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable con la defensa colectiva, tal y como se establece en el artículo 5 del Tratado de Washington, según el cual un ataque contra uno de nosotros es un ataque contra todos. Seguimos unidos y decididos a proteger a nuestros mil millones de ciudadanos, a defender la Alianza y a preservar nuestra libertad y nuestra democracia.
A primera vista, el primer párrafo de la declaración parece una obviedad.
En primer lugar, aclara de forma muy clara el compromiso explícito con el artículo 5. Si bien su alcance es objeto de debate, sigue siendo el punto esencial y más político de la alianza militar. En el avión hacia La Haya, Trump sembró la duda al aludir a que existen numerosas interpretaciones posibles de este artículo. Durante la cumbre, Estados Unidos reafirmó su compromiso en este punto.
Este primer párrafo también recuerda, como es habitual, los valores fundamentales presentes en el preámbulo del Tratado del Atlántico Norte.
Sin embargo, conviene detectar aquí un cambio de tono, discreto, sin duda, pero importante en este ejercicio diplomático.
Los comunicados al término de las cumbres de la OTAN suelen mencionar, junto con la defensa de la libertad y la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho, exigencia que, por otra parte, también figura en el preámbulo del Tratado de Washington. Sin embargo, la mención de estos dos valores transatlánticos comunes desaparece aquí. Si bien esta omisión puede explicarse fácilmente por el deseo inicial de lograr una declaración lo más breve posible y que se centre en lo esencial, es coherente con la concentración del poder ejecutivo en Estados Unidos desde el 20 de enero y el abandono del tema de la defensa de la democracia en la política exterior estadounidense.
2. Unidos frente a profundas amenazas y desafíos en materia de seguridad, en particular la amenaza a largo plazo que representa Rusia para la seguridad euroatlántica y la amenaza persistente del terrorismo, los Aliados se comprometen a invertir cada año el 5 % de su PIB en las necesidades esenciales de defensa, así como en los gastos relacionados con la defensa y la seguridad hasta 2035, a fin de garantizar el cumplimiento de nuestras obligaciones individuales y colectivas, de conformidad con el artículo 3 del Tratado de Washington. Nuestras inversiones garantizarán que dispongamos de las fuerzas, capacidades, recursos, infraestructuras, capacidad de combate y resiliencia necesarios para disuadir y defender, de conformidad con nuestras tres misiones fundamentales: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis, y seguridad cooperativa.
El aumento del gasto en defensa de los miembros de la OTAN es una de las prioridades de Trump, cuyo equipo de transición ya anunció a los miembros europeos de la alianza en diciembre que, una vez en el cargo, el presidente estadounidense pediría aumentar el gasto en defensa al 5 % anual.
Según nuestras estimaciones, basadas en las cifras para el año 2024, los miembros europeos de la Alianza Atlántica tendrán que dedicar 510.000 millones de euros adicionales al año para alcanzar este objetivo del 5 %, al que se mostraron favorables el 43 % de los europeos encuestados en nuestro estudio Eurobazuka en marzo de 2025.
En un contexto presupuestario frágil, son Alemania (125.000 millones), Francia (86.000), Italia (78.000) y España (60.000) los que tendrán que hacer mayores esfuerzos en términos de volumen.
Mientras que Pedro Sánchez había señalado en una carta a Mark Rutte su deseo de que se aplicara una exención a su país, Trump declaró que negociaría él mismo con Sánchez si fuera necesario para «hacer pagar» a España.
Cabe destacar que el comunicado conjunto menciona explícitamente a Rusia como una amenaza «a largo plazo».
Aunque breve, esta mención es explícita, en un momento en que varios países de la OTAN están explorando nuevas formas de disuasión frente a la Rusia de Putin.
Poco antes de la Cumbre de La Haya, los países bálticos, Polonia y Finlandia —nuevo miembro de la Alianza— habían expresado su deseo de retirarse del Convenio de Ottawa sobre la prohibición de las minas antipersonales con el fin de construir una amplia línea de protección para disuadir a Rusia de una invasión terrestre. Dovile Šakalienė, ministra de Defensa de Lituania, mencionó la cifra de «cientos de miles» de minas que podría fabricar su país, almacenarlas cerca de la frontera y desplegarlas en caso de crisis. 1
3. Los Aliados acuerdan que este compromiso del 5 % incluirá dos categorías esenciales de inversiones en el ámbito de la defensa. Los Aliados destinarán al menos el 3,5 % de su PIB cada año, sobre la base de la definición acordada de gastos de defensa de la OTAN, de aquí a 2035, para financiar las necesidades esenciales en materia de defensa y alcanzar los objetivos de capacidad de la OTAN. Los Aliados acuerdan presentar planes anuales que indiquen una trayectoria creíble y progresiva para alcanzar este objetivo. Y los Aliados dedicarán hasta el 1,5 % de su PIB cada año, entre otras cosas, a la protección de nuestras infraestructuras críticas, la defensa de nuestras redes, la garantía de nuestra preparación y resiliencia civil, la liberación de la innovación y el fortalecimiento de nuestra base industrial de defensa. La trayectoria y el equilibrio del gasto en el marco de este plan se revisarán en 2029, a la luz del entorno estratégico y de los objetivos de capacidad actualizados. Los Aliados reafirman su compromiso soberano y duradero de apoyar a Ucrania, cuya seguridad contribuye a la nuestra, y, con ese fin, incluirán contribuciones directas a la defensa y la industria de defensa de Ucrania en el cálculo del gasto de defensa de los Aliados.
Si bien reafirma el apoyo de la Alianza a Ucrania, el comunicado deja sin embargo margen para las divergencias existentes sobre la naturaleza y la cuantía del apoyo que debe prestarse, precisando que el compromiso con Kiev sigue siendo «soberano», es decir, a discreción de cada país.
En comparación con el año pasado, el número de referencias también ha disminuido considerablemente: mientras que en la declaración de Washington se mencionaba a Ucrania 60 veces, este año solo se menciona dos veces. Una vez más, esta disminución es coherente con la brevedad de la cumbre y del comunicado.
4. Reafirmamos nuestro compromiso común de desarrollar rápidamente la cooperación industrial transatlántica en el ámbito de la defensa y de aprovechar las tecnologías emergentes y el espíritu de innovación para avanzar en nuestra seguridad colectiva. Nos esforzaremos por eliminar los obstáculos al comercio de equipos de defensa entre los Aliados y aprovecharemos nuestras asociaciones para promover la cooperación industrial en el ámbito de la defensa.
El punto 4 sobre los compromisos en materia de industria de defensa es una consecuencia lógica del anuncio del aumento general del gasto.
Sin embargo, su formulación sigue siendo general, pero debe entenderse también a la luz de la guerra comercial de Trump.
Dado que el 80 % de las armas compradas en Europa son importadas, la preferencia europea en la industria de defensa es un tema clave, tanto industrial como altamente político. Como reveló nuestra encuesta de opinión Eurobazuka realizada a escala continental, el 71 % de los europeos encuestados está a favor de obligar a los Estados miembros a abastecerse únicamente en la Unión para su armamento.
En una rueda de prensa tras la cumbre, el primer ministro canadiense, Mark Carney, declaró que se había reunido con varios miembros de la industria de defensa europea con vistas a una reevaluación del contrato por el que Canadá garantiza su defensa aérea, mencionando en particular los cazas Gripen del fabricante sueco Saab como posible sustituto de los F-35 estadounidenses producidos por Lockheed Martin. 2
5. Expresamos nuestro agradecimiento al Reino de los Países Bajos por la generosa hospitalidad que nos ha brindado. Esperamos con interés nuestra próxima reunión en Turquía en 2026, que será seguida de una reunión en Albania.
Notas al pie
- David Blair, «Europe is building a new ‘Iron Curtain’– with millions of landmines», The Telegraph, 24 de junio de 2025.
- Thomas Seal, «Carney Says Canada Met With European Suppliers Amid F-35 Review», Bloomberg, 25 de junio de 2025.