Las principales agencias de calificación occidentales (S&P, Moody’s, Fitch) abandonaron Rusia en marzo de 2022, suspendieron sus actividades en el país y retiraron sus calificaciones tras la invasión a gran escala de Ucrania un mes antes.

Como muestra de su aislamiento internacional, desde esa fecha Moscú no cuenta con ninguna calificación soberana por parte de una agencia extranjera. 1

  • La calificación BBB+ otorgada el 12 de mayo de 2025 por la agencia china China Chengxin Credit Rating Group (CCXI) es la primera calificación crediticia otorgada a Rusia en más de tres años. 2
  • Incluso supera el último nivel (BBB-) fijado por CCXI en abril de 2022, lo que, según la agencia, demuestra la «adaptación» de la economía rusa a las sanciones. 3

Fundada en 1992, CCXI es una de las principales agencias de calificación crediticia de China, con una posición dominante en el mercado nacional.

  • Tiene numerosos vínculos con el régimen. Su fundador y probable propietario actual es un antiguo cargo gubernamental procedente de las reformas de los años noventa.
  • CCXI opera en forma de empresa conjunta con Moody’s, que es accionista minoritario con aproximadamente un 30 %.
  • Criticada por su papel en la quiebra del gigante Evergrande, CCXI parece convertirse en una herramienta clave de la estrategia hacia los países del Sur, al otorgar calificaciones máximas a instituciones como el Banco Africano de Importación y Exportación Afreximbank, la primera institución financiera multilateral africana en obtener la calificación «AAA» de la agencia china. 4

Presentada por las autoridades rusas como una señal del debilitamiento del aislamiento financiero del país y de un mayor acercamiento económico con China, la decisión de CCXI tiene una importante repercusión geopolítica.

  • Se produce tras la visita de Estado del presidente Xi con motivo de las celebraciones del 80.º aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, que supuso un cambio en la postura sino-rusa sobre la anexión de Taiwán5
  • Permitirá a las empresas rusas tener un mejor acceso a la financiación en yuanes a través de los bancos chinos, lo que contribuirá a consolidar los nuevos proyectos bilaterales de infraestructura —como el gasoducto Fuerza de Siberia 2— y a reforzar la cooperación económica entre Moscú y Pekín.

Lejos de ser un simple acto simbólico, esta mejora de la calificación debería favorecer también los flujos de inversión procedentes de China y Asia hacia Rusia. Según el Ministerio de Desarrollo Económico ruso, la nueva calificación soberana de CCXI refleja la confianza de los socios y facilitará el desarrollo de las relaciones económicas y las inversiones con los países asiáticos. 6

  • En concreto, los inversores institucionales asiáticos de varios países amigos —Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Armenia y Kazajistán, entre otros— podrían considerar ahora a Rusia como una inversión segura, especialmente en sectores estratégicos como la energía, las infraestructuras o los proyectos industriales.
  • Para Moscú, esto significa que será más fácil emitir bonos —una herramienta crucial para cubrir el déficit presupuestario— y, en términos más generales, que el costo de la deuda podría disminuir.
  • El mayor acceso al capital de los países socios de Moscú podría aliviar así el mercado crediticio interno y apoyar la estabilidad del sistema financiero a mediano plazo.

En términos más generales, esta calificación también contribuye a la construcción de un orden financiero alternativo, desoccidentalizado, susceptible de configurar lo que Karaganov denomina «la mayoría mundial».

  • En cuanto al fondo, la calificación de CCXI indica que Pekín está dispuesto a ignorar las sanciones occidentales en su cooperación financiera con Moscú.
  • En cuanto a la forma, al validar la solidez financiera de Rusia, procedente de un actor no occidental, el gesto de Pekín se inscribe en una lógica de cooperación Sur-Sur y de búsqueda de una arquitectura financiera multipolar.
  • Dentro de los BRICS+, esto demuestra la capacidad de las economías emergentes para reforzar su cooperación financiera al margen de los marcos dominados por las agencias de calificación occidentales, y podría allanar el camino para futuros mecanismos comunes de evaluación del riesgo y financiación intrabloque.