1 — Un modelo económico para la transformación industrial de Europa

Mientras la conmoción provocada por la vuelta al poder de Donald Trump sigue sacudiendo al mundo, la Comisión Europea ha reafirmado esta semana su compromiso con la acción climática, confirmando su voluntad de avanzar rápidamente hacia el ambicioso objetivo de reducir las emisiones en un 90 % para 2040 y lanzando su tan esperado Clean Industrial Deal. 

Es una buena noticia para Europa. 

La descarbonización es, de hecho, la única forma estructural de reducir los costes energéticos y aumentar la seguridad energética en un contexto internacional cada vez más inestable. 

También es una buena noticia para la industria limpia europea. 

La estabilidad y previsibilidad regulatoria son esenciales para promover la inversión. Esta dimensión es aún más importante hoy que antes en Europa, dadas las nuevas incertidumbres creadas en el sector en Estados Unidos por el desmantelamiento esperado por el presidente Trump de las políticas de tecnologías limpias implementadas por la administración Biden, y la nueva ventana de oportunidad que esto abre para Europa.

Los lectores atentos del informe Draghi y del recientemente publicado Brújula para la Competitividad no se sorprenderán por las principales disposiciones del Clean Industrial Deal. En general, están en consonancia con el diagnóstico del problema y las principales soluciones propuestas.

Con el objetivo de crear un modelo económico convincente para la transformación industrial limpia, el Clean Industrial Deal se centra en seis palancas comerciales: energía barata, mercados piloto, financiación, reciclabilidad y acceso a materiales críticos, mercados mundiales y asociaciones, competencias.

Entre la amplia gama de temas abordados por la estrategia, tres elementos principales se destacan como sus pilares fundamentales: la electrificación, los mercados y las inversiones.

La descarbonización es, de hecho, la única forma estructural de reducir los costes energéticos y aumentar la seguridad energética en un contexto internacional cada vez más inestable. 

Simone Tagliapietra

2 — La electrificación: la primera palanca de la bifurcación

En primer lugar, el Clean Industrial Deal identifica acertadamente el principal problema energético de Europa —su dependencia de las importaciones de combustibles fósiles— y el camino a seguir para remediarlo: la electrificación acelerada que debe llevarse a cabo de manera eficaz a través de una verdadera Unión de la Energía.

Para llevar a cabo esta agenda, prevé la adopción de un conjunto completo de iniciativas en los próximos meses, que van desde nuevas acciones para promover la electrificación industrial hasta un nuevo incentivo para que los Estados miembros reduzcan los impuestos sobre la electricidad, pasando por nuevas intervenciones para modernizar la red eléctrica europea y la simplificación de los procedimientos de autorización para proyectos de energía limpia y descarbonización industrial. 

Existe una fuerte voluntad de movilizar todas las palancas posibles para bifurcar, pero la eficacia de estas medidas dependerá de la coordinación europea y de su aplicación oportuna. 

El Clean Industrial Deal parece ser menos optimista en este sentido que el informe Draghi sobre la prestación de apoyo incondicional a las industrias de alto consumo energético. Sin embargo, teniendo en cuenta las actuales limitaciones presupuestarias, es probable que surjan cuestiones de distribución y, por lo tanto, será importante garantizar que cualquier apoyo a los precios de la electricidad industrial esté condicionado a los esfuerzos de descarbonización y no vaya en detrimento de los hogares.

3 — Movilizar estratégicamente los mercados

El Clean Industrial Deal también apuesta por la contratación pública como motor de una industrialización limpia. 

Se trata de una herramienta poderosa, cuyo potencial sigue estando muy desaprovechado a pesar de que representa un mercado de unos 2 billones de euros al año. Sin embargo, para obtener resultados significativos, será necesario realizar una cuidadosa calibración. Muchos países se muestran reacios a incluir criterios distintos del precio en sus licitaciones públicas debido a sus limitadas capacidades administrativas o a preocupaciones relacionadas con el riesgo de corrupción. Por lo tanto, las normas deben ser sencillas y los criterios de resiliencia y sostenibilidad deben basarse en referencias claras. La cuestión de los costes también debe tenerse debidamente en cuenta, ya que la introducción de criterios de resiliencia y sostenibilidad, al tiempo que permite a los poderes adjudicadores no tenerlos en cuenta cuando la diferencia de coste es superior al 20 %, como en la Ley de la Industria Cero Emisiones, podría perjudicar su eficacia. Si se considera estratégico, los gobiernos deben conceder una prima más elevada, que de todos modos disminuiría con el tiempo a medida que se multipliquen los productos.

Por último, dado que Europa podría aumentar considerablemente su gasto en defensa, los criterios de sostenibilidad y resiliencia también pueden tenerse en cuenta en este ámbito, dada su fuerte dependencia de los materiales básicos en el ámbito de la defensa, como el acero, el aluminio y los productos químicos.

© Sunny Celeste/SIPA

4 — Desbloquear las inversiones

Por último, el Clean Industrial Deal propone un conjunto de nuevas iniciativas destinadas a desbloquear inversiones en la descarbonización industrial y la fabricación de tecnologías limpias antes del presupuesto de la Unión para 2027:

  • un uso más específico de los ingresos del sistema de comercio de derechos de emisión y un fondo de innovación reforzado apoyarán la creación de una nueva facilidad para la descarbonización industrial. 
  • nuevas garantías del presupuesto actual de la Unión, a través de InvestEU, para estimular la inversión privada.
  • el lanzamiento de una nueva iniciativa del Banco Europeo de Inversiones para apoyar a las empresas emergentes y en expansión de tecnologías limpias. 

Estas medidas son bienvenidas, ya que habría sido imposible avanzar en el proceso de industrialización limpia sin nuevos recursos públicos específicos.

La gobernanza es una dimensión totalmente ausente del Clean Industrial Deal.

Simone Tagliapietra

5 — Las tres limitaciones a las que deberá hacer frente la Comisión

Sin embargo, quedan pendientes tres cuestiones de importancia crucial: las ayudas estatales, la escala mundial y la gobernanza.

En primer lugar, el Clean Industrial Deal prevé la adopción de un nuevo marco de ayudas estatales para una industria limpia antes del verano, con el fin de simplificar las normas y acortar los procedimientos para los proyectos de descarbonización industrial y fabricación de tecnologías limpias, en particular si han sido objeto de una convocatoria de proyectos de la Unión. La aplicación exitosa de este marco permitiría remediar una de las principales debilidades de Europa en comparación con iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación en Estados Unidos. Acelerar las ayudas estatales, hacerlas más propicias a la descarbonización y más europeas representaría sin duda un trampolín esencial para el proceso de industrialización limpia de Europa.

Además, aunque el documento reafirma el papel clave de las asociaciones de comercio e inversión limpias (Clean Trade and Investment Partnerships) en el fortalecimiento de la resiliencia de las cadenas de suministro industrial limpias, se proporcionan pocos detalles sobre cómo se estructurarán concretamente estas nuevas iniciativas, en particular en lo que respecta a la compleja externalización de la fabricación de productos intermedios de alta intensidad energética. Dado que el enfoque actual de la Unión en este ámbito sigue estando fragmentado, es necesario un enfoque más global de la colaboración industrial limpia de la Unión con terceros países, que abarque la energía limpia, las materias primas críticas, el comercio y las inversiones en tecnologías limpias.

Por último, la gobernanza es una dimensión totalmente ausente del Clean Industrial Deal.

Sin embargo, para alcanzar los objetivos de electrificación establecidos en la estrategia, sería necesaria una gobernanza más fuerte de la Unión de la Energía para garantizar un desarrollo paneuropeo coordinado y eficaz de las fuentes de energía renovables, las redes y las soluciones de flexibilidad. Dado que la coordinación —tanto a nivel de la Unión como entre la Unión y los Estados miembros— representa el principal desafío para la aplicación de una política industrial europea eficaz, puede sorprender tal ausencia. Y más aún si se tiene en cuenta que, contrariamente a las recomendaciones de la doctrina Draghi, una parte importante de la financiación pública del Clean Industrial Deal debería provenir de ayudas estatales nacionales en lugar de una financiación centralizada a nivel de la Unión. Si no queremos poner en peligro la aplicación eficaz de la estrategia en los próximos meses y años, esta cuestión debe abordarse seriamente, por ejemplo, mediante una mejor coordinación de las ayudas estatales en los nuevos proyectos importantes de interés común europeo, en un marco de debate específico con los Estados miembros.