La huida a Moscú de Bashar al Asad, que puso fin a más de medio siglo de dictadura, ha supuesto un duro revés para Rusia e Irán, los dos principales apoyos del dictador sirio.

  • Las imágenes por satélite muestran que las fuerzas rusas han comenzado a evacuar la base naval de Tartús. Sin embargo, ésta podría ser objeto de un «acuerdo» con HTS que permita a Moscú mantener allí una presencia militar 1.
  • El otro gran perdedor de la caída del régimen baasista es Irán. En un discurso pronunciado el miércoles 11 de diciembre, el Guía Supremo Alí Jamenei reconoció que la toma de Damasco por las fuerzas de al Julani había derrotado al «eje de la resistencia».
  • Aunque más distante, China también tiene mucho que perder con la victoria de las fuerzas rebeldes. Pekín había invertido un importante capital político en Bashar al Asad desde el comienzo de la guerra civil.

De los 13 vetos emitidos por China desde que se incorporó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 1971, 8 se han utilizado para proteger al régimen del dictador sirio. Este apoyo es bastante inusual para Pekín, que solo había utilizado su poder en seis ocasiones antes del inicio de la guerra civil siria en 2011 2. En aquel momento, Pekín había esgrimido sus argumentos habituales para justificar su postura, alegando que las resoluciones presentadas violaban normas fundamentales de soberanía y contribuían a erosionar la confianza en el orden internacional 3.

  • Las relaciones económicas entre Pekín y Damasco, obstaculizadas por las sanciones internacionales, están relativamente poco desarrolladas. Siria es el penúltimo socio comercial de China en Oriente Medio, por delante de Palestina pero por detrás de Bahréin.
  • Aunque se unió a las Nuevas Rutas de la Seda en 2022, Siria nunca ha recibido grandes inversiones chinas. Además, Pekín considera el país un entorno demasiado arriesgado como para invertir en él de forma significativa, como hace China en el resto del mundo 4.

Además de su muy limitada implicación económica en Siria, el apoyo de Pekín al régimen de Asad ha sido desde 2011 un ámbito clave de oposición a la hegemonía estadounidense y al «imperialismo occidental» en la región. Bajo Hu Jintao y luego Xi Jinping, el Partido Comunista Chino también lo vio como una forma de combatir las revoluciones políticas, temidas por Pekín, sobre todo a principios de la década de 2010, cuando China experimentaba 500 protestas al día 5.

Es probable que China intente mantener algún tipo de colaboración con el nuevo gobierno que surja del periodo de transición.

  • Tras la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán a raíz de la retirada estadounidense en 2021, Pekín felicitó a Kabul por haber «entrado en una nueva era de desarrollo independiente y transición del caos al orden […] con la retirada de los invasores extranjeros» 6.
  • A finales de enero de 2024, Xi Jinping recibió las credenciales de un nuevo embajador talibán en Pekín.
Notas al pie
  1. Donato Paolo Mancini, « Russia Nears Deal With New Syria Leaders to Keep Army Bases », Bloomberg, 12 de diciembre de 2024.
  2. Rosemary Foot, « China’s vetoes during the Syrian conflict », East Asia Forum, 28 de febrero de 2020.
  3. Michael D. Swaine, « Chinese Views of the Syrian Conflict », China Leadership Monitor, n°39, 2012.
  4. Laurie Chen, James Pomfret y Antoni Slodkowski, « Assad’s fall in Syria exposes limits of China’s Middle East diplomacy », Reuters, 10 de diciembre de 2024.
  5. Tom Orlik, « Unrest Grows as Economy Booms », The Wall Street Journal, 26 de septiembre de 2011.
  6.  Friedrich Engels : The Afghans are Brave, Hardy, and Independent, Embajada de China en Afganistán, 17 de agosto de 2023.