Política

La carta de la discordia entre México y España

Este martes 1 de octubre tiene lugar la investidura de la Presidenta Electa de México, Claudia Sheinbaum, en la que no habrá ninguna delegación oficial del Gobierno de España.

Las relaciones entre Madrid y Ciudad de México se han deteriorado desde que las autoridades mexicanas exigieron a España en 2019 una disculpa por las violencias cometidas contra las poblaciones indígenas durante la colonización. Publicamos la carta de AMLO al Rey Felipe VI en su totalidad —introducida y comentada por Gerardo Muñoz—.

Autor
Gerardo Muñoz
Portada
© Alex Dalton / Eyepix Group/Sipa USA

El comunicado publicado en la plataforma X por la entrante presidente de México Claudia Sheinbaum sobre la negativa del gobierno de España a participar en la Ceremonia de Transmisión del Poder Ejecutivo el próximo 1 de octubre vuelve a tensar las relaciones diplomáticas entre México y España, poniendo en un primer plano las luchas por el relato hegemónico de la memoria histórica1. La carta de Sheinbaum, además, se inserta en una delicado contexto político interno que debe ser tomado en consideración para entender con claridad la pugna en cuestión; esto es, la reforma constitucional sobre los pueblos indígenas que ha tenido lugar hacia el final del sexenio de AMLO, y, por otro lado, la conmemoración de los diez años de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. En efecto, como observa el jurista mexicano José Luís Villegas para El Grand Continent, estos dos sucesos de la actualidad de la política nacional mexicana que restituye el cometido de López Obrador al Rey de España Felipe VI sobre el perdón histórico termina siendo una cortina de humo que “reivindica la dignidad perdida de los pueblos y comunidades indígenas que en los hechos el propio estado mexicano les ha negado”2. En efecto, el mismo 26 de septiembre también ha circulado en la esfera pública mexicana un nuevo comunicado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), firmado por Subcomandante Insurgente Moisés, en el que sin aludir a la polémica se hace eco de la misma condenando al actual administración gubernamental como: “El verdugo pretendiendo presentarse como víctima”3

¿Estamos ante un simple juego de desplazamiento de culpas por parte del Estado mexicano, o bien atestiguando un desliz estratégico que busca, desde el plano discursivo, dar continuidad a la proyección neo-nacionalista del primer sexenio de la Cuarta Transformación? Quizás sean ambas cosas, pero de momento la declaración de Sheinbaum se perfila una defensa de los principios de la “Carta al Rey” de López Obrador de hace cinco años que permaneció incontestada por el monarca Borbón (y que no podría ser de otra manera, pues una de las normas constitucionales de la Monarquía española dentro del sistema de los poderes españoles es mantenerse neutral con respeto a los diferendos políticos internacionales). Por otro lado, la carta de AMLO dirigida al Rey Felipe VI ha sido un insumo para la “guerra cultural” ideológica; y, de manera contraproducente, ha terminado por fomentar aún con mayor vigor las guerras civiles por la apropiación de los relatos históricos4. Para una mayor comprensión de los detalles y movimientos retóricos del Presidente López Obrador conviene revisar aquel documento que es el objeto central del actual diferendo diplomático entre México y España de cara a la transmisión del poder presidencial que tendrá lugar este 1 de octubre 

Ciudad de México, a 1 de marzo de 2019

Excelentísimo Señor: 

Como me dirigí a Su Santidad Papa Francisco, aunque con otro fundamento, expongo a usted, Majestad, el siguiente manifiesto: 

No es un detalle menor que el mismo inicio de su carta al Rey Felipe VI, AMLO haga hincapié a la carta previa que le había enviado a la Santa Sede, y que en su momento comentamos en estas páginas5. Esta alusión no sólo iguala al Monarca Borbón con el Soberano del Vaticano, sino que intenta desplegar una estrategia retórica de oficialidad como marco compartido, algo que se hace patente con la alusión al “catolicismo” y a la órdenes religiosas en ambas epístolas. Leído de esta manera, pudiéramos decir de la mano de la exégesis sobre la autoridad soberana estudiada por Louis Marin, que López Obrador busca instalar un orden tripartito de cuerpos oficiales y soberanos indivisibles: el Pontífice de Roma, el Rey de España, y el jefe del Estado Mexicano6. Si las palabras no solo documenta hechos sino que también generan una performatividad acotada, entonces esta estrategia retórica en la escena de escritura de AMLO está, en su mismo ejercicio de presentación, llevando a cabo una “reivindicacion” historica mediante la cual el jefe de un Estado moderno le habla en tête-à-tête al soberano que alguna vez estuvo a la cabeza de la dominación imperial de su territorio. 

A principios del año en curso se cumplió medio milenio desde la llegada de Hernán Cortés al territorio de la actual República Mexicana y en 2021 se conmemorarán los 500 años de la caída de Tenochtitlan. Asimismo, dentro de tres años México celebrará los primeros 200 años de su vida independiente. Nos encontramos, pues, en un periodo en el que resulta ineludible la reflexión ante hechos que marcaron de manera decisiva la historia de nuestras naciones y que aún generan encendidas polémicas en ambos lados del Océano. 

Es bastante sorprendente que, en lugar de defender una “verdad histórica” sin reservas, AMLO opte por dar lugar al relativismo y a la pugna cultural e historiográfica sobre el pasado colonial en la modernidad. De esta manera, queda explicitado que una carta como ésta contribuye a profundizar el maniqueísmo político-cultural de las tendencias historiográficas tanto pro-imperiales como decoloniales. La decolonialidad (asumida desde una epistemología de la locación y de la metafísica de una identidad cultural impoluta) como la nueva historiografía filo-imperial española derivada de la escuela de Gustavo Bueno, terminan por abastecer un diálogo de sordos que hace imposible una comprensión matizada, tenue, y heterogénea sobre el complejo proceso histórico e institucional de la modernidad atlántica. Ese déficit del pathos de la distancia ante fenómenos como colonización de las Américas o la modernidad atlántica sólo puede desembocar en “polémicas” y “guerras culturales” abonadas a la inmediatez de las agendas que buscan exaltar una hegemonía política de turno. Sin embargo, en los estudios académicos más solventes y objetivos de las últimas décadas (pienso en las obras de Serge Gruzinski o Alessandra Russo sobre el periodo colonial, o las monografías de Patrick Iber o Renata Keller sobre México durante la geopolítica de la Guerra Fría) rechazan con firmeza la polémica de corte cultural así como las reconstrucciones teleológicas del pasado. Sobre el auge de la nueva historiografía proto-imperial en España es importante consultar Imperiofilia y el populismo nacional-católico (2019) de José Luís Villacañas, con quien también hemos conversado para Grand Continent7

Sin afán de ahondar en ellas, Su Majestad, me ciño a los hechos: la incursión encabezada por Cortés a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor; comenzó como un acto de voluntad personal contra las indicaciones y marcos legales del Reino de Castilla y la conquista se realizó mediante innumerables crímenes y atropellos; así lo aprueban los cargos fincados por la justicia española al propio Cortés en los Juicios de Residencia a los que fue sujeto (1518-1547), de los que es emblemático el encarcelamiento y asesinato de Cuauhtémoc, último mandatario azteca, en 1525.

Tanto en la conquista como en el proceso de colonización que siguió se cometieron incuantificables violaciones a las leyes entonces vigentes; entre las más públicas y notorias, se vulneró el principio del quinto real; se impuso la fe y se construyeron templos católicos sobre las antiguas pirámides y con los materiales de éstas; se instauraron la esclavitud y las encomiendas; las tierras propiedad de los naturales fueron usurpadas y repartidas a colonizadores y a órdenes religiosas; se realizó un sostenido saqueo de las riquezas naturales, particularmente por medio de la minería; se implantó un ordenamiento social basado en la segregación de castas y razas; se impuso la lengua castellana y se emprendió la destrucción sistemática de las culturas mesoamericanas.

En suma, durante la Colonia se vulneraron derechos individuales y colectivos que con una mirada contemporánea deben asumirse como atentados a los principios que rigen a ambas naciones, formulados a través de tratados y otros convenios de cooperación. Y si en los años inmediatamente posteriores a la conquista los abusos fueron atribuibles a adelantados que actuaron por cuenta propia, los actos de autoridad durante el largo periodo colonial fueron consecuencia de la aplicación de políticas de Estado: las instituciones virreinales fueron parte de la Corona española, pese a que en todo ese periodo ningún monarca peninsular visitó la Nueva España.

Este declaración constituye uno de los momentos analiticamente más débiles de la argumentación de la carta, pues si se trata de impugnar el devenir histórico de una “modernidad imperial”, tal y como se defiende en los supuestos de la postura “decolonial”, ¿entonces por qué exaltar a los “derechos individuales” que son productos de la invención del derecho romano y posteriormente de la tipificación del estado constitucional europeo (la ius publicum europeum) de la mano de la consagración del auge del liberalismo político moderno? O dicho de otro modo, en clave irónica, si se trata de defender los “derechos humanos e individuales”, entonces esto exige que nuestra comprensión de la modernidad deba recoger mayor complejidad fuera de maniqueísmo entre vencidos y vencedores, entre colonizados y colonialistas en una época histórica donde justamente la creación de estos conceptos comenzaban a ver la luz (aunque el propio vocabulario de López Obrador, si de léxico del derecho se trata, entonces estaría en deuda con el pensamiento de Francisco De Vitoria, Francisco Suárez, y otros juristas de la época de la España imperial cuyos aportes han sido decisivos en la génesis del derecho internacional). Desde luego, al referirse a la proyección de una “mirada contemporánea”, AMLO deja clara la moralización de su discurso, puesto que no existe una “mirada contemporánea” exclusiva. Dicha afirmación le abre puerta abierta a una “tiranía de los valores” donde ‘mi mirada’ es siempre una proyección translúcida de “mis valores”, algo con lo que el propio mandatario mexicano no le haría mucha gracia si se le preguntara a un mandatario de tendencia ideológica inversa. 

Una vez consumada la Independencia de México -el 21 de septiembre de 1821-, después de once años de guerra (1810-1821), el Reino de España intentó de manera infructuosa, aunque con grandes daños a la nación, una reconquista. Entre 1821 y 1854 envió varias incursiones militares. En 1836 se firmó el Tratado de Paz entre México y España, pero Fernando VII murió en 1833 sin haber reconocido nuestra independencia.

Como es de su conocimiento, Señor, desde el Siglo XIX la política exterior de México se ha caracterizado por el respeto a individuos y naciones mediante la observancia de los principios de no intervención y de autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica a las controversias y el respeto, protección y promoción de los derechos humanos, además de la lucha por la paz y seguridad internacionales (lineamientos hoy establecidos en el artículo 89 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

Actualmente, el Estado que presido no pide un resarcimiento del daño en pecuniario de los agravios que le fueron causados por España ni tiene el propósito de proceder de manera legal ante los mismos; en cambio, México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan. Por ese motivo, Su Majestad, las actuales autoridades mexicanas elaboran un pliego de delitos que exhibirán ante el Reino de España antes de que finalice el año en curso. 

El 21 de septiembre de 2021 México celebrará 200 años de vida independiente. El gobierno que presido quiere recordar ese acontecimiento construyendo la reconciliación con el pasado del país, por más remoto que parezca. Tal fecha coincidirá con los 500 años de la caída de Tenochtitlan y el inicio de la Colonia, y se establecerá el 21 de septiembre como Día de la Reconciliación Histórica. Ese día el Estado mexicano pedirá perdón a los pueblos originarios por haber porfiado, una vez consumada la Independencia, en la agresión, la discriminación y el expolio a las comunidades indígenas que caracterizaron el periodo colonial; el desagravio hará énfasis en las guerras atroces y genocidas emprendidas por el gobierno mexicano en contra de los pueblos yaqui y maya (la «Guerra del Yaqui», en Sonora y Sinaloa, y la «Guerra de Castas», en la Península de Yucatán), así como en la persecución racista que sufrieron los chinos en el territorio de México durante las primeras décadas del Siglo XX y en otros agravios y atrocidades que diversas autoridades cometieron contra la población. 

Es un momento inteligente de la argumentación de la carta pues AMLO busca igualar la exigencia de perdón con la propia capacidad del Estado mexicano a tomar una postura análoga. Esta mirada hace evidente la separación entre el Estado y el devenir material y orgánico de las comunidades en México que son también producto de una condición de abigarramiento y deficitaria de la institucionalización política. Desde luego, esta equivalencia es también retórica, puesto que el “perdón” que un monarca como Felipe VI pueda o no efectuar es siempre simbólica; mientras que el estado soberano de México no sólo debe ejercer la función del ‘perdón’, sino también encontrar las vías institucionales para enmendar la subalternización histórica de grandes segmentos de los pueblos indígenas. En efecto, como parte de ‘performance’ de actos inaugurales (“Día de la Reconciliación Histórica”), el ideal fundacionalista neo-nacionalista de la Cuarta Transformación termina por producir, una vez más, el imaginario unitario de una “etnicidad ficticia” que expropiar a los pueblos de su autodeterminación y agencia concreta sobre los territorios y el uso de sus costumbres8. No sorprende que AMLO aparezca como el soberano que fecha y funda días de un nuevo calendario histórico nacional, ya que algunos influyentes pensadores de la escuela decolonial como Enrique Dussel, vieron en el ascenso de Morena al Estado como la actualización de un mesianismo redentor del pasado y el futuro9

Para la nación que represento es de fundamental importancia, Señor, invitar al Estado español a que sea partícipe de esta reconciliación histórica, tanto por su función principalísima en la formación de la nacionalidad mexicana como por la gran relevancia e intensidad de los vínculos políticos, culturales, sociales y económicos que hoy entrelazan a nuestros dos países. Me alienta el propósito de superar en forma definitiva los desencuentros, los rencores, las culpas y los reproches que la Historia ha colocado entre los pueblos de España y de México, sin ignorar ni omitir las ilegalidades y los crímenes que los provocaron.

Con este propósito, el Gobierno de México propone a Su Majestad que se trabaje a la brevedad, y en forma bilateral, en una hoja de ruta para lograr el objetivo de realizar en 2021 una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados y que ambos países acuerden y redacten un relato compartido, público y socializado de su historia común, a fin de iniciar en nuestras relaciones una nueva etapa plenamente apegada a los principios que orientan en la actualidad a nuestros respectivos Estados y brindar a las próximas generaciones de ambas orillas del Atlántico los cauces para una convivencia más estrecha, más fluida y más fraternal. 

Este momento del final de la carta nos recuerda que, como enseñó el medievalista Ernst Kantorowicz, la proyección del poder de un soberano no reside simplemente en el tamaño de su reino, en su riqueza, o en la producción letrada de su corte, sino por encima de todo en la liturgia que logra descarga para ordenar su principio de realidad. Llegados a este momento, el lector tal vez puede que se pregunte: ¿una “ceremonia conjunta” es, en resumidas cuentas, la respuesta para hacerse cargo de la complejísima dialéctica entre colonización y modernidad? Esa escena de glorificación ciertamente se deriva de un ideal barroco, paradójicamente derivado de contexto histórico que se fragua en la época imperial de la corona de los Habsburgo. En efecto, como argumentó en su día Bolivar Echevarría, el retablo barroco supone la constitución del ethos del nuevo sujeto de la modernidad, y por lo tanto de la  acumulación capitalista10

Y no podemos pasar por alto que el propio proyecto neodesarrollista de la Cuarta Transformación sólo es legible a partir de estos mismos hábitos históricos heredados. Detrás de las escenificaciones culturales, la proyección de la 4T iniciada por AMLO, y en clara continuación bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, no altera en lo más mínimo los procesos flexibles de acumulación y las expectativas de inversión en el contexto internacional, como en estos días aseguraba Onur Genc, CEO del banco español BBVA11. Y como dejó claro el mismo AMLO en una de las pocas entrevistas concedidas en castellano, el ámbito de las mediaciones culturales siempre es ajeno al de las relaciones económicas12. Sin Rey o con Rey de España, el México actual implica business as usual. Y es difícil de imaginar que el derrotero de la flamante nueva presidenta Claudia Sheinbaum difiera mucho de esta asentada convicción. 

Reciba, Su Majestad, las expresiones de mi más distinguida consideración.

Andrés Manuel López Obrador 

Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos

Notas al pie
  1. Tweet de Claudia Sheinbaum sobre la participación de España, 26 de Septiembre: https://x.com/Claudiashein/status/1839385334951653489
  2. Comunicación personal, 28 de Septiembre 2024.
  3. «Memoria y Rabia. Comunicados EZLN», 26 de Septiembre de 2024:  https://radiozapatista.org/?tag=comunicados-ezln
  4. La derecha española se ha aprovechado de la carta de AMLO para acometer su defensa de la herencia del imperio español, en la que han participado políticos como Jose Maria Aznar desde FAES, la actual alcaldesa de Madrid Isabel Díaz Ayuso, el escritor Maria Vargas-Llosa, e incluso se han escrito libros en defensa de Cortés y la caída de Tenochtitlan, como son La conquista de México: Una nueva España (2019) y Mito De Cortes: De héroe universal a icono de la Leyenda Negra (2016), de Iván Velez, quien fuera además candidato del partido Vox en la región de Cuenca.
  5. Gerardo Muñoz. “Le pardon de Mexico”, Le Grand Continent, 2020: https://legrandcontinent.eu/fr/2020/10/12/amlo-pape-francois/
  6. Louis Marin. El arte del retrato (Perfil Indicial, 2023).
  7. Gerardo Muñoz & José Miguel Burgos Mazas. “Weimar est la tragédie de l’Europe:  une conversation avec le philosophe José Luis Villacañas», Le Grand Continent, Septiembre de 2019: https://legrandcontinent.eu/fr/2019/09/20/weimar-est-la-tragedie-de-leurope-une-conversation-avec-le-philosophe-jose-luis-villacanas/
  8. Sobre la noción de “fictive ethnicity” en los proyectos hegemónicos nacionales-populares en América Latina, ver The Other Side of the Popular: Neoliberalism and Subalternity in Latin America (Duke UP, 2002), de Gareth Williams.
  9. Enrique Dussel. “Walter Benjamin y el Mesianismo”, La Jornada, Agosto de 2018: https://www.jornada.com.mx/2018/08/01/opinion/019a2pol?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR08MCEx1gWoONXBMuPU9ZJmOgcWOUhPsbja0HBWfTobYU_xG-CDUzdfbkc_aem_1sduKKAdFTXaQxlnCqwaqQ
  10. Sobre esta tesis, ver  el estudio Modernidad, mestizaje cultural, ethos barroco (UNAM, 1994) del filósofo ecuatoriano-mexicano Bolivar Echeverría.
  11. “BBVA CEO remains bullish on Mexico ahead of presidential transition”, Reuters, September 25, 2024: https://www.reuters.com/business/finance/bbva-ceo-remains-bullish-mexico-ahead-presidential-transition-2024-09-25/
  12. Inna Afinogenova. «Entrevista completa a López Obrador»,  Canal Red, 20 de Febrero de 2024:  https://www.youtube.com/watch?v=NFXnnFYRq9g
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