Este tipo de cumbre no se celebra desde 2019. Este año reúne al presidente surcoreano Yoon, al primer ministro japonés Kishida y al primer ministro chino Li (no Xi Jinping).

  • Es ante todo un símbolo. Los debates serán muy generales y no se esperan grandes decisiones, sobre todo en temas sensibles de seguridad. No obstante, se emitirá un comunicado conjunto, que muy probablemente se centrará en los retos comunes, como la lucha contra el cambio climático.
  • La cumbre se celebra un día después de que China realizara dos días de maniobras militares en torno a Taiwán, sobre las que Estados Unidos se declaró «profundamente preocupado». El Ejército Popular de Liberación afirmó que las maniobras —las mayores desde hace más de un año— pretendían poner a prueba su capacidad para «tomar el poder» en la isla.
  • Además de las conversaciones a tres bandas que se celebrarán hoy, ayer tuvieron lugar intercambios bilaterales.
  • Seúl y Tokio han estrechado sus lazos desde la toma de posesión de Yoon en 2022, cooperando militarmente en el Mar de Japón y oponiéndose conjuntamente al régimen de Kim Jong-un. Los líderes ya no dudan en condenar el autoritarismo chino, y representantes electos de ambos países —junto a estadounidenses— participaron el pasado lunes en la toma de posesión del nuevo presidente taiwanés, Lai. Para Pekín, Lai es un «peligroso separatista».
  • Pero a pesar de su abierta oposición a Taiwán y Corea del Norte, a China le interesa colaborar puntualmente con sus vecinos, de los que también depende económicamente, y evitar, en el contexto de las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos, un alineamiento perfecto de las dos potencias regionales con Washington.
  • Para Pekín, se trata de una oportunidad de garantizar la gobernanza, aunque sea ocasional, a nivel regional, y de hablar directamente con Tokio y Seúl sin las demás potencias del sudeste asiático y, sobre todo, sin Estados Unidos.