El Grand Continent se publica diariamente en línea y una vez al año en papel. Nuestro nuevo número en francés, Portrait d’un monde cassé. L’Europe dans l’année des grandes élections, editado por Giuliano da Empoli, acaba de publicarse. Nuestro trabajo es posible gracias a tu apoyo. Puedes apoyar nuestro desarrollo suscribiéndote al Grand Continent
Cuando su propio partido ganó las elecciones parlamentarias holandesas el 22 de noviembre con la impresionante cantidad de 37 escaños de 150, incluso Geert Wilders se sorprendió. En su discurso de victoria, se apresuró a declarar que ya nadie podía ignorar a su Partij voor de Vrijheid (PVV). En el mensaje 1 a sus votantes, resuena la palabra «esperanza»: «El pueblo holandés está harto y su voto por el PVV refleja la esperanza de que el partido haga las cosas de otra manera». Según Wilders, la gente «quiere recuperar su país», quiere más dinero para gastar, más seguridad y mejor sanidad. Y, sobre todo, hay que poner fin a la inmigración o, en sus palabras, al «tsunami de refugiados», para que «Holanda vuelva a ser para los holandeses».
Geert Wilders lidera el PVV desde 2006, un partido generalmente descrito como populista de extrema derecha, marcado por una fuerte retórica antiislam y antiunión. Sus ideas se han comparado a menudo con las de otros líderes populistas como Marine Le Pen, Giorgia Meloni y Donald Trump. En su programa electoral para las elecciones de 2023, cuyo objetivo es «regresar su grandeza a los holandeses», Wilders propone proteger la cultura holandesa a costa de los «Otros»: inmigrantes y musulmanes. Culpa a los refugiados e inmigrantes de los problemas persistentes en el mercado de la vivienda, el sistema sanitario, el Estado del bienestar y la educación pública, razón por la cual quiere una prohibición total de los solicitantes de asilo.
Defiende que hay que celebrar la cultura neerlandesa —incluidas sus tradiciones racistas como el «Zwart Piet»— y que hay que retirar la reciente disculpa sobre el pasado colonial neerlandés. La versión de Wilders de la cultura holandesa celebra los valores tradicionales y rechaza abiertamente el progresismo y el cosmopolitismo. Un buen ejemplo de ello es su muy discutido «tweet boulettes» 2 de 2021. Se trataba de una publicación en Twitter en la que compartía una imagen de albóndigas tradicionales holandesas recién cocinadas con el siguiente pie de foto: «Cuscús, ni hablar. ¡Vivan las albóndigas!». Aunque pueda parecer banal, este tuit resume la estrategia y el posicionamiento político de Wilders: juega con los tópicos contra las élites destacando una comida supuestamente típica de la clase trabajadora y protestando en silencio contra el estilo de vida de las élites urbanas descritas por él como «woke», educadas y adeptas al veganismo. Al mismo tiempo, su preferencia por las albóndigas tradicionales frente al cuscús «extranjero» hace eco de la idea de que la cultura neerlandesa es simplemente mejor que las culturas extranjeras. Aunque no está claro si las albóndigas están hechas de ternera o cerdo, ambas son posibles en la cocina holandesa, no es imposible que el tuit también juegue con una dimensión religiosa, señalando implícitamente a musulmanes y judíos. La función de este sencillo tuit es revelar una división cultural entre la «verdadera» cultura neerlandesa y una cultura «extranjera» que amenaza a la primera. Una división cultural similar puede encontrarse en los debates sobre el racismo institucional, los derechos LGBTQI+, la igualdad de género, el pasado colonial, la ecología y la agricultura, especialmente cuando al PVV se unen otras fuerzas de extrema derecha y conservadoras. 3
En la visión de Wilders, el Islam se considera incompatible con la cultura holandesa. Por eso quiere prohibir la educación islámica, el Corán, las mezquitas y el uso del velo en las instituciones públicas, incluido el Parlamento. Además del «Otro» extranjero, Wilders también se opone a las «políticas ideológicas liberales de izquierda» y propone el fin de las subvenciones a las artes y la cultura, así como a toda la corporación pública de radiodifusión. En su discurso, se trivializa la crisis climática, y se supone que los fondos destinados a la energía sostenible y la transición climática deberían emplearse mejor en el bienestar de los ciudadanos holandeses. Por último, Wilders pretende poner fin al «despilfarro de miles de millones de euros» en Estados extranjeros, en particular prometiendo, hasta que se eliminó recientemente de su programa, celebrar un referéndum vinculante sobre un «Nexit» y recortando la ayuda al desarrollo y el apoyo militar a Ucrania. En resumen, su programa va en contra de elementos cruciales de la Constitución neerlandesa, en particular, el principio de igualdad, la libertad religiosa y la libertad de prensa, así como de acuerdos internacionales, como el Convenio Europeo de Derechos Humanos o el Acuerdo de París sobre el clima, y presenta una imagen nostálgica pero irreal de los Países Bajos y de su pueblo supuestamente honesto y trabajador.
Este mensaje no difiere mucho de las anteriores campañas electorales del PVV. Entonces, ¿cómo es que de repente el partido se volvió mucho más popular? La respuesta que se suele dar es que Wilders se presentó como una alternativa razonable a los partidos tradicionales, una versión más moderada de sí mismo. Pero, ¿es realmente así? Para responder a esta pregunta, analizamos la carrera política de Geert Wilders en diez momentos clave que arrojan luz sobre su evolución como político y el desarrollo de sus ideas, desde su victoria electoral en noviembre de 2023 hasta la declaración de un acuerdo sobre un futuro gobierno en el que no será primer ministro pero seguirá ejerciendo una influencia decisiva.
1 – La entrada de Wilders en la política nacional: «nada contra el islam».
Wilders es una cara conocida en La Haya: es diputado desde hace 25 años. Elegido en 1998 como miembro del partido liberal de derecha VVD, emergió políticamente en un periodo que vio el ascenso del político de extrema derecha Pim Fortuyn y su partido Lijst Pim Fortuyn (LPF), que se hizo popular gracias a su retórica antiinmigración y antiislam. Cuando se le preguntó por su colega, Wilders dijo en una entrevista televisiva 4 en 2001 que no tenía «nada contra el Islam» y que consideraba que las declaraciones de Fortuyn eran demasiado generales. Añadió que no había nada contra el Islam como religión ni contra sus seguidores, pero subrayó el peligro del extremismo islámico. Tras el 11 de septiembre, este punto de vista no tenía nada de extraordinario.
En 2002, la escritora de origen somalí Ayaan Hirsi Ali se unió al VVD. Ella y Wilders se convirtieron en estrechos colaboradores. Hirsi Ali es conocida por su colaboración con el cineasta Theo van Gogh, con quien produjo el polémico cortometraje Submission part I. La actitud de Wilders hacia el Islam cambió con los años; en un artículo publicado en el diario Het Parool en 2004, 5 sostenía que el Islam era intrínsecamente antidemocrático y, por tanto, un peligro para la sociedad holandesa. Esta línea de pensamiento está en consonancia con el «choque de civilizaciones» de Huntington, según el cual el mundo musulmán es, en última instancia, irreconciliable con la civilización occidental. Al mismo tiempo, Holanda se tambaleaba tras los trágicos asesinatos de Fortuyn en 2002 a manos de un ecologista radical y de Van Gogh en 2004 a manos de un extremista musulmán. Desde entonces, Wilders también ha recibido amenazas de muerte y ha estado bajo constante vigilancia policial. Fortuyn y Van Gogh fueron asesinados por sus posturas, y sus muertes tuvieron un impacto considerable en los debates contemporáneos sobre la libertad de expresión. El semanario de derecha EW utilizó recientemente ese momento como punto de referencia al publicar un artículo 6 en el que afirmaba que la izquierda está creando actualmente un clima de odio contra Wilders similar al que resultó fatal para Fortuyn. Ambos casos ponen de relieve el peligro de un «Otro» intolerante, ya sea un izquierdista radical o un extremista musulmán.
2 – Independencia y verticalidad: la fundación del PVV
Tras un conflicto dentro de su partido, Wilders decidió abandonar el VVD en 2004 para seguir trabajando como diputado independiente bajo el nombre de «Groep Wilders». Sus principales preocupaciones políticas en aquel momento eran la posible entrada de Turquía en la Unión Europea y el referéndum de 2005. Wilders participó en las elecciones parlamentarias de 2006 con su nuevo partido, el PVV, y obtuvo 9 escaños. Desde el principio, el PVV no fue un partido como los demás: no tenía estructura democrática. Wilders era su líder, su presidente y su único miembro. Wilders es el PVV, y el PVV es Wilders.
Esta notable estructura de partido es el resultado del colapso del LPF de Fortuyn tras las elecciones de 2002. En esas elecciones, celebradas sólo 9 días después del asesinato de Fortuyn, el LPF obtuvo 26 escaños. La coalición formada con el VVD y el partido demócrata-cristiano CDA se hundió al cabo de sólo tres meses debido a conflictos internos en la facción del LPF. Para evitar que su nuevo partido corriera la misma suerte, Wilders decidió hacer las cosas de otra manera: no habría congreso ni secciones locales del PVV, ni buró científico, ni división juvenil. Un pequeño grupo de leales compañeros, como Martin Bosma y Fleur Agema, se encargaron de dar forma a la organización interna del partido. Los 37 diputados electos del PVV son predominantemente hombres, más de la mitad de los cuales tienen experiencia política a nivel regional o municipal, y hay algunos recién llegados. Se diferencian de los demás representantes del partido en que la mayoría ha seguido una formación práctica. Esto también corresponde con el perfil del electorado del PVV, que atrae 7 sobre todo a personas con menos estudios y un estatus socioeconómico más bajo.
3 – Radicalización y persecución judicial: «No hay distinción entre Islam bueno y malo. Existe el Islam y punto».
Tras las elecciones de 2006, Wilders pasó a la oposición. Su estrategia se resume en dos palabras: polémica constante. En nombre de la libertad de expresión, provocó e insultó constantemente a los musulmanes, lo que le valió ser acusado en varias ocasiones de insultar a un grupo étnico o religioso e incitar al odio y la discriminación. En 2006, publicó las caricaturas de Mahoma del Jyllands-Posten en su propio sitio web, por lo que recibió numerosas amenazas. En 2008, Wilders estrenó su cortometraje Fitna, un montaje sobre extremismo islámico y terrorismo, mezclado con citas del Corán y acusaciones de influencia islámica en Holanda. La película sugiere que el Islam es una religión intrínsecamente violenta que supone una amenaza real para la sociedad holandesa. El anuncio del estreno de la película causó revuelo entre los musulmanes de todo el mundo. El plan de Wilders de organizar un concurso de caricaturas de Mahoma en 2018 habría provocado sin duda una reacción similar si no hubiera decidido cancelarlo. Su objetivo es simple: provocar a los musulmanes y utilizar su reacción como prueba de su supuesta naturaleza intolerante y violenta.
Los sociólogos Evelien Tonkens y Jan Willem Duyvendak han descrito este enfoque como la «culturalización de la ciudadanía». 8 Esta concepción cultural de la ciudadanía ve al yo occidental como moderno, secular, emancipado y tolerante, frente a un Otro retrógrada y conservador. Según esta lógica, la cultura del Otro —en este caso la musulmana— constituiría un peligro existencial para la cultura dominante; amenazaría valores seculares progresistas como la libertad de expresión y pondría en peligro los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBTQI+. En otras palabras, aunque la defensa de los valores progresistas no es tradicionalmente una prioridad para los partidos de extrema derecha, más bien al contrario, aquí debe interpretarse como un discurso islamófobo implícito que legitima la exclusión de los musulmanes. Se trata de una tendencia más amplia que también puede observarse en Francia con la fijación de Marine Le Pen por ciertos valores seculares como el laicismo, y que Olivier Roy ha examinado en estas páginas.
Fue durante este periodo cuando la retórica de Wilders sobre el Islam se radicalizó.
Mientras que en 2001 seguía distinguiendo entre la religión islámica y sus creyentes, por un lado, y una pequeña minoría de extremistas, por otro, abandonó esta distinción. En una carta publicada 9 en el diario Volkskrant en 2007, describió el Corán como un «libro fascista» que debería prohibirse, porque «el Corán es el Mein Kampf de una religión que pretende eliminar a los demás [no musulmanes]». Como sostiene el politólogo Merijn Oudenampsen en un artículo 10 publicado en el Groene Amsterdammer, las referencias de Wilders a que los Países Bajos se convertirán en «una provincia del super-Estado islámico Eurabia» revelan que la anterior retórica del «choque de civilizaciones» se ha transformado en un abrazo a la teoría conspirativa del «Gran Reemplazo». Desarrollada por Renaud Camus en Le grand remplacement (2010), la idea principal de los defensores de esta teoría de la conspiración es que Occidente será colonizado por los musulmanes, gracias a su mayor tasa de natalidad, con el apoyo y la complicidad del establishment. Esta fantasmagoría ha encontrado ahora un amplio eco en el discurso populista, pero el énfasis en las tasas de natalidad también puede encontrarse en los partidos tradicionales de centro-derecha.
4 – La llegada de Wilders al poder: un gabinete minoritario con el apoyo del PVV
Tras las elecciones de 2010, en las que el PVV quedó en segundo lugar con 24 escaños, se formó un gobierno minoritario con el VVD y el CDA, con Mark Rutte como primer ministro. Se llegó a un acuerdo con el PVV para que proporcionara apoyo parlamentario, de modo que los tres partidos tuvieran mayoría. Se trataba de una concesión, ya que el CDA no quería formar gobierno con el PVV.
Durante la campaña que llevó al explosivo crecimiento del PVV, Wilders inventó los personajes de ficción, Henk e Ingrid, una arquetípica pareja holandesa a la que veía como los típicos votantes del PVV. Con esta estrategia, Wilders se posiciona como defensor de la gente «normal», que pasa apuros en una época de recesión económica y está harta de alimentar a «Ahmed y Fátima». Wilders se negó a apoyar los planes de austeridad del gobierno y abandonó las negociaciones. Desde entonces, Rutte considera a Wilders un socio poco fiable y se ha negado a volver a formar coalición con su partido. En las siguientes elecciones, el PVV perdió 9 escaños y volvió a la oposición.
5 – «¡Minder, minder!”: el método Wilders
En un mitin de campaña 11 tras las elecciones municipales de 2014, Wilders hizo una pregunta al público: ¿quieren «más» o «menos» marroquíes en Holanda? La respuesta estaba clara, y fue coreada por toda la sala: «¡minder, minder!» («¡menos, menos!»). La respuesta de Wilders: «Yo me encargo».
Tras el asunto de «minder Marokkanen«, miles de ciudadanos neerlandeses denunciaron a Wilders por comentarios discriminatorios. En 2016, el tribunal de La Haya lo declaró culpable de insultar a grupos étnicos o religiosos y de incitar a la discriminación. El proceso se prolongó hasta 2021, tras varios recursos, y finalmente el Tribunal Supremo confirmó el veredicto anterior. Dado el supuesto daño a la imagen pública de Wilders como consecuencia del proceso penal y la intrusiva vigilancia policial a la que debe someterse, considerado castigo suficiente, no se le impuso multa ni pena alguna.
6 – En la cresta de la ola populista: entender el éxito de Wilders
Sin embargo, no está claro que el juicio haya afectado realmente a su reputación de forma negativa.
En la era de la llamada «ola populista», tras el voto del Brexit y la elección de Trump, la nueva estrategia de Wilders consiste simplemente en tachar de fake a quienes discrepan de él. Así, tras el veredicto del Tribunal Supremo, declaró 12 que esa decisión solo demuestra que el Estado de derecho ha fracasado. Anteriormente, había sugerido que el proceso tenía motivaciones políticas y había acusado a los jueces de ser miembros del partido progresista-liberal D66. Esto formaba parte de su narrativa de que Wilders era el único y verdadero portavoz del pueblo holandés, lo que, según esta lógica, reduciría a sus oponentes políticos a oportunistas egoístas y antidemocráticos. Durante un debate sobre los refugiados, habló 13 de un «falso parlamento» en el que no se defenderían los intereses del pueblo. También llamó «escoria» a los periodistas críticos en un tuit publicado en 2021. 14
Wilders sigue una típica estrategia populista en la que el pueblo se presenta como amenazado por dos figuras antagónicas: el establishment y el «Otro» extranjero. Tras la pandemia del Covid-19, esta polarización en el panorama político y en la sociedad holandesa se está acentuando. Dependiendo de sus opiniones políticas, pueden tomarse en serio o no las recomendaciones sanitarias del gobierno, o pueden calificar o no de «fake news» las plataformas de los medios de comunicación dominantes. Durante este periodo, Wilders fue testigo del meteórico ascenso de otro partido populista de extrema derecha, el Forum voor Democratie (FVD) de Thierry Baudet, y más tarde de JA21 y BoerBurgerBeweging (BBB), un partido que representa a agricultores y ciudadanos desilusionados. Juntos, estos partidos obtuvieron 48 escaños en las últimas elecciones de noviembre, casi un tercio del Parlamento holandés. La retórica populista gana terreno en el panorama político holandés.
Pero, ¿por qué atrajo Wilders más votos que otros competidores que ocupan el mismo nicho?
En general, la campaña de otoño de 2023 se centró en la inmigración, un tema clave en la identidad del PVV, mientras que las cuestiones agrícolas, más del dominio del BBB, recibieron poca atención. El FVD, por su parte, ha sufrido una serie de escándalos en los últimos años y, debido a la implicación de Baudet en teorías conspirativas antisemitas y a sus declaraciones sobre una «conspiración de reptiles malvados», 15 se ha vuelto demasiado controvertido para ser tomado en serio por el gran público. Esto también resulta evidente al observar el comportamiento de los votantes 16 en relación con las elecciones generales de 2021. De los que votaron por el PVV en noviembre, el 39% ya lo había hecho en 2021, mientras que el 15% ya había votado por el VVD, el 7% por el FVD y el 6% por el JA21. El 12% de los actuales votantes del PVV se habían abstenido en elecciones anteriores.
La comparación con el BBB es difícil, ya que este partido aún estaba en su fase inicial en 2021, pero se estima que tras su amplia victoria en las elecciones provinciales de 2023, muchos votantes del BBB se pasaron al PVV o al nuevo Nieuw Sociaal Contract (NSC) de Pieter Omtzigt, debido a su enfoque en la inmigración y los medios de subsistencia.
7 – La «escoria»: Wilders y la prensa
La relación de Wilders con la prensa holandesa es paradójica.
Por un lado, los medios de comunicación y Wilders se necesitan mutuamente. Wilders para la exposición gratuita —la estructura de su partido sin miembros a sueldo deja poco presupuesto para videos elegantes de campaña— y los medios para el contenido.
Por otro lado, Wilders desconfía de los grandes medios de comunicación, a los que considera parte de la élite. El enfoque de Wilders respecto a los medios de comunicación se asemeja a lo que la politóloga Ruth Wodak 17 ha denominado el «perpetuum mobile de la derecha populista»: primero atraer la atención de los medios mediante la provocación o el escándalo, y luego seguir estrategias de negación, ambivalencia, dramatización del victimismo y búsqueda de chivos expiatorios. Gracias a esta estrategia, de la que el asunto «Minder Marokkanen» es un ejemplo elocuente, Wilders puede marcar él mismo la agenda y enmarcar los debates.
Tras crear un escándalo como la declaración «Minder Marokkanen«, que saltó a los titulares y desató una intensa polémica, Wilders dejó claro 18 que no tenía intención de disculparse, ya que «no había hecho nada malo». Por supuesto, no pidió la expulsión inmediata de todos los marroquíes, pero los medios de comunicación tergiversaron sus declaraciones estableciendo comparaciones históricas. Una vez que el caso llegó a los tribunales, Wilders desempeñó el papel de víctima, alegando que el procedimiento tenía motivaciones políticas. Se presentó como una especie de mártir, el único político que había dicho realmente lo que pensaba, y afirmó que no se le podía detener. Un intento de sustituir a los jueces —que Wilders consideraba partidistas— fracasó y el proceso no concluyó hasta 2021. Cuando finalmente fue condenado, Wilders respondió en los medios de comunicación 19 que Holanda era un «país corrupto», porque «los criminales marroquíes que incendian ciudades y barrios suelen salir impunes». En otras palabras, en lugar de ocuparse de los «verdaderos criminales», el tribunal «políticamente motivado» prefirió dedicar su tiempo y dinero a la persecución de un político «inocente» y «honesto».
El proceso muestra también la compleja posición de los medios de comunicación en la cobertura del asunto: una «situación sin salida», como dice Ruth Wodak. 20 De hecho, si los medios optan por ignorar a Wilders, se les considera poco profesionales, mientras que si no lo hacen, ofrecen a Wilders atención y la oportunidad de contar su versión de la historia. A lo largo de los años, Wilders se ha vuelto estratégicamente más selectivo en sus apariciones en los medios de comunicación, y esta rareza ha suscitado un mayor interés por las entrevistas con él. Esto le permite establecer las reglas cada vez que es entrevistado, en particular sobre los temas que deben o no deben ser discutidos.
8 – ¿Amigos europeos?
Desde la caída del gobierno respaldado por el PVV y el asunto «Minder Marokkanen«, Wilders se ha desacreditado como socio de coalición digno de confianza en Holanda.
Esto despertó su interés por trabajar juntos más allá de las fronteras nacionales. En 2013, se reunió en varias ocasiones con Marine Le Pen para hablar de las posibilidades de unir fuerzas a nivel europeo. Esto llevó a la creación de Europa de las Naciones y las Libertades en junio de 2015, un grupo político en el Parlamento Europeo que incluía al PVV de Wilders, al Frente Nacional de Le Pen (ahora Rassemblement National, RN), al FPÖ austriaco, a la Lega Nord italiana (ahora Lega), al Vlaams Belang belga, a la Nova Prawica polaca y a la antigua miembro del UKIP Janice Atkinson. Tras el anuncio oficial, Wilders declaró: «Hoy es el Día D, el comienzo de nuestra liberación. Somos la voz de una resistencia europea». Desde 2019, el grupo ha continuado bajo el nombre de Identidad y Democracia y se le han unido la AFD alemana, el SPD checo, el EKRE estonio y el DF danés (Nova Prawica y Atkinson a la izquierda).
Aunque una coalición internacional de fuerzas nacionalistas contrarias a la Unión, que trabajan juntas en el Parlamento Europeo, pueda parecer ligeramente contradictoria, estos partidos comparten una visión populista del mundo que privilegia una tradición judeocristiana común frente al cosmopolitismo «elitista» y la alteridad no occidental. El título de la conferencia de 2019 en Milán, organizada por Matteo Salvini, líder de la Lega, es bastante revelador a este respecto: Hacia una Europa del sentido común. El pueblo se levanta. Los ciudadanos se presentan como expertos que ejercen su sentido común, frente a tecnócratas demasiado alejados de ellos y del mito fundador de Europa. Recientemente, Salvini organizó otra reunión en Florencia, a la que debía asistir Wilders, pero que tuvo que cancelar, empantanado en el difícil proceso de formación de gobierno en Holanda.
Hace apenas unas semanas, en abril de 2024, Wilders habló en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de Budapest, advirtiendo al público contra la inmigración masiva, el «wokismo» y el relativismo cultural.
9 – Wilders gana: «Holanda para los holandeses».
Con 37 escaños, el PVV es ahora la mayor fuerza del Parlamento, y la iniciativa de formar una coalición recayó en Wilders. Al principio, a diferencia de años anteriores, varios partidos expresaron su interés en trabajar con el PVV, o al menos no descartaron la opción. Mientras que con Rutte, el VVD siempre se había negado a trabajar con Wilders desde la crisis de gobierno de 2012, su sucesor Dilan Yeşilgöz se mostró abierto a la idea. Esto puede haber motivado a los miembros más derechistas del VVD a votar estratégicamente por el PVV para forzar una coalición VVD-PVV. Esta hipótesis también se ve respaldada por las cifras de arrastre mencionadas anteriormente: el 15% de los votantes del VVD en las elecciones anteriores se pasaron al PVV.
La victoria electoral de Wilders plantea una serie de preguntas importantes. En primer lugar, ¿por qué el mensaje central de «devolver Holanda a los holandeses» atrajo a tantos votantes? Es esencial comprender los factores socioeconómicos y culturales subyacentes, y esta cuestión debe examinarse desde una perspectiva intercultural, estableciendo comparaciones con Francia, Italia y Estados Unidos, por ejemplo. En segundo lugar, ¿por qué la izquierda ya no parece capaz de pronunciarse sobre estas cuestiones? Muchas de las regiones en las que el PVV ha obtenido la mayoría de los votos son regiones tradicionalmente «rojas», mientras que los partidos de izquierda obtienen buenos resultados en las zonas urbanas más ricas. Este fenómeno también forma parte de una tendencia internacional que debe examinarse. Por último, ¿cuáles son las estrategias más eficaces para hacer frente al populismo en la política, los medios de comunicación y las redes sociales? En los últimos años, la política neerlandesa se ha polarizado cada vez más, no sólo por la presencia de partidos populistas, sino también porque la retórica populista de «nosotros» frente a «ellos» también ha sido adoptada por los partidos mayoritarios. Como resultado, el centro de gravedad se está desplazando: los populistas tienen que volverse cada vez más extremistas para distinguirse de la corriente dominante. Está claro que esta estrategia sólo ha ayudado a Wilders hasta cierto punto, y lo que se consideraba radical en la época de Fortuyn es ahora mucho más común.
10 – El futuro de Wilders tras el próximo gobierno
Tras casi seis meses de negociaciones entre el PVV, el VVD, el NSC y el BBB, el 15 de mayo de 2024 se cerró un acuerdo de coalición titulado «Esperanza, Valor, Orgullo».
El documento es menos detallado de lo habitual, con sólo 26 páginas, y es más franco en cuanto a las medidas de subsistencia y las restricciones a la inmigración. Sobre este último punto, los partidos anuncian una «ley de crisis de asilo» temporal, que limita drásticamente la afluencia de inmigrantes, una medida que muy probablemente entrará en conflicto con la legislación europea. En cuanto al clima, el nuevo gobierno desplaza su atención de las emisiones de CO2 y nitrógeno a la independencia energética, manteniendo la mayor parte de la política actualmente en vigor. En materia de salud y vivienda, así como de apoyo a Ucrania, no se proponen grandes cambios políticos.
La única cuestión pendiente es quién presidirá ese gobierno. En una fase anterior de las negociaciones, los líderes de los cuatro partidos anunciaron que ninguno de ellos sería primer ministro y que todos conservarían sus escaños en el Parlamento. Esta decisión, junto con la selección de los ministros, el 50% de los cuales vendrían de fuera y no estarían necesariamente afiliados a uno de los partidos, son las únicas cosas que quedan sobre la mesa de negociación.
Durante la campaña había surgido una versión más moderada de Wilders (los medios de comunicación se habían referido a él como Geert «Milders»), presentado como un socio de coalición digno de confianza, dispuesto a dejar en un segundo plano, «en el congelador», como él decía, algunas de las partes más extremas de su programa electoral, como la inmigración cero. Pero si nos fijamos en su programa electoral y en la evolución de su retórica antiislámica a lo largo de su carrera, está claro que las ideas de Wilders apenas se han diluido con el tono más sosegado que ha adoptado en los últimos meses. La suavización de Wilders es un mito, y una exitosa estrategia de campaña. En los últimos 25 años, Wilders ha pasado de «no tengo nada contra el Islam» a propagar la teoría conspirativa de que los musulmanes y otros inmigrantes no occidentales sustituirán a la población autóctona de los Países Bajos. No hay motivos para creer que esto vaya a cambiar en un futuro próximo. Aunque Wilders no sea primer ministro, urge desacreditar la falsa imagen de un Geert «Milders».
Notas al pie
- Wilders in speech: ‘We zijn niet meer te negeren’ | RTL.nl, 22 de noviembre de 2023.
- Geert Wilders, Twitter.
- Simon Otjes y Baptiste Roger-Lacan Des Gilets Jaunes au BBB aux Pays-Bas : mutations du style populiste | Le Grand Continent, 15 de septiembre de 2023.
- Wilders bij Barend & Van Dorp 24-09-2001, Redactie Joop.
- Bart Jan Spruyt y Geert Wilders, Het Parool – ‘Stop import islamitische cultuur’, Partij voor de Vrijheid, 22 de octubre de 2004.
- Geerten Waling, Hysterie rond zege Wilders doet denken aan demonisering Fortuyn – EW, 27 de noviembre de 2023.
- Felix Voogt 7 Roos Liefting, De opkomst was relatief laag en tóch werd PVV de grootste: ‘Een duidelijk signaal aan andere partijen’ – NRC, 23 de noviembre de 2023.
- The Culturalization of Citizenship. Belonging and Polarization in a Globalizing World – Evelien Tonkens.
- Geert Wilders, Genoeg is genoeg: verbied de koran, Partij voor de Vrijheid, 8 de agosto de 2007.
- Merijn Oudenampsen, Haten wat wij niet zijn – De Groene Amsterdammer, 29 de noviembre de 2023.
- ‘Willen jullie minder Marokkanen ?’, NOS Nieuws, 8 de maro de 2016.
- Hoge Raad: veroordeling Wilders om ‘minder Marokkanen’-uitspraak blijft staan | RTL Nieuws, 2021.
- Wilders: Tweede Kamer is een nepparlement, NOS Nieuws, 17 de septiembre de 2015.
- Geert Wilders on X: « Journalisten zijn – uitzonderingen daargelaten – gewoon tuig van de richel. » / X.
- Grote zorgen in de Tweede Kamer over complottheorieën Baudet, NOS Nieuws, 18 de octubre de 2022.
- 20 zetels erbij voor de PVV, waar komen die stemmers vandaan ?, NOS Nieuws, 23 de noviembre de 2023.
- Interview #5 – Ruth Wodak: The Politics of Fear. What Right-Wing Populist Discourses Mean – POP, 8 octobre 2015.
- Niels Posthumus, Wilders: weet niet waar dit eindigt, maar ik bied geen excuses aan – NRC, 22 de maro de 2014.
- Hoge Raad handhaaft veroordeling Geert Wilders in ‘minder Marokkanen’-zaak, NOS Nieuws, 6 de julio de 2021.
- Ruth Wodak, The Politics of Fear : What Right-Wing Populist Discourses Mean, 8 de noviembre de 2015.