1 —Tres palabras clave para recordar: poder, prosperidad, humanismo — un proyecto europeo basado en la continuidad

El Presidente francés construyó su discurso en torno a tres temas principales: poder, prosperidad y humanismo. Las palabras de Macron no han sorprendido a nadie y han seguido la línea de su discurso de 2017 «por una Europa unida, soberana y democrática», en el que la soberanía europea ha sido el hilo conductor. Aunque Macron destacó los objetivos alcanzados y los progresos realizados en los últimos siete años, hizo hincapié en las convulsiones geopolíticas y geoeconómicas en curso, y en el hecho de que aún queda mucho por hacer.

A diferencia de otros discursos de Emmanuel Macron —en particular el de la Sorbona de 2017 o el de Bratislava de 2023—, este segundo discurso de la Sorbona no representa ni una nueva agenda ni un gran avance en materia de política exterior. Es cierto que el discurso se distingue por un cierto simbolismo. Es importante porque confirma las prioridades europeas de Francia en un año crucial. Sin embargo, es poco probable que marque el legado europeo del Presidente.

2 — La idea principal de la soberanía no ha cambiado, pero ahora se plantea con un sentido de urgencia

La soberanía europea sigue estando en el centro del proyecto europeo del Presidente francés. Aunque siempre ha subrayado que la soberanía europea no es un objetivo en sí mismo, sino que servirá a Europa en términos de seguridad y crecimiento económico, el discurso de 2024 también refleja un sentido de urgencia cuando Macron recuerda que «Europa es mortal» y que «puede morir». Esta observación va unida a lo largo del discurso a una llamada a la acción, ya que Macron detalla la mayoría de las políticas transformadoras que Europa debería aplicar en los próximos cinco a diez años.

Macron transmite la imagen de un presidente que cree profundamente en la integración europea y en su capacidad para transformarse, hasta el punto de que está dispuesto a dirigir cambios de paradigma en el enfoque francés, en cuestiones como la ampliación, por ejemplo.

3 — Defensa europea: el pilar europeo de la OTAN y una defensa europea «made in Europe»

El discurso retomó la idea de un «pilar europeo de la OTAN», una formulación utilizada por el Presidente francés desde su discurso en Bratislava el año pasado, y que resultó tranquilizadora y bien recibida por los países de Europa Central y Oriental.

Los comentarios sobre defensa reflejan el enfoque que Francia lleva varios años intentando aplicar en Bruselas: Macron pide una mejor coordinación de los proyectos y normas de defensa, y más financiación para proyectos conjuntos, incluso mediante deuda y un mayor apoyo del Banco Europeo de Inversiones. Esta propuesta es coherente con la posición expresada recientemente por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que también se ha pronunciado a favor del endeudamiento conjunto para la defensa europea.

El Presidente francés presenta tres nuevas propuestas:

  • la creación de una iniciativa europea de defensa, en virtud de la cual Macron desearía reunir a los Estados miembros para reflexionar sobre un concepto estratégico y las capacidades necesarias para aplicarlo;
  • la creación de una Academia Militar Europea;
  • la creación de una ciberdefensa europea.

Además, Macron aclaró sus comentarios sobre la disuasión nuclear: aunque ya había mencionado el tema anteriormente, ahora subrayó explícitamente que la disuasión nuclear de Francia sirve de marco de seguridad para Europa y que constituye «un elemento esencial de la defensa del continente europeo».

Podemos resumir así el planteamiento francés: sí al pilar europeo de la OTAN, pero con procesos de normalización y financiación conjunta a nivel de la Unión, acompañados de la introducción de una política «made in Europe».

4 — El lugar de Europa en el mundo está por definir, y el trabajo no ha hecho más que empezar

Mientras Macron expone en detalle su visión de la política de seguridad, las relaciones con otras regiones del mundo —África, Asia y América Latina— están prácticamente ausentes de su discurso. Se verán directamente afectadas por las políticas comerciales pero, aparte del rechazo de una lógica bipolar, la «estrategia de asociaciones equilibradas y recíprocas» sigue siendo vaga.

La soberanía europea, entendida como la necesidad de reformar primero nuestros instrumentos para luego poder desempeñar un papel creíble a escala mundial, refleja una tendencia de la política exterior francesa: la prioridad absoluta del proyecto geopolítico europeo. Es el continente europeo —y ante todo la respuesta a la guerra en Ucrania— cuyo éxito o fracaso determinará el lugar y el papel de Europa en el mundo.

5 — El «pacto de prosperidad»: un punto central, pero el más discutido entre los europeos

La principal novedad del discurso es probablemente la propuesta de un «pacto de prosperidad» para Europa —o, en otras palabras, más Europa en sectores estratégicos—.

Macron identifica cinco sectores clave en los que los europeos deberían invertir más en los próximos cinco años —inteligencia artificial, informática cuántica, espacio, biotecnologías, nuevas energías— para convertirse en líderes mundiales. Al detallar las medidas que deben adoptarse en los ámbitos de la política comercial, la competencia, la agricultura y la energía, Macron esboza una auténtica política industrial para promover el «made in Europe«.

En principio, todas estas ideas están en línea con el discurso de 2017, en el que Macron ya abogaba por una mayor soberanía económica en sectores estratégicos. La pandemia de Covid-19 y la guerra de Rusia contra Ucrania han revelado dos cosas: los europeos son capaces de adoptar tales instrumentos, pero se requiere voluntad política y un gasto público masivo.

Queda por ver si Macron encontrará socios que compartan esta voluntad; es difícil imaginar que los gobiernos frugales sean fáciles de convencer, sobre todo cuando se trata de propuestas como la relativa al mandato del Banco Central Europeo: «Tenemos que poner fin al debate teórico y político sobre cómo integrar en los objetivos del Banco Central Europeo al menos un objetivo de crecimiento, o incluso de descarbonización, o al menos climático para nuestras economías. Esto es absolutamente esencial».

6 — Estados Unidos: hacia un enfoque competitivo

Macron subraya la importancia del pilar europeo de la OTAN y el hecho de que los europeos tienen «la suerte de tener a los estadounidenses de nuestro lado» en el apoyo a Ucrania. Pero la conceptualización de la relación transatlántica está más entre líneas, y dibuja un futuro en el que Europa y Estados Unidos se dirigen más hacia la competencia.

Es cierto que formulaciones como «nunca vasallo de Estados Unidos» forman parte de la tradición estratégica francesa, y no resultan sorprendentes. Pero las críticas al «exceso de subvenciones» norteamericano y a la Inflation Reduction Act, el programa de inversiones masivas de fuerte sesgo norteamericano, reflejan el hecho de que, para el Presidente francés, Estados Unidos es un competidor económico que persigue políticas que recuerdan a las de China: «Desde hace veinte años, todos decimos colectivamente: integramos a China en la OMC y luego, nuestro objetivo es que, básicamente, la segunda potencia comercial y económica siga nuestras reglas. Es como si la mayor economía del mundo hubiera decidido de repente que va a hacer lo mismo».

7 — Invitaciones políticas a Alemania —y al Reino Unido

Las referencias a la pareja franco-alemana son un hilo conductor del discurso. Aunque la idea de un liderazgo exclusivamente franco-alemán en Europa parece ya superada, estas referencias se entienden mejor en el contexto del primer discurso de la Sorbona, en el que el presidente francés tendió la mano a la canciller Merkel en 2017 para construir una idea común para Europa, un intento que acabó en fracaso por falta de respuesta alemana. Este segundo discurso abre una nueva vía para que Alemania esboce una visión de Europa, que podría servir de base para una reflexión conjunta, incluida la búsqueda —a menudo difícil— de compromisos.

Del mismo modo, el discurso muestra que la visión de Europa de Emmanuel Macron va más allá de la Unión, y que considera que el Reino Unido ocupa un lugar central en ella. Ya sea a través de formatos flexibles de cooperación en materia de seguridad como la Iniciativa Europea de Intervención o la idea de profundizar en las relaciones con Londres en el marco de los Tratados de Lancaster House, el discurso da la impresión de que la pelota está ahora en el tejado del Reino Unido. En el escenario de una victoria laborista en las próximas elecciones y una política exterior dirigida por David Lammy, cabe imaginar que el deseo de relanzar la relación será recíproco.

8 — Construir la Europa de los ciudadanos

El discurso destaca también la dimensión cultural y civilizacional de la visión europea de Macron. La idea del humanismo ocupa un lugar central. Aunque las ideas de esta sección parecen menos ambiciosas —al menos en términos financieros— que las secciones centradas en una Europa poderosa y en la prosperidad, destacan algunas medidas concretas para acercar Europa a sus ciudadanos:

  • Aumentar el número de aprendices móviles hasta el 15% de aquí a 2030;
  • hacer más accesible la plataforma audiovisual ARTE, ofreciendo contenidos en todas las lenguas europeas;
  • construir una «Europa de los trenes» para animar a los jóvenes a viajar.

Aunque estas propuestas son presentadas repetidamente por asociaciones proeuropeas, su aplicación se ve a menudo obstaculizada por la falta de recursos financieros o de voluntad política.

Una cuarta medida clave ocupa un lugar destacado en la tercera parte del discurso: la mayoría digital a los 15 años. «Antes de los 15 años debe haber un control parental sobre el acceso a este espacio digital, porque si no controlamos los contenidos, este acceso es fruto de todo tipo de riesgos y distorsiones de la mente, lo que justifica todo tipo de odios».

9 — Un método mejorado: un discurso claro y sin (malas) sorpresas

En el pasado, los discursos del presidente francés se caracterizaban a menudo por un cierto estilo, un «método Macron», que consistía en presentar ideas sin consultar previamente a los interlocutores —y a veces sin consultar a los ministerios responsables—, utilizar conceptos muy teóricos sin explicación —como el «poder del equilibrio(s)»—, o movilizar referencias culturales difíciles de seguir sin un conocimiento profundo de la cultura francesa.

Si el discurso puede considerarse más claro que el de 2017, dura casi dos horas. Macron se justifica explicando que «Europa es una conversación que nunca termina».

10 — Un discurso para leer en el contexto nacional de la campaña electoral

Aunque oficialmente no era un discurso de campaña, está claramente enmarcado en el contexto de las elecciones europeas del 9 de junio. Los sondeos sitúan actualmente a la Reagrupación Nacional en cabeza, con una ventaja de hasta 15 puntos sobre el partido Renacimiento de Emmanuel Macron.

Algunos elementos del discurso estaban más dirigidos al público francés, o más concretamente a los votantes potenciales de los partidos de derechas. La retórica a favor de políticas de inmigración más estrictas, los beneficios de los acuerdos de libre comercio para las exportaciones francesas y la denuncia del proteccionismo —un mes después de que el Senado se negara a ratificar el acuerdo CETA entre la Unión y Canadá— deben entenderse en este contexto.

Pero dado que, según un sondeo reciente, alrededor de la mitad de los votantes franceses consideran las elecciones europeas como un medio para expresar su opinión sobre la política interior, es probable que el discurso reciba más atención en otras capitales europeas que entre el electorado francés1.