El derrocamiento del Presidente Bazoum en Níger, organizado por el General Abdourahamane Tchiani -que parece haber excluido desde entonces a algunos de los oficiales que participaron en la declaración de destitución del mandatario nigerino- ha resultado en una transformación política de la región, de tal forma que ya son seis Estados, que comprenden una franja desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo, los que están siendo gobernados por juntas militares.

La CEDEAO/ECOWAS (Comunidad Económica de Estados de África Occidental, en sus siglas en francés e inglés, respectivamente), que actualmente agrupa a 11 Estados de la región, ha reaccionado con más dureza a este golpe de Estado que a los anteriores que se han producido desde 2020 en Mali, Burkina Faso y Guinea.

  • En una cumbre especial celebrada el domingo 30 de julio en Abuya, la capital nigeriana, los dirigentes de los países miembros de la organización regional condenaron enérgicamente el golpe, exigiendo la liberación de Bazoum y su familia, así como la restitución del presidente democráticamente elegido en abril de 2021, añadiendo además que rechazarían «cualquier forma de dimisión que provenga de Bazoum»1.
  • Además, la CEDEAO fijó el domingo un ultimátum de una semana de duración -que expirará el 6 de agosto- para restablecer el orden constitucional en Níger, tras lo cual la organización podría «recurrir al uso de la fuerza».
  • La amenaza -hipotética- de una intervención militar en Níger por parte de los países comunitarios se amplificó el lunes 31 de julio cuando el Jefe del Estado Mayor de la Defensa de Nigeria, Christopher Musa, declaró que el ejército nigeriano estaría «dispuesto a intervenir» en cuanto recibiera la orden2.

Ante la formación de un «eje democrático» comprometido con el retorno de Bazoum al poder, las Juntas Militares de Mali y Burkina Faso firmaron conjuntamente un comunicado publicado el lunes en el que advertían de que «cualquier intervención militar contra Níger equivaldría a una declaración de guerra» también contra los dos países3. Por su parte, el Comité Nacional de Reconciliación y Desarrollo de Guinea «advirtió contra las consecuencias de una intervención militar en Níger» y pidió a los dirigentes de la región que «se centraran en las cuestiones estratégicas y socioeconómicas para lograr sus aspiraciones en lugar de preocuparse por la suerte de los presidentes depuestos», en otro comunicado4.

En medio de esta oposición, el Chad del Presidente de la Junta Militar Transitoria chadiana Mahamat Idriss Déby desea desempeñar el papel de mediador entre la CEDEAO y la Junta de Níger.

  • El 31 de julio, Déby anunció que había mantenido conversaciones con Tchiani y Bazoum en Niamey, mientras que al Presidente de Benín – miembro de la CEDEAO – Patrice Talon se le había denegado la entrada en el país porque «había sido enviado por la CEDEAO», según el portavoz del Gobierno de transición chadiano Aziz Mahamat Saleh5.
  • Déby recibió un mandato extraoficial de la CEDEAO para mediar con la Junta nigerina. Como militar que llegó al poder en un golpe de Estado en abril de 2021 tras la muerte de su padre, y como dirigente de un país que no es miembro de la organización, podría ser reconocido como más legítimo por Tchiani que su homólogo beninés.

Argelia, que comparte una frontera de casi 1.000 km con Níger, condenó enérgicamente el golpe a través de su Ministro de Asuntos Exteriores Ahmed Attaf y del Presidente Abdelmadjid Tebboune, que hizo un llamamiento al «retorno al orden constitucional» durante una reunión con Talon el 29 de julio6. Sin embargo, Argel todavía no ha puesto en marcha ninguna sanción.