Según la legislación estadounidense, cada administración debe publicar su Estrategia de Seguridad Nacional cada año, un requisito que, de hecho, no se cumple ampliamente. Mucha gente esperaba que el documento se publicara a finales del año pasado (Biden asumió el cargo en enero de 2021), pero la publicación se pospuso debido a la entonces inminente invasión rusa.

  • En marzo y abril de 2021, Rusia empezó a concentrar tropas en su frontera con Ucrania.
  • En diciembre, unos 100.000 soldados rusos estaban posicionados en Bielorrusia, Crimea y el suroeste de Rusia, al este de la frontera ucraniana.
  • La inteligencia estadounidense había advertido a los europeos, ya en noviembre de 2021, de los planes de invasión rusos; nadie parece haber tomado en serio esta información, lo que revive el recuerdo de la desinformación de 2003 que condujo a la invasión de Irak.

En marzo de 2021, la Casa Blanca publicó una National Security Strategic Guidance ad interim, la primera vez en la historia estadounidense que un informe de este tipo ha sido ordenado por el Goldwater-Nichols Department of Defense Reorganization Act de 19861.

  • Tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, este documento hizo hincapié en los valores de la democracia estadounidense, y parecía estar dirigido principalmente a los oponentes políticos de Biden.
  • Reflejaba  la dialéctica ampliamente difundida por el presidente demócrata durante su campaña, en la que presentaba a Estados Unidos como líder en la lucha entre democracias y regímenes autoritarios.

La administración estadounidense no podía arriesgarse a publicar este documento antes de la invasión -entonces anticipada por los servicios de inteligencia-, ya que esto tendría un gran impacto en la jerarquía de las amenazas. En una forma de dilación intencionada, la Casa Blanca esperó hasta el comienzo de la guerra para reevaluar el lugar que ocupaba Rusia en la estrategia estadounidense.

Así, en este esperado documento, se describe a Rusia como «una amenaza inmediata para el sistema internacional libre y abierto, al despreciar temerariamente las leyes fundamentales del orden internacional existente, como lo demuestra su brutal guerra de agresión contra Ucrania».

En el documento de marzo de 2021, el régimen de Moscú fue descrito como una potencia «desestabilizadora».

Rusia, junto con China, estaba invirtiendo mucho, según Washington, en «impedir la defensa de los intereses estadounidenses y de sus aliados en todo el mundo».

El documento actualizado hace una distinción mucho más clara entre Moscú y Pekín: Rusia es una amenaza, mientras que China es principalmente un competidor. Al decidir entrar en guerra abiertamente con Ucrania, Washington considera que el estatus de Moscú ha «disminuido profundamente frente a [el de] China y otras potencias asiáticas como India y Japón».

Pekín, por su parte, «es el único competidor que pretende remodelar el orden internacional y que tiene cada vez más poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo. En este sentido, la doctrina sobre China de la administración Biden es, por tanto, menos belicosa de lo que cabría esperar, en contraste con la disposición del Reino Unido a designar abiertamente a China como «amenaza».

Notas al pie
  1. Interim National Security Strategic Guidance, Casa Blanca, marzo de 2021.