La elección presidencial muestra cierta polarización a través de una fuerte concentración de votos en tres candidatos; los tres mejoraron en comparación con la elección de 2017. Emmanuel Macron (27.84%, +3.83), Marine Le Pen (23.15%, +1.85), Jean-Luc Mélenchon (21.95%, +2.37) suman casi el 73% de los votos.

Esta configuración se basa en la suma de los apoyos adquiridos durante la campaña y de otros votos tácticos que antes eran para otros candidatos y se modificaron en los últimos días con la esperanza de que calificara algún otro competidor de segunda opción, cuyo proyecto comparten sólo en parte, pero que está mejor situado en las encuestas. Así es como algunos de los votantes que habían elegido a Éric Zemmour (extrema derecha), a Valérie Pécresse (Les Républicains, derecha), a Yannick Jadot (verdes), a Fabien Roussel (Partido Comunista) o a Anne Hidalgo (Partido Socialista) inflaron las puntuaciones de los tres primeros. De esa manera, desde el estallido de la guerra en Ucrania, Macron se ha beneficiado del apoyo de una parte del electorado de Valérie Pécresse, mientras que una parte de la izquierda gubernamental consideraba que Mélenchon era un mal menor para estar representada en la segunda vuelta.

El resultado es que, en algunos aspectos, esta primera vuelta se asemeja a una segunda vuelta por su carácter selectivo: se «eliminó» al menos tanto como se “escogió» a los candidatos. Esta coyuntura particular se explica por el hecho, que sorprendió por primera vez en 2002, de que, si hay más de dos candidatos que pueden aspirar a llegar a la segunda vuelta, se crean tanto turbulencias difíciles de controlar por los votantes como la tentación de simplificar para que no llegue el mejor, sino el menos malo. En consecuencia, las especificidades del electorado de estos tres candidatos que se benefician de los votos de concentración quedan parcialmente borradas por esta composición heterogénea. 

Esta serie de mapas comentados se propone continuar el análisis examinando la dimensión geográfica del voto. ¿Cómo se distribuyeron los votos de los candidatos en Francia o, mejor dicho, qué decisiones tomaron los habitantes de los distintos lugares que componen el territorio francés?

Cada candidato tiene su propia Francia

Optamos por comparar a los candidatos según sus geografías, que pueden medirse gracias a la estandarización de las clases y de las cifras. Los votos obtenidos se relacionan con las superficies sobre el terreno (mapa euclidiano) y con los habitantes (cartograma), mientras que la tercera imagen representa un mapa de datos cuya configuración corresponde con los resultados: entre más fuerte (relativamente) sea el voto en un municipio, más espacio ocupa ese municipio en el mapa.

Como puede verse en este conjunto de treinta y seis mapas, cada candidato tiene su propio espacio, su propia Francia. Resulta incluso impresionante constatar que hay doce espacios que, de hecho, se superponen, pues todos los lugares son los mismos, cohabitados por todos los franceses y, en conjunto, resumen la diversidad de la vida política, la oferta y la demanda integradas.

La Francia de Emmanuel Macron (27,84% de los votos)

La Francia de Jean-Luc Mélenchon (21,95% de los votos)

La comparación entre la Francia de Le Pen y la de Zemmour muestra una oposición socioeconómica entre las zonas industriales y los suburbios, donde las exigencias de un Estado del bienestar más protector jugaron a favor de Le Pen, mientras que Zemmour obtuvo buenos resultados en los barrios acomodados de las grandes ciudades, en las aglomeraciones de gran actividad turística y en la parte de la costa mediterránea marcada por la presencia de los pieds-noirs.

La Francia de Marine Le Pen (23,15% de los votos)

La Francia de Éric Zemmour (7,07% de los votos)

Observamos cierto efecto de proximidad (el fenómeno llamado en inglés friends and neighbours) a favor del candidato local en París, para Hidalgo o Pécresse, y en el suroeste, para Jean Lassalle.

La Francia de Valérie Pécresse (4,78% de los votos)

La Francia de Anne Hidalgo (1,75% de los votos)

La Francia de Jean Lassalle (3,13% de los votos)

Para completar este cuadro, los últimos mapas presentan la Francia de Yannick Jadot, Fabien Roussel, Nicolas Dupont-Aignan, Philippe Poutou, Nathalie Arthaud.

La Francia de Yannick Jadot (4,63% de los votos)

La Francia de Fabien Roussel (2,28% de los votos)

La Francia de Nicolas Dupont-Aignan (2,06% de los votos)

Francia de Philippe Poutou (0,77% de los votos)

La Francia de Nathalie Arthaud (0,56% de los votos)

Planos de fondo

Hemos querido situar tres imágenes de la sociedad civil francesa frente a las lógicas electorales: nivel de estudios, ingresos y urbanidad. En los dos primeros casos, no hay una correspondencia directa, simplemente porque los dos grupos, hogares o licenciados y votantes, están lejos de coincidir completamente, pero esto da indicaciones útiles sobre el ambiente social de los diferentes lugares donde viven los votantes.

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En los mapas de nivel de estudios, vemos una Francia en la que las grandes ciudades, las mayores zonas urbanas, concentran mayores porcentajes de personas con título universitario. Las zonas rojas, que representan un cierto equilibrio entre la enseñanza superior corta (bac+2 a bac+4) y la larga (bac+5 y más), están bien representadas en los suburbios de las grandes zonas urbanas, mientras que la enseñanza larga domina en los centros de las metrópolis. Las partes amarillas del mapa corresponden a un nivel bajo de enseñanza larga: se encuentran en las zonas menos urbanizadas y en las antiguas cuencas industriales. Esta división en tres grupos está muy extendida en las votaciones y puede utilizarse para interpretarlas.

Los mapas de ingresos muestran que la zona periurbana cercana a las grandes ciudades constituye un anillo de los ingresos medianos más altos, lo que demuestra que, en conjunto, la zona periurbana no debe considerarse el país de los pobres. Todo lo contrario, ya que es en la zona periurbana donde los índices de pobreza son más bajos. Sin embargo, existe una relación real entre los bajos ingresos y una orientación “tribunicia”, que también puede llamarse de protesta o populista.

Fue Georges Lavau quien propuso este término para definir la relación del Partido Comunista francés con el poder durante su periodo de fuerza electoral (1945-1981). Un partido tribunicio busca ganar apoyo en la sociedad con el objetivo de impugnar las decisiones tomadas por los partidos en el poder, pero sin pretender convertirse él mismo en gobierno. Al permanecer siempre en la oposición, evade las limitaciones de la credibilidad y la responsabilidad, y puede permitirse hacer propuestas inviables o peligrosas. Si, a pesar de todo, un partido así llega al poder, queda en una posición incómoda y se siente tentado a huir, como vimos en Italia con el gobierno que combinó la Lega y Cinque Stelle en 2018-2019. Entonces, el riesgo de atacar a las instituciones para evitar enfrentarse a sus contradicciones es grave, como hemos visto en Hungría y Polonia durante la última década. Se trata de una de las principales tensiones de la vida política contemporánea en todo Occidente: el hecho de que una parte importante de las personas económica y, sobre todo, culturalmente desfavorecidas se considera excluida del «sistema» político y, cuando no se refugia en la abstención, opta por orientaciones de protesta poco propicias para dar soluciones de fondo a sus problemas y su malestar.

La fuerza confirmada de los gradientes de urbanización

La noción de gradientes de urbanización se explica en los dos mapas que muestran su construcción: estos gradientes integrados se basan en una equivalencia entre la posición en relación con las ciudades y el tamaño de éstas. A partir del gradiente 1 (París intramuros), se alcanza el gradiente 2 ya sea alejándose del centro (la periferia de París) o adentrándose en los centros de las zonas urbanas de más de 700,000 habitantes, y así sucesivamente hasta el gradiente 8, que corresponde al 6% de la población francesa fuera de las zonas urbanas («zona de captación de las ciudades» en la nueva nomenclatura del INSEE). Los seis gráficos clasifican las puntuaciones de tres candidatos por comuna en 2017 y 2022 según estos gradientes y ofrecen una especie de «genoma» de cada candidato.

Vemos, por ejemplo, que Macron es fuerte en los gradientes altos y no particularmente débil en los otros, mientras que Le Pen muestra un perfil muy contrastado, con un claro predominio de los gradientes bajos. La evolución de los resultados de Mélenchon se caracteriza por un refuerzo significativo en los gradientes 1 y sobre todo 2 (suburbios de Île-de-France y centro de las grandes ciudades fuera de París), pero un debilitamiento en el resto.

¿Tres o dos Francias?

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales dan la impresión de una división del electorado entre los tres principales candidatos. Sin embargo, esta interpretación suscita dos reservas. Por un lado, estos «campos» son en gran medida coyunturales, sobre todo en lo que se refiere a Mélenchon, que recibió votos de una parte de la izquierda que es muy crítica con sus políticas.

Esto un poco menos claro en los otros dos casos: buena parte del electorado de Zemmour reconoce fuertes convergencias con el proyecto de Rassemblement national, mientras que los partidarios de Pécresse o Jadot, que votaron por Macron para evitar un duelo Le Pen-Mélenchon en la segunda vuelta, se inscriben en un nuevo episodio de la descomposición/recomposición de la escena política que comenzó en 2017 y ha continuado desde entonces. 

Para arrojar luz sobre esta cuestión, hemos ordenado a los candidatos por familias y observamos que, según el principio de agrupación, los mapas obtenidos no son los mismos. Los mapas que espacializan la relación izquierda/derecha y la distinción entre candidatos «gubernamentales» (Macron, Pécresse, Jadot, Hidalgo) y candidatos «tribunicios» (todos los demás) dan una respuesta concreta a la pregunta. La relación izquierda/derecha es muy sensible a los gradientes urbanos: la izquierda es claramente más urbana que la derecha, mientras que las grandes ciudades son el principal campo de confrontación entre tribunicios y gubernamentales.

No hay que subestimar este segundo mapa. De hecho, existen importantes porosidades, que a todas luces se manifestarán en la segunda vuelta, entre las dos familias protestatarias. Esto se expresa en un estilo común (manifiestan una agresividad a menudo odiosa hacia el presidente saliente y sus decisiones) y en un populismo argumentativo (reducen los temas importantes a fórmulas simplificadas), pero también en verdaderas convergencias programáticas. Tanto Mélenchon como Le Pen proponen reforzar la dimensión puramente protectora del Estado de bienestar en lugar de asociar la libertad y la igualdad con la responsabilidad y la co-construcción de capacidades. Valoran más la democracia directa que la representativa y no son muy cuidadosos a la hora de defender el Estado de derecho. Durante años han apoyado las reivindicaciones y el estilo de gobierno de Vladimir Putin. Quieren una política exterior basada en «intereses» más que en valores. Son alérgicos a cualquier planteamiento federal y promueven una escala única, la del Estado nacional frente a Europa y el mundo.

El referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992 Fuente: Jacques Lévy et al, Atlas politique de la France, París, Autrement, 2017.

Estas convergencias conducen a la idea de dos Francias en lugar de tres. En esta cita de alta tensión, porque es mucho lo que está en juego, es Le Pen quien lleva este proyecto, compartido con Mélenchon, a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales: debilitar a Europa, replegarse en el territorio nacional y hacer que Francia cambie de bando en la guerra civil mundial, encarnada de forma hiperrealista por el conflicto en Ucrania, que enfrenta a las repúblicas democráticas con los despotismos.

Créditos
Este trabajo, realizado por Jacques Lévy y el Departamento de Cartografía de la Cátedra de Inteligencia Espacial de la UPHF (Dorian Maillard, Sébastien Piantoni y Justine Richelle con la ayuda de Vinicius Santos Almeida), se publica por primera vez en el Grand Continent.