
En el espacio de unas pocas semanas, la China de Xi, que se creía inmutable, ha cambiado. La secuencia que se abre con el XX Congreso y se cierra con el fin de la política cero-Covid -atravesada por las mayores manifestaciones civiles desde Tiananmen- plantea una cuestión crucial. Ya no es: ¿qué quiere Xi Jinping? Sino más bien: ¿qué puede hacer realmente?