Vista desde México, la guerra de Putin en Ucrania parece remota.
En su esfuerzo por ampliar el alcance de su confrontación con Occidente, el Kremlin quiere armamentizar el «Sur Global» para cultivar la impresión de que una insurgencia global contra las sociedades del mundo atlántico estaba en marcha. En América Latina, parece haberlo conseguido parcialmente -con consecuencias potencialmente catastróficas-. Una perspectiva mexicana.