Mientras que la exposición de los fallos del régimen ruso parece ir en contra de los intereses de muchas figuras prominentes en Rusia, el líder bielorruso parece haberse visto reforzado por ello. Pero detenerse en esta interpretación sería pasar por alto la nueva posición en la que le ha atrapado esta secuencia -enclaustrado entre Wagner y el Kremlin-.
La guerra se ha extendido por el territorio ruso. La situación es tan grave que el Kremlin ha anunciado que el lunes será feriado para hacer frente a la situación. ¿Golpe de Estado? ¿Guerra civil? ¿Motín? Lawrence Freedman analiza cómo Prigozhin llegó a rebelarse contra su amo.
Anoche, el jefe de la milicia Wagner, el antiguo cocinero del Kremlin Yevgeny Prigozhin, se sublevó contra su amo. Es un pronunciamiento: una milicia cada vez más central en el orden del Estado se lanza al asalto del Kremlin. Llama al ejército y al pueblo ruso a derrocar a Vladimir Putin. En esta niebla en la que nada es seguro, traducimos y comentamos su solemne discurso de esta mañana –su primer contraataque–.
El Kremlin lo había anunciado: el día más importante del año no sería tan ostentoso como en años anteriores. La brevedad del discurso, las imágenes de una conmemoración y un desfile reducidos a la mínima expresión delatan las convulsiones de Vladimir Putin y los miembros de su Corte.
Afirmar, repetir, machacar las palabras «victoria» o «patria» nunca garantizó la más mínima «victoria» para su «patria»: a pesar de sus planas inspiraciones y su grandilocuencia, el discurso de Vladimir Putin fue poco convincente -al igual que toda la celebración del 9 de mayo-.
Este 9 de mayo, millones de rusos verán, muchos de ellos en Internet, el espectáculo de un mundo al revés: verán a los niños de hoy librando las guerras del pasado y a los soldados de hoy representando la Segunda Guerra Mundial. En esta amplia investigación, Ian Garner explica por qué Putin ha necesitado y sigue necesitando la guerra perpetua.
Vladimir Kara-Murza acaba de ser injustamente encerrado en las cárceles de Putin por oponerse a la guerra. Traducimos al español su última valiente declaración y publicamos un conmovedor homenaje al opositor e historiador ruso por Adam Tooze, su antiguo profesor en Cambridge.
En 2023, un elemento clave ha cambiado. Todas las fuerzas que se oponen a Putin están de acuerdo al menos en un plan: devolver todos los territorios ocupados a Ucrania, pagar reparaciones, enviar a los criminales de guerra a los tribunales internacionales y construir una república parlamentaria en Rusia. Pero el futuro de la política económica del país es más incierto. Como hace un año, sigue dependiendo en gran medida de las sanciones -y cada vez más de las decisiones de China-.
Hay una Rusia después de la guerra de Ucrania, después del putinismo. ¿En qué términos podemos hablar de ella? Al darles la palabra a las voces disidentes en la revista, proponemos levantar un tabú, sin ingenuidad.
Aquí, cuatro figuras de la oposición proponen un «programa condicional para democratizar Rusia» -a marchas forzadas-.
A medida que se prolonga la guerra en Ucrania, los aliados de Rusia dan la espalda a Moscú, obligándole a redoblar sus esfuerzos diplomáticos. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, que el Kremlin utilizó para mantener a varias antiguas repúblicas soviéticas dentro de la órbita geopolítica de la Federación Rusa, está siendo abandonada de facto por los aliados históricos. Más allá de la guerra de conquista en Ucrania, la Rusia de Putin libra una batalla diplomática en todos los frentes.