Desde principios de siglo, las fuerzas policiales, de seguridad y paramilitares de 138 países (más de dos tercios del mundo, ya que las Naciones Unidas reconocen actualmente 193 Estados) han recibido al menos una formación impartida por China, según un informe de la Carnegie Endowment for International Peace 1.

  • De estos 138 países, 114 han recibido formación en un marco bilateral y 24 han participado en cursos junto con otros países.
  • Este es el caso, en particular, de varios países europeos, entre los que se encuentran Francia, España, Italia, los Países Bajos y Portugal.

En 2017, Xi Jinping se comprometió a que Pekín formara a 20.000 policías de países en desarrollo en un plazo de cinco años. En los años siguientes, el presidente chino multiplicó los compromisos antes de proponer en 2022 el lanzamiento de la «Iniciativa de Seguridad Global» (GSI), un concepto que pretende reunir a los países no alineados en torno a la definición china de «paz mundial» y aumentar así la influencia de Pekín en materia de seguridad.

  • Estas formaciones son elaboradas conjuntamente por varios ministerios y organismos, en particular el Ministerio de Seguridad Pública y el Ministerio de Comercio.
  • Las embajadas también participan cuando estas se llevan a cabo en el extranjero.

China imparte, en particular, formaciones destinadas a garantizar «el orden público y la seguridad del régimen».

  • Estos cursos están destinados tanto a contener disturbios y gestionar catástrofes naturales como a contribuir al «mantenimiento de la estabilidad».
  • En el discurso chino, esta expresión (维稳) hace referencia a la represión policial de las acciones colectivas y las manifestaciones públicas, prácticas que se encuentran en el centro del aparato represivo de Pekín.

Uno de los principales objetivos de estas formaciones es «difundir una imagen positiva de la policía china».

  • Este discurso tiene como objetivo presentar a Pekín como un contribuyente positivo a la estabilidad mundial y la seguridad pública, especialmente cuando los países emergentes tienen dificultades para obtener una ayuda considerada suficiente por parte de las organizaciones internacionales.
  • Las formaciones también incluyen actividades culturales como caligrafía, tai-chi, enseñanza elemental de chino y visitas a monumentos o sitios patrimoniales, contribuyendo así al soft power chino.
  • A los participantes extranjeros se les suele entregar un ejemplar de Xi Jinping: La gobernanza de China, una obra en tres volúmenes que recopila los discursos y escritos del líder chino.

La impartición de estos cursos forma parte de una estrategia de exportación de la visión de Pekín en materia de seguridad al extranjero, que también pasa por la venta de sistemas de vigilancia masiva y equipos de videovigilancia.

Notas al pie
  1. Sheena Chestnut Greitens, Isaac Kardon y Cameron Waltz, China’s Foreign Police Training: A Global Footprint, Carnegie Endowment for International Peace, 13 de noviembre de 2025.