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Puntos claves
  • Aunque una gran mayoría de los franceses (92 %) considera ahora que se está produciendo un cambio climático, el pesimismo se apodera de la mayoría: el 52 % duda de que aún sea posible limitarlo.
  • A pesar de estas incertidumbres, no prevalece la resignación; la mayoría de los franceses están dispuestos a pagar más por la implementación de soluciones para la transición ecológica —descontaminación de suelos, reciclaje de baterías, producción local de energía con bajas emisiones de carbono— si ello puede proteger su salud o limitar los riesgos relacionados con la escasez de recursos hídricos.
  • Para llevar a cabo esta labor de gran envergadura, los franceses desean movilizar ante todo a las autoridades locales. Si bien el 53 % considera que la Unión Europea es esencial para la transición ecológica, el 67 % piensa lo mismo de la región, el departamento o el municipio en el que vive.
  • Además de las inversiones institucionales en la transición o la búsqueda de nuevas soluciones técnicas, la mayoría de los franceses también está dispuesta a cambiar en parte su estilo de vida. El 57 % de los franceses considera que es necesario combinar este cambio con soluciones tecnológicas para limitar el cambio climático, en lugar de depender únicamente de estas últimas.

Este estudio se basa en las cifras de la edición de 2025 del barómetro de la transformación ecológica realizado por Elabe y Veolia. 1 Realizada en todas las regiones de Francia entre junio de 2024 y junio de 2025, esta encuesta se llevó a cabo con una muestra representativa de 15.142 personas.

1 — Una mayoría convencida y un núcleo minoritario de escépticos del clima

El barómetro revela que, a escala nacional, la gran mayoría de los franceses son conscientes del calentamiento global.

Así, un 92 % de los encuestados, de media, está de acuerdo con la afirmación de que se está produciendo un desequilibrio, y un 75 % atribuye la responsabilidad de este a la actividad humana.

Se observan relativamente pocas diferencias entre las regiones en estos dos puntos. Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA) y Normandía presentan los índices más elevados de escepticismo climático, con un 28 % de los encuestados, frente al 21 % en los Países del Loira y el 22 % en Bretaña, cifras que varían poco con respecto a la media nacional (25 %).

Una encuesta anterior realizada en 2024 por Elabe y Veolia a escala europea indicaba que la diferencia entre las poblaciones se daba más en términos generacionales que geográficos. El 82 % de los franceses de entre 18 y 34 años identificaban la actividad humana como responsable del calentamiento global, frente al 72 % de los mayores de 54 años, lo que supone una diferencia de 10 puntos.

2 — Incertidumbre sobre los modos y las capacidades de acción

Una parte de los encuestados comienza a dudar de la posibilidad de limitar el cambio climático y la contaminación: el 52 % de los franceses duda de las medidas que se pueden adoptar para limitar el fenómeno. Este es especialmente el caso en la región de Centro-Valle del Loira, donde el 57 % expresa «dudas», y en Bretaña, con un 56 %.

A escala nacional, la innovación —calificada por el 49 % de los encuestados como la «clave» para lograr la transformación ecológica— y la planificación (46 %) son identificadas por los encuestados como los medios de acción más susceptibles de contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación y proteger los recursos naturales y la biodiversidad.

Por su parte, la prevención frente a los riesgos ecológicos y climáticos se percibe mayoritariamente como útil (51 %), sin que por ello se considere una medida «clave» para llevar a cabo la transición. En la región del Gran Este, hasta un 12 % de los encuestados afirma que no sirve de mucho.

3 — El nivel local, considerado un eslabón esencial

A solo unos meses de las elecciones municipales de marzo de 2026, casi dos tercios de los encuestados (63 %) identifican a las autoridades locales (región, departamento, municipio) como los actores más relevantes para implementar soluciones concretas y eficaces para lograr la transformación ecológica. Estas gozan así de la mayor confianza de los franceses después del Estado, considerado por el 67 % como el actor más «indispensable» para alcanzar este objetivo.

Francia se desmarca en este sentido de la mayoría de los demás grandes países europeos, según una encuesta de Veolia/Elabe de 2024, ya que es el Estado miembro de la Unión en el que la mayor parte (55 %) percibe a las autoridades locales como un actor esencial para encontrar y aplicar soluciones concretas y eficaces para llevar a cabo la transformación ecológica.

A escala europea, esta cifra es, de media, del 47 %, con un nivel especialmente bajo en varios países de Europa Central, como la República Checa (37 %) o Alemania (38 %).

Dado que casi tres cuartas partes de los franceses han declarado haber sufrido al menos en varias ocasiones las consecuencias de un riesgo climático, las autoridades locales desempeñan un papel fundamental a la hora de aplicar medidas que permitan adaptar mejor los territorios para hacer frente a incendios, sequías o inundaciones.

Esta cuestión debería ocupar un lugar importante en la campaña para las elecciones municipales, ya que más de la mitad (52 %) de los alcaldes encuestados por Ipsos BVA para Macif y la Fundación Jean-Jaurès declararon tener la intención de abordar la cuestión de los riesgos climáticos en el futuro programa de acción local. 2

Por su parte, el 58 % de los encuestados considera que las empresas implantadas en las regiones son actores indispensables, cifra que alcanza el 64 % en Bretaña.

Estas desempeñan un papel fundamental, junto con las colectividades, en el refuerzo de la resiliencia de los territorios frente al cambio climático, en particular mediante el desarrollo de tecnologías de reutilización de aguas residuales o de gestión predictiva de las redes, así como en la instalación de nuevas capacidades de producción de energía renovable.

4 — Dificultad para proyectarse

La ausencia de una solución o un modo de actuación que la mayoría de la población considere especialmente pertinente para hacer frente a los retos del país en materia de reducción de la contaminación, así como un cierto pesimismo, contribuyen a la dificultad de proyectarse en un mundo postcarbono.

Cuando se pregunta a los franceses si pueden imaginar cómo sería la vida cotidiana en su región una vez completada la transición, la mayor parte de los encuestados (36 %) afirma tener algunas ideas, pero vagas. Se observa así una distribución nacional bastante equitativa sobre el tema, ya que casi un tercio afirma ser capaz de proyectarse (29 %), mostrando en este sentido cierto optimismo, mientras que al 34 % le cuesta imaginar un mundo transformado.

Es en Île-de-France (29 %) y en las regiones del sur donde esta dificultad para proyectarse es menos pronunciada, con un 31 % de los encuestados que «no ven realmente» cómo podría ser una nueva vida cotidiana, mientras que esta proporción alcanza el 39 % en Hauts-de-France y el 38 % en Nueva Aquitania.

5 — Riesgos para los suelos y los recursos

También es en el sureste de Francia donde los habitantes se sienten más vulnerables ante los riesgos relacionados con el cambio climático y la contaminación. En Provenza-Alpes-Costa Azul y Occitania, tres cuartas partes (75 %) de los encuestados temen que la agricultura local se vea debilitada —malas cosechas, desarrollo de enfermedades, desaparición de ciertos cultivos— debido a la falta de agua y a los fenómenos climáticos extremos.

La degradación del ecosistema y la biodiversidad, los riesgos de enfermedades provocadas por la contaminación atmosférica y los daños causados por episodios de lluvias extremas (inundaciones, crecidas) o tormentas también son identificados por dos tercios de los franceses, de media, como riesgos para sus regiones.

El riesgo de desarrollar problemas de salud mental (estrés, depresión, ansiedad) provocados por el cambio climático es el menos percibido, con un 51 % de media, pero alcanza hasta el 57 % de los encuestados en la región de Île-de-France.

En un informe publicado en abril, la Agencia para la Transición Ecológica (Ademe) indicaba que la ecoansiedad, es decir, la angustia psicológica derivada de la preocupación por la crisis medioambiental, afectaba más a los habitantes de las grandes ciudades y a los más jóvenes: hasta un 39 % entre los 25 y los 34 años, frente al 22 % entre los 50 y los 64 años. 3

A pesar de las dudas, la experiencia de la crisis ecológica refuerza la certeza de que la inacción no es una opción. El 68 % de los franceses considera que costaría más que las inversiones necesarias para la transformación ecológica en su región. En Île-de-France, esta cifra alcanza el 79 % de los encuestados.

6 — ¿Qué soluciones hay?

El debate entre la sobriedad y la innovación tecnológica, a menudo percibida como la principal matriz para llevar a cabo la transición ecológica, queda zanjado por la encuesta: la mayoría (56 %) considera que ambos enfoques, es decir, vivir de forma más sobria y, al mismo tiempo, implementar tecnologías para compensar y reducir las consecuencias de la contaminación y el cambio climático, son complementarios y deben situarse al mismo nivel.

Es en las regiones más urbanizadas, especialmente en Île-de-France (24 %) y Hauts-de-France (22 %), donde la sobriedad parece contar con un mayor apoyo, pero este solo supera ligeramente la media nacional.

Desde la presentación en octubre de 2022 del plan de sobriedad energética, cuyas medidas identificadas —uso compartido del automóvil, fomento del teletrabajo, reducción de la temperatura de calefacción, etc.— representan un potencial de reducción del consumo del orden de 50 TWh, los hogares han reducido su consumo energético medio en un 5,5 %, según el Observatorio Francés de la Transición Ecológica. 4

Como señalaba Emmanuelle Wargon en estas páginas, la austeridad impuesta podría sustituirse por una mayor electrificación de los usos en un país donde la electricidad está casi totalmente descarbonizada. Las medidas de optimización y mejor distribución de la energía a lo largo del día y del año, la flexibilidad a través del almacenamiento o la cooperación con los países europeos fronterizos podrían ofrecer así un horizonte que supere la división entre austeridad e innovación.

7 — Dudas sobre las capacidades de la Unión y de las instancias mundiales

Aunque la mayoría de los encuestados (53 %) las califican de actores indispensables, las instancias mundiales (Naciones Unidas, G20, OMS…) y la Unión Europea gozan de una confianza más moderada para impulsar la transición ecológica.

En la región PACA, solo el 49 % de los encuestados considera que la Unión es un actor esencial, es decir, 10 puntos menos que en los Países del Loira (59 %).

Aunque las grandes reuniones internacionales —como la COP de Belém, que finalizará el 21 de noviembre en Brasil— suelen gozar de una gran visibilidad mediática, la agenda climática de las Naciones Unidas se ha visto afectada por la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París tras el regreso al poder de Donald Trump el 20 de enero.

Washington también ha llevado a cabo en los últimos meses una campaña contra la Agencia Internacional de la Energía para que reintroduzca un escenario sobre las políticas actuales (CPS), que había desaparecido de los informes de la agencia sobre la demanda de hidrocarburos desde 2020.

Además de acusar a la agencia de haberse vuelto demasiado «ideológica» en sus previsiones, la administración de Trump también teme que unas previsiones demasiado pesimistas sobre el futuro de la industria de los combustibles fósiles disuadan de nuevas inversiones en la explotación de petróleo y gas.

8 — La salud se considera más importante que el costo financiero

Por sí sola, la contaminación atmosférica es identificada por Santé publique France como responsable de 40.000 muertes prematuras cada año. Este factor contribuye así a una pérdida de esperanza de vida de casi 8 meses.

Las muertes relacionadas con la contaminación atmosférica representan el 7 % de la mortalidad total de la población francesa. 5 A escala mundial, la contaminación es el tercer factor de riesgo más mortal después de la hipertensión y el tabaquismo, ya que provocó más de 6,5 millones de muertes en 2019.

Este riesgo parece ser especialmente tenido en cuenta por los franceses, ya que el 81 % afirma que los responsables locales deben tener en cuenta la protección de su salud a la hora de tomar decisiones sobre la gestión del agua, los residuos o la energía. Este porcentaje alcanza hasta el 85 % de los encuestados en Bretaña y el 84 % en Nueva Aquitania.

Es especialmente interesante observar que, al comparar los tres factores seleccionados en el cuestionario que deberían tenerse en cuenta en las decisiones locales —la salud, los riesgos ecológicos y el precio final—, el elemento financiero ocupa sistemáticamente el tercer lugar, lo que pone de relieve una marcada conciencia del costo a mediano plazo que podría suponer la inacción en materia de nuevas inversiones o modernización de las infraestructuras existentes.

9 — ¿A qué cambios están dispuestos los franceses?

La encuesta revela que una amplia mayoría de los encuestados está dispuesta a cambiar sus hábitos de vida a favor de acciones concretas como la descontaminación de los suelos —apoyada por el 73 % de los encuestados—, la implementación de un tratamiento del agua para eliminar los microcontaminantes (77 %) o el uso de agua reciclada para la producción de alimentos (83 %).

Una vez más, los franceses ven los beneficios a largo plazo de las medidas de adaptación de sus estilos de vida ante la degradación de los recursos naturales y la necesidad de promover nuevas soluciones que suponen un costo adicional para los consumidores, especialmente en lo que respecta al reciclaje de agua y baterías.

De todas las propuestas formuladas en el cuestionario, la menos popular es la del consumo directo de agua potable procedente del reciclaje de aguas residuales.

Sin embargo, el 65 % de los encuestados la considera factible, lo que supone un cambio notable con respecto a años anteriores, cuando esta propuesta era rechazada por la mayoría de la población. En 2017, según una encuesta de Kantar, solo el 49 % de los franceses se declaraba dispuesto a ello. 6

Sin embargo, esta solución, ya adoptada por varios países, entre ellos Singapur, Australia y Namibia, permitiría hacer frente mejor a la multiplicación de las sequías y al agravamiento del estrés hídrico.

Según el Servicio Geológico Nacional, es especialmente en el norte, en el centro de Francia y en Bretaña donde el nivel de las capas freáticas es más bajo. 7

10 — Conclusión

El mayor consenso sobre el cambio climático actual se debe en parte a sus crecientes repercusiones en la vida cotidiana de los franceses, a medida que se multiplican los fenómenos climáticos extremos, especialmente en el sur del país. Preocupados por las repercusiones de estos fenómenos en el tejido económico local —como la agricultura—, los encuestados se muestran preocupados por las consecuencias del cambio climático en su salud.

Ante este fenómeno, y para frenarlo, no existe un consenso tecnoptimista.

En su enfoque del problema, los encuestados proponen una serie de soluciones tecnológicas, económicas y cívicas que combinan iniciativas institucionales y privadas. Sin embargo, para más del 70 % de los encuestados, el mundo postcarbono sigue siendo en gran medida abstracto.

La relativa desconfianza hacia las instituciones supranacionales —la Unión Europea, la ONU—, frente a las que se privilegian las colectividades locales o el Estado francés, debe interpretarse a la luz de la retirada estadounidense del Acuerdo de París y del probable rebasamiento de los umbrales que este acuerdo fijó hace diez años.

Si bien este incumplimiento de los compromisos explica en parte el pesimismo de los encuestados sobre las posibilidades de resolver la crisis climática, el voluntarismo de las propuestas —en particular las relacionadas con el cambio de estilo de vida— demuestra que estas perspectivas no requieren una actitud expectante.

Notas al pie
  1. Barómetro de la transición ecológica, edición 2025, Veolia/Elabe.
  2. «Vivre le risque. Les Français et les décideurs locaux face au dérèglement climatique», Ipsos BVA para Macif y la Fondation Jean-Jaurès, 30 octubre de 2025.
  3.  Éco-anxiété en France. État des lieux, seuils de préoccupation clinique, variables déterminantes », Agence pour la transition écologique (Ademe), 15 de abril de 2025.
  4. «Sobriété énergétique des ménages. L’éclairage des sciences comportementales», Direction interministérielle de la transformation publique, Note d’idées, diciembre de 2023.
  5. Pollution atmosphérique : quels sont les risques ?, Santé Publique France, 11 de octubre de 2022.
  6. «Les Français et l’eau : baromètre 21e édition Enquête nationale 2017», CIEAU, 9 de diciembre de 2017.
  7. «Nappes d’eau souterraine au 1er novembre 2025», Service géologique national, 10 de noviembre de 2025.