En agosto de 2013, el secretario general del Partido Comunista Chino (PCC) y entonces joven presidente Xi Jinping conceptualizó su visión de Internet como el principal campo de batalla en la lucha por la opinión pública. Xi dividió este espacio en tres zonas:
- Una «zona roja», formada en particular por los medios de propaganda del PCC, descritos como «fuerzas positivas en línea».
- Una «zona negra», formada por la «opinión pública fabricada por fuerzas hostiles» (principalmente los grandes medios de comunicación y las agencias de prensa occidentales), cuyo objetivo es intentar penetrar en la zona roja.
- Entre ambas existe una «zona gris», el corazón del campo de batalla. Xi Jinping hizo un llamamiento a : «atreverse a entrar en la zona negra, cavar en el vientre de la princesa del abanico de hierro [铁扇公主, uno de los personajes de la novela china del siglo XVI Viaje al Oeste, de Wu Cheng’en] para luchar, y empujarla poco a poco a cambiar de color».
En aquella época, Internet estaba dominado principalmente por actores estadounidenses: Facebook (lanzado en 2004), YouTube (2005), Twitter (2006) e Instagram (2010). Las tres primeras fueron prohibidas en China en 2009 (2014 en el caso de Instagram), pero decenas de millones de chinos siguen accediendo a estas plataformas a través de VPN. Sus equivalentes chinos (WeChat, Weibo, Kuaishou…) surgieron sobre todo a principios de la década de 2010.
Fue entonces, en 2012, cuando el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China puso en marcha las primeras «políticas de registro del nombre real» (RNR).
- Las RNR consisten en un conjunto de medidas que obligan a los usuarios a facilitar su identidad al registrarse en servicios en línea, especialmente en redes sociales.
- El objetivo de estas políticas es prohibir el anonimato en línea para mantener un control gubernamental total sobre las actividades cibernéticas de la población.
- En la actualidad, tres cuartas partes (75%) de las aplicaciones en línea desarrolladas por empresas chinas han aplicado estas políticas 1.
Estas políticas contribuyen a aislar el ciberespacio chino al dificultar el acceso de los usuarios extranjeros a estas plataformas. Al mismo tiempo, colocan a los usuarios chinos en una relación de dependencia respecto a estas plataformas, que a veces concentran servicios esenciales para la vida en China, como WeChat. En ocasiones, los usuarios se ven obligados a disculparse públicamente para recuperar el acceso a sus cuentas, que han sido prohibidas por criticar al Partido o colgar vídeos de manifestaciones contra Xi Jinping 2.
- La política del PCC de controlar la expresión en línea está provocando un declive en el uso de las aplicaciones chinas: tras superar brevemente a sus competidoras estadounidenses en 2016, han experimentado un descenso de popularidad desde 2020.
- Al elegir qué usuarios extranjeros pueden acceder al espacio digital chino —los residentes de algunos países del África subsahariana o de Asia-Pacífico pueden registrarse en determinadas aplicaciones prohibidas a los usuarios europeos—, Pekín está dibujando una nueva frontera cuyos contornos se corresponden con la esfera de influencia china.
La definición de un nuevo espacio centralizado forma parte de una estrategia más amplia de China para erigirse en precursor y actor mundial en la redefinición de la cibergobernanza. Hasta ahora, sin embargo, las normas chinas siguen confinadas en gran medida a sus fronteras nacionales 3.
Notas al pie
- Sam Ju, et. al., Blocked by Numbers : The Impact of Real-Name Registration Policies on Transnational Access to Chinese Social Media Apps, 12 de noviembre de 2024.
- Viola Zhou, « “Please give me a chance” : WeChat users are handwriting apologies to get their banned accounts back », Rest of World, 8 de noviembre de 2022.
- CHEN, Xuechen y GAO, Xinchuchu ,« Norm diffusion in cyber governance : China as an emerging norm entrepreneur ? », International Affairs, 2024, vol. 100, no 6, p. 2419-2440.