Dos de los escenarios de victoria más probables para Kamala Harris tienen que ver con Nevada. Este estado del Cinturón del Sol, que sólo aporta seis votos al Colegio Electoral, podría desempeñar un papel decisivo en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. A pesar de los malos resultados de los republicanos en el estado en las elecciones federales de las dos últimas décadas, Trump podría obtener la mayoría de los votos esta vez.
- La historia política reciente de Nevada es la de un estado que pasó de ser competitivo para ambos partidos en la década de 1990 a uno en el que los demócratas obtuvieron muy buenos resultados en la década de 2000.
- En 2008, Barack Obama ganó Nevada por un margen de 12,49 puntos sobre John McCain. Desde entonces, Nevada se ha desplazado gradualmente hacia la derecha, pero con menos rapidez que otros estados del Cinturón del Sol como Florida (anteriormente un swing state).
Nevada es el estado con menor nivel educativo de todos los swing states en este ciclo electoral: el 28,7% de la población tiene estudios superiores, según datos del Censo de 2023. Además, la mayoría de la población se concentra en dos ciudades, Las Vegas y Reno, lo que lo convierte en uno de los estados menos densamente poblados del país, con sólo 11 habitantes por km².
Los votantes de Nevada tienden a ser más receptivos a la retórica económica de Donald Trump, entre otras cosas por la reputación del Partido Republicano de apoyar los recortes fiscales.
- El mensaje de campaña de Trump en el estado se ha dirigido principalmente a este sector del electorado, en particular prometiendo eliminar los impuestos sobre las propinas o las horas extraordinarias.
- Aunque Kamala Harris también se ha dirigido en gran medida a los cientos de miles de votantes de Nevada que trabajan en los casinos, hoteles y restaurantes de Las Vegas, éstos confían más en la capacidad de Trump para cumplir sus promesas de campaña.
- Nevada tiene la mayor concentración de trabajadores con propinas de Estados Unidos: más del 5%, frente a alrededor del 2% a nivel nacional. El sector servicios representa casi el 75% de los empleos del sector privado en el estado.
Más allá de la elección presidencial, las elecciones al Senado también serán importantes para seguir la estrategia electoral del Partido Republicano. La senadora demócrata saliente Jacky Rosen se enfrentará al candidato republicano Sam Brown, un veterano de la guerra de Afganistán que resultó gravemente herido en 2008 y que inicialmente se distanció de Donald Trump.
- Sam Brown ganó las primarias republicanas por un amplio margen frente a los candidatos trumpistas. Para ello, contó con el apoyo de la cúpula del Partido Republicano en Washington —en particular del líder saliente de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell—, mientras que sus oponentes le acusaron de no ser «suficientemente leal» a Trump.
- Inicialmente, las primarias mostraron la dinámica opuesta a lo visto en los últimos años: la retórica de la retaguardia republicana, encarnada en particular por McConnell, logró convencer a los votantes en contra de los candidatos de la nueva ola trumpista del partido (en particular Jeff Gunter, antiguo embajador de Trump en Islandia, que dañó considerablemente las relaciones con Reikiavik durante su misión).
La campaña sigue muy reñida entre Rosen y Brown (aunque la demócrata lidera por un estrecho margen en la mayoría de las encuestas), pero Brown se ha acercado finalmente a Trump y el jueves 31 de octubre asistió a un mitin del candidato en Henderson, un suburbio de Nevada. Como explica el número 3 del Partido Republicano en el Senado, John Barrasso, las campañas de los candidatos republicanos al Congreso en los swing states parecen estar estrechamente ligadas a la de Trump, una teoría que se pondrá a prueba el 5 de noviembre.