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El miércoles 25 de septiembre, en una reunión del Consejo de Seguridad ruso, Vladimir Putin anunció que, a la vista de «la evolución de la situación militar y política actual», se había tomado la decisión de «adaptar las disposiciones del documento de planificación estratégica a las realidades actuales»1, es decir, de modificar la doctrina nuclear rusa.

  • Putin quiere cambiar la doctrina para incluir ataques directos (drones y armas hipersónicas, aviones, misiles de crucero, etc.) en suelo ruso por parte de un «Estado no nuclear, pero con la participación o el apoyo de un Estado nuclear».
  • Este escenario está claramente dirigido a los patrocinadores occidentales de Ucrania —Estados Unidos, Francia y Reino Unido— que suministran armas y material militar a Kiev.
  • El ejército ucraniano ya ha utilizado misiles occidentales (en particular Storm Shadow/Scalp) para atacar objetivos en Crimea, considerada por Moscú parte de su territorio.

El anuncio de Putin fue acogido con cierta distancia en las capitales occidentales. Los servicios franceses consideran que hablar de «cambio» es un «grave error de interpretación». El 25 de septiembre «no hubo ninguna ampliación del uso de armas nucleares por parte de Rusia». Aunque «cualquier declaración de Putin relativa a la disuasión [nuclear]» se analiza y se toma en serio, todas las fuentes coinciden en un hecho: «La Orden 355 sigue siendo el único documento en el que se puede enunciar la doctrina nuclear rusa».

  • En virtud de la Resolución 984, adoptada en 1995, el Consejo de Seguridad de la ONU ya ha definido los contornos de una excepción al uso de la bomba por una potencia dotada contra una potencia no dotada.
  • El uso de la bomba estaría «permitido» en caso de que un Estado poseedor de armas nucleares participara en la agresión de un Estado no poseedor de armas nucleares contra un Estado poseedor de armas nucleares —«Putin no ha hecho otra cosa que explicitar este punto bien conocido y bien establecido», según París—.

Aunque ampliamente difundidas como tales, según varios expertos contactados por la revista, las declaraciones de Putin no constituyen un «cambio» ni una «evolución» de la doctrina nuclear rusa.

  • Kristin Ven Bruusgaard, investigadora noruega y especialista en estrategia nuclear rusa y soviética, considera que las palabras del presidente ruso no alteran la ecuación: el uso de un arma nuclear contra Ucrania se debate desde febrero de 2022 porque «Rusia se reserva el derecho de atacar a Estados no poseedores de armas nucleares».
  • A falta de la publicación de un documento que defina los contornos de esta «nueva doctrina» —como ocurrió en 2020 con el decreto 355—, la declaración de Putin fue sobre todo un «golpe de efecto»2.
  • Afirmaba que «Rusia se reserva el derecho a utilizar armas nucleares en respuesta al uso de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva contra ella y/o sus aliados, así como en caso de agresión contra Rusia con armas convencionales, cuando esté en juego la propia existencia del Estado»3.

Las declaraciones de Vladimir Putin podrían anunciar un cambio en la doctrina nuclear rusa en los próximos meses o años, pero este proceso sigue siendo «guionizado y laborioso», según París. Por el momento, el anuncio pretende sobre todo suscitar el miedo en los países occidentales, en particular en Estados Unidos, donde la administración Biden podría autorizar a Ucrania a utilizar misiles estadounidenses de largo alcance para atacar territorio ruso.