¿Hacia una nueva crisis humanitaria en Líbano?

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No existe un umbral para definir cuándo un país entra en «crisis humanitaria». UNICEF considera que se produce una crisis humanitaria cuando «las necesidades humanitarias son lo suficientemente grandes y complejas como para requerir asistencia y recursos externos significativos, y cuando se requiere una respuesta multisectorial, con la participación de una amplia gama de actores humanitarios internacionales».

• El número de desplazados internos en Líbano ha aumentado gradualmente desde el 7 de octubre de 2023 hasta alcanzar lo que parecía ser un máximo a finales de agosto (114.000 personas).
• Con la intensificación de los ataques israelíes en el sur de Líbano y en Beirut en particular durante las dos últimas semanas, esta cifra se ha más que triplicado, alcanzando las 346.000 personas en el último recuento realizado el 29 de septiembre por la Organización Internacional para las Migraciones¹.
• Las autoridades libanesas creen que la cifra es en realidad tres veces mayor, con más de 1,2 millones de personas, más de una quinta parte de la población total del país².

La invasión terrestre lanzada por Israel el martes 1 de octubre en el sur del Líbano parece basarse en dos ejes principales: en el norte, en torno a la localidad de Odaisseh, y más al sur, hacia Bint-Jbeil. No obstante, el ejército israelí ha pedido a la población que evacue las ciudades y pueblos hasta el río Litani, a unos veinte kilómetros al norte de la frontera. Todo el sur del Líbano se ve afectado por el fuego de artillería y los ataques aéreos.

La magnitud de la crisis humanitaria que se avecina en Líbano dependerá de los objetivos de Israel y de la duración de sus operaciones militares.

• La guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá duró 34 días. Entre 1.000 y 1.500 civiles murieron en los combates, y más de un millón de libaneses e israelíes se vieron obligados a huir.
• De continuar, este conflicto podría ser mucho más mortífero para la población civil. La intensificación de los ataques israelíes desde finales de septiembre ha causado ya más de 1.400 muertos (sumando todas las víctimas), según las autoridades libanesas.

El objetivo declarado de Tsahal es destruir la infraestructura de Hezbolá en el sur del Líbano e infligir pérdidas a la estructura de mando de la milicia para debilitar al máximo sus capacidades. La duración de la operación, y por tanto el coste humanitario, dependerá del alcance de los objetivos fijados por las autoridades políticas.