A principios de 2023, oficiales ucranianos, estadounidenses y británicos se reunieron en la base estadounidense de Wiesbaden en Alemania para ensayar escenarios de la contraofensiva lanzada unos meses después, en verano, mediante war games. Los generales estadounidenses asesoraban a sus homólogos ucranianos sobre las tácticas a emplear, no sin provocar importantes desacuerdos1.

Al preparar la ofensiva de Kursk, Volodímir Zelenski decidió deliberadamente mantener a sus partidarios en la oscuridad.

  • El lunes 19 de agosto, el presidente ucraniano declaró que los países que prestaban ayuda militar a Kiev se opondrían a cruzar la «línea roja» de lanzar un ataque contra territorio ruso.
  • Fuentes militares ucranianas habían sugerido previamente que la ausencia de comunicación pretendía limitar el «riesgo de filtración» tras dos operaciones anteriores que habían sido «socavadas por Occidente»2.
  • Preguntada sobre una posible implicación estadounidense, la portavoz de la Casa Blanca ya había declarado el martes 13 de agosto que Washington no tenía «nada que ver» con la operación ucraniana3.

Más de dos semanas después del lanzamiento de la operación, Kiev controla más de 1.100 km². Aunque el ritmo de avance se está ralentizando, el mando ucraniano está reforzando sus flancos y consolidando sus avances para crear una «zona tampón» que ayude a proteger el territorio ucraniano.

Zelenski presentó la operación como un gran éxito, enumerando cuatro logros principales4:

  • la captura de un gran número de prisioneros rusos, reforzando la posición de Kiev y contribuyendo significativamente a la liberación de ucranianos cautivos;
  • la liberación de la zona fronteriza rusa frente a la región de Sumy;
  • la eficacia de las acciones preventivas de Ucrania como medio de defensa, poniendo de manifiesto las limitaciones de la red de defensa fronteriza rusa, que no había sido puesta a prueba desde la Segunda Guerra Mundial.
  • Por último, Zelenski destacó un cambio importante: «el concepto ingenuo e ilusorio de las llamadas líneas rojas con respecto a Rusia, que ha dominado la evaluación de la guerra por parte de algunos socios, se ha derrumbado estos días en algún lugar cerca de Sudzha».

Al mostrar resultados claros y rápidos, Kiev ha presentado efectivamente a sus partidarios occidentales un hecho consumado que puede haber contribuido a disipar ciertas líneas rojas relativas a los ataques en territorio ruso.

Sin embargo, la falta de comunicación con sus partidarios militares en el periodo previo a la ofensiva de Kursk corre el riesgo de minar la confianza de los gobiernos occidentales en Kiev. Pocos días después del lanzamiento de la operación, nuevas fuentes señalaron con el dedo la complicidad directa del gobierno ucraniano en el sabotaje del gasoducto Nord Stream 2 en septiembre de 20225. Berlín ha emitido una orden de detención contra un buzo ucraniano, mientras que Kiev niega cualquier implicación.