El reto de acompañar desde la Unión Europea a la sociedad organizada venezolana en sus luchas por la democracia y por una vida digna
Cuando hablamos de la sociedad organizada en Venezuela, hacemos referencia a un múltiple y heterogéneo conjunto de actores dedicados a construir lazos para el sostenimiento de la vida cotidiana en el país desde múltiples espacios sociales y políticos, reivindicando diversas historias y corrientes de pensamiento, ya sean derecho-humanistas, humanitarias, feministas, ecologistas, populares o comuneras. Dada su heterogeneidad, la sociedad organizada tiene relaciones diversas con los actores políticos del país. Sin embargo, toda la sociedad organizada sufre ante el afianzamiento autoritario propio al gobierno de Nicolás Maduro y las consecuencias de lo que solemos llamar la crisis venezolana, que más que una crisis se ha convertido en un sistema, en una norma 1.di
La realidad venezolana no se vive únicamente en el territorio nacional, sino que sobrepasa sus fronteras. Primero, dado el masivo éxodo de ya más de cinco millones de venezolanos que han dejado su país para emigrar principalmente a países de América Latina y Europa, y a Estados Unidos. Los migrantes venezolanos construyen día a día las Venezuelas del extranjero, que existen en una relación a la vez simbiótica y de tensión con la Venezuela que dejaron atrás y con la que están siempre en contacto. La sociedad organizada venezolana también se construye en esos intersticios. Segundo, porque la agudización de las crisis política, económica y humanitaria en Venezuela ha sido instrumentalizada por actores políticos a nivel internacional en pos de sus intereses políticos nacionales. Lo vimos, y seguimos viendo, en numerosas campañas electorales en los continentes americano y europeo, en las que el caso venezolano es utilizado para desacreditar a quienes reivindican ideas políticas de izquierda.
Más allá de las querellas políticas, Venezuela es un tema de política internacional dada las diversas acciones de la sociedad organizada venezolana, que actuando dentro y fuera del territorio nacional lanza llamados hacia la comunidad internacional en búsqueda de apoyos para sus luchas por la democracia y por una vida digna; llamados que se extienden a la Unión Europea como lugar de acogida de migrantes venezolanos, y como institución que se autoproclama garante de derechos humanos y de la democracia a nivel internacional. Desde la Unión Europea (UE), es un reto apoyar las luchas de la sociedad organizada venezolana; un reto que se construye hoy en día en un contexto de elecciones, de tensiones internacionales, y de amplias expectativas de parte de los venezolanos hacia dicha institución.
La observación europea en el marco de las elecciones regionales y municipales: el positivo encuentro entre el llamado de la sociedad organizada venezolana y la acción de la Unión Europea
Las elecciones regionales que se celebran el domingo 21 de noviembre han sido fuente de altas tensiones en Venezuela. Efectivamente, en contexto de afirmación autoritaria, cabe preguntarse sobre el sentido de los eventos electorales y de la participación ciudadana. Sin embargo, estos legítimos cuestionamientos fueron instrumentalizados por sectores cercanos a Juán Guaidó, quien reivindica la presidencia del país, cuyos intereses políticos y maneras de actuar han dejando en duda su propio compromiso con la democracia, tanto dentro como fuera de sus organizaciones. Aun así, múltiples voces han sido las que desde la sociedad organizada han defendido el derecho a participar, presentando las elecciones regionales y municipales no tanto como un fin en sí mismo, sino como una parte del camino a transitar para construir espacios y dinámicas democráticas en Venezuela. Entre ellos, observemos el ejemplo de las organizaciones que conforman el Foro Cívico, quienes gracias a su trabajo y empeño participaron en la integración de nuevos rectores vinculados a las oposiciones venezolanas dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Sin embargo, es innegable que el contexto electoral actual está ampliamente marcado por el alejamiento de los venezolanos respecto a la política electoral. La población venezolana, cuya valorización positiva de la participación fue regularmente demostrada con altas tasas de acercamiento a las urnas en antiguos comicios, hoy en día se presenta distanciada de dicha expresión 2. La abstención es por tanto una de las principales variables de las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre, cuyo peso tiende a beneficiar a quienes detentan el poder. A todo esto, se añade un contexto altamente adverso para las oposiciones en Venezuela, ya sea la oposición tradicional, el chavismo disidente o algunos independientes, que han vivido distintos niveles y diversas formas de bloqueos y represión política por parte del gobierno de Nicolás Maduro 3. Esas dinámicas se dan dentro de un contexto de crisis humanitaria compleja en el que la relativa recuperación de la economía del país es aprovechada por una minoría social y económica 4, frente a una amplia mayoría de la población venezolana luchando día a día por su subsistencia en medio de la pandemia.
En este contexto, una de las solicitudes de la sociedad organizada para crear confianza en la población venezolana respecto a las elecciones es la observación internacional. Aunque dicho mecanismo puede ser criticado desde múltiples ángulos, en especial dado el rol que ha jugado históricamente en las desequilibradas relaciones Norte-Sur, su apropiación política por parte de la sociedad organizada tiene amplias potencialidades. La llegada de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea a Venezuela desde el mes de octubre es un gran punto de encuentro en materia de construcción de espacios democráticos en el país entre la sociedad organizada venezolana y la UE, lo que nos debe conducir a apreciar aún más los esfuerzos políticos que tuvieron que ser realizados desde Europa para que dicha misión se llevara a cabo, sobrepasando las críticas interesadas que la iniciativa pudo recibir, en especial desde el Parlamento Europeo.
Sin embargo, este positivo encuentro se construye en un contexto de altas tensiones políticas para Venezuela, tanto a nivel nacional como internacional; una realidad que debe ser entendida como estructural por cualquier actor que desee apoyar las luchas de la sociedad organizada venezolana.
Tensiones políticas nacionales e internacionales: una dinámica estructural
Efectivamente, en las semanas que preceden a la elección regional y municipal del 21 de noviembre, el país ha vivido una serie de conmociones políticas. En primer lugar, se destaca la extradición de Alex Saab, empresario colombo-venezolano y presunto testaferro de Nicolás Maduro, a Estados Unidos y su posterior arresto. Así, tras años de investigación por parte de periodistas independientes en Venezuela, obligados a exiliarse en el extranjero dadas sus revelaciones respecto al empresario. Tras el largo silencio de las autoridades del gobierno de Maduro, que luego quisieron hacer de Saab un mártir de la revolución bolivariana. Y tras grandes esfuerzos legales, económicos y políticos de la parte de dicho gobierno para evitar la extradición, incluyendo la petición de integrar a Saab a la mesa de negociaciones con la oposición tradicional en México, Alex Saab se encuentra actualmente procesado por el sistema judicial estadounidense.
Este hecho cuestiona la realidad política venezolana en muchos sentidos. Primero en términos de justicia, dada la manera cómo este episodio demuestra la necesidad de construir un sistema judicial en Venezuela capaz de proporcionar respuestas a las querellas de los venezolanos en su propio país. Segundo, en términos económicos y geopolíticos, visto cómo este evento recalca el peso de las sanciones económicas internacionales. En efecto, Saab podría ser considerado como un actor estratégico necesario para sortear las sanciones económicas generales en la búsqueda de productos de primera necesidad para el país. Sin embargo, esto no justifica el enriquecimiento personal, ni el rol político adquirido por esta figura, y sobre todo, no justifica la importación de alimentos de origen dudoso y de paupérrima calidad dirigidos a través del sistema de Comités de Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) hacia las poblaciones más necesitadas. Dicho de otra forma, las sanciones económicas internacionales y su comprobado peso sobre la ya deteriorada situación económica del país 5, no justifican el negocio que los aliados del gobierno de Maduro construyeron alrededor del evitamiento de las sanciones, aprovechándose de las necesidades de la población venezolana.
El arresto de Alex Saab precede a la ruptura, el pasado mes de octubre, de las negociaciones que tuvieron lugar en México entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición tradicional. El gobierno de Maduro es quien pone fin a la ronda de negociaciones. Claramente, el arresto de Alex Saab es una de las variables que explica tal decisión. La llegada de las elecciones regionales y municipales de noviembre es otra. Efectivamente, estas pueden ser vistas como una ocasión para hacer una demostración de fuerza por parte del gobierno de Maduro antes de eventualmente retomar las discusiones.
Sin embargo, las negociaciones deben entenderse también a través de la percepción que tiene la población venezolana de ellas. En ese sentido, hay que observar que tanto aquellos que históricamente se han identificado con la oposición tradicional, como los que se han identificado con el chavismo tradicional, expresan desconfianza respecto al proceso de negociaciones. Por un lado, los opositores tradicionales pueden ver en las negociaciones una estrategia por parte del poder chavista para ganar tiempo y seguir afianzando su denominado régimen. Por el otro, los chavistas tradicionales pueden sospechar que las negociaciones lleven a acuerdos y amnistías con actores percibidos como culpables en el contexto de la llamada guerra económica. Para quienes se encuentran en medio de estos dos grandes polos, los acuerdos entre élites políticas y económicas llevan consigo el riesgo de la instauración a largo plazo de un nuevo status quo que no necesariamente preste atención a las luchas por la justicia social, el reconocimiento político, la democracia y la vida digna que busca la ciudadanía. Sin embargo, las negociaciones también traen consigo su cuota de esperanza. En ese sentido, por más insatisfactorios que estos encuentros puedan ser, en especial dada la falta de representatividad social y política de quienes suelen ser invitados a la mesa de negociaciones, este sigue siendo el camino más plausible para encontrar salidas pacíficas al conflicto político venezolano. De allí se desprende que la ruptura de la última sesión en México genere preocupación y dudas respecto al futuro.
Finalmente, la Corte Penal Internacional (CPI) anunció a principios del mes de noviembre el inicio de su investigación por crímenes de lesa humanidad en Venezuela. El anuncio se realizó durante una transmisión en vivo desde Caracas, en la que aparecen lado a lado el fiscal de la CPI Karim Khan, y el jefe de gobierno Nicolás Maduro. En dicha transmisión, Khan y Maduro expresan sus puntos de vista evidentemente contrarios, al mismo tiempo que anuncian la firma de un memorando de entendimiento en el que las partes se comprometen a cooperar entre ellas 6. El inicio de la investigación formal de la CPI en Venezuela debe ser entendido, en parte, como un logro de actores de la sociedad organizada que, con apoyos internacionales, dieron a conocer la situación de las víctimas de la violencia de Estado (torturas, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones), vinculadas especialmente a las protestas de 2017. Sin embargo, estas investigaciones son procesos extremadamente largos y necesariamente insuficientes respecto a las muy amplias necesidades en términos de justicia en el país. Nótese una extrema agudización de la violencia policial en Venezuela, en especial el aumento de las ejecuciones extrajudiciales, apuntadas principalmente a la población popular y no-blanca de los barrios (sectores populares urbanos) 7, y una larga lista de violencias militares y paramilitares en sectores fronterizos, o en las zonas de la extracción del oro en el Arco Minero, aunadas a las violencias sexuales que acompañan las economías ilícitas que existen en estas zonas del país 8. De estos hechos surge una discusión en la sociedad organizada venezolana, desde múltiples voces y distintas corrientes de pensamiento, sobre la necesidad de una justicia transicional en el país; una justicia de los venezolanos para los venezolanos, y que permita dar pasos hacia el futuro.
Los tres hechos mencionados, el arresto de Alex Saab, la interrupción de las negociaciones en México, el inicio de la investigación de la CPI, son hechos tan graves como comunes en la historia reciente de Venezuela: comunes en el sentido de la normalización de un cierto estado de emergencia a nivel político y social en el país. Lo que solemos llamar crisis es una experiencia cotidiana que tiene sus propias lógicas y razones, y que los venezolanos están obligados a aprender a manejar para darle continuidad a la vida. La sociedad organizada, y en especial las redes de solidaridad que se construyen desde la organización (familiar, vecinal, asociativa, humanitaria, comunal, sindical, corporativa, identitaria), son una de las principales herramientas para afrontar la experiencia cotidiana de la crisis. De allí se desprende la importancia de entender las tensiones ligadas a la realidad venezolana como una dinámica estructural, y no dejar que dicha dinámica impida la cooperación profunda y sostenida con los actores que construyen las diversas redes de solidaridad que sostienen la cotidianidad de los venezolanos.
Para profundizar el rol de la UE como aliado de la sociedad organizada venezolana, dentro y fuera del territorio nacional, surgen varias reflexiones.
¿Qué roles para la Unión Europea frente a la situación venezolana en el futuro?
La Unión Europea ha tenido y sigue teniendo el rol de actor y mediador en el conflicto político venezolano, junto a otros actores internacionales. Efectivamente, su capacidad para construir una política propia respecto al caso venezolano, diferenciada de la política internacional estadounidense es una ventaja. Dicha realidad se pone en evidencia, por ejemplo, a través del envío de la misión de observación para las elecciones del 21 de noviembre. Por otro lado, se debe observar que la representación europea en Venezuela, aunque atacada por el gobierno de Nicolás Maduro, es valorada por múltiples actores de la sociedad organizada venezolana dentro y fuera del territorio nacional. En ese sentido, es importante destacar el rol que cumplen los venezolanos de Europa, que se han apropiado de las herramientas asociativas y de organización ciudadana disponibles en los países de la comunidad europea para crear vínculos de solidaridad con sus conciudadanos en Venezuela. Así, en el contexto transatlántico, los venezolanos en Venezuela y de Europa tienen altas expectativas respecto a la disponibilidad de la UE para coordinar con ellos acciones de cooperación y desarrollo.
Mantener y profundizar la relación de la sociedad organizada venezolana y la UE frente a las luchas por la democracia y la vida digna implica:
- Mantener una política y una orientación económica propia hacia Venezuela que pueda integrar las necesarias y complejas discusiones sobre la política de sanciones económicas, incluyendo el rol de mediador con el gobierno de Estados Unidos. Conviene también mantener discusiones con los aliados internacionales del gobierno de Nicolás Maduro (China, Rusia, Irán, Turquía, Cuba). Finalmente, es necesario el desarrollo de vínculos con sectores de la economía venezolana en búsqueda de apoyos externos (agricultura sostenible, turismo eco-responsable, servicios terciarios), vigilando, claro está, su apego a buenas prácticas laborales, productivas y financieras.
- Seguir apoyando los esfuerzos de la sociedad organizada en Venezuela, tomando en cuenta su diversidad interna. En ese sentido, es importante observar que no todos los actores de la sociedad organizada se reivindican como integrantes de lo que suele ser denominado la sociedad civil, ni se apegan necesariamente al lenguaje de la acción humanitaria. Sin embargo, todos participan en la construcción de las redes de solidaridad necesarias para impulsar las capacidades de los venezolanos para afrontar su difícil cotidianidad. Esta dinámica es central para que los venezolanos puedan establecer espacios democráticos en su país. Una forma concreta de apoyar la sociedad organizada venezolana es dar a conocer mejor los planes puestos a su disposición desde la UE en términos de apoyo y desarrollo de actividades. El acceso a dichos planes debe estar adaptado a las situaciones prácticas y materiales del país, tomando en cuenta principalmente las terribles fallas en términos de infraestructura que aquejan a la población (electricidad, telefonía, internet, equipos de trabajo…).
- Garantizar estatus legales y protectores para los migrantes venezolanos: mientras más protegidos estén los venezolanos que hacen de los países de Europa su hogar, mayores potencialidades organizativas serán desarrolladas, y estos serán mejores aliados para la acción de la UE hacia Venezuela y hacia América Latina en general. Esto debe realizarse respetando el compromiso de la UE como lugar de refugio para quienes dejan atrás lugares donde la vida se hace demasiado difícil de sostener. Más de cinco millones de venezolanos han dejado el territorio nacional. Su gran mayoría ha realizado migraciones Sur-Sur. Una pequeña parte se dirige al continente europeo. Dichos migrantes necesitan poder presentarse ante autoridades que conozcan la dificultad de acceder a un pasaporte venezolano, así como a todo documento legal y apostillado. Necesitan que los requisitos legales se adapten a la situación real, conocida, y altamente documentada de su país de origen. Necesitan, en definitiva, que el compromiso contra el autoritarismo en Venezuela se repercuta en la protección efectiva de los venezolanos buscando refugio en Europa.
- Acompañar los esfuerzos de solidaridad de las organizaciones de los venezolanos de Europa. Dado el carácter relativamente reciente de las migraciones venezolanas de magnitud en Europa, la organización de los venezolanos de Europa es también emergente. Aun así, en los países con mayor presencia de venezolanos han surgido asociaciones que, vinculadas con las autoridades locales, han sabido construir acciones de apoyo a la sociedad organizada en Venezuela, en especial en lo humanitario (medicamentos, alimentación). La potencialidad de los venezolanos organizados en Europa es una oportunidad inigualable, en la que la UE puede sostenerse para construir vínculos eficientes y efectivos con la sociedad organizada en Venezuela. Apoyar el desarrollo y la profesionalización de dichos actores es el camino a seguir para aprovechar su potencialidad.
- Sobrepasar los límites formales necesarios para seguir construyendo política en Venezuela desde la solidaridad, entendiendo que allí donde las autoridades y el Estado venezolanos no pueden ser tomados en cuenta como aliados de confianza, la sociedad organizada puede serlo y debe ser tratada como tal, aprovechando todas sus potencialidades. Desde el vínculo con los venezolanos es posible seguir construyendo y profundizar planes de desarrollo y apoyo al sistema educativo, de salud, a las poblaciones vulnerables (niñez, juventud, trabajadores altamente precarizados, mujeres, vejez, poblaciones indígenas…). Finalmente, es necesario buscar las maneras de hacer las inversiones estructurales (infraestructuras, comunicación) que necesita urgentemente la población venezolana, por más que no se tenga claridad sobre el futuro político del país.
En conclusión, dada la consolidación autoritaria en Venezuela, mantener los vínculos con la sociedad organizada venezolana, tanto dentro como fuera del país, es esencial para sostener los espacios donde se practica la democracia, y para apoyar las redes que le permiten a los venezolanos enfrentar su cotidianidad. La UE debe apoyar y aprovechar el potencial de la sociedad organizada venezolana, un reto que sólo se puede afrontar a partir de la práctica concreta de la solidaridad y el compromiso con quienes construyen día a día la democracia plural.
Notas al pie
- Andréani, Fabrice y Bracho, Yoletty, When Exception Becomes the Norm – Crisis as an Ordinary Experience in Venezuela, Noria Research, July 2021.
- Como ya fue el caso en las últimas elecciones legislativas, con un record de abstención de 70%. Venezuela: en medio de una abstención de casi el 70%, el chavismo recupera el control del Parlamento, France 24, 7 de diciembre de 2020.
- Para revisar los efectos de la represión política en las coaliciones de la oposición tradicional, ver: Jiménez Maryhen, Lost in Fragmentation? The Recurrent Dilemmas of the Venezuelan Opposition and What to Do Next, Wilson Center, octubre de 2021.
- Rosales Antulio, Cómo Maduro «liberalizó» la economía venezolana, Nueva Sociedad, Octubre de 2021. El descontento de los venezolanos se sigue expresando en la calle: Se movilizaron unitariamente trabajadoras y trabajadores por una navidad sin presos políticos y contra paquete del gobierno, Laclase.info, noviembre de 2021.
- Sutherland Manuel, Las sanciones económicas contra Venezuela: consecuencias, crisis humanitaria, alternativas y acuerdo humanitario, PROVEA, 25 de noviembre de 2020.
- De Alba Mariano, Venezuela: International Criminal Court Probe Puts Maduro in a Quandary, International Crisis Group, 12 de noviembre de 2021.
- Ávila Kyemer, Differentiated Use of Institutional Violence in Venezuela, Noria Research, julio de 2021 ; Zubillaga Verónica, The Experience of Armed Violence in the Barrios of Caracas – Gangs, Military Operations, and Conflict Management in Day-To-Day Life, Noria Research, julio de 2021.
- Bustamante Ana M. and Sánchez Chacón Francisco J., Migration Insecurity in the Táchira (Venezuela) -Norte De Santander (Colombia) Border, Border Criminologies Blog, 9 de noviembre de 2021.