Durante su discurso —el primero de su segundo mandato— pronunciado esta mañana, miércoles 10 de septiembre, en Estrasburgo ante el Parlamento Europeo, la presidenta de la Comisión mencionó 17 veces la palabra «seguridad», 11 veces la palabra «defensa» y 12 veces la palabra «independencia», lo que supone un aumento significativo con respecto a años anteriores.

Por su parte, las palabras relacionadas con la transición ecológica o el clima están menos presentes este año en comparación con su primer mandato.

  • Mientras que Ursula von der Leyen mencionó la palabra «clima» 16 veces en 2021, 5 en 2022 y 9 en 2023, este año sólo la ha pronunciado 4 veces.
  • Del mismo modo, el término «transición», muy presente en su anterior discurso (11 veces en 2023), sólo se ha pronunciado dos veces.

Se observa una presencia muy marcada de Rusia, mencionada 14 veces este año, frente a las 5 del año pasado y las 7 de 2022, año de la invasión a gran escala de Ucrania.

  • Estados Unidos también está mucho más presente este año, con 8 apariciones frente a las 3 del año pasado y una sola hace dos años.
  • Por su parte, China aparece mencionada en 6 ocasiones, una cifra ligeramente superior a la media de los cuatro discursos anteriores (4,5).

Aunque Ursula von der Leyen ha reafirmado su compromiso con el Pacto Verde, afirma que escucha y tiene en cuenta las preocupaciones expresadas, trabajando para que la transición ecológica sea una oportunidad y no una carga para las empresas y los ciudadanos europeos.

Como nos confió Jean Pisani-Ferry en una entrevista publicada ayer en nuestras páginas: «Hace poco estuve en Bruselas: allí, ‘clima’ se ha convertido en una palabra malsonante. Se intenta preservar los objetivos, pero sin asumirlos ni siquiera atreverse a nombrarlos. Se prefiere hablar de soberanía o de resiliencia. Excepto que estos objetivos, por sí mismos, no impulsan la transición».

  • En el marco del acuerdo de Turnberry alcanzado entre Von der Leyen y Trump a finales de julio, la Unión se compromete a comprar 750.000 millones de dólares en energía estadounidense (petróleo, gas y productos nucleares) de aquí a 2028.
  • La compra de grandes cantidades de GNL estadounidense, que sustituiría a las importaciones rusas, implicaría una mayor dependencia del gas.
  • Según la mayoría de los estudios, esto tendría un impacto directo en los objetivos climáticos de la Unión y supondría un abandono de dichos objetivos. La Unión aspira a alcanzar la neutralidad en carbono para 2050.