Estados de la Unión

«Europa está en lucha», el estado de la Unión de Ursula Von der Leyen: texto íntegro 

Tras el verano de la «humillación», la presidenta de la Comisión Europea se enfrenta a una desconfianza sin precedentes, revelada ayer por nuestra encuesta exclusiva.

En un discurso sobre el estado de la Unión muy esperado, ha tratado de proponer un nuevo dispositivo.

¿Será suficiente para responder a los europeos? 

Publicamos su discurso en versión íntegra y lo comentamos línea por línea.

Alternando entre el inglés, el francés y el alemán, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pronunció hoy, miércoles 10 de septiembre, su quinto discurso sobre el estado de la Unión ante los diputados europeos reunidos en Estrasburgo.

Era la primera vez que pronunciaba este discurso —uno de los ejercicios más codificados de la vida política europea— desde su reelección para un segundo mandato, en julio de 2024.

Además, este discurso se produce en un contexto político tenso, tras un verano marcado por el acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos, anunciado en julio en el campo de golf de Donald Trump en Turnberry, en Escocia.

Como muestra nuestra última encuesta, realizada en cinco países que representan más del 60 % de la población de la Unión, los ciudadanos europeos siguieron de cerca esta secuencia, y más de dos tercios (71 %) afirmaron haber oído hablar del acuerdo y «entender bien» de qué se trata.

La presidenta de la Comisión ha sido objeto de numerosas críticas por el impacto que el acuerdo podría tener en los consumidores y las empresas europeas. Ella se defendió durante el discurso, subrayando que la relación comercial entre la Unión y los Estados Unidos representa más de 500.000 millones de euros en exportaciones cada año y sustenta millones de puestos de trabajo en Europa.

Ursula von der Leyen también dedicó una parte importante de su intervención a la política europea de apoyo a Ucrania y pidió el cese de los combates en Gaza, al tiempo que condenó el nuevo proyecto de colonia israelí denominado «E1», aprobado el mes pasado. Este podría dividir de facto Cisjordania en dos y amenazar a largo plazo la creación de un Estado palestino.

También se anunciaron nuevos programas e iniciativas en materia de defensa, redes, infraestructuras y energía, así como una próxima iniciativa legislativa en materia de vivienda.

Presidenta Metsola:

Señorías:

Europa está en lucha.

Está en lucha por un continente completo y en paz.

Por una Europa libre e independiente.

Un combate por nuestros valores y nuestras democracias.

Un combate por nuestra libertad y nuestra capacidad de determinar nuestro destino por nosotros mismos.

No se confundan: es un combate por nuestro futuro.

Le he dado muchas vueltas antes de decidir comenzar este discurso sobre el estado de la Unión con una aseveración tan dura.

Después de todo, los europeos no estamos acostumbrados a hablar en esos términos ni nos sentimos cómodos haciéndolo.

Porque nuestra Unión es fundamentalmente un proyecto de paz.

Pero lo cierto es que el mundo de hoy es implacable.

Y no podemos maquillar las dificultades que los europeos sienten cada día.

Sienten que se mueve el terreno sobre el que pisan.

Sienten que las cosas se ponen más difíciles precisamente cuando ellos están trabajando cada vez más duro.

Sienten el impacto de la crisis mundial.

Del aumento del coste de la vida.

Sienten la velocidad con que el cambio afecta a sus vidas y a sus carreras.

Y les preocupa la interminable espiral de acontecimientos que ven en las noticias, desde las devastadoras escenas de Gaza hasta la incesante descarga rusa sobre Ucrania.

No podemos limitarnos a esperar a que pase esta tormenta.

Este verano nos ha demostrado que sencillamente no hay espacio ni tiempo para la nostalgia.

En este preciso momento se están trazando las líneas de batalla para un nuevo orden mundial basado en el poder.

De modo que, sí, Europa tiene que luchar.

Por su lugar en un mundo en el que muchas grandes potencias son ambivalentes o abiertamente hostiles hacia Europa.

Un mundo de ambiciones imperiales y guerras imperiales.

Un mundo en el que las dependencias se instrumentalizan como arma de forma despiadada.

Y es por todas estas razones por las que debe surgir una nueva Europa.

Ursula von der Leyen hace un balance que suena como una confesión de fracaso del proyecto europeo. Este se basaba en la creencia en la capacidad de Europa para influir en el resto del mundo: se suponía que la pacificación de Europa ofrecería un modelo envidiable y pondría en marcha una dinámica de pacificación global.

Hoy, los hechos desmienten esa esperanza. La presidenta de la Comisión Europea no puede sino constatar que las relaciones internacionales siguen estando dominadas por las relaciones de poder.

Por lo tanto, los europeos se ven obligados a hablar el lenguaje del poder que esperaban repudiar. Deben adaptarse a la realidad de un mundo que no han logrado moldear a su imagen y que sigue siendo «despiadado».

Señorías:

Este debe ser el Momento de la Independencia de Europa. 

Creo que esta es la misión de nuestra Unión.

Ser capaces de hacernos cargo de nuestra defensa y nuestra seguridad.

Asumir el control de las tecnologías y las energías que sustentarán nuestras economías.

El llamamiento de Ursula von der Leyen a favor de la «independencia de Europa» es una respuesta directa a la humillante puesta en escena de la dependencia europea de Estados Unidos que supuso la firma del desigual tratado comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos a finales de julio. Un episodio que podría calificarse como el «día de la dependencia» para Europa.

Mientras que la última oleada de nuestra encuesta Eurobazuca refleja el fuerte deterioro de la imagen de la presidenta de la Comisión tras este episodio, Ursula von der Leyen intenta disipar la imagen de debilidad que ahora se le atribuye.

Decidir en qué tipo de sociedad y de democracia queremos vivir.

Estar abiertos al mundo y optar por establecer asociaciones con nuevos y antiguos aliados.

En definitiva, se trata de tener la libertad y el poder para determinar nuestro propio destino.

Y sabemos que podemos hacerlo.

Porque juntos hemos demostrado lo que es posible cuando tenemos la misma ambición, unidad y sentido de la urgencia.

He perdido la cuenta de las veces que me han dicho que Europa no podía hacer esto o aquello.

Durante la pandemia. Sobre el plan de recuperación. Sobre la defensa. Sobre el apoyo a Ucrania. Sobre la seguridad energética.

Y la lista continúa.

Una y otra vez, Europa se mantuvo unida y salió adelante.

Y ahora tenemos que hacer lo mismo.

Tras un comienzo pesimista del discurso, destinado a insistir en la gravedad del momento que atraviesan los europeos, Ursula von der Leyen recuerda los éxitos pasados de la comunidad europea para infundir optimismo a su audiencia y convencerla de que los europeos tienen los medios para hacer frente a los retos a los que se enfrentan.

Por eso, Señorías, la pregunta central que se nos plantea hoy es bien sencilla.

¿Tiene Europa estómago para este combate?

¿Tenemos la unidad y el sentido de la urgencia necesarios?

¿La voluntad política y la destreza política para llegar a acuerdos?

¿O queremos más bien luchar solo entre nosotros?

Dejar que nos paralicen nuestras divisiones.

A esto es a lo que todos tenemos que responder: todos los Estados miembros, todos los miembros de esta Cámara y todos los comisarios.

Todos nosotros.

Tal y como yo lo veo, la elección está clara.

Por lo tanto, mis palabras de hoy son palabras para la unidad.

Unidad entre los Estados miembros.

Unidad entre las instituciones de la UE.

Unidad entre las fuerzas democráticas proeuropeas en esta Cámara.

Comparezco hoy aquí, con el Colegio al completo, preparada para hacer que esto suceda junto con ustedes.

Preparada para reforzar la mayoría democrática proeuropea.

Porque es la única que puede ofrecer resultados a los europeos. 

Ursula von der Leyen aboga por la unidad europea, que considera más necesaria que nunca. Insiste en que las numerosas adversidades a las que se enfrentan los europeos fuera del continente deberían animarlos a mostrar una mayor unidad dentro de él. Ante la «urgencia» del momento, aboga por dejar de lado las desavenencias intraeuropeas para presentar al mundo un frente unido.

Señorías:

Libertad e independencia son precisamente aquello por lo que lucha hoy el pueblo ucraniano.

Personas como Sasha y su abuela.

Sasha tenía solo once años cuando los rusos atacaron.

Él y su madre buscaron refugio en un sótano en su ciudad de Mariúpol.

Una mañana, salieron a buscar algo de comida.

Y entonces fue cuando se desató el caos.

Una lluvia de bombas rusas sobre un barrio civil.

Todo se oscureció y Sasha sintió que le ardía la cara.

Tenía metralla justo debajo de un ojo.

En cuestión de días, la ciudad fue asaltada por soldados rusos.

Se llevaron a Sasha y a su madre a lo que los rusos llamaron un «campo de filtración».

Después separaron a Sasha.

Le dijeron que no necesitaba a su madre.

Que viajaría a Rusia y tendría una madre rusa.

Un pasaporte ruso.

Un nombre ruso.

Lo enviaron a Donetsk ocupada.

Pero Sasha no se rindió.

En una parada en el camino, le pidió prestado su teléfono a un desconocido.

Y llamó a su abuela, Liudmyla, que vivía en la Ucrania libre.

«Baba, quiero que me lleves a casa».

Ella no lo dudó ni un segundo.

Sus amigos le dijeron que era una locura tratar de ir.

Pero Liudmyla removió montañas para llegar hasta él.

Con la ayuda del Gobierno ucraniano, viajó a Polonia, a Lituania, a Letonia, a Rusia y, finalmente, a la Ucrania ocupada.

Rescató a Sasha.

Y el largo viaje de regreso lo trajo también de vuelta a la seguridad.

Pero siguen teniendo el corazón roto.

Cada día siguen luchando por encontrar a la madre de Sasha, atrapada en algún lugar por la brutal guerra de Rusia.

Quisiera dar las gracias a Sasha y a Liudmyla por permitirme compartir su historia.

Es un honor para mí que estén hoy aquí con nosotros.

Señorías:

Les invito a unirse a mí para rendir homenaje a Sasha, a Liudmyla y a la incesante lucha de Ucrania por la libertad.

Lamentablemente, la historia de Sasha no es ni mucho menos una historia aislada.

Hay decenas de miles de niños ucranianos más de los que no sabemos qué ha sido.

Capturados. Amenazados. Obligados a negar su identidad.

Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para apoyar a los niños de Ucrania.

Por eso puedo anunciar que, junto con Ucrania y otros socios, organizaré una cumbre de la Coalición Internacional para el Retorno de los Niños Ucranianos.

Todos los niños secuestrados deben ser devueltos.

Señorías:

Esta guerra debe terminar con una paz justa y duradera para Ucrania.

Porque la libertad de Ucrania es la libertad de Europa.

Las imágenes de Alaska no fueron fáciles de asimilar.

Pero solo unos días después, los dirigentes europeos acudieron a Washington para apoyar al presidente Zelenski y llegar a acuerdos.

Desde entonces se han hecho avances reales.

La semana pasada, sin ir más lejos, veintiséis países de la Coalición de los Dispuestos declararon su disposición a formar parte de una fuerza de seguridad en Ucrania, en el contexto de un alto el fuego.

Seguiremos apoyando todos los esfuerzos diplomáticos para poner fin a esta guerra.

Pero todos hemos visto lo que entiende Rusia por «diplomacia».

Putin se niega a reunirse con el presidente Zelenski.

La semana pasada, Rusia lanzó el mayor número de drones y misiles balísticos en un único ataque.

Ayer mismo, se produjo un ataque con misil en un pueblo de la provincia de Donetsk contra personas que esperaban para recoger su pensión.

Mataron a más de veinte.

Y justo hoy, hemos sido testigos de una violación temeraria y sin precedentes del espacio aéreo polaco y (por tanto) europeo por parte de más de diez drones rusos.

Europa se solidariza plenamente con Polonia.

El mensaje de Putin es claro.

Y nuestra respuesta debe ser clara también.

Tenemos que presionar más a Rusia para traerla a la mesa de negociaciones.

Necesitamos más sanciones.

Estamos trabajando ya en el decimonoveno paquete en coordinación con socios.

Nos estamos fijando especialmente en acelerar la eliminación gradual de los combustibles fósiles rusos, en la flota clandestina y en los terceros países.

Y al mismo tiempo necesitamos más apoyo para Ucrania.

Nadie ha contribuido tanto como Europa.

Cerca de 170.000 millones de euros de ayuda militar y económica hasta la fecha.

Ursula von der Leyen reafirma su determinación de mantener y aumentar el apoyo de los europeos a Ucrania con el fin de colocar a sus dirigentes en las mejores condiciones posibles para unas posibles negociaciones de paz con Moscú. Sin embargo, la multiplicación de los planes de ayuda al esfuerzo de guerra ucraniano y de las sanciones contra Moscú pone de manifiesto su relativa eficacia.

Pero hará falta más.

Y no deben ser los contribuyentes europeos quienes soporten por sí solos la mayor parte de esta carga.

Esta es la guerra de Rusia. Y es Rusia la que debe pagar.

Por eso debemos ponernos a trabajar urgentemente en una nueva solución, basada en los activos inmovilizados rusos, para financiar el esfuerzo de guerra de Ucrania.

Con los saldos de efectivo asociados a estos activos rusos podemos conceder a Ucrania un préstamo de reparaciones.

Los activos como tales no se tocarán.

Y el riesgo deberá asumirse de manera colectiva.

Ucrania solo reembolsará el préstamo una vez que Rusia pague las reparaciones.

El dinero ayudará a Ucrania de forma inmediata.

Pero será crucial también a medio y largo plazo para la seguridad de Ucrania.

Por ejemplo, financiando unas fuerzas armadas ucranianas fuertes como primera línea de las garantías de seguridad.

Propondremos un nuevo programa.

Lo llamamos «ventaja militar cualitativa».

Apoyará la inversión en las capacidades de las fuerzas armadas ucranianas.

Por ejemplo, los drones.

Antes de la guerra, Ucrania no los tenía.

Hoy, más de dos tercios de las pérdidas de equipos rusos son atribuibles al uso de drones por parte de Ucrania.

Esto no supone solo una ventaja en el campo de batalla.

Es un recordatorio del poder del ingenio humano en nuestras sociedades abiertas.

Pero Rusia se está recuperando rápidamente, con el apoyo de drones Shahed diseñados por Irán.

Y está aprovechando la ventaja de la producción industrial en masa.

El sábado, en una sola noche, Rusia envió ochocientos drones a Ucrania.

Así que el ingenio ayudó a abrir una puerta para la defensa de Ucrania.

Pero, por la otra parte, el poder industrial bruto podría amenazar con cerrarla de golpe.

Pues bien, nosotros podemos utilizar nuestra fortaleza industrial para ayudar a Ucrania a contraatacar en esta guerra de drones.

Podemos ayudar a transformar el ingenio ucraniano en superioridad en el campo de batalla y, a la vez, en industrialización conjunta.  

Esta es la razón por la que puedo anunciar también que Europa adelantará 6.000 millones de euros de los préstamos de aceleración de los ingresos extraordinarios y suscribirá una Alianza para los Drones con Ucrania.

Ucrania tiene el ingenio.

Lo que necesita ahora es escala.

Y juntos, podemos lograrla: para que Ucrania mantenga su ventaja y Europa refuerce la suya.

Señorías:

La economía de guerra de Putin continuará aunque cese la guerra.

Esto significa que Europa debe estar dispuesta a asumir la responsabilidad de su propia seguridad.

Por supuesto, la OTAN seguirá siendo esencial en cualquier caso. 

Pero solo una postura de defensa europea fuerte y creíble puede garantizar nuestra seguridad.

Y en estos últimos años hemos hecho avances históricos para construir nuestra Unión Europea de Defensa.

Aunque reafirma el compromiso de los europeos con la OTAN, Ursula von der Leyen reconoce el debilitamiento de la solidaridad transatlántica provocado por las decisiones y declaraciones hostiles del presidente Trump. Por lo tanto, aboga por el desarrollo de una defensa europea autónoma que permita a los europeos garantizar por sí solos la defensa de Europa y así paliar una posible deserción estadounidense.

A principios de este año presentamos el plan «Preparación 2030», que podría movilizar hasta 800.000 millones de euros de inversiones en el ámbito de la defensa.

Esto incluye también el instrumento SAFE, que está ya en condiciones de proporcionar 150.000 millones de euros para compras conjuntas.

Ya hay diecinueve Estados miembros que han presentado una solicitud.

Se han completado todas las suscripciones con cargo al programa, lo cual es una buena noticia.

Estamos trabajando también para conceder una prima a quienes apoyan a Ucrania o compran material ucraniano.

Se trata de una ayuda económica urgente para afrontar una necesidad urgente.

La semana pasada pude verlo con mis propios ojos durante una visita a los Estados miembros que están en primera línea.

Ellos son los que mejor conocen la amenaza rusa.

Y no hay ninguna duda: el flanco oriental de Europa protege a toda Europa.

Desde el mar Báltico hasta el mar Negro.

Por eso debemos invertir para apoyarlo con una guardia del flanco oriental.

Esto significa dotar a Europa de medios estratégicos independientes. 

Debemos invertir en la vigilancia espacial en tiempo real para que ningún movimiento de fuerzas pase desapercibido.

Debemos responder a la llamada de nuestros amigos bálticos y construir ese muro de drones.

Esto no es una ambición abstracta.

Es el fundamento de una defensa creíble.

Una capacidad europea desarrollada, desplegada y mantenida conjuntamente, preparada para reaccionar en tiempo real, sin ambigüedad alguna sobre nuestras intenciones.

Europa defenderá cada centímetro cuadrado de su territorio.

En todos los países que he visitado he escuchado el mismo mensaje: no hay tiempo que perder.

Por tanto, en el próximo Consejo Europeo presentaremos una hoja de ruta clara.

Para poner en marcha nuevos proyectos comunes en materia de defensa.

Fijar objetivos precisos para 2030.

Y crear un semestre europeo de la defensa.

2030 está a la vuelta de la esquina.

Y es hoy cuando Europa debe prepararse.

Señorías:

Cuando hablamos de independencia, hablamos de elegir nuestro destino.

Es por eso por lo que está luchando Ucrania.

Y es lo que todos los europeos se merecen.

Porque Europa es una idea: la idea de libertad y de fuerza mutua.

Esta fue la idea que impulsó a la generación posterior a 1989.

Cuando el este y el oeste se unieron.

Y es tan potente ahora como lo era entonces.

Esa es la razón por la que estamos acercando a futuros Estados miembros a nuestra Unión.

Mediante la inversión. El apoyo a las reformas. La integración en el mercado único.

Debemos mantener el ritmo de este proceso basado en los méritos.

Porque solo una Europa unida —y reunificada— puede ser una Europa independiente.

Una Unión más grande y más fuerte es una garantía de seguridad para todos nosotros.

Y porque para Ucrania, para Moldavia y para los Balcanes Occidentales, su futuro está en nuestra Unión.

Hagamos que suceda la próxima reunificación de Europa.

Ursula von der Leyen apoya el proceso de adhesión de Ucrania, Moldavia y los Estados de los Balcanes Occidentales a la Unión Europea. Una ampliación que ella asimila a una nueva «reunificación» del continente que sería beneficiosa tanto para los países en cuestión como para el conjunto de la Unión, que se vería reforzada por la integración de nuevos miembros que aumentarían su fuerza e independencia.

Señorías:

Lo que está sucediendo en Gaza ha sacudido la conciencia del mundo.

Personas asesinadas mientras piden comida.

Madres que sostienen a niños sin vida.

Estas imágenes son simplemente catastróficas.

Así que quiero empezar con un mensaje muy claro:

La hambruna provocada por el hombre nunca puede ser un arma de guerra.

Por el bien de los niños, por el de la humanidad, esto debe parar.

Esto obedece también a un cambio sistemático iniciado en los últimos meses, que es simplemente inaceptable.

Hemos sido testigos de la asfixia financiera de la Autoridad Palestina.

De los planes para un proyecto de asentamiento en la denominada zona E1, que básicamente separaría a la Cisjordania ocupada de Jerusalén Este.

De las actuaciones y declaraciones de los ministros más extremistas del Gobierno israelí incitando a la violencia.

Todo ello apunta a un claro intento de minar la solución de dos Estados.

De socavar la visión de un Estado palestino viable, y no debemos dejar que esto ocurra.

Señorías:

Realmente me duele decir esto.

Y sé que, para muchos ciudadanos, la incapacidad de Europa para alcanzar un acuerdo sobre la manera de avanzar en común es igualmente dolorosa.

Preguntan cuánto deben empeorar aún las cosas para que la respuesta sea unánime.

Lo entiendo.

Porque lo que ocurre en Gaza es inaceptable.

Y porque Europa debe liderar el camino, al igual que ha hecho antes.

Nuestro apoyo financiero y nuestra ayuda humanitaria superan con creces a los de cualquier otro socio.

Nuestro compromiso con una Autoridad Palestina viable mantiene viva la solución de dos Estados.

Y debemos instar a otros a comprometerse también urgentemente, tanto en la región como fuera de ella.

Pero, por supuesto, Europa necesita hacer más.

Muchos Estados miembros han ido más allá por su cuenta.

Por nuestra parte, propusimos suspender parte de nuestra financiación de Horizonte 2020.

Pero sin una mayoría, la propuesta está bloqueada.

Debemos superar esta situación.

No podemos permitirnos el lujo de paralizarnos.

Por eso propondré un paquete de medidas para abrir camino y buscar la manera de avanzar.

En primer lugar, la Comisión hará todo lo que pueda por sí sola.

Dejaremos en suspenso nuestro apoyo bilateral a Israel.

Detendremos todos los pagos en estos ámbitos, sin que ello afecte a nuestro trabajo con la sociedad civil israelí o Yad Vashem.

En segundo lugar, presentaremos otras dos propuestas al Consejo.

Propondremos sanciones a los ministros extremistas y a los colonos violentos.

Y propondremos, asimismo, una suspensión parcial del Acuerdo de Asociación sobre cuestiones relacionadas con el comercio.

Soy consciente de que será difícil encontrar mayorías.

Y sé que cualquier medida será excesiva para algunos.

Y se quedará corta para otros.

Pero todos debemos asumir nuestras propias responsabilidades: el Parlamento, el Consejo y la Comisión.

En tercer lugar, el mes que viene crearemos un Grupo de Donantes de Palestina, que incluirá un instrumento específico para la reconstrucción de Gaza.

Se tratará de un esfuerzo internacional con los socios regionales.

Y se basará en el impulso de la Conferencia de Nueva York, organizada por Francia y Arabia Saudí.

Tras el ataque contra los negociadores de Hamás en territorio qatarí y mientras la situación humanitaria en Gaza sigue empeorando, Ursula von der Leyen endurece su tono hacia Israel y promete nuevas sanciones europeas. Sin embargo, se muestra realista en cuanto a la dificultad de aplicarlas, dada la división de los Estados miembros sobre el tema.

La incapacidad de los europeos para hablar con una sola voz sobre la situación en Gaza les impide influir en el curso de los acontecimientos. Ofrece al resto del mundo la poco gloriosa imagen de una Unión Europea que se ha vuelto inaudible debido a sus divisiones internas. Una situación aún menos aceptable si se tiene en cuenta que es la principal proveedora de ayuda humanitaria a los palestinos.

Señorías:

Hace mucho tiempo que soy amiga del pueblo de Israel.

Sé hasta qué punto los ataques atroces perpetrados por terroristas de Hamás el 7 de octubre conmocionaron y afligieron a la nación.

Los rehenes llevan ahora, desde el 7 de octubre, más de 700 días retenidos por terroristas de Hamás.

Son 700 días de dolor y sufrimiento.

No puede haber nunca un lugar para Hamás, ni ahora ni en el futuro.

Porque son terroristas que quieren destruir Israel.

Y están infligiendo también terror a su propio pueblo.

Tomando su futuro como rehén.

El objetivo de Europa siempre ha sido el mismo.

Seguridad real para Israel y un presente y futuro seguros para todos los palestinos.

Y esto significa que los rehenes deben ser liberados.

Que debe existir un acceso ilimitado para toda la ayuda humanitaria.

Y que debe declararse un alto el fuego inmediato.

Sin embargo, a largo plazo, el único plan de paz realista es aquel basado en dos Estados.

Vivir codo con codo en paz y seguridad.

Con una Israel segura, una autoridad palestina viable y sin la lacra de Hamás.

Esto es lo que Europa siempre ha defendido.

Y ha llegado el momento de que nos unamos y ayudemos a que esto se haga realidad.

Señorías:

La independencia de Europa dependerá de su capacidad para competir en los tiempos turbulentos actuales.

Aquí en Europa, tenemos todo lo necesario para prosperar, desde el mercado único hasta nuestra economía social de mercado.

Pero sabemos que hacemos frente a fuertes turbulencias económicas y geopolíticas.

Y hemos visto cómo las dependencias pueden funcionar en contra nuestra.

Por ese motivo, invertiremos masivamente en tecnologías digitales y limpias.

Con más inversión en nuestro futuro Fondo de Competitividad y el doble en Horizonte Europa, nuestro programa de investigación e innovación.

Y estamos abordando los principales cuellos de botella señalados por el informe Draghi, desde la energía hasta los capitales y desde la inversión a la simplificación.

Publicado en septiembre de 2024, el informe del expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, propone una serie de reformas destinadas a aumentar la competitividad de la Unión Europea. En particular, aboga por que la Unión Europea realice 800.000 millones de euros de inversiones adicionales al año, lo que equivale al 5 % de su PIB.

Hemos mantenido diálogos estratégicos con industrias clave, desde los automóviles a los productos químicos, desde la siderúrgica a la farmacéutica, y desde la defensa a la agricultura.

En cada sector, el mensaje es el mismo.

Para proteger el empleo, debemos facilitar la actividad empresarial en Europa.

Y los paquetes de simplificación que hemos puesto sobre la mesa hasta la fecha harán cambiar la situación.

Menos papeleo, menos solapamientos y normas menos complejas.

Nuestras propuestas reducirán los costes burocráticos de las empresas europeas en 8.000 millones de euros al año.

El euro digital, por ejemplo, pondrá las cosas más fáciles tanto a las empresas como a los consumidores.

Y tenemos otros paquetes de simplificación en camino, por ejemplo, sobre movilidad militar o el ámbito digital.

Por lo que respecta a las empresas innovadoras, estamos preparando el denominado vigésimo octavo régimen y acelerando los trabajos sobre la Unión de Ahorros e Inversiones.

Porque tenemos muchas empresas emergentes de alto potencial en tecnologías clave como la cuántica, la IA o la biotecnología.

Ante los retos que plantea la innovación y la necesidad de que la Unión Europea coordine un esfuerzo de economías de escala, la fragmentación de las legislaciones nacionales se percibe como un freno a la competitividad del continente. Para responder a ello, numerosos expertos abogan por la creación de un régimen jurídico común, el de un «28.º Estado» ficticio de la Unión.

A medida que crecen, la disponibilidad limitada de capital riesgo las obliga a acudir a inversores extranjeros.

Se trata de riqueza y puestos de trabajo que se van a otros lugares.

Lo que pone en peligro nuestra soberanía tecnológica.

Por ello, la Comisión colaborará con inversores privados en un fondo europeo para empresas en expansión dotado con miles de millones de euros.

Contribuirá a realizar importantes inversiones en empresas jóvenes y de rápido crecimiento en ámbitos tecnológicos críticos.

Porque queremos que los mejores de Europa elijan Europa.

Señorías:

Nuestro mayor activo es el mercado único, pero sigue inacabado.

El FMI estima que los obstáculos internos dentro del mercado único equivalen a un arancel del 45 % sobre las mercancías.

Y del 110 % sobre los servicios.

Pensemos simplemente en lo que nos estamos perdiendo.

Y, como subraya el informe Letta, el mercado único sigue estando incompleto, principalmente en tres ámbitos: finanzas, energía y telecomunicaciones.

Necesitamos plazos políticos claros.

Por eso presentaremos una hoja de ruta para el mercado único hasta 2028.

Sobre capitales, servicios, energía, telecomunicaciones, el vigésimo octavo régimen y la quinta libertad para el conocimiento y la innovación.

Solo lo que se mide, se hace.

Publicado en abril de 2024, el informe del expresidente del Consejo italiano Enrico Letta sobre el futuro del mercado único europeo propone medidas destinadas a acelerar la unión de los mercados de capitales y evitar el estancamiento de la economía europea.

Señorías:

Esto también apoyará la inversión en tecnologías que alimenten nuestra economía.

Limpia y digital.

Tomemos la inteligencia artificial.

Una IA europea es esencial para nuestra futura independencia.

Ayudará a impulsar nuestras industrias y nuestras sociedades.

De la asistencia sanitaria a la defensa.

Por eso, nos centraremos en los primeros elementos clave, desde la Ley de desarrollo de la computación en nube y la inteligencia artificial hasta el espacio controlado de pruebas en el ámbito de la tecnología cuántica.

Estamos invirtiendo masivamente en Gigafactorías de IA europeas.

Ayudan a nuestras empresas emergentes innovadoras a desarrollar, formar, entrenar y poner en práctica sus modelos de IA de próxima generación.

Cuando pedimos al sector privado que aunara fuerzas con nosotros, la respuesta fue abrumadora.

Y más tarde, hoy mismo, me reuniré con los directores generales de algunos de los mayores líderes tecnológicos europeos.

Entregarán su Declaración Europea en materia de IA y Tecnología.

Esto es, su compromiso de invertir en la soberanía tecnológica de Europa.

Y también debemos adoptar el mismo enfoque en materia de tecnologías limpias, desde el acero hasta las baterías.

El sector europeo de las tecnologías limpias debe permanecer en Europa, y para ello tenemos que tomar medidas urgentes.

Con el Pacto por una Industria Limpia, hemos señalado los principales escollos que frenan estos sectores.

Ahora tenemos que pisar el acelerador en cuanto a la aplicación.

Porque los inversores quieren saber que, si invierten, habrá demanda de productos limpios hechos en Europa.

Por este motivo, los mercados pioneros deben ocupar un lugar central en nuestra actuación.

Para provocar un ciclo virtuoso.

Donde tanto la oferta como la demanda aumenten y los precios bajen.

Por lo que respecta a la oferta, pondremos en marcha un paquete impulsor de las baterías.

Esto supondrá un aumento de 1.800 millones de euros en capital para fomentar la producción en Europa.

Las baterías son un facilitador clave de otras tecnologías limpias, especialmente de los vehículos eléctricos.

Por lo tanto, están directamente relacionadas con nuestra independencia.

Por lo que respecta a la demanda, debemos impulsar urgentemente la demanda de liderazgo industrial europeo en tecnologías limpias.

 Por eso introduciremos el criterio «hecho en Europa» en la contratación pública.

Y cuando invirtamos en Global Gateway, por ejemplo, ofreceremos fuertes incentivos para que los socios compren productos europeos.

Estoy convencida: el futuro de las tecnologías limpias se seguirá «haciendo» en Europa.

Pero para ello también tendremos que asegurarnos de que nuestra industria disponga de los materiales aquí en Europa.

Y la única solución en este caso es crear una economía verdaderamente circular.

Así pues, tenemos que avanzar más rápidamente en la Ley de Economía Circular.

E ir más allá en los sectores que están preparados.

Por último, debemos mantener la velocidad.

Así pues, la Comisión propondrá una Ley de Aceleración Industrial para los sectores y las tecnologías estratégicas clave.

En resumen, por lo que respecta a las tecnologías digitales y limpias: deben ser más rápidas, inteligentes y europeas.

Señorías:

Ya en la actualidad, las fuentes hipocarbónicas representan más del 70 % de nuestra electricidad.

Somos líderes mundiales en materia de patentes de tecnologías limpias, por delante de Estados Unidos, y compitiendo con China.

Estamos alcanzando a Estados Unidos en cuanto a capital riesgo para las tecnologías limpias y vamos muy por delante de China.

Estamos efectivamente en vías de alcanzar nuestro objetivo para 2030 de reducir las emisiones en al menos un 55 %.

Este es el poder del Pacto Verde Europeo.

Y debemos seguir el rumbo de nuestros objetivos climáticos y medioambientales.

La ciencia es muy clara.

Y los argumentos con respecto a la economía y la seguridad son igualmente convincentes.

De hecho, esta transformación es fundamental para el impulso a nuestra independencia.

Porque reduce nuestra dependencia energética.

Porque la producción circular limita nuestras dependencias estratégicas.

Y porque crea industrias pioneras que pueden exportar las soluciones a terceros.

Cuando hablo con el Sur Global, desde África y la India hasta Asia Central, me dicen que están buscando soluciones.

Se trata de mercados en rápida evolución y la decisión de quién dominará los mercados aún no se ha tomado.

Nosotros somos los que podemos satisfacer esta creciente demanda de soluciones.

Pero nada está garantizado.

De ahí que la Comisión propusiera los objetivos para 2040 diez años después del Acuerdo de París.

Sé que a muchas personas les preocupa la magnitud de lo que se avecina.

Por eso, la transición debe apoyar a las personas y reforzar la industria.

Esto significa impulsar masivamente nuestra inversión pública y privada.

Crear mercados líderes para productos circulares y limpios que generen empleo e inversiones en Europa.

Garantizar una transición justa para todos, por ejemplo, con el Fondo Social para el Clima.

Garantizar la igualdad de condiciones a escala mundial, en particular promoviendo la tarificación del carbono.

Ursula von der Leyen reafirma su compromiso con el Pacto Verde, anunciado en diciembre de 2019, cuyo objetivo es llevar a la Unión Europea a la neutralidad en carbono en 2050.

Se niega a ceder ante las voces que, incluso dentro de su propio bando, piden reducir las ambiciones en este ámbito por temor a las consecuencias económicas, políticas y sociales de las políticas medioambientales. No obstante, afirma que escucha y tiene en cuenta estas preocupaciones, trabajando para que la transición ecológica sea una oportunidad y no una carga para las empresas y los ciudadanos europeos.

Recuerda que esta transición también es necesaria para consolidar la soberanía y la seguridad europeas, ya que contribuye a reducir su dependencia energética del resto del mundo, que supone una vulnerabilidad potencial.

Europa debe proteger sus industrias.

Están haciendo lo correcto para reducir las emisiones de carbono.

Y deben ser recompensadas e incentivadas.

De lo contrario, nos arriesgamos a depender de las importaciones de acero que nuestros fabricantes de automóviles necesitan o de los fertilizantes que requieren nuestros agricultores.

Estaríamos a merced del precio, el volumen y la calidad de lo que otros puedan y estén dispuestos a suministrar.

Tomemos el acero y otros metales.

El exceso de capacidad mundial está reduciendo los márgenes y desincentivando el pago de una prima limpia.

Esto dificulta que la industria siderúrgica europea invierta en descarbonización.

De ahí que la Comisión vaya a proponer un nuevo instrumento comercial a largo plazo que suceda a las salvaguardias que expiran en el sector del acero.

Europa siempre permanecerá abierta.

Nos gusta la competencia.

Pero siempre protegeremos a nuestra industria de la competencia desleal.

Señorías:

Cuando hablamos de competitividad hablamos de empleo.

Estamos hablando de las personas y de sus medios de subsistencia.

Así pues, la principal consideración es que los trabajadores deben estar capacitados si queremos tener una economía competitiva.

Por esta razón, propondremos una Ley de Empleo de Calidad.

Garantizar que el empleo moderno vaya a la par con la economía moderna.

Y esto es importante porque sabemos lo mal que lo han pasado muchas familias.

Cómo se han disparado los costes.

Los sacrificios que hacen para llegar a fin de mes.

Se trata de una cuestión de justicia social básica.

Por ello, necesitamos urgentemente una estrategia europea de lucha contra la pobreza que sea ambiciosa.

Presentaremos nuestro plan para ayudar a erradicar la pobreza de aquí a 2050.

Respaldado por una sólida Garantía Infantil para proteger a nuestros niños de la pobreza.

También presentaremos una serie de paquetes de medidas sobre la asequibilidad y el coste de la vida.

Permítanme que les dé cuatro ejemplos ilustrativos.

El primero es la energía.

Cuando los costes de la energía aumentan, no se trata solo de cifras en una factura.

Lo que se ve afectado es cada una de las facetas de la vida de las personas.

Así pues, en el momento álgido de la crisis energética de los últimos años, Europa actuó.

Y gracias a este esfuerzo común, conseguimos estabilizar rápidamente los precios y garantizar el suministro.

Ahora vamos camino de la independencia energética.

Pero las facturas energéticas siguen siendo una verdadera fuente de ansiedad para millones de europeos.

Y los costes siguen siendo estructuralmente elevados para la industria.

Sabemos qué fue lo que hizo subir los precios: la dependencia de los combustibles fósiles rusos.

Así pues, ha llegado el momento de eliminar los sucios combustibles fósiles rusos.

Y sabemos qué es lo que reduce los precios: la energía limpia generada en casa.

Tenemos que generar más energía renovable autóctona, con la energía nuclear como carga base.

Pero también debemos modernizar nuestras infraestructuras e interconectores e invertir en ellos urgentemente.

Por eso propondremos un nuevo paquete de medidas sobre las redes para reforzar nuestra infraestructura de red y acelerar la concesión de permisos.

Y junto con esto, hoy presento una nueva iniciativa denominada Autopistas Energéticas.

Hemos detectado ocho cuellos de botella críticos en nuestra infraestructura energética.

Desde el estrecho de Øresund hasta el canal de Sicilia.

Ahora trabajaremos para eliminar estos cuellos de botella uno por uno.

Reuniremos a los gobiernos y a los servicios públicos para abordar todas las cuestiones pendientes.

Porque, ahora mismo, lo que los europeos necesitan es una energía asequible.

Señorías:

Un hogar no son solo cuatro paredes y un techo.

Es seguridad, calidez y un lugar para la familia y los amigos.

Es pertenecer.

Sin embargo, hoy en día, el hogar se ha convertido en una fuente de ansiedad para demasiados europeos.

Puede ser sinónimo de deuda o de incertidumbre.

Las cifras reflejan una dolorosa realidad.

Los precios de la vivienda han aumentado más de un 20 % desde 2015.

Los permisos de construcción se han reducido en más de un 20 % en cinco años.

Estamos hablando de algo más grave que una crisis de la vivienda.

Se trata de una crisis social.

Una crisis que desgarra el tejido social de Europa.

Que debilita nuestra cohesión.

Y que, además, supone una amenaza para nuestra competitividad.

A los enfermeros, a las profesoras y a los bomberos no les alcanza el sueldo para vivir cerca del lugar donde prestan sus servicios.

Los estudiantes abandonan los estudios porque no pueden pagar el alquiler.

Los jóvenes retrasan el momento de formar una familia.

Ese es el motivo por el cual presentaremos, todavía este año —una vez recibamos sus aportaciones—, el plan europeo de vivienda asequible.

Para poder disfrutar de unas viviendas más asequibles, más sostenibles y de mejor calidad.

Se tratará de un esfuerzo europeo, anclado en las realidades locales.

Necesitamos replantearnos radicalmente nuestra forma de encarar este problema.

Tenemos que revisar nuestras normas sobre ayudas estatales para posibilitar la concesión de medidas de ayuda a la vivienda.

Tenemos que facilitar en mucha mayor medida la construcción de nuevas viviendas y residencias de estudiantes.

Y, además, propondremos una iniciativa legislativa sobre los alquileres de corta duración para resolver las cuestiones pendientes.

Necesitamos que toda la sociedad, todos los legisladores y todas las partes interesadas se unan.

Con este ánimo, convocaremos la primera Cumbre de la UE sobre la Vivienda para garantizar que esa cuestión ocupe un lugar prioritario en nuestra agenda.

Señorías:

La vivienda es clave para la dignidad.

Es clave para la equidad.

Y es clave para el futuro de Europa.

Hace ocho años, el pilar europeo de derechos sociales convirtió la vivienda en un derecho social en Europa.

Ha llegado el momento de hacer de esta promesa una realidad.

El tercer ejemplo que me gustaría destacar es el del automóvil.

Se trata de uno de los pilares de nuestra economía y nuestra industria.

Un orgullo europeo,

del que dependen millones de puestos de trabajo.

A principios de este año, concedimos a este sector una mayor flexibilidad con el fin de que alcanzase sus objetivos para 2025.

Esa solución está funcionando.

Y, por lo que respecta a la neutralidad tecnológica, estamos preparando ya la revisión de 2035.

Y millones de europeos quieren comprar automóviles europeos a precios asequibles.

Por lo tanto, debemos invertir también en vehículos pequeños y asequibles.

Tanto para el mercado europeo como para satisfacer el aumento de la demanda mundial.

Por ese motivo, propondremos trabajar junto con la industria en una nueva iniciativa de fabricación de coches pequeños asequibles.

Estoy convencida de que Europa debería tener su propio coche eléctrico o «e-coche».

E de ecológico: limpio, eficiente y ligero.

E de económico: asequible para las personas.

Y e de europeo: construido aquí, en Europa, con cadenas de suministro europeas.

Porque no podemos dejar que China y otros países conquisten este mercado.

Con independencia de todo lo demás, el futuro está en lo eléctrico.

Y Europa formará parte de ese futuro.

El futuro de los automóviles —y los automóviles del futuro— deben construirse en Europa. 

El futuro de la industria automovilística europea es objeto desde hace meses de intensas controversias, ya que los fabricantes europeos abogan, en particular, por que se abandone o se posponga la decisión de prohibir la comercialización en la Unión Europea de vehículos nuevos con motor térmico a partir de 2035.

Ursula von der Leyen parece dar un paso en su dirección al afirmar que la revisión en curso de esta decisión se basará en el principio de «neutralidad tecnológica», es decir, dejando la puerta abierta a otras tecnologías distintas de la eléctrica, en particular los «combustibles limpios», para alcanzar el objetivo de cero emisiones.

Cabe destacar que no utiliza el adjetivo «eléctrico», sino el más ambiguo «medioambiental» en su declinación de las «3E». Sin embargo, esta apertura hacia una reivindicación de los fabricantes de automóviles parece matizada por la afirmación de que «el futuro será eléctrico».

Señorías:

El último ejemplo que deseo destacar está relacionado con la alimentación. 

En Europa tenemos acceso a alimentos de alta calidad que nuestros excelentes agricultores, ganaderos y pescadores obtienen a precios asequibles.

Estos profesionales son, además, los custodios de nuestras tierras y nuestros océanos y de nuestra biodiversidad.

La clave de nuestra seguridad alimentaria.

Pero actualmente se enfrentan a vientos adversos: desde los elevados costes de los insumos hasta la burocracia o la competencia desleal.

Estamos actuando en todos estos frentes.

Hemos simplificado la PAC: menos papeleo y más confianza.

Hemos preservado las ayudas a la renta en el próximo MFP.

Y nos hemos asegurado de que la financiación pueda complementarse con dotaciones nacionales y regionales.

Pero nuestros agricultores requieren unas condiciones de competencia leales y equitativas.

Es un elemento esencial.

Ese es el motivo por el que disponemos de sólidas salvaguardias en nuestro acuerdo comercial con Mercosur, salvaguardias que están respaldadas por fondos en caso de que sea necesaria una compensación.

Tenemos, además, que fortalecer la posición de los agricultores en la cadena de suministro alimentario.

Hace ya demasiado tiempo que su intenso esfuerzo no ha dado los frutos merecidos.

Los agricultores tienen derecho a recibir un precio justo por los alimentos que producen y a obtener unos beneficios justos para mantener a sus familias. 

Revisaremos la aplicación de nuestra legislación sobre prácticas comerciales desleales.

Y adoptaremos cuantas medidas sean necesarias.

Puedo anunciar hoy, además, que ampliaremos nuestro presupuesto de promoción para poner en marcha la nueva campaña llamada «Compre alimentos europeos».

Porque podemos decir, con todo el orgullo, que nuestros alimentos europeos son los mejores del mundo.

Señorías:

Cuando hablamos de competitividad e independencia, es obligatorio hablar de nuestras relaciones con los Estados Unidos.

He oído muchas cosas acerca del acuerdo al que llegamos este verano.

Entiendo perfectamente las reacciones iniciales.

Permítanme, por lo tanto, que sea lo más clara posible.

La relación comercial que mantenemos con los Estados Unidos es la más importante de todas nuestras relaciones comerciales.

Cada año, exportamos a ese país mercancías por valor de más de 500 000 millones de euros.

Millones de puestos de trabajo dependen de esas exportaciones.

Como presidenta de la Comisión, jamás jugaré con los puestos de trabajo o los medios de subsistencia de nuestros ciudadanos.

Ese es el motivo por el que buscamos un acuerdo: para mantener el acceso de nuestras industrias al mercado.

Y nos aseguramos de que Europa obtuviera el mejor acuerdo posible, dadas las circunstancias.

Hemos colocado a nuestras empresas en una situación de ventaja relativa.

Porque algunos de nuestros competidores directos deben hacer frente a unos aranceles estadounidenses mucho más elevados.

Sí, efectivamente, es posible que sus aranceles de referencia sean inferiores.

Pero si se tienen en cuenta las excepciones que hemos conseguido y las tasas arancelarias adicionales que se aplican a otros países, tenemos el mejor acuerdo. Sin ningún género de duda.

Y quiero ser de una claridad meridiana sobre una cuestión: ya sea en materia de regulación medioambiental o digital, fijamos nuestras propias normas; fijamos nuestra propia reglamentación.

Europa siempre decidirá por sí misma.

Ursula von der Leyen aborda aquí el tema sobre el que más se esperaba que se pronunciara: el acuerdo comercial desfavorable para la Unión Europea firmado este verano con los Estados Unidos.

Aunque reconoce sus imperfecciones, lo defiende en nombre del principio de responsabilidad, que habría guiado su actuación.

Sin embargo, nuestra última encuesta Eurobazooka muestra que una clara mayoría de los encuestados a nivel europeo afirma haber sentido «humillación» al conocer el acuerdo (52 %). Esta cifra es especialmente elevada en Francia (65 %) y España (56 %), pero sigue siendo convergente, lo que demuestra la existencia de una opinión pública sobre el tema.

Una mayoría del 77 % considera que el acuerdo beneficia sobre todo a la economía estadounidense, mientras que el 42 % cree que las empresas europeas serán las más afectadas.

Así, una mayoría de europeos (60 %), incluidos los alemanes (54 %), desea la dimisión de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Al afirmar la soberanía europea en materia de regulación medioambiental y digital, responde a las recientes declaraciones del presidente estadounidense, que amenaza con revisar el acuerdo de julio si la Unión no revoca su legislación digital que, según él, obstaculizaría la actividad de los gigantes estadounidenses del sector.

Señorías:

No creo en los aranceles.

Los aranceles no son sino impuestos.

Sin embargo, el acuerdo proporciona una estabilidad crucial en nuestras relaciones con los Estados Unidos en un momento de grave inseguridad mundial.

Piensen en las repercusiones de una guerra comercial total con los Estados Unidos.

Imagínense el caos.

Y, a continuación, comparen esa imagen con la obtenida en China la semana pasada.

China, flanqueada por los dirigentes de Rusia y Corea del Norte.

Putin alardeando de que las relaciones entre Rusia y China han alcanzado unas cotas sin precedentes.

Ninguna de estas manifestaciones supone una gran sorpresa.

Pero refleja el panorama cambiante.

Y genera dos imperativos si lo que queremos es impulsar la independencia de Europa y su lugar en el mundo.

El primero de ellos es que debemos redoblar nuestra apuesta por la diversificación y las asociaciones.

El 80 % de nuestro comercio tiene lugar con países distintos de los Estados Unidos.

Tenemos, por lo tanto, que aprovechar las nuevas oportunidades.

En un momento en el que el sistema de comercio mundial se está desmoronando, nosotros estamos afianzando las normas mundiales a través de acuerdos bilaterales.

Como los acuerdos con México o con Mercosur.

O como las negociaciones para un acuerdo histórico con la India que finalizaremos antes de que termine este año.

Para hacer frente al deterioro de las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos, Ursula von der Leyen aboga por una diversificación de las asociaciones comerciales. No depender de un único socio es una necesidad económica y estratégica que refuerza la autonomía europea. Esto le da argumentos para defender el acuerdo de libre comercio recientemente celebrado con los países del MERCOSUR, que ha sido criticado en algunos Estados miembros, especialmente en Francia.

Además, crearemos una coalición de países afines para reformar el sistema comercial mundial, como el CPTPP.

Porque el comercio nos permite reforzar las cadenas de suministro.

Abrir mercados.

Reducir las dependencias.

Se trata, en última instancia, de aumentar nuestra seguridad económica.

El mundo quiere elegir Europa.

Y tenemos que hacer negocios con el mundo.

El segundo imperativo es la necesidad de que Europa refuerce aquellas actividades que otros han dejado de lado.

Por ejemplo, la investigación.

La ciencia carece de pasaporte, de género, de etnia o de color político. 

Es uno de los activos mundiales más valiosos.

Por ese motivo, la Comisión anunció un paquete de medidas «Elige Europa» por valor de 500 millones de euros que permita atraer y retener a los mejores científicos e investigadores.

Además, Europa debe también asumir el liderazgo en materia de salud mundial.

Estamos al borde —o incluso al inicio— de otra crisis sanitaria mundial.

Como doctora en medicina, estoy consternada ante la desinformación que hace peligrar los progresos alcanzados en todo el mundo en enfermedades que van desde el sarampión hasta la poliomielitis.

Y, por ello, hoy puedo anunciar que la UE encabezará una nueva Iniciativa de Resiliencia Sanitaria Mundial.

Porque el mundo está mirando hacia Europa, y Europa está dispuesta a ponerse al frente.

Señorías:

La independencia de Europa depende de la protección de nuestras libertades.

La libertad de decisión. De expresión. De circulación por todo un continente.

La libertad de votar. De amar. De orar.

De vivir en una Unión de la igualdad.

Nuestra democracia y el Estado de Derecho son los garantes de estas libertades.

De ahí que hayamos hecho todo lo posible por reforzar nuestros instrumentos e intensificar el control del cumplimiento de nuestras normas.

Hemos creado un nuevo ciclo del Estado de Derecho que asegura la detección temprana de los problemas y su resolución mediante el diálogo.

Necesitamos un ciclo anual integrado del Estado de Derecho, con un ritmo común, hitos claros y contribuciones de todas las instituciones.

Y debemos centrarnos en colmar las lagunas existentes.

Hemos estrechado la vinculación entre los fondos y el respeto del Estado de Derecho.

Y, con el próximo presupuesto a largo plazo, iremos aún más lejos.

El respeto del Estado de Derecho es una condición indispensable para recibir fondos de la UE. Lo es ahora y lo seguirá siendo en el futuro.

Nuestra democracia está siendo atacada.

El aumento de la manipulación de la información y la desinformación está dividiendo nuestras sociedades.

No solo está erosionando la confianza en la verdad, sino también en la propia democracia.

Por esa razón, necesitamos urgentemente el Escudo Europeo de la Democracia.

Necesitamos aumentar nuestra capacidad de vigilancia y detección de la manipulación de la información y la desinformación.

Para ello, crearemos un nuevo Centro Europeo para la Resiliencia Democrática.

En él se podrán reunir todos los conocimientos especializados y la capacidad de los Estados miembros y los países vecinos.

Señorías:

Hay por toda Europa comunidades cuyos medios de comunicación tradicionales están en apuros.

En muchas zonas rurales, salir a comprar un periódico local es un recuerdo lleno de nostalgia.

Se han creado muchos desiertos de noticias en los que prospera la desinformación.

Y es algo sumamente peligroso para nuestra democracia.

Porque el hecho de que los ciudadanos estén informados y puedan confiar en lo que leen y oyen es esencial para que quienes estén en el poder rindan cuentas.

Y cuando los medios de comunicación independientes son desmantelados o neutralizados, nuestra capacidad para vigilar la corrupción y preservar la democracia se ve gravemente debilitada.

Por ese motivo, la primera instrucción del manual del perfecto autócrata es, invariablemente, capturar a los medios de comunicación independientes.

Ya que así se propicia la involución y se permite que la corrupción se desenvuelva lejos de las miradas.

Por lo tanto, tenemos que esforzarnos más por proteger a nuestros medios de comunicación y de prensa independientes.

Pondremos para ello en marcha un nuevo programa de resiliencia de los medios de comunicación que apoyará el periodismo independiente y la alfabetización mediática.

Pero también tenemos que invertir en abordar algunas de las causas profundas de esta tendencia.

Por ello, hemos propuesto en el próximo presupuesto un importante aumento de los fondos destinados a los medios de comunicación.

Tenemos también que favorecer la inversión de capital privado.

Con tal fin, utilizaremos nuestros instrumentos para apoyar a los medios de comunicación independientes y locales.

La libertad de prensa es la columna vertebral de toda democracia. 

Y ayudaremos a la prensa europea a seguir siendo libre.  

Señorías:

Lo mismo puede decirse de las redes sociales.

Presentan enormes ventajas a la hora de conectar a las personas.

Pero me gustaría tocar un tema concreto.

Quisiera referirme a las consecuencias de dar a nuestros hijos un acceso sin restricciones a las redes sociales.

Como madre de siete hijos y abuela de cuatro nietos, comparto la ansiedad de los padres y madres que están haciendo todo lo posible por la seguridad de sus hijos.

A los que les preocupa que, cuando sus hijos agarran un teléfono, puedan verse expuestos a múltiples peligros simplemente deslizando el dedo por la pantalla.

Al acoso en línea.

A contenido para adultos.

A páginas que fomentan la autolesión.

Y a algoritmos que se ceban en las vulnerabilidades de los niños con el propósito explícito de crearles adicciones.

Son demasiados los padres y las madres que se sienten impotentes e indefensos.

Que se ahogan en el tsunami de las grandes empresas tecnológicas que inunda sus hogares.

Tengo la firme convicción de que son los progenitores, y no los algoritmos, quienes deben educar a nuestros hijos.

Tenemos que escuchar a estos padres y a estas madres.

Y, por eso, comparezco hoy aquí, para decirles que los estoy escuchando.

En mi época, enseñábamos —en tanto que sociedad— a nuestros niños y niñas que no podían fumar, beber ni ver contenido adulto hasta una determinada edad.

Creo que es hora de que nos planteemos hacer eso mismo en relación con las redes sociales.

Nuestros amigos australianos han introducido una prohibición pionera de las redes sociales.

Estoy observando de cerca la aplicación de esa política para determinar los próximos pasos que podríamos dar aquí, en Europa.

Con ese fin, encomendaré a un grupo de expertos la tarea de asesorarme, antes de que termine este año, sobre cuál es el mejor enfoque para Europa.

Abordaremos esta cuestión con cautela y escucharemos a todas las partes.

Y, en esta labor, nos guiaremos por la necesidad de empoderar a los progenitores y de construir una Europa más segura para nuestros hijos.

Porque, cuando se trata de la seguridad en línea de nuestros hijos, Europa cree en los padres, no en los beneficios.

Señorías:

Nuestra labor más importante es defender nuestra democracia.

Pero para ello también tenemos que demostrar que la democracia ofrece soluciones para las inquietudes legítimas de la gente.

No hay ámbito en el que se perciba más claramente esto que en el de la migración.

Por eso hemos propuesto triplicar los recursos dedicados a la gestión de la migración y de las fronteras en el próximo presupuesto.

Para poder gestionar eficazmente la migración y proteger nuestras fronteras exteriores.

Pero es evidente que necesitamos más.

Los ciudadanos europeos han demostrado su disposición a ayudar a las personas que huyen de la guerra y la persecución.

Pero la frustración crece cuando tienen la impresión de que no se respetan nuestras normas.

Por eso tenemos que redoblar nuestros esfuerzos.

Necesitamos un sistema que sea humano, pero sin caer en la ingenuidad.

Tenemos que ponernos serios con el retorno de los solicitantes de asilo rechazados a sus países de origen.

Lo que no puede ser es que solo el 20 por ciento de los que no tienen derecho a permanecer en Europa abandone efectivamente nuestro territorio.

Así pues, necesitamos un acuerdo rápido sobre el sistema común de la UE para los retornos.

No podemos perder más tiempo.

 Y también debemos garantizar la aplicación plena del Pacto sobre Migración y Asilo tan pronto como entre en vigor.

Es riguroso, pero justo.

Y solo funcionará si todos cumplen con su parte.

Los Estados miembros del norte y los del sur, los del este y los del oeste.

Por supuesto que siempre respetaremos nuestras obligaciones internacionales.

Pero somos nosotros, los europeos, quienes decidimos quién puede venir aquí y en qué condiciones, y no los traficantes de personas.

Ganan millones y millones con sus promesas cínicas, falsas y mortíferas.

Por eso tenemos que acabar con su modelo de negocio.

Aunque las cifras están disminuyendo en general, sigue habiendo demasiadas personas que intentan cruzar las fronteras ilegalmente o mueren por el camino.

Tenemos que colaborar con las redes sociales para que las operaciones de los traficantes no se sigan planificando y publicitando en línea.

Tenemos que cooperar más estrechamente con las compañías aéreas, especialmente en rutas problemáticas como las que tienen por destino Bielorrusia.

Y solo siguiendo el rastro del dinero podremos dar con las redes delictivas y cortar sus fuentes de financiación.

Necesitamos además un nuevo régimen de sanciones contra los traficantes y tratantes de personas. 

Para inmovilizar sus activos.

Para limitar su capacidad de movimiento.

Para cercenar sus ganancias.

El tráfico ilícito de personas es un negocio cruel y delictivo, y ningún traficante puede quedar impune en Europa.

Señorías:

El argumento que deseo exponer es muy sencillo:

Todo lo que es importante para los europeos es importante para Europa.

Nuestro deber permanente consiste en eso, en ofrecer resultados.

Este verano, todos hemos visto las imágenes de los incendios que han asolado los bosques y los pueblos de Europa.

Se han quemado más de un millón de hectáreas.

Aproximadamente una tercera parte de la superficie de Bélgica.

La magnitud de los daños es enorme.

Y sabemos que no se trata de un fenómeno aislado.

El cambio climático hace que cada verano sea más caluroso, más duro y más peligroso.

Por ese motivo, tenemos que intensificar al máximo nuestras medidas de resiliencia frente al cambio climático y de adaptación a este, así como las soluciones basadas en la naturaleza.

Pero también debemos dotarnos de herramientas que nos permitan responder.

Por eso proponemos la creación de un nuevo Centro europeo de lucha contra incendios, ubicado en Chipre, que también podría prestar ayuda a nuestros vecinos de la región.

Sabemos la diferencia que puede suponer la intervención de nuestro Mecanismo de Protección Civil.

A lo largo de este verano, 760 valientes europeos fueron enviados a todos los rincones de Europa.

Fueron, literalmente, corriendo hacia las llamas.

Me gustaría concluir mi discurso rindiéndoles homenaje a todos ellos: a los bomberos, a los pilotos y a los distintos equipos.

A todas las personas que dieron un paso al frente.

Déjenme que les cuente la historia de un grupo de veinte guardas forestales griegos.

Son especialistas en extinguir los incendios forestales más violentos.

Cuando se declararon los incendios en Asturias, España solicitó la ayuda de Europa.

Y Grecia respondió a la llamada.

Las llamas eran tan altas que el humo podía verse desde el espacio.

Pese a ello, los veinte guardas forestales griegos trabajaron codo con codo con sus compañeros españoles durante cinco días.

Viendo que las llamas se acercaban al pueblo de Genestoso, lucharon día y noche para contener el devastador incendio.

Y al final —juntos— lograron controlar el fuego y salvar el pueblo.

Señorías:

Es para mí un gran honor recibir hoy aquí a uno de estos héroes.

El jefe del equipo griego, el teniente Nikolaos Paisios.

Teniente, querido Nikolaos:

Su valor es una fuente de inspiración para todos nosotros.

Por su fortaleza, su dedicación y su extraordinaria capacidad de liderazgo:

ευχαριστώ a usted y a todo su equipo de héroes europeos.

Señorías:

Esta es nuestra Europa, una única comunidad.

Esta es la Europa que amo.

Esta es la Europa que debemos proteger a toda costa.

Y debemos protegerla juntos.

Mi deseo es trabajar junto con esta Cámara y junto con todas las fuerzas democráticas proeuropeas para ofrecer resultados a los europeos.

Estoy trabajando en la elaboración de paquetes legislativos que permitirán empoderar a esta mayoría proeuropea.

Y me complace enormemente, querida Roberta, que hayamos conseguido renovar el Acuerdo Marco entre la Comisión y el Parlamento.

No hará sino reforzar nuestra cooperación.

Y será un factor que nos permitirá trabajar en las reformas reales que se necesitan.

Porque apoyo el derecho de iniciativa del Parlamento Europeo.

Y creo que debemos pasar al voto por mayoría cualificada en algunos ámbitos, por ejemplo, la política exterior.

Ha llegado el momento de sacudirse los grilletes de la unanimidad.

Lo importante es que debemos asegurarnos de que nuestra Unión sea más rápida y pueda ofrecer resultados a los europeos.

Porque así es como podemos ganar juntos esta lucha.

Haciéndose eco de las dificultades que tienen los europeos para hablar con una sola voz y, por lo tanto, para actuar con eficacia en una serie de cuestiones internacionales, como la situación en Gaza, Ursula von der Leyen aboga por que la toma de decisiones por mayoría cualificada se amplíe a la política exterior.

Esto permitiría a la Unión Europea afirmarse como un actor más eficaz en las grandes crisis internacionales, al ofrecer un mecanismo para superar los posibles desacuerdos entre sus Estados miembros, que en el actual sistema de toma de decisiones por unanimidad tienen un efecto paralizante.

Y alcanzar los momentos de independencia de Europa.

Y no olvidemos que siempre hemos tenido que luchar por nuestras libertades.

Desde esa generación que combatió cuerpo a cuerpo a lo largo y ancho de nuestro continente.

Hasta la prensa clandestina que mantuvo viva la llama de la libertad en toda Europa Central y Oriental durante la Guerra Fría.

O los Hermanos de los Bosques que, en los países bálticos, resistieron una y otra vez a la opresión soviética.

Esta pelea, esta lucha, está profundamente arraigada en nuestra identidad como europeos.

Hace ochenta años, nuestro continente era el infierno en la Tierra.

 Hace cuarenta años, estaba dividida por un muro.

Pero, cada vez, los europeos decidieron luchar por un futuro mejor.

Para convertirse en un todo y lograr que ese todo fuera fuerte.

Y ese es el objetivo por el que me esforzaré, un día tras otro.

¡Larga vida a Europa!

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