La víspera de la firma por parte de Vladimir Putin de un decreto presidencial que lanzaba la nueva campaña de reclutamiento de primavera, un ejercicio rutinario que se lleva a cabo dos veces al año desde la década de 1960, policías y militares irrumpieron en un gimnasio en el sureste de Moscú para llevar a la fuerza a las oficinas de reclutamiento a los hombres que no habían completado su servicio militar.

  • La nueva campaña de reclutamiento, que se lleva a cabo del 1 de abril al 15 de julio, es la más importante en más de una década: 160.000 ciudadanos rusos están llamados a realizar el servicio militar, la cifra más alta desde la campaña de primavera de 2011 (219.000 hombres).
  • Debido a este aumento de las cuotas y a la negativa de algunos hombres a completar sus servicios por temor a ser posteriormente reclutados contra su voluntad en el ejército y enviados al frente, las autoridades rusas han endurecido sus métodos.
  • Se han denunciado redadas de este tipo en gimnasios de al menos cuatro ciudades durante el mes de marzo: San Petersburgo, Moscú, Irkutsk y Ekaterimburgo. En febrero, militares armados también irrumpieron en un club de artes marciales en Krasnodar, donde entrenaban decenas de niños 1.

Durante estas redadas, el objetivo de las autoridades es doble: verificar si los hombres aptos han cumplido su servicio militar y separar a los trabajadores extranjeros que posteriormente serán llevados a centros de detención temporal y luego expulsados del país 2. Desde el atentado del Crocus City Hall en marzo de 2024, las autoridades rusas han endurecido considerablemente su política migratoria y han aumentado el número de operaciones de deportación.

  • Así, 80.000 migrantes fueron expulsados por la fuerza del país el año pasado, el doble que en 2023 (44.200 personas) y tres veces más que en 2022 (26.600). Entre 2017 y 2022, se expulsó de Rusia a unos 33.000 migrantes al año.
  • Desde febrero, tras la entrada en vigor de una ley firmada por Vladimir Putin en agosto de 2024, los agentes de policía están autorizados a expulsar ellos mismos a los migrantes en situación irregular, en lugar de los guardias fronterizos y los tribunales.

Según Anna Colin Lebedev, «la política represiva hacia los migrantes, especialmente los centroasiáticos, se intensifica en detrimento tanto de la racionalidad económica como de las relaciones con los aliados cercanos, que son los países musulmanes de Asia Central. Estas redadas también confirman que el alistamiento en el ejército ruso no es un honor, sino muy explícitamente un castigo, y también que los sistemas de control digital de los ciudadanos —especialmente de los potenciales reclutas— que el Estado ruso pretende implantar no están, evidentemente, del todo operativos, si es necesario recurrir a este tipo de prácticas».