Mientras la atención del mundo se debate entre conflictos mortales y elecciones con consecuencias globales, se está produciendo una gran convulsión: el vino está desapareciendo. Más que a una desaparición repentina, asistimos a una lenta pérdida de afición, impulsada tanto por los cambios en los hábitos de consumo como por las consecuencias del cambio climático.

  • Los alemanes consumen ahora casi tanto vino en volumen como los italianos. Les siguen en Europa británicos, portugueses y holandeses.

En todo el mundo, el consumo de vino está disminuyendo. El año pasado, volvió a sus niveles de finales de los años 1990. Una de las razones de esta caída es una brecha generacional: en 2023, por segundo año consecutivo, los franceses dijeron preferir la cerveza al vino 1. En Estados Unidos, primer consumidor mundial de vino, casi dos tercios de los jóvenes de 18 a 34 años afirman que el consumo moderado de alcohol es perjudicial para la salud.

El cambio climático también está desempeñando un papel importante en el descenso de la producción de vino y, por tanto, de su consumo.

  • Según un estudio publicado en marzo en la revista Nature, alrededor del 90% de las zonas vitivinícolas tradicionales de las regiones costeras y bajas de España, Italia, Grecia y el sur de California podrían desaparecer a finales de siglo 2.
  • Estas regiones están especialmente expuestas a los riesgos de sequía excesiva y de aumento de la frecuencia de las olas de calor vinculadas al cambio climático.
  • Estas razones, unidas a un cambio de gustos especialmente pronunciado entre las generaciones más jóvenes, están también en el origen de una convulsión dentro del propio mundo del vino: el vino tinto está siendo sustituido progresivamente por el blanco y el rosado.

Francia, primer productor mundial de vino el año pasado, produce ahora un 50% menos de vino tinto que a principios del siglo XXI. En 2023, la demanda mundial de blancos y rosados superó por primera vez a la de tintos, según un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino 3.

El vino no desaparecerá de la noche a la mañana, pero podría escasear en las próximas décadas. A finales de los 90, algunas publicaciones ya hablaban de cifras de consumo decrecientes, que entonces eran más un signo de un mercado en transición —de Europa a América y Asia— que de una pérdida de gusto por el vino. En 1999, el 80% de los hogares estadounidenses no poseía sacacorchos 4. Para sortear este obstáculo, la industria se ha adaptado: el 30% de las botellas de vino vendidas en el mundo tienen ahora tapón de rosca.

Notas al pie
  1. Baromètre SOWINE/DYNATA 2023.
  2. VAN LEEUWEN, Cornelis, SGUBIN, Giovanni, BOIS, Benjamin, et al, « Climate change impacts and adaptations of wine production », Nature Reviews Earth & Environment, 2024, vol. 5, n°4, p. 258-275.
  3. Elin McCoy, « The Future of Wine Is White », Bloomberg, 11 de septiembre de 2024.
  4. « The disappearing drinker », The Economist, 16 de diciembre de 1999.