Las elecciones presidenciales del domingo, las quintas desde que Moldavia declaró su independencia, iban acompañadas de un referéndum sobre la adhesión de Moldavia a la Unión Europea.
- Maia Sandu quedó primera en la primera vuelta con el 42,45% de los votos. Le sigue Alexandr Stoianoglo, el candidato prorruso (25,98%). La segunda vuelta tendrá lugar el 3 de noviembre.
- A pesar de su considerable ventaja, la victoria de Sandu no está garantizada, mientras que Stoianoglo puede contar con una gran reserva de votos. Los tres primeros candidatos por detrás de Sandu son todos prorrusos, con casi el 50% de los votos.
- En cuanto a la inclusión de la pertenencia a la Unión en la Constitución, el 50,46% votó a favor, es decir una diferencia de sólo 13.596 votos (de un total de casi 1,5 millones). La dinámica a favor del cambio constitucional fue impulsada entre otras cosas por el voto de la diáspora.
- El principal objetivo del referéndum, tras la apertura de las negociaciones de adhesión el pasado mes de junio, es impedir que un futuro gobierno cambie de rumbo. Las elecciones parlamentarias se celebrarán en julio de 2025 y los sondeos de opinión muestran al partido de Maia Sandu en una posición frágil, a punto de perder la mayoría.
- Mientras Rusia intensificaba sus esfuerzos por influir en el escrutinio, la OSCE envió 11 observadores a Moldavia para garantizar que la votación se desarrollara democráticamente. Durante la votación de ayer se denunciaron más de 110 irregularidades.
El denominador común de la retórica prorrusa.
- Los dos principales adversarios de Maia Sandu, Alexandr Stoianoglo, del Partido de los Socialistas de la República de Moldavia, populista de izquierdas, euroescéptico y rusófilo, y Renato Usatîi, presidente de Nuestro Partido, populista de derechas y también rusófilo, insistieron en sus campañas en la necesidad de reforzar la neutralidad del país, consagrada en la Constitución en 1994.
- En una entrevista al Grand Continent, Maia Sandu declaraba: «Entendemos que nuestra neutralidad sirve para protegernos. Estamos a salvo si aquellos que claramente no respetan la integridad territorial de sus vecinos respetan nuestra neutralidad. Pero si no respetan nuestra neutralidad, ¿por qué deberíamos creer que estamos a salvo?».
- Según una fuente diplomática consultada por la revista, la debilidad del apoyo europeo a Ucrania habría servido a la propaganda rusa: ¿por qué pedir a los moldavos que abandonen una «neutralidad» cuando los europeos no habrían elegido un bando claro?