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El primer ministro isarelí rechazó de facto el llamamiento a un alto el fuego en la frontera israelí-libanesa lanzado el miércoles 25 de septiembre por los países del G7, la Unión Europea y varios Estados del Golfo (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar)1.

  • Netanyahu declaró ayer, jueves 26 de septiembre: «La política de Israel es clara. Seguiremos golpeando a Hezbolá con toda la fuerza necesaria. Y no pararemos hasta haber alcanzado todos nuestros objetivos»2.
  • Los ataques israelíes han matado a 630 personas en Líbano desde el lunes 23, alrededor del 25% de ellas mujeres y niños.
  • Los habitantes del sur de Líbano huyen en masa de la región hacia el norte del país, pero también hacia el este: según las autoridades libanesas, más de 30.000 personas han entrado en territorio sirio.

Tsahal está considerando seriamente una operación terrestre al norte de la frontera con Líbano, que probablemente implicaría hacer retroceder a Hezbolá más allá de la zona de 800 km² entre la Línea Azul y el río Litani. Según la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 11 de agosto de 2006, ambos ejércitos tienen prohibido desplegar allí «personal armado, material y armas»3.

Al enfrentarse a Hezbolá sobre el terreno, es probable que Israel se enfrente a un escenario muy distinto al de 2006.

  • La milicia chií está ahora mucho mejor equipada, sobre todo en cuanto a material antitanque —como el misil guiado iraní Almas— y armas antiaéreas (también contra drones)4.
  • Sus combatientes están mejor entrenados y han adquirido una importante experiencia de combate en Siria5. También serían capaces de llevar a cabo operaciones combinadas. Además, al penetrar más allá de la frontera, Tsahal estaría combatiendo en territorio de Hezbolá.
  • Con un arsenal de cohetes y misiles de diverso alcance estimado en unas 150.000-200.000 unidades —frente a las 12.000 de 2006—, Hezbolá sería capaz de causar importantes pérdidas materiales y humanas a Israel.

El ejército israelí lleva al menos una década preparando y pensando en una posible incursión terrestre en territorio libanés6. Aunque el ejército cuenta con mejores capacidades y experiencia que en 2006, nada indica que sea capaz de alcanzar sus objetivos operativos. Tsahal sufrió una derrota en la guerra de 34 días a pesar de las ventajas materiales y económicas de que disponía.