Doctrinas de la Rusia de Putin

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A su regreso de China, donde bromeó con Xi Jinping sobre la posibilidad de convertirse en inmortal, Vladimir Putin pronunció un largo discurso en Vladivostok.

Su anuncio: convertir el Lejano Oriente ruso —un territorio de 7 millones de kilómetros cuadrados con un PIB equivalente al de Bretaña— en un nuevo espacio de prosperidad económica.

En un país minado por la inflación, se dirigía sobre todo a los oligarcas.

«Apreciamos la comprensión mostrada por la administración Trump, a diferencia de los europeos».

Decapitar la soberanía ucraniana sigue siendo el objetivo estratégico del Kremlin.

Pero para comprenderlo, hay que salir del espectáculo trumpista y leer las palabras de Lavrov, que traducimos y comentamos línea por línea.

Al atacar al expresidente ruso Medvédev en las redes sociales, ¿está Donald Trump llevando a Estados Unidos y Rusia a una escalada?

¿Puede el caso Epstein desencadenar una crisis nuclear?

¿Qué está pasando entre bastidores en este teatro de escalada verbal? 

Guillaume Lancereau firma seis puntos sobre la geopolítica de un espectáculo particularmente peligroso.

El título de un artículo publicado ayer por una de las agencias de prensa más importantes de Rusia, Ria Novosti, parecía reavivar una retórica maximalista con tintes genocidas, una semana después de las declaraciones de Vladimir Putin, en las que afirmaba que «toda Ucrania nos pertenece».

Lo traducimos íntegramente y lo situamos en un contexto marcado por las vacilaciones nucleares del presidente estadounidense y su ultimátum a Vladimir Putin.

«Lo que está en juego para nosotros no es el estatus de Ucrania, sino la propia existencia de Rusia».

En los círculos estratégicos cercanos al Kremlin, cada vez se expresa más abiertamente: la guerra de Ucrania es sólo una etapa; Trump seguirá siendo el enemigo de Moscú; y Europa es el próximo objetivo a derribar en la lista.

Traducción comentada línea por línea del último artículo radical de Dmitri Trenin, uno de los miembros más influyentes y visibles de la élite estratégica de la Rusia de Putin.

Rusia ha «condenado firmemente» el ataque de Trump contra Irán.

Pero basta con leer atentamente las últimas declaraciones de Vladimir Putin —que traducimos y comentamos— para comprender que se está produciendo un ajuste estratégico.

Incapaz de sostener la apertura de un nuevo frente en el sur, Rusia podría, por realismo, ver nuevamente disminuida su estatura internacional al decidir abandonar el régimen iraní a Israel y Estados Unidos —lo que plantearía interrogantes sobre su solvencia geopolítica—.

En los últimos meses, Moscú ha apostado mucho por su alianza con Teherán.

Pero desde el lanzamiento de la operación Am Kalavi por parte de Israel, los propagandistas del Kremlin están presos del miedo: ¿y si, tras el de Asad en Siria, también cayera el régimen de los mulás?

Como resume una agencia de prensa en Crimea: «Esta es la lección para Rusia: si retrocedes, te golpean aún más fuerte».

Para hacer frente a la Rusia de Putin hay que comprender las fuentes ideológicas y las doctrinas del régimen que, al invadir Ucrania, ha declarado una guerra sin fin a Europa.

El principal de estos «productores de ideología» putiniana se llama Serguéi Karaganov.

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