Doctrinas de la Rusia de Putin

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Hoy, en la Plaza Roja, con motivo del tradicional desfile del «Día de la Victoria», Vladimir Putin se presenta como el salvador de la «mayoría mundial» junto a Lula, Xi Jinping o su vasallo Lukashenko.

Para preparar a los rusos para este espectáculo, ha concedido una larga entrevista en televisión en un pseudodocumental al estilo de Hollywood. En él evoca su biografía, su legado y sus aspiraciones para Rusia. Un dispositivo bien engrasado, al estilo de Surkov: una puesta en escena dentro de la puesta en escena.

Lo traducimos.

«Nuestra pequeña barca, que navega en aguas turbulentas, debe permanecer siempre amarrada al gran barco ruso».

Mientras la Iglesia católica lloraba la muerte del papa Francisco, en Moscú, bajo el oro del Kremlin, el patriarca Kirill y el presidente ruso llevaban a cabo una especie de ritual teológico-político: la puesta en escena de la adhesión de la Iglesia serbia al «mundo ruso».

Poco notado en Occidente, este momento podría resultar decisivo.

El brazo armado de la próxima invasión es ahora la religión ortodoxa.

El próximo objetivo se anunció en Moscú el 22 de abril: tomar Belgrado.

Esta semana, el servicio de inteligencia exterior ruso (SVR) publicó una nota de estilo pseudocientífico en la que inscribía el acercamiento entre Rusia y Estados Unidos, liderado por Donald Trump y su profundo cambio de alianzas, en la continuidad de una larga historia fantasiosa.

El título lo dice todo: «Como hace 80 años, Moscú y Washington están unidos en la lucha contra un enemigo común: el ‘eurofascismo’».

Publicamos el texto íntegro.

«No habrá ningún privilegio, ningún trato de favor para aquellos que desearían regresar a Rusia».

A pesar de una economía sobrecalentada y bajo tratamiento, Putin quiere mostrarle al mundo que el viento está cambiando. 

Ante la flor y nata de la Unión de Industriales y Empresarios de Rusia, se presenta como un justiciero vengativo: las empresas que deseen volver al país aprovechando una posible «normalización» podrán hacerlo a largo plazo —pero no a cualquier precio—.

El spin doctor geopolítico de Putin quiere «pasar a la ofensiva ideológica».

Tomar toda Eurasia: desde Ucrania hasta Kamchatka —desde las dos Coreas hasta el Golfo Pérsico—.

Para guiar la expansión de una civilización «liberadora» en el exterior, Karaganov aboga por asumir una forma de Estado que distinga constantemente entre amigos y enemigos en el interior, siguiendo un modelo totalitario.

Lo traducimos y comentamos.

Tras el giro de Donald Trump, en Moscú se están elaborando los conceptos estratégicos de una nueva fase de convergencia entre el Kremlin y la Casa Blanca.

Ilya S. Fabrichnikov, uno de los jóvenes doctrinarios de Putin, lanzó una idea. 

Rusia ya no debe designar a su enemigo en el «Occidente colectivo», sino en la «Europa colectiva».

Lo traducimos por primera vez al español.

En Europa cuesta creer que Ucrania pueda continuar la guerra sin la ayuda de Washington.

En realidad, el Kremlin parece temer el apoyo europeo y confía en la sorpresa divina de la convergencia entre Putin y Trump.

Traducimos una entrevista clave para comprender una hipótesis central para Rusia en esta etapa de las negociaciones.

Tras el giro de 180 grados de Donald Trump en la Casa Blanca, Vladimir Putin quiere recoger los frutos de su apuesta imperial.

En el último Consejo de Ministros de la Federación Rusa, el amo del Kremlin puso en escena una poderosa narrativa movilizadora, cuyo alcance no debe subestimarse: vivir bien en casa, hacer la guerra en el exterior.

Lo traducimos.

Al frente del país más sancionado del mundo y mientras la nueva administración estadounidense parece plegarse a todas sus exigencias, el amo del Kremlin pone en escena su regreso a la escena internacional.

En su última gran entrevista, Vladimir Putin anuncia una nueva realidad: el reparto de Ucrania marcará el regreso de la época de los imperios —la «normalización» con Washington marcará la definitiva vasallización del continente—.