La A7A5, una stablecoin indexada al rublo —la primera de este tipo— lanzada en febrero por el oligarca moldavo prorruso Ilan Șor, ha sido objeto de las sanciones impuestas por Bruselas en su 19º paquete de sanciones contra Rusia desde febrero de 2022, que se acordó el 23 de octubre.

A partir de hoy, martes 25 de noviembre, las entidades con sede en la Unión tienen prohibido realizar transacciones con este criptoactivo.

  • La empresa responsable de la emisión de la stablecoin, A7, cuenta con un importante apoyo político y económico en Rusia.
  • Esta es propiedad en un 75 % de Șor y en un 25 % de Vnesheconombank (VEB.RF), el Banco de Desarrollo dirigido por Serguéi Gorkov, un allegado de Putin. 1
  • En septiembre, el A7A5 fue reconocido como un activo financiero digital ruso, lo que lo convierte en la primera criptomoneda que las empresas rusas pueden utilizar legalmente para sus operaciones en el extranjero. 2

El propio presidente ruso apoyó la empresa de Șor al inaugurar a principios de septiembre un nuevo «Centro Internacional de Liquidación Financiera del Lejano Oriente para la Cooperación con los Países de la Región Asia-Pacífico», ubicado en las instalaciones de A7 en Vladivostok. La empresa lo presenta como «un centro de competencias de primer orden en el ámbito de las transacciones transfronterizas de alta tecnología resistentes a las sanciones occidentales». 3

  • Șor afirma que la A7A5, utilizada principalmente por actores rusos para facilitar las transferencias financieras al extranjero, habría servido para transferir 7,5 billones de rublos, es decir, 83.000 millones de euros. 4
  • Estas transacciones, que podrían representar hasta el 12 % del comercio exterior ruso, tienen como destino principal China (78 %) y otros países asiáticos. 5
  • Esta cantidad sugiere que las empresas rusas recurren cada vez más a A7 para importar productos y materiales del extranjero con el fin de evitar las transacciones financieras convencionales, sujetas a sanciones.

La reputación de Șor —condenado a 15 años de prisión por la malversación de mil millones de euros— y la opacidad de las actividades de A7 son motivo de sospecha entre los importadores rusos, algunos de los cuales temen estar tratando con un actor fraudulento. Sin embargo, parece que el Kremlin es favorable al desarrollo de la empresa, que ahora desempeña un papel significativo en la capacidad del país para mantener sus actividades comerciales.