Doctrinas de la China de Xi Jinping

Xi Jinping: China y la fuerza del mercado único

«Impulsar el desarrollo de un mercado nacional unificado».

Para comprender el éxito industrial de China y continuar con su hegemonía, Xi Jinping formula un plan que resuena sorprendentemente en la Europa de los informes Draghi y Letta.

Traducimos por primera vez al español uno de los discursos más importantes para descifrar la estrategia económica del Partido Comunista Chino.

El discurso más importante pronunciado por Xi Jinping en los últimos meses parece tener sorprendentes acentos europeos: la defensa de un «mercado unificado» en China puede recordar la propuesta de profundizar el «mercado único», defendida con fuerza en los últimos meses por Enrico Letta o Mario Draghi.

Para comprender el discurso del secretario del Partido Comunista Chino el 1 de julio de 2025 ante la Comisión Central de Asuntos Financieros y Económicos, hay dos conceptos que son indispensables.

Estos dos conceptos interdependientes, que se encuentran en el centro de los retos económicos actuales de China, son la «involución» (nèijuǎn, 内卷), entendida como una intensa competencia interna que provoca una disminución de los rendimientos, y el «mercado nacional unificado», entendido como un objetivo de política económica a largo plazo.

El discurso del presidente Xi, del que traducimos algunos fragmentos a continuación, aborda directamente los síntomas de la involución —como las guerras de precios ruinosas y la competencia desordenada— presentándolos como obstáculos importantes para un «desarrollo de alta calidad».

Pero las raíces de este problema están profundamente arraigadas en la estructura fundamental de la economía política china.

La teoría del «regionalismo autoritario descentralizado» del profesor Xu Chenggang 1 constituye un marco esencial para comprender esta dinámica.

Según este modelo, la base institucional de la economía política china se caracteriza por una estructura particular: el Gobierno central establece objetivos nacionales generales e indicadores clave de rendimiento —desde la producción de acero hasta el crecimiento del PIB— y, al mismo tiempo, concede a los gobiernos locales una importante autonomía para alcanzar dichos objetivos. Sin embargo, esta descentralización de la gestión económica va acompañada de una centralización política extrema.

Gracias al aparato organizativo del Partido Comunista, el centro ejerce un estrecho control sobre las dos palancas de poder más importantes: el control del personal —a través del poder de nombrar, ascender y destituir a todos los funcionarios— y el control ideológico de la sociedad.

Esta estructura transforma la economía nacional en una competición política.

Si bien la competencia en el mercado puede ser un juego de suma positiva, el sistema político-económico leninista de China a menudo la convierte en una competencia de suma cero.

Con menos puestos disponibles en cada nivel sucesivo del Gobierno, los funcionarios locales se enzarzan en una lucha encarnizada por un número limitado de ascensos.

Esta intensa competencia entre jurisdicciones ha sido un potente motor de crecimiento, pero también es el principal factor que origina el comportamiento distorsionado de las empresas. Para ganar esta carrera política, los funcionarios conceden subvenciones condicionales a las empresas en función del aumento de su capacidad de producción, lo que conduce directamente al exceso de capacidad que actualmente afecta a la industria china de vehículos eléctricos y paneles solares, alimentando las guerras territoriales por el acceso al mercado y el dominio regional.

Los dirigentes centrales son perfectamente conscientes de los efectos perjudiciales de distorsión de la competencia que este sistema puede producir.

Ante este problema estructural, el antídoto de Pekín es el «mercado nacional unificado».

Inventada por primera vez por el actual viceprimer ministro He Lifeng en 2015, esta política tiene por objeto desmantelar las barreras erigidas por los gobiernos locales para proteger su territorio.

El objetivo es sustituir un panorama fragmentado de mercados locales protegidos por un mercado nacional único, integrado y eficiente, regido por normas unificadas, eliminando así el proteccionismo local.

Sin embargo, esta iniciativa se enfrenta a la misma estructura institucional que busca corregir.

Un análisis publicado en Foreign Policy por Lizzi C. Lee y David Zhang pone de relieve precisamente esta contradicción, subrayando que «las ambiciones reformistas de Pekín se enfrentan a los incentivos políticos y fiscales locales que han configurado la economía política de China mucho antes de las reformas del mercado de la década de 1980». Lee y Zhang señalan que, dado que «indicadores medibles como el crecimiento del PIB, la creación de empleo y los ingresos locales siguen determinando los ascensos, los funcionarios tienen todo interés en defender su territorio». Su conclusión confirma la naturaleza profunda de este desafío: «Ningún documento político, por muy extenso que sea, puede resolver el problema fundamental si la estructura de incentivos subyacente permanece inalterada» 2

Ahí radica la profunda paradoja del discurso de Xi.

El sistema de feroz competencia local que ahora debe dominar es precisamente el que ha alimentado el milagro económico chino y forjado su ascenso al poder.

En su lucha contra la «involución», Xi Jinping no combate a un enemigo externo ni a una política fallida: ataca la sombra misma de la China moderna, el sistema que lo convirtió en su producto definitivo y su encarnación viva.

Impulsar el desarrollo de un mercado nacional unificado

El desarrollo de un mercado nacional unificado representa una decisión importante tomada por el Comité Central del Partido Comunista Chino 3.

En los últimos años, hemos introducido sucesivamente las Opiniones sobre la aceleración del desarrollo de un mercado nacional unificado y una serie de medidas de acompañamiento, obteniendo resultados positivos en la consecución de este objetivo.

El documento titulado Opiniones del Comité Central del PCCh y del Consejo de Estado sobre la aceleración de la construcción de un mercado nacional unificado (中共中央 国务院关于加快建设全国统一大市场的意见) se publicó el 10 de abril de 2022. En él se define una estrategia destinada a armonizar las normas económicas, reducir las barreras regionales y reforzar la integración del mercado interior chino. Las medidas de acompañamiento incluyen la armonización de las normas del mercado y la eliminación de las barreras regionales que obstaculizan la competencia. También tienen por objeto unificar las normas industriales, facilitar la circulación de bienes, servicios y factores de producción entre provincias y reforzar la supervisión para garantizar una competencia leal. Por último, Pekín ha puesto en marcha reformas institucionales y fiscales para alinear las políticas locales con los objetivos del mercado nacional unificado.

Sin embargo, en general, esta tarea sigue siendo difícil, ya que el desarrollo de un mercado nacional unificado se enfrenta a numerosas dificultades y obstáculos.

La construcción de un mercado nacional unificado no sólo es esencial para establecer un nuevo paradigma de desarrollo y promover un desarrollo de alta calidad, sino que también es crucial para tomar la iniciativa en la competencia internacional. Como segundo mercado de consumo mundial, China debe construir un mercado nacional unificado sólido para reforzar nuestra confianza y afrontar con serenidad los riesgos y retos.

Para explotar el potencial del mercado interior, el Partido Comunista Chino prevé estimular la demanda interna. Al reducir su dependencia de los mercados externos, cada vez más atentos, especialmente en Occidente, a la cuestión del exceso de capacidad china, se trata de reforzar la capacidad del país para proyectarse en un mundo de rupturas geopolíticas.

Para avanzar en la construcción de un mercado nacional unificado en profundidad, es fundamental lograr «cinco unificaciones y una apertura».

Las «cinco unificaciones» implican: la unificación de las instituciones fundamentales del mercado, en particular mediante la armonización de los sistemas de protección de los derechos de propiedad, la competencia leal y las normas de calidad; la unificación de las infraestructuras del mercado para facilitar la circulación de bienes, capitales e información, al tiempo que se refuerzan los sistemas de distribución comercial modernos; la unificación de las normas de conducta de los poderes públicos, velando por que las autoridades locales respeten unas normas claras a la hora de fomentar el desarrollo económico, en particular en lo que se refiere a la atracción de inversiones, en lugar de actuar de forma arbitraria; la unificación de la supervisión y la aplicación de las normas del mercado mediante el establecimiento de criterios uniformes para las sanciones administrativas; unificar los mercados de recursos factoriales para promover la libre circulación y la asignación eficiente, reduciendo los errores de asignación y el desperdicio. «Una sola apertura» significa ampliar continuamente la apertura, aplicar una apertura nacional e internacional interconectada sin funcionar de forma aislada.

Para aplicar estos requisitos fundamentales, la tarea más urgente ahora es centrarse en los retos clave y resolver los problemas profundamente arraigados.

En primer lugar, luchar enérgicamente contra la competencia desleal entre empresas en materia de precios.

En los ámbitos gravemente afectados por la «involución», debe aplicarse una gobernanza eficaz de conformidad con las leyes y reglamentos.

Aprovechar mejor el papel de autorregulación de las asociaciones industriales para orientar a las empresas en la mejora de la calidad de los productos, la práctica de precios elevados para los productos de calidad superior y la oposición a los precios bajos para los productos de calidad inferior.

Promover la salida ordenada de las capacidades de producción obsoletas para lograr un equilibrio dinámico del mercado.

Aplicar una gobernanza integrada en las plataformas en línea y fuera de línea.

En segundo lugar, luchar enérgicamente contra el desorden en las licitaciones públicas.

Centrarse en resolver problemas importantes como la adjudicación de contratos al licitador más barato, la venta de productos de calidad inferior como si fueran de calidad superior y la colusión con fines personales.

Normalizaremos los procesos de contratación pública y licitación, reforzaremos el examen de la equidad de los resultados de las licitaciones, mejoraremos las vías de recurso legítimas para las empresas y perfeccionaremos los mecanismos de tramitación de las reclamaciones.

En tercer lugar, intensificaremos nuestros esfuerzos para poner fin a las prácticas desordenadas en materia de promoción de las inversiones locales.

Estableceremos una lista nacional unificada de actividades de promoción de la inversión local autorizadas y prohibidas, en la que se definirán claramente los comportamientos específicos que se fomentan y los que se prohíben.

Elaboraremos un marco político sólido y normalizado en materia de subvenciones fiscales.

Mejoraremos la transparencia en la divulgación de información relativa a la promoción de la inversión.

Trataremos con la mayor seriedad cualquier infracción comprobada.

En cuarto lugar, debemos promover el desarrollo integrado del comercio interior e internacional.

Debemos racionalizar las vías de acceso de los productos de exportación al mercado interior, reforzar la armonización entre las normas nacionales e internacionales, crear plataformas de servicios integradas para ambos mercados, fomentar empresas de alta calidad en ambos sectores y poner en marcha una iniciativa para promover la exportación de productos de alta gama.

En quinto lugar, debemos subsanar las deficiencias de las normativas y los sistemas.

Debemos modificar y mejorar leyes y normativas como la ley de licitaciones y subastas y la ley de precios, reforzando el carácter vinculante de las normas institucionales; debemos continuar con las campañas especiales destinadas a normalizar la aplicación de la ley que afecta a las empresas, mejorar el sistema fiscal y presupuestario, el sistema de contabilidad estadística y el sistema de crédito propicios para la unificación del mercado.

En sexto lugar, nos centraremos en corregir las opiniones erróneas sobre la evaluación del rendimiento.

Perfeccionaremos el sistema de evaluación del desarrollo de alta calidad y el sistema de evaluación del rendimiento de los funcionarios públicos.

Criticaremos y corregiremos rápidamente las infracciones, como la promoción irregular de las inversiones, el proteccionismo local y la negativa de los nuevos funcionarios a abordar los problemas heredados del pasado —y exigiremos responsabilidades a los autores de infracciones flagrantes—.

La construcción de un mercado nacional unificado es a la vez una batalla crucial y una campaña a largo plazo.

Todas las regiones y departamentos deben llevar a cabo esta tarea con compromiso político y estratégico.

Las autoridades centrales y locales, los gobiernos locales, los poderes públicos y las empresas, así como las propias empresas, deben reforzar su coordinación y colaboración para formar una fuerza motriz que cree cada vez más coherencia.

Notas al pie
  1. Xu Chenggang, « The Fundamental Institutions of China’s Reforms and Development », Journal of Economic Literature, n°49 (4), 2011, pp. 1076–1151.
  2. Lizzi C. Lee y David Zhang, « China Can’t Unify Its Own Markets », Foreign Policy, 18 de agosto de 2025.
  3. Discurso pronunciado por el secretario general Xi Jinping durante la sexta reunión de la Comisión Central de Asuntos Financieros y Económicos, el 1 de julio de 2025. Fuente: 习近平:纵深推进全国统一大市场建设__中国政府网.
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