Rusia es una de las pocas economías que no ha sido objeto de aranceles recíprocos anunciados el miércoles 2 de abril por Donald Trump. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, justificó esta decisión declarando que Moscú no estaba afectado porque las sanciones estadounidenses «ya impiden cualquier comercio significativo».

Si los aranceles sobre las importaciones rusas hubieran tenido consecuencias mínimas para Moscú, ya que el comercio bilateral representaba sólo 3.500 millones de dólares en 2024, la ausencia de Rusia de la lista se interpretó como una voluntad estadounidense de no intentar perjudicar aún más la economía del país.

  • Sin embargo, Rusia podría ser una «víctima colateral» de la política comercial de Washington. En contra de lo que esperaban los analistas de Wall Street, los aranceles de la administración republicana han debilitado considerablemente el dólar: el índice del dólar del Wall Street Journal ha perdido más del 5,9% este año y se sitúa por debajo de su nivel del 5 de noviembre 1.
  • Si bien este descenso del valor de la moneda estadounidense no ha sido anticipado, sí ha sido deseado por Donald Trump —y algunos de sus asesores, como Stephen Miran— para hacer que los productos estadounidenses sean más competitivos a nivel internacional, también tendrá consecuencias fuera de Estados Unidos, especialmente en Rusia.
  • De hecho, el rublo se ha apreciado casi un 15% frente al dólar estadounidense desde la investidura de Trump el 20 de enero, lo que lo convierte en una de las monedas extranjeras con mejor rendimiento durante este período.

Para Moscú, un rublo fuerte es una mala noticia. Las empresas rusas, en particular las productoras de materias primas, verán disminuir sus beneficios por las exportaciones y, por consiguiente, también disminuirán los ingresos percibidos por el Estado por la venta de hidrocarburos, lo que debilitará el presupuesto 2. Los efectos de esta caída se verán reforzados por la reciente caída del precio del barril, acelerada por el anuncio de la OPEP de aumentar su producción de petróleo.

  • Las tarifas de Trump no son el único factor que contribuye al fortalecimiento del rublo. En febrero, el Banco Central de Rusia citó otras razones que explican este fenómeno, en particular la esperanza de un levantamiento parcial de las sanciones en el contexto del acercamiento entre Washington y Moscú operado por Trump 3.
  • Un asesor del presidente de la institución también habla de una «euforia especulativa» provocada por la perspectiva de un alto el fuego en Ucrania. Sin embargo, el banco sigue sin incluir en sus previsiones los efectos de un fin de la guerra, ya que considera que la situación actual es demasiado volátil 4.
  • Sin embargo, este optimismo es compartido por muchos inversores fuera de Rusia, que muestran un marcado interés por los derivados que permiten apostar por el rublo a través de contratos de futuros no entregables (o NDF), que no implican la compra directa de activos.

La estabilidad financiera de Rusia está directamente relacionada con las señales que envían los negociadores sobre la guerra en Ucrania. En esta ecuación, Putin ocupa una posición de equilibrista. Si continúa rechazando cualquier progreso hacia un alto el fuego real, Trump podría estar inclinado a reforzar las sanciones. Pero si deja entrever señales demasiado positivas a favor de un cese de las hostilidades, podría contribuir aún más al fortalecimiento del rublo, amenazando así las finanzas del Estado.