En el informe anual publicado el martes 25 de marzo —el primero elaborado por la nueva administración Trump— sobre la evaluación de las amenazas a las que se enfrentan los Estados Unidos, elaborado por los servicios de inteligencia estadounidenses, los autores reconocen que Rusia y Ucrania «probablemente consideran que los riesgos de un conflicto más prolongado son menores que los de una solución insatisfactoria» 1.

Esta evaluación es fundamental, ya que Washington ha organizado en Arabia Saudí dos rondas de negociaciones con equipos ucranianos y rusos en las últimas semanas.

Trump cree que su talento para los negocios y la potencia económica de Estados Unidos serán suficientes para poner fin a los combates, ya que los presidentes ruso y ucraniano prefieren cerrar acuerdos con empresas estadounidenses en lugar de continuar la guerra. Sin embargo, esto se contradice con los propios servicios de inteligencia, que escriben en el informe:

Para Rusia, la evolución positiva del campo de batalla permite cierta paciencia estratégica, y para Ucrania, ceder territorios o neutralidad a Rusia sin garantías de seguridad sustanciales por parte de Occidente podría provocar reacciones internas e inseguridad en el futuro.

En febrero, un informe publicado por un think tank ruso cercano al FSB afirmaba que una resolución pacífica del conflicto no podría producirse «antes de 2026».

  • Los negociadores elegidos por Trump para resolver la guerra en Ucrania reflejan la visión del presidente estadounidense, así como su falta de consideración y comprensión de la agenda global del Kremlin que motivó la invasión rusa de 2022.
  • Al alejar a Keith Kellogg, inicialmente nombrado «enviado especial para Ucrania y Rusia», de las negociaciones con Moscú en favor de Steve Witkoff, promotor inmobiliario y amigo de Donald Trump desde hace mucho tiempo, este último ha señalado que no está interesado en una resolución duradera del conflicto, sino en llegar a un deal personal con Putin.
  • El informe publicado por los servicios de inteligencia señala que Rusia es uno de los actores estatales (junto con China, Irán y Corea del Norte) que amenaza las capacidades e intereses de Estados Unidos, especialmente en materia de seguridad y economía: «Rusia tiene la intención de disuadir a Estados Unidos poniendo en peligro el territorio estadounidense y teniendo los medios para amenazar con un conflicto […] Entre los acontecimientos más preocupantes de Rusia figura un nuevo satélite destinado a transportar un arma nuclear como arma antisatélite, violando así el derecho internacional que prohíbe desde hace mucho tiempo este tipo de actividad y poniendo en peligro la economía de Estados Unidos y del mundo».

El informe también señala que, si bien Estados Unidos ha aprendido importantes lecciones de la guerra en Ucrania, Moscú también ha aprendido «muchas lecciones sobre la lucha contra las armas y la inteligencia occidentales en una guerra a gran escala. Esta experiencia probablemente pondrá a prueba los futuros planes de defensa de Estados Unidos, incluso contra otros adversarios con los que Moscú comparte estas lecciones».