English version available at this link
Usted ha fijado un objetivo ambicioso para Nigeria: alcanzar el 70% de alfabetización digital en 2027. ¿Cuáles son los principales retos que prevé y cómo piensa afrontarlos?
Para responder a esta pregunta, primero tenemos que recordar por qué el desarrollo de la alfabetización digital es esencial en el mundo en el que vivimos hoy. A medida que seguimos ampliando las fronteras digitales, es esencial garantizar que podemos dominar estas tecnologías para resolver los problemas a los que nos enfrentamos a medida que lo digital se convierte en una parte importante de casi todos los aspectos de nuestras vidas. Estamos empezando a ver cómo la alfabetización digital facilita el acceso a los servicios y aumenta la productividad: muchas empresas dependen ya totalmente de ella.
El crecimiento que deseamos para nuestra economía está ligado a la capacidad de nuestros ciudadanos para utilizar las tecnologías digitales de forma eficaz, y nuestro reto es, de hecho, alcanzar el 70% de alfabetización digital para 2027 en Nigeria.
Como pueden imaginar, la conectividad es un requisito previo para el desarrollo de la alfabetización digital. Sin embargo, el estado actual de la conectividad en el continente sigue siendo limitado, y un número significativo de nuestros conciudadanos aún no tiene acceso a Internet. Permitir que todo el mundo se conecte a la red digital es un reto importante. Aunque en los últimos años hemos realizado progresos significativos en el sector de las telecomunicaciones, no son suficientes.
El segundo requisito para desarrollar la alfabetización digital es garantizar que los contenidos que queremos explotar estén disponibles y que los ciudadanos puedan acceder a ellos. La accesibilidad será extremadamente importante para alcanzar nuestro objetivo del 70% de alfabetización digital. ¿Cómo asegurarnos de que los contenidos que utilizamos también creen oportunidades para quienes no pueden acceder a las plataformas de aprendizaje? Aunque los ciudadanos que viven en zonas donde la conectividad no es satisfactoria representan una proporción significativa de la sociedad, aún no tenemos una solución para llegar a ellos.
Pero me parece, basándome en mi experiencia, que el principal reto es motivar a los ciudadanos a que desarrollen este uso de la tecnología digital. El gobierno tiene la intención de ayudar a los nigerianos a alfabetizarse y adquirir competencias digitales, pero ¿cómo conseguir que la gente se tome en serio esta cuestión?
La cuestión de la alfabetización es distinta de la de las competencias digitales. Las personas que adquieren competencias digitales pueden encontrar un empleo en el campo de la tecnología; la alfabetización digital va por delante: se reduce a aprender las competencias básicas necesarias para integrarse en la economía digital.
En el contexto nigeriano, ¿cuál es su plan para garantizar que la inversión en formación digital tenga un impacto positivo y directo en las comunidades rurales y las regiones donde el acceso a internet es más difícil?
Actualmente estamos trabajando en la creación de un fondo de fibra para reducir las desigualdades en el acceso a la conectividad digital entre las zonas urbanas y rurales.
Este fondo de 2 mil millones de dólares pretende ampliar nuestra red de conectividad de 35 mil kilómetros a 125 mil kilómetros de fibra desplegada. En otras palabras, estamos invirtiendo en 90 mil kilómetros más de red de fibra óptica en todo el país. Pero se trata de una iniciativa a largo plazo: este fondo no permitirá equipar todas las zonas rurales en uno o dos años. Calculamos que este proyecto tardará entre tres y cinco años en completarse.
Por eso, al mismo tiempo, estamos invirtiendo en lo que llamamos la Alianza por la Banda Ancha. El objetivo de esta alianza es mejorar la infraestructura existente en el país, que cuenta con unos 35 mil kilómetros de red de fibra óptica. Ya tenemos un satélite –el único de la región– que nos permite conectar zonas de difícil acceso. Uno de los proyectos que pusimos en marcha en los tres primeros meses de nuestro mandato fue el despliegue de conectividad en todos los consejos de los gobiernos locales de Nigeria: 774 edificios en total.
Bajo la dirección de Giuliano da Empoli.
Con contribuciones de Josep Borrell, Lea Ypi, Niall Ferguson, Timothy Garton Ash, Anu Bradford, Jean-Yves Dormagen, Aude Darnal, Branko Milanović, Julia Cagé, Vladislav Surkov o Isabella Weber.
Dice que se inspiró en el éxito de los agricultores chinos que utilizan plataformas digitales para interactuar directamente con los consumidores. ¿Podría desarrollar más este ejemplo? ¿Cómo cree que Nigeria podría reproducir, importar o adaptar este modelo para desarrollar la capacidad de los empresarios y las pequeñas empresas de las zonas rurales?
El caso de los agricultores chinos nos pareció muy inspirador porque, cuando se habla de conectividad, a menudo se habla de conectar a las personas, lo que sigue siendo abstracto o difícil de ilustrar en términos concretos en términos de oportunidades económicas. En China, el gobierno se está asegurando de que los agricultores de las zonas rurales tengan acceso a soluciones de conectividad de alta calidad. Incluso se forma a los agricultores para que transmitan sus productos en directo desde sus aldeas, convirtiéndose en fenómenos Tik Tok. Esto va más allá de los agricultores: las pequeñas empresas distribuyen ahora sus productos directamente a los consumidores y, al eliminar intermediarios en la cadena de suministro, pueden vender directamente a los clientes.
Este planteamiento también está en consonancia con los objetivos de sostenibilidad que queremos promover: los productos no deben permanecer demasiado tiempo en tránsito, ni recorrer largas distancias, ni almacenarse durante periodos prolongados. Lo ideal es que vayan directamente de la granja a la mesa del consumidor. Así que veo este enfoque como una forma muy interesante de empoderar a los agricultores.
Además, en África, cuando pensamos en conectividad, seguimos limitándonos a la conectividad entre personas. Tendemos a olvidar que la conectividad también permite conectar objetos entre sí y personas con objetos. Esta es la raíz de la prosperidad que estamos empezando a ver en varios sectores de todo el mundo. El uso de tecnologías conectadas en el sector minero está salvando vidas al hacer que las minas sean mucho más seguras y eficientes en sus operaciones cotidianas, y ayudando a los mineros a utilizar los recursos de forma más sostenible.
En términos de seguridad, la conectividad nos permite vigilar zonas como bosques o granjas. Si nos centramos únicamente en la cuestión de conectar a las personas, todas estas posibilidades se verán frenadas para los países en desarrollo. La siguiente conversación que debemos mantener es sobre el vínculo entre conectividad y prosperidad en los países en desarrollo.
Estas inversiones en materia de conectividad se basan a menudo en asociaciones y subvenciones con líderes tecnológicos mundiales como Microsoft, la Fundación Gates o Google. ¿Cómo garantiza Nigeria que estas asociaciones promuevan la innovación local y la creación de capacidades, como usted ha mencionado, en lugar de limitarse a importar soluciones extranjeras? ¿Cómo pueden transferirse estas capacidades a nivel local?
Es esencial que la inversión en conectividad beneficie a todos. Una cosa es invertir en redes de fibra óptica y dar a todo el mundo acceso a internet y a la información, y otra garantizar que los servicios que necesitan las personas estén disponibles precisamente para ellas y sus intereses.
¿Cómo puede la conectividad aumentar la capacidad de nuestros ciudadanos para interactuar con el gobierno de forma transparente? Será necesario desarrollar aplicaciones y soluciones para lograrlo. ¿Cómo puedo, como ciudadano, confiar en las plataformas en línea para acceder a la asistencia sanitaria en Nigeria? Creo que necesitaremos iniciativas locales para desarrollar estas aplicaciones: por eso creemos que la inversión en el ecosistema digital es tan importante.
Uno de los pilares de nuestro plan estratégico se centra en la innovación, el espíritu empresarial y el capital. Estamos garantizando la calidad de nuestra inversión en infraestructuras, formando a más gente para tener una mano de obra calificada y poniendo en marcha un conjunto de políticas adaptadas a la economía digital. De lo contrario, los beneficios que podamos obtener de todas las inversiones que hemos realizado serán limitados. Por eso es sumamente importante colaborar con los líderes tecnológicos mundiales para seguir reforzando nuestro ecosistema de innovación.
La Fundación Gates apoya nuestros esfuerzos para mejorar nuestra infraestructura pública digital, garantizando que los gobiernos puedan aprovechar las tecnologías conectadas para mejorar la forma en que prestamos servicios a las personas. Microsoft y Google están financiando startups de IA en Nigeria y formando a funcionarios en IA. Son elementos que nos permiten fortalecer nuestro ecosistema local. La AFD y el programa i-Dice también financian startups locales innovadoras para desarrollar soluciones que satisfagan las necesidades de la población. Sin este apoyo, estaríamos limitados.
Estamos trabajando para reforzar el ecosistema de la innovación, garantizar que la infraestructura esté ahí para apoyar nuestras ambiciones y asegurarnos de que adoptamos las leyes adecuadas. Estamos trabajando en un proyecto de ley de economía digital para Nigeria. Esperamos que antes de que acabe el año dispongamos de un texto legislativo que guíe la forma de hacer negocios en el sector de la economía digital, incluyendo herramientas como la firma electrónica para que se convierta en una forma legal de celebrar contratos y facilite el intercambio de datos en la economía nigeriana.
Estamos muy atentos a las distintas contribuciones de nuestros socios, ya sean grandes empresas tecnológicas o fundaciones como Luminate, por ejemplo, que nos está ayudando a crear un colectivo de IA, un comité formado por organizaciones de la sociedad civil, start-ups y académicos que trabajan para hacer avanzar la IA en Nigeria. Son cosas que los gobiernos no pueden hacer solos y nosotros intentamos ser muy incluyentes en nuestra forma de ver las cosas.
¿Podría contarnos algo más sobre el colectivo de IA?
Lanzamos oficialmente el colectivo de AI el 7 de octubre de 2024. Es una comunidad de expertos que se ocupa de estudir cuatro aspectos de la inteligencia artificial: la producción de conocimientos, la formación, la financiación de nuevas empresas y la documentación. El colectivo pretende generar nuevos conocimientos sobre la aplicación de la IA en sectores críticos de Nigeria. La mayoría de las instituciones académicas que investigan la IA en Nigeria formarán parte de este colectivo en el futuro.
¿Cómo concilia Nigeria la necesidad de seguridad y privacidad de los datos con el rapidísimo crecimiento de los servicios digitales y las necesidades del país?
Tenemos que hacer frente al desarrollo acelerado de la economía digital. En algunos sectores, el gobierno no está en condiciones de ponerse al día, aunque lo intentamos constantemente. Nuestra Comisión de Protección de Datos se creó hace menos de un año. Ha estado muy ocupada supervisando la forma en que las empresas utilizan y gestionan sus datos. Pero estamos intentando ampliar su papel en la formación y queremos que esta institución pueda resolver las dudas de las empresas y particulares sobre las prácticas responsables que deben adoptar en la forma de gestionar sus datos.
Estamos convencidos de que las organizaciones de la sociedad civil necesitan más recursos para implicarse más en el desarrollo de una cultura digital. La mayoría de las veces, las organizaciones de la sociedad civil tienden a centrarse exclusivamente en la vigilación del gobierno. Sin embargo, la economía digital es tan dinámica que los actores a los que debemos vigilar no son sólo los gobiernos. Los gobiernos, sobre todo en África, suelen comprar soluciones tecnológicas al sector privado. Así que queda mucho trabajo por hacer para seguir sensibilizando a todos los agentes –tanto públicos como privados– sobre la gestión responsable de los datos y la protección de la privacidad.
Además de desarrollar una cultura digital, ¿cómo abordar la cuestión de la educación y la formación?
Puede parecer obvio pensar que las medidas que estamos poniendo en marcha van dirigidas principalmente a los jóvenes, pero quienes más sufren la falta de alfabetización digital son las personas mayores. En Facebook, por ejemplo, podemos ver que la mayoría de nuestros padres, tíos y tías comparten contenidos que obviamente han sido generados por IA sin saberlo; es un fenómeno extendido y peligroso. Las personas mayores son las más expuestas a los peligros de la tecnología digital. Por eso estamos planteando nuestro programa de alfabetización digital desde una perspectiva integradora, utilizando la televisión y, en algunos casos, la radio para informar a la gente sobre qué es lo digital y la IA.
Queremos que los nigerianos sean capaces de plantearse las siguientes preguntas: ¿cómo proteger su identidad en línea? ¿Cómo utilizar eficazmente la banca en línea sin exponerse? ¿Qué significa proteger tus datos? ¿Cuáles son tus derechos y cómo puedes protegerlos? ¿Qué es la inteligencia artificial? ¿Cómo saber si estamos utilizando contenidos generados por inteligencia artificial? Creemos que estas preguntas conciernen a todo el mundo, y este es nuestro mayor reto: la economía digital afecta a todos los individuos. Queremos desarrollar el uso de la tecnología digital en los servicios bancarios, así como en los de salud y educación. No podemos dejar a nadie fuera.
Muchos países, sobre todo del Sur, han sido excluidos de los debates internacionales sobre la regulación de la IA: más de 100 Estados miembros de la ONU no han participado en los principales acuerdos sobre IA celebrados hasta la fecha. ¿Qué papel cree que desempeñará Nigeria en la escena mundial en materia de gobernanza de la IA?
La IA ha sido desarrollada por empresas de Occidente y del Norte, donde el impacto de la IA en la productividad ya es evidente. En consecuencia, el debate sobre la IA en los países del Norte no se centra realmente en la productividad, porque ésta ya es una realidad. En su lugar, se centra en cuestiones de seguridad y ética. El peligro de este enfoque, y la razón por la que la mayoría de los países del Sur quedan excluidos de los debates, es que no corresponde con nuestra realidad.
Si el debate sobre la IA se basara únicamente en el valor que aporta a la sociedad, nos resultaría mucho más fácil discutir cómo podemos gobernarla. Pero no podemos dejar que un país del Norte determine cómo Nigeria, Kenia o Sudán del Sur deben enfocar la inteligencia artificial, porque la forma en que los países del Norte conciben la IA es totalmente diferente, y entendemos por qué. Históricamente, esos países llevan años invirtiendo en IA y trabajando con ella. En el Sur, este no es el caso. Para nosotros, la mayor oportunidad que ofrece la IA es aumentar el nivel de productividad en sectores clave.
En resumen: en el Norte, la gente tiene miedo de perder su trabajo por culpa de la IA. En nuestro caso, estamos creando más puestos de trabajo gracias a la IA.
¿Por ejemplo?
En mi granja utilizamos tecnologías digitales: sondas conectadas a satélites nos transmiten información en directo. Jóvenes graduados de zonas rurales encuentran trabajo en lugares como mi granja. Son responsables de los drones, los datos que recogemos y la conectividad en la granja. Como resultado, estamos creando más puestos de trabajo en lugares nunca podríamos haberlos creado. El nivel de productividad de la agricultura en Nigeria es muy bajo. Tenemos que hacerla mucho más productiva y atractiva para que más gente se dedique a ella. En este sentido, tecnologías como la IA pueden ayudarnos a crear oportunidades.
El mismo enfoque se aplica a la educación, donde tenemos grandes carencias. En un contexto en el que no tenemos suficientes profesores, la IA podría permitirnos dar a la enseñanza un carácter mucho más personalizado. En el ámbito de la salud, la IA podría permitirnos diagnosticar antes las enfermedades.
Hay muchos puestos de trabajo que podemos crear gracias a la IA. Esta cuestión no está presente en el debate sobre la IA y, como no es una prioridad, la mayoría de los países del Sur no se la toman en serio. Ya he visto a ministros decir que la ley europea sobre IA es suficiente y que todo lo que tenemos que hacer es tomarla y transponerla a nuestra realidad; eso no es cierto: cuando se hace eso, no se tienen en cuenta las especificidades locales.
¿Cómo se tienen en cuenta estas realidades en su estrategia de IA?
Cuando elaboramos nuestra estrategia nacional para la IA en Nigeria, una de las cosas que surgió con más fuerza –lo que no ocurrió en la mayoría de los demás países– fue el papel de los medios de comunicación. No se puede acelerar el desarrollo de la IA si los medios de comunicación no la conocen bien, porque son ellos los que hablan de ella con regularidad. Para garantizar que los ciudadanos entiendan realmente qué es la IA, la formación de periodistas se ha convertido en una parte importante de la estrategia nacional en Nigeria. Por eso es sumamente importante dar a los medios de comunicación los medios para iniciar y dirigir conversaciones sobre inteligencia artificial.
Los expertos coinciden en la importancia del debate sobre la ética de la gobernanza. En este sentido, creo que es esencial incluir las voces de la sociedad en el debate sobre la IA. Sin ello, no podremos identificar la mejor manera de gestionar la IA en ámbitos específicos.Si los médicos no están presentes cuando debatimos cómo utilizar la IA, corremos el riesgo de desarrollar una solución digital que no satisfaga las necesidades y no tenga en cuenta las limitaciones de aplicar la tecnología en el espacio médico. Si los profesores no están presentes, ¿cómo podemos entender realmente cómo utilizar la IA para apoyar la enseñanza? Por eso queremos desarrollar una cultura digital. Cuando los nigerianos comprendan mejor la inteligencia artificial, estarán en mejores condiciones de protegerse a sí mismos en lugar de depender únicamente de las leyes: las leyes tienen que estar ahí para apoyarlos, pero los individuos también tienen que estar bien formados sobre este fenómeno.
Nuestro objetivo no es ser inflexibles a la hora de abordar esta cuestión.
Por eso también hemos dado prioridad a convertirnos en una nación que pueda ser fuente de talento para la IA. Como saben, el 60-70% de nuestra población tiene menos de 30 años, y nuestra población total es de 230 millones, y crece rápidamente. Nos convertiremos en una fuente de talento para la IA.
También hemos empezado a construir en Nigeria el primer modelo multimodal y multilingüe de África. De nuevo, lo hacemos en colaboración con una start-up local especializada en IA, para asegurarnos de que estamos reforzando las capacidades de las personas a nivel local. Con Luminate, hemos empezado a participar en el colectivo de AI que, esperamos, pueda ayudar a garantizar que el desarrollo de la IA en Nigeria no solo sea inclusivo, sino también ético. Es una prioridad para nosotros.
¿Cómo piensan compartir estas buenas prácticas con los demás? Más allá de África, ¿cree que esta historia de éxito nigeriana se desarrollará a escala mundial?
Ya estamos asistiendo a una feroz competencia sobre quién coordinará los esfuerzos en materia de IA en África. Según mi punto de vista, no creo que sea la mejor manera de hacerlo. Creemos que el camino correcto sigue siendo considerar la IA desde un punto de vista temático: ¿cómo podemos reunir a las mejores personas dotadas de capacidades técnicas en todo el continente africano, independientemente de su ubicación, para ayudar a África a pensar en acelerar la inversión en infraestructura digital?
La UNESCO está muy implicada en el debate sobre la ética de la inteligencia artificial. ¿Por qué no apoyarla para que sus recomendaciones se difundan por todo el continente?
Vamos a asistir a la aparición de agrupaciones temáticas de esta naturaleza, y eso es algo que queremos apoyar. Este es también el enfoque que están adoptando muchos países, aunque hasta ahora ha habido muchas divergencias en la forma en que el mundo ha considerado la IA. La Unión Europea, el Reino Unido, Estados Unidos y Asia tienen sus propios acercamientos. Pero utilizar conversaciones temáticas es lo que creo que funciona mejor para reunir a los expertos.
Está circulando la idea de que un número muy reducido de países –los países ricos del Norte, que producen las tecnologías innovadoras que afectan al resto del mundo– deberían ser los únicos en financiar la regulación de esta tecnología en lugar de los demás. Una especie de equivalente al enfoque de «pérdidas y daños», pero para la IA. ¿Comparte esta idea?
Las naciones no tienen más remedio que regular: hay que regular, hay que gobernar. Por supuesto, podemos crear alianzas, pero tenemos que ayudar a los países del Sur a darse cuenta del valor económico o socioeconómico del desarrollo de tecnologías innovadoras, y no tratarlo como un simple acto de caridad. Si seguimos tratándolo así, los países del Sur no lo convertirán en una prioridad.
En los países del Norte, la conversación ha pasado a centrarse únicamente en la gobernanza, la ética y la seguridad porque el desarrollo de la IA está muy avanzado, lo que no ocurre en los países del Sur. En Nigeria, tenemos que explicar por qué hay que centrarse en la IA. ¿Por qué los gobiernos deberían invertir en IA? Para los países con recursos limitados, la IA puede ayudarles a comprender mejor cómo priorizar sus gastos. Sobre todo, es una solución basada en el valor económico. No es caridad. Tenemos que empezar a animar a los gobiernos a que lo vean de ese modo, haciéndonos la siguiente pregunta: ¿cómo capacitamos a la gente de estos países para que adopten la inteligencia artificial? Creo que es ahí donde debemos centrarnos.
Si no nos hacemos cargo de estas cuestiones, seguiremos pidiendo a los países del Norte que paguen por la adopción, la gobernanza y el desarrollo de la IA en los países en desarrollo, y ya sabemos lo que eso significa. Puede que la IA nunca llegue a ser lo suficientemente productiva, porque no se puede sacar el máximo partido de la IA simplemente transponiéndola a África. La mayor oportunidad reside en la innovación. Por supuesto, todos podemos utilizar ChatGPT, pero hay interés en desarrollar nuevos modelos que, por ejemplo, tengan en cuenta todos los datos generados por el gobierno nigeriano desde su creación, y que se les dé sentido. Si nos fijamos en los archivos de la Autoridad de Televisión de Nigeria, que contienen grabaciones desde tiempos inmemoriales, hay que imaginar lo que podríamos hacer con ellos. No basta con enviar los datos a alguien para obtenerlos. Por eso tenemos que reforzar la capacidad de innovación de nuestro país.
En el contexto de su cooperación con grandes empresas como Microsoft o Google (para su Fondo de IA, por ejemplo), ¿cómo garantizará que sus contribuciones beneficien realmente a la economía nigeriana?
Google apoya el ecosistema nigeriano con alrededor de 1.7 millones de dólares en financiación, que incluye financiación secundaria para algunas startups, pero sobre todo apoyo a investigadores universitarios, programas de formación y otra serie de cosas. Se trata de un programa que el gobierno nigeriano agradece, por supuesto, y que nosotros promovemos. El objetivo es que lo que salga de él también forme parte del colectivo de IA que Luminate está apoyando.
Nuestro objetivo es que, una vez que hayamos reunido una gran comunidad de personas que trabajen en IA, podamos atraer el apoyo de múltiples fuentes. Aunque Luminate ha ayudado a crear el colectivo, se ha hablado de otros socios que podríamos incorporar para apoyar esta comunidad de práctica. Este es el objetivo del apoyo de Google. De hecho, hemos obtenido una forma similar de apoyo de Microsoft y algunas otras organizaciones están haciendo lo mismo.