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Desde hace varias semanas, casi todos los sondeos de opinión en Austria mostraban al FPÖ (Freiheitliche Partei Österreichs) de Herbert Kickl en cabeza1. El domingo 29 de septiembre de 2024, los resultados de las elecciones legislativas lo confirmaron: por primera vez, el FPÖ quedó en cabeza con el 29,2% de los votos. Los dos grandes partidos, el ÖVP de centro-derecha (26,5%) y el SPÖ de centro-izquierda (21%), no tendrán probablemente suficientes diputados para poder gobernar en pareja, lo que abre un escenario inédito: un gobierno de coalición tripartito (ÖVP-SPÖ y una tercera fuerza, probablemente los liberales de NEOS). 

Independientemente de los debates que tendrán lugar en los próximos días para encontrar un equilibrio, este resultado histórico demuestra claramente que será muy difícil mantener al FPÖ fuera del juego político —esencial para la formación del nuevo gobierno en Viena—. 

¿Cómo definir al FPÖ? Podríamos referirnos a lo que los especialistas denominan partido populista de extrema derecha, o bajo su forma inglesa (radical) right-wing populist party o (R)RPP. En este sentido, su ascenso al poder solo puede entenderse dentro de un marco occidental que ha visto llegar al poder a figuras como Donald J. Trump y Matteo Salvini, por no hablar de los éxitos electorales de partidos como el francés Rassemblement National o el belga Vlaams Belang. Un estudio comparativo de estas fuerzas, teniendo en cuenta también el juego de alianzas entre diferentes partidos a nivel europeo, sería ya un primer paso para comprender este fenómeno político. 

Sin embargo, la historia del FPÖ lo convierte casi en una anomalía dentro de esta familia política. Reconstruir sus raíces se convierte, por tanto, en un elemento clave para entender su especial posición en el centro de la política austriaca.

La historia del FPÖ lo convierte casi en una anomalía dentro de la familia política de extrema derecha.

HANNA CORSINI

En noviembre de 1945, se celebraron las primeras elecciones libres del Parlamento austriaco —el Consejo Nacional o Nationalrat— bajo la estrecha supervisión de los Aliados, que ocupaban el país en aquel momento y continuarían haciéndolo durante otros diez años antes de permitirle recuperar su plena soberanía e independencia2. El resultado de las elecciones situó en una posición de fuerza a las dos principales fuerzas, el partido de centro-derecha ÖVP (49,8%) y el partido socialdemócrata SPÖ (44,6%), relegando al partido comunista KPÖ al 5,4%. Se formó un gobierno de unidad nacional, que marcó el inicio de un gobierno de coalición que configuraría el sistema político austriaco durante décadas.

Durante esas primeras elecciones, 482.000 votantes fueron excluidos del sufragio universal; se trataba de miembros y simpatizantes de los nacionalsocialistas que habían sido inscritos en listas especiales elaboradas al final de la guerra. Este acto formaba parte de un proceso más amplio de desnazificación, que tenía dos vertientes principales: la prohibición de participar, activa o pasivamente, en la vida política y severas sanciones —como la exclusión de la administración burocrática del Estado o el envío a campos de reeducación3— para todos aquellos que hubieran sido miembros del partido o hubieran trabajado en la administración nazi.

No obstante, el proceso de desnazificación se completó con relativa rapidez.

Ya en 1948 se decretó una amnistía para levantar las sanciones contra los nacionalsocialistas que figuraban en las listas mencionadas. Esta decisión fue puro pragmatismo: por un lado, con el inicio de la Guerra Fría, los aliados occidentales empezaron a temer que Austria, aún ocupada en el Este por las tropas soviéticas, cayera en la órbita comunista; por otro, los políticos austriacos se dieron cuenta de que no se podía impedir que una cuarta parte de la población electoral participara en la vida política del país debido a su pasado nacionalsocialista. 

Con las elecciones de 1949, los dos grandes partidos se enfrentaron a una aguda cuestión: ¿cómo tratar a estos «nuevos» votantes? El ÖVP quería intentar atraer a su esfera de influencia a los «viejos» votantes —en alemán die Ehemaligen—. Los socialdemócratas, por su parte, hacían campaña por la creación de un tercer polo —llamado más tarde der Dritte Lager— con la idea de impedir que la derecha popular obtuviera la mayoría absoluta. La posición del SPÖ, sobre todo con apoyo británico, acabó imponiéndose y se formó la precursora del FPÖ, la Federación de Independientes (Verband der Unabhängigen o VdU), bajo el liderazgo de Herbert Kraus y Viktor Reimann. En las primeras elecciones en las que la nueva entidad política presentó sus propios candidatos, en febrero de 1949, la VdU obtuvo el 11,6% de los votos y 16 diputados.

En 1949, los políticos austriacos se dieron cuenta de que no se podía impedir que una cuarta parte del electorado participara en la vida política del país debido a su pasado nacionalsocialista.

HANNA CORSINI

La VdU era un grupo heterogéneo que, como su nombre indica, no era un verdadero partido político, sino una asociación, una alianza de todos los «descontentos» que no se reconocían ni en el campo democristiano ni en el socialdemócrata. El principal objetivo de este grupo era reeducar políticamente a los Ehemaligen y orientarlos hacia los principios del liberalismo. Este proyecto fracasó por dos razones principales: el liberalismo como tendencia política nunca había tenido mucho éxito en Austria —en las últimas décadas se habían creado y desaparecido varios partidos pequeños, como Neos, el más reciente4— y, además, los «veteranos» se habían socializado en su tiempo en círculos nacional-alemanes y nacional-socialistas. Las tensiones y desencuentros entre estos dos grupos —los liberales que habían fundado la federación y los nacional-alemanes o nacionalsocialistas— afloraron de inmediato, y las elecciones de 1953 fueron un buen ejemplo de ello: con el 10,9% de los votos y sólo 14 diputados, el movimiento perdió atractivo entre el electorado austriaco. La presión del bando nacional alemán, en particular, empezó a aumentar hasta el punto de que, con la complicidad y ayuda del ÖVP, un antiguo nacionalsocialista de alto rango, Anton Reinthaller, creó su propio partido, die Freiheitspartei. Tras largas discusiones, los dos movimientos decidieron fusionarse para formar un partido único, el FPÖ, el 7 de abril de 19565

Una cosa queda clara en esta breve cronología de los orígenes del FPÖ: la VdU y su intento de reeducar políticamente a los antiguos nacionalistas —alemanes o socialistas— fue un claro fracaso y, de hecho, produjo el efecto contrario, es decir, la posibilidad de agruparse en torno a una élite política en sintonía con el nacionalismo alemán —la idea de una Gran Alemania basada en la lengua alemana— y como mínimo acrítica con la experiencia nacionalsocialista. Al mismo tiempo, la presencia de un tercer polo cuyas raíces nacionalistas y nazis son perfectamente visibles y conocidas, pero que se integró en el sistema político nacional prácticamente en los albores de la Segunda República, hace que este partido sea único en comparación con todos los demás movimientos nacionalistas y de extrema derecha que se pueden encontrar en Europa.

Desde su creación, el FPÖ se ha caracterizado siempre por las luchas intestinas entre estas dos almas, el liberalismo conservador y el nacionalismo alemán, lo que ha provocado cambios en la cúpula del partido y en su línea política. Pero hay que recordar que en los primeros años de su existencia, el FPÖ era esencialmente una fuerza de oposición, siempre al margen del juego parlamentario. Con la llegada de Friedrich Peter a la dirección del partido en 1958, las cosas parecieron cambiar. Peter consiguió poco a poco que el FPÖ se convirtiera en la aguja de la balanza de poder entre el ÖVP y el SPÖ y se convirtió así en un elemento político decisivo en el tablero político nacional, hasta el punto de que los dos grandes partidos utilizaban a menudo el Dritte Lager para amenazarse mutuamente, proponiéndolo como posible aliado contra la formación de un gobierno de unidad nacional. Paradójicamente, fue el SPÖ el primero en utilizar esta carta: en 1970, tras obtener el 48,2% de los votos, decidió formar un gobierno en minoría, bajo la benévola mirada del FPÖ (que había obtenido el 5,4%). Este acercamiento entre el histórico dirigente del SPÖ de los años 70, Bruno Kreisky, y el líder del partido, Peter, fue posible no sólo por la amistad personal entre ambos hombres, sino también por la llegada de una generación más joven de votantes que empezaron a votar al FPÖ a finales de los años 60, sin duda porque no se sentían representados ni por el centro-derecha clerical ni por el centro-izquierda obrero. Sin embargo, en esos años surgió un contraste entre los que apoyaban la línea del líder que abogaba por un acercamiento a los socialdemócratas y los que estarían más interesados en una coalición con el ÖVP.

Desde su creación, el FPÖ siempre se ha caracterizado por las luchas intestinas entre estas dos almas, el liberalismo conservador y el nacionalismo alemán, lo que ha provocado cambios en la cúpula del partido y en su línea política.

HANNA CORSINI

Sin embargo, el ala liberal triunfó con la llegada de Norbert Steger a la dirección del partido en marzo de 1980, lo que dio lugar a la adopción en 1985 de un programa claramente orientado hacia el liberalismo. Pero tras 13 años gobernando en solitario, el SPÖ perdió la mayoría absoluta en las elecciones de 1983 (47,6%) y decidió, bajo su nuevo líder Fred Sinowatz, formar un nuevo gobierno con el FPÖ. Sin embargo, esta coalición no se vio recompensada electoralmente: el FPÖ perdió apoyo en las siguientes elecciones regionales. Fue en este momento de crisis cuando surgió la figura de Jörg Haider que, aunque cercano a la corriente liberal, decidió explotar el movimiento nacional alemán para hacerse con el control del partido. Astuto estratega, se convirtió en líder del FPÖ en 1986 a costa de poner fin a su participación en la coalición, y el radicalismo de las imágenes del congreso del partido emitidas por la televisión pública ORF —puntualizadas con saludos nazis— llevó incluso al SPÖ a romper toda relación con el FPÖ6; esta línea política fue adoptada por todos los dirigentes socialdemócratas posteriores y reiterada por el actual líder Andreas Babler7.

En aquella época, el FPÖ era uno de los partidos populistas de extrema derecha más poderosos de Europa. Jörg Haider, un líder carismático con grandes dotes oratorias, reformó significativamente el partido. Desde el punto de vista organizativo, el movimiento se centraliza en torno a su figura8; una forma de Führerpartei, centrado en Haider9 siempre presente en los medios de comunicación y conocido por su gusto por la provocación y sus declaraciones a menudo chocantes10. Al mismo tiempo, se producía una cierta forma de reparto de papeles, con Haider como «provocador» y «populista» y otros representantes —Gugerbauer y Schmidt, por ejemplo— en el papel de «políticos serios» y figuras fiables y mediáticas de apaciguamiento —una estrategia que también se verá más tarde con los tándems Strache-Hofer o Kickl-Hofer más recientemente11—. 

La importancia del líder carismático también se pone de manifiesto en el hecho de que el partido siga utilizando el programa liberal de 1985, que no modificó hasta 199712. Haider se dio cuenta hábilmente de que la ideología nacional-alemana que le había permitido convertirse en líder del partido no le permitiría ampliar su base electoral; los austriacos ya habían aceptado e interiorizado la idea de ser una entidad política por derecho propio, muy distinta de la de otros países de habla alemana13. Por eso Haider decidió sustituir este sentimiento pangermánico por el «austropatriotismo». Esta nueva ideología fue acompañada de un marcado ablandamiento del anticlericalismo que había caracterizado al FPÖ hasta entonces, y de un acercamiento simultáneo no tanto a la Iglesia católica como a las «raíces cristianas de la patria». Su oportunismo electoral se manifiesta también en el cambio de posición respecto a la integración europea: antes del referéndum de adhesión, el FPÖ se presentaba como favorable a la integración europea; después, adoptó una postura mucho más crítica al respecto, claramente más acorde con el sentir de la mayoría de la población14

En última instancia, el partido de Haider puede considerarse de extrema derecha porque nunca ha roto claramente con su pasado nacionalsocialista ni con su antisemitismo. Ha cultivado actitudes de revisionismo histórico15 —aunque nunca haya llegado al negacionismo abierto— y al mismo tiempo, por su estilo populista y la centralidad de la figura de su líder carismático, es un partido nacional-populista «clásico», muy en línea con otros movimientos europeos similares, lleno de tropos retóricos típicos sobre «nosotros» contra «ellos» —las élites, el establishment, de hecho toda la vida política y administrativa dividida entre los dos partidos principales conocidos como Proporzdemokratie16—. 

Sea como fuere, la llegada de Jörg Haider se tradujo en un triunfo electoral, coronado por el segundo puesto del FPÖ en las elecciones de 1999. En una hábil maniobra, el líder del ÖVP, Wolfgang Schüssel, que había quedado tercero, se hizo con la Cancillería y formó una coalición con el FPÖ, asegurándose de que Haider no formara parte del nuevo gobierno. 

La importancia del líder carismático también se pone de manifiesto en el hecho de que el partido siga utilizando el programa liberal de 1985, que no modificó hasta 1997.

HANNA CORSINI

Este ejecutivo creó enormes tensiones con sus socios europeos, en particular con el presidente francés Jacques Chirac, que aprovechó este gobierno de coalición para reintroducir a nivel europeo el cordón sanitario que se había mantenido contra Jean-Marie Le Pen a nivel francés. Fue el periodo de las sanciones diplomáticas contra el gobierno del canciller Schüssel, que obligaron a Haider a dimitir como líder del partido en 2002, aunque siguió siendo extremadamente influyente y continuó dirigiendo el partido entre bastidores. Schüssel aprovechó esta delicada situación interna para organizar nuevas elecciones, que ganó con bastante facilidad, restableciendo una coalición con un FPÖ debilitado y mermado, que sólo había obtenido en torno al 10% de los votos. Las tensiones internas en el seno del FPÖ también crecían entre el líder de facto Haider, gobernador de Carintia, su bastión desde el inicio de su carrera política, y el nuevo y joven líder de la facción vienesa, Heinz-Christian Strache. Para evitar un enfrentamiento directo, Haider lo intentó todo: en 2005 creó un nuevo partido, el BZÖ (Bündnis Zukunft Österreich o Alianza para el Futuro de Austria), que permanecería en el gobierno. De hecho, esta escisión favoreció al joven Strache que, al tomar las riendas del FPÖ, se encontró en una posición cómoda como principal fuerza de la oposición. Pero la aventura del BZÖ en el gobierno nunca llegó a cuajar, sobre todo tras la trágica muerte de Haider en 2008, y el movimiento acabó por desaparecer. 

Strache decidió replantearse por completo el sistema organizativo del partido, tanto en términos de marketing como de estrategias de comunicación, apostando por una presencia mediática aún más fuerte en torno a la figura de su joven líder. Al mismo tiempo, reposicionó el partido en temas importantes, abandonando ciertos temas típicos del FPÖ como el antisemitismo y el revisionismo para utilizar nuevos eslóganes contra el islam que tanto éxito han dado a otros partidos populistas de extrema derecha en Europa17. En relación con Haider, Strache trata de recreditar al partido con una opción táctica que, de hecho, es muy similar a la utilizada por Marine Le Pen en Francia, adoptando una línea que parece oponerse al antisemitismo y tratando de silenciar toda forma de apología del nacionalsocialismo dentro de sus filas. El enemigo —en el clásico esquema populista de «nosotros» contra «ellos»— se define dentro de un marco interpretativo nacional y patriótico, e incluye a los inmigrantes y al islam tanto como a la Comisión Europea. Una novedad importante es su línea pro-Kremlin, en la que Putin se presenta como el defensor de una Europa de naciones separadas e independientes de Estados Unidos, considerado a su vez como un vector de esclavitud económica y declive cultural18

Con el BZÖ agotado y la situación general particularmente favorable a sus temas —crisis económica y financiera en 2008, crisis migratoria en 201519—, el FPÖ de Strache empieza a convertirse en una fuerza cada vez más importante, como muestran una vez más los resultados electorales. 

Esta nueva estrategia, que añade al «nosotros» contra «ellos» antisistema de Haider una clara oposición al islam y a la inmigración, se combina con una forma de social-populismo simbolizada por el eslogan die soziale Heimatpartei: de hecho, desde un punto de vista sociológico, el FPÖ se convierte en el partido obrero por excelencia20

El FPÖ de Strache intentó acercarse cada vez más a otros partidos nacional-populistas

HANNA CORSINI

A partir de los años 90, la base electoral del FPÖ se había estabilizado en torno a dos ejes principales: una «proletarización» —observable también en otros partidos (R)RPP de Europa occidental— y una considerable extensión dentro de las clases con un nivel educativo más bien bajo. Mientras que en los años 80 los dos principales partidos perdieron votos en favor del FPÖ, a partir de los 90 fue el SPÖ el que más sufrió, una tendencia que no se observa a escala europea, donde muchos votantes socialdemócratas se pasaron a los partidos conservadores o a los Verdes. En el caso del FPÖ, casi se podría hablar de una forma de «Estado del bienestar patriótico», representado, por ejemplo, por la idea de querer conceder subvenciones sólo a los austriacos y no a los que han llegados en las últimas oleadas de inmigración.

El votante típico del FPÖ es un hombre (aunque esta brecha de género parece empezar a reducirse en las últimas elecciones regionales de 2023) de entre 30 y 59 años21, que trabaja como obrero o aprendiz. No hay correlación con el nivel real de inseguridad, pero el sentimiento de inseguridad se destaca regularmente. Los votantes del FPÖ también son escépticos sobre el proyecto europeo, con una actitud negativa hacia la globalización y la inmigración. Por el contrario, a medida que aumenta el nivel de educación, disminuye la propensión a votar al FPÖ. Esto podría explicarse por la hipótesis de que las categorías menos instruidas son también las que más sufren el impacto de la llegada de inmigrantes intraeuropeos, lo que refuerza este sentimiento de conexión entre los distintos niveles. Sin embargo, sería erróneo imaginar al votante del FPÖ como alguien opuesto al cambio social: la homosexualidad, por ejemplo, está ampliamente aceptada en la sociedad austriaca, que es particularmente abierta y liberal. El punto de fricción es el islam y la inmigración, que ejercerían presión sobre el mercado laboral para las personas poco cualificadas y amenazarían una visión cultural y étnica más tradicional de la sociedad22.

Por lo que se deduce de la evolución reciente del partido, tanto programática como sociológicamente, el FPÖ de Strache intentó acercarse cada vez más a otros partidos nacional-populistas; no es de extrañar, por tanto, que el FPÖ haya comenzado a desarrollar importantes contactos internacionales durante este periodo, especialmente a nivel europeo, con alianzas con partidos afines23 que han dado lugar a la creación de grupos en el Parlamento Europeo como Europa de las Naciones y las Libertades (2015-2019) y su sucesor Identidad y Democracia (2019-2024). 

Herbert Kickl se dirige a sus partidarios durante el último mitin de su campaña electoral frente a la catedral de San Esteban en Viena, Austria, el viernes 27 de septiembre de 2024. © AP Foto/Andreea Alexandru

En este sentido, las similitudes con sus socios europeos son bastante significativas aunque, como se ha mencionado al principio de este artículo, el FPÖ es una anomalía en comparación con su familia política europea debido a su pasado enraizado en el nacionalsocialismo y el nacionalismo alemán. Aunque Strache ha intentado eliminar ciertos excesos y suprimir cautelosamente las referencias nacional-alemanas de sus discursos, los dirigentes del partido han seguido siendo muy activos en estos círculos culturales, como los Burschenschaften —movimientos estudiantiles pangermánicos y nacionalistas que practican el ritual de los duelos, también conocido como schlagende Studentenverbindung—. Haider, por ejemplo, fue miembro de la Burschenschaft Silvania, Strache de la Wiener pennale Burschenschaft Vandalia. Este tipo de corporativismo ha marcado la historia del FPÖ y de la extrema derecha como en ningún otro país europeo24

La estrategia de Strache empezó a dar sus frutos y se vio recompensada con la oportunidad, en 2017, tras quedar en un ajustado segundo puesto, de entrar en el Gobierno con Sebastian Kurz, la estrella emergente del ÖVP —ahora retirado de la vida pública activa tras la apertura de una investigación contra él en 202125—. Entre los ministros del Ejecutivo figuran dos figuras clave: Norbert Hofer y Herbert Kickl. Hofer es conocido como un hombre tranquilo, la cara amable y afable del FPÖ, que logró llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el año anterior y fue derrotado por un estrecho margen por el actual presidente Alexander Van der Bellen26. Kickl es taciturno, introvertido, el hombre en la sombra y el estratega detrás de los eslóganes —a menudo en rima— presentados por los grandes tribunos como Haider primero y Strache después. Kickl, sobre todo con el vienés Strache, mantenía una relación simbiótica pero siempre de igual a igual; a menudo, al final de sus discursos, Strache le daba las gracias explícitamente, diciendo que nunca habría llegado a esos niveles sin su ayuda. Sin tratar de identificar qué metáfora utilizar para explicar el papel de Kickl —cerebro de Strache, mastermind, Rasputín…—, una cosa está clara: fue él quien comprendió la fuerza expresiva y el carisma de Strache y, como secretario general del partido, ideó toda la estrategia de comunicación que hizo del FPÖ un éxito entre 2005 y 2017 (no sólo en términos de eslóganes, sino también con ideas creativas como la creación de cómics y canciones de rap para exhibir al frontman Strache)27

Con Kickl comienza un nuevo capítulo.

HANNA CORSINI

Tras el desastroso final del Gobierno de coalición ÖVP-FPÖ en 2019 por el escándalo de Ibiza28 que hundió la carrera política de Strache, Norbert Hofer asumió el liderazgo del partido, pero tras las elecciones anticipadas, el nuevo canciller Sebastian Kurz decidió aliarse con Los Verdes, acabando así con el experimento con el FPÖ —que en esos comicios había caído al 16,7%29—. Relegado a la oposición, el partido explotó hábilmente la pandemia, presentándose como el único elemento «sano» en la gestión de la crisis sanitaria —Austria tiene un alto porcentaje de personas antivacunas30—. 

Fue precisamente en ese momento cuando Herbert Kickl salió de las sombras y demostró sus dotes de gran orador público. Por primera vez, fue él quien leyó e interpretó los eslóganes que tanta fuerza habían dado a Haider y, más aún, a Strache. Ha llegado el momento de que salga de las sombras a la luz: en 2021, llegó a la cima del partido. Como describen perspicazmente los periodistas Bauer y Treichler, del semanario de centro-izquierda Profil31, nadie se ha acercado más a la Ballhausplatz —la residencia del Canciller— que Kickl, mientras que los otros dos, Haider y Strache, sólo han soñado con ello.

En relación con los socios europeos, los cambios debidos a los nuevos equilibrios tras las elecciones europeas de junio de 2024 han separado a los elementos más radicales —como la AfD alemana— de los nacional-populistas más «tradicionales», como Salvini y Le Pen. En esta constelación, Kickl ha preferido tácticamente mantenerse en la esfera de este último grupo, aunque su radicalismo pueda parecer que le acerca al primero. Partidario de un acercamiento a los conservadores de Giorgia Meloni, sus posiciones antibelicistas y antiestadounidenses —se presenta como uno de los mayores defensores de la neutralidad austriaca— le impiden buscar y defender la creación de un grupo conjunto en el Parlamento Europeo.  

Tras las elecciones del domingo 29 de septiembre, ¿será Herbert Kickl el nuevo Canciller austriaco? En las elecciones europeas, el partido quedó en cabeza con el 25,36% de los votos —lo que ya era un importante indicador del estado de ánimo del país—. Esta posición volvió a confirmarse en las urnas. Las discusiones sobre la creación de un nuevo gobierno serán difíciles: el único partido que parece aceptar la idea de una coalición con el FPÖ es el ÖVP —pero sólo si Kickl da un paso atrás y no reclama el puesto de Canciller—. Pero, ¿cómo imaginar hoy un escenario así, dado el éxito del FPÖ, que él lidera? Al mismo tiempo, imaginar una coalición entre el ÖVP y el SPÖ con un tercer aliado para impedir que el FPÖ llegue al poder parece igualmente difícil, dada la distancia que ha creado entre los dos grandes partidos el nuevo líder del SPÖ, Andreas Babler, que ha desplazado su centro de gravedad hacia la izquierda. 

Una vez más, en las luchas internas del FPÖ entre las fuerzas más moderadas y los movimientos más radicales, es la línea más dura la que ha recuperado el liderazgo del partido. En este vaivén de golpes internos y muertes trágicas, de estrategias de exorcismo y radicalización, de gobierno y oposición que han caracterizado la historia política del FPÖ, se abre un nuevo capítulo con Kickl. La aceptabilidad de este movimiento en el marco político austriaco lo convierte en un caso fascinante y sorprendente en comparación con todos los demás partidos populistas de extrema derecha de Europa.

Notas al pie
  1. Christian Stör, « Ergebnisse der Österreich-Wahl : Letzte Umfragen bestätigt », Frankfurter Rundschau, 29 de septiembre de 2024.
  2. Para más detalles sobre este periodo, véase mi artículo publicado en el Grand Continent sobre la identidad nacional austriaca.
  3. Para más información sobre el periodo de desnazificación, véase este documental emitido por la televisión pública ORF.
  4. Para más información, véase por ejemplo el siguiente texto (en alemán).
  5. Sobre la historia del FPÖ, véase el libro de Patrick Moreau De Jörg Haider à Heinz-Christian Strache. L’extrême droite autrichienne à l’assaut du pouvoir, éditions du Cerf (2012).
  6. Rodrigue Akpadji, Le FPÖ et la question de l’identité nationale en Autriche, Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande, 53-1 | 2021.
  7. Oliver das Gupta, « Er ist Kickls härtester Gegner, die FPÖ findet er »zum Speibm«  », Der Spiegel, 29 de septiembre de 2024.
  8. Der Erfolg der FPÖ : Österreichs Parteien- und Regierungssystem unter Druck, Matthias Belafi, Zeitschrift für Politik, Vol. 64, n° 3 (agosto de 2017), p. 364-383.
  9. Krzyzanowski, Michal. « From Anti-Immigration and Nationalist Revisionism to Islamophobia : Continuities and Shifts in Recent Discourses and Patterns of Political Communication of the Freedom Party of Austria (FPÖ) » (De l’anti-immigration et du révisionnisme nationaliste à l’islamophobie : continuités et changements dans les discours récents et les modèles de communication politique du Parti de la liberté d’Autriche). Right-Wing Populism in Europe : Politics and Discourse (Populisme de droite en Europe : politique et discours). Ruth Wodak, Majid KhosraviNik et Brigitte MralLondres : Bloomsbury Academic, 2013. 135-148.
  10. Torben Krings « It’s xenophobia, stupid ! » Soziodemografische Merkmale und Einstellungen der FPÖ-Wähler*innen » Österreichische Zeitschrift für Soziologie (2024).
  11. Patrick Moreau « Le national-populisme en Autriche et en Allemagne : approche comparative de l’AfD et du FPÖ », Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande T. 50,1-2018 (159-182).
  12. Der Erfolg der FPÖ : Österreichs Parteien- und Regierungssystem unter Druck, Matthias Belafi, Zeitschrift für Politik, Vol. 64, No. 3 (août 2017), pp. 364-383.
  13. Patrick Moreau « Le national-populisme en Autriche et en Allemagne : approche comparative de l’AfD et du FPÖ », Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande T. 50,1-2018 (159-182).
  14. Der Erfolg der FPÖ : Österreichs Parteien- und Regierungssystem unter Druck, Matthias Belafi, Zeitschrift für Politik, Vol. 64, No. 3 (agosto de 2017), pp. 364-383.
  15. Patrick Moreau « Le national-populisme en Autriche et en Allemagne : approche comparative de l’AfD et du FPÖ », Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande T. 50,1-2018 (159-182).
  16. Der Erfolg der FPÖ : Österreichs Parteien- und Regierungssystem unter Druck, Matthias Belafi, Zeitschrift für Politik, Vol. 64, No. 3 (agosto de 2017), pp. 364-383.
  17. Krzyzanowski, Michal. « From Anti-Immigration and Nationalist Revisionism to Islamophobia : Continuities and Shifts in Recent Discourses and Patterns of Political Communication of the Freedom Party of Austria (FPÖ) » (De l’anti-immigration et du révisionnisme nationaliste à l’islamophobie : continuités et changements dans les discours récents et les modèles de communication politique du Parti de la liberté d’Autriche). Right-Wing Populism in Europe : Politics and Discourse (Populisme de droite en Europe : politique et discours). Ruth Wodak, Majid KhosraviNik et Brigitte MralLondres : Bloomsbury Academic, 2013. 135-148.
  18. Patrick Moreau « Le national-populisme en Autriche et en Allemagne : approche comparative de l’AfD et du FPÖ », Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande T. 50,1-2018 (159-182).
  19. Krzyzanowski, Michal. « From Anti-Immigration and Nationalist Revisionism to Islamophobia : Continuities and Shifts in Recent Discourses and Patterns of Political Communication of the Freedom Party of Austria (FPÖ) ». Right-Wing Populism in Europe : Politics and Discourse. Ruth Wodak, Majid KhosraviNik et Brigitte MralLondres : Bloomsbury Academic, 2013. 135-148.
  20. Der Erfolg der FPÖ : Österreichs Parteien- und Regierungssystem unter Druck, Matthias Belafi, Zeitschrift für Politik, Vol. 64, n° 3 (agosto de 2017), p. 364-383.
  21. Patrick Moreau, « Le FPÖ au défi de l’Europe : radicalité idéologique et contrainte électorale en Autriche », Fondapol, abril de 2024.
  22. Torben Krings « It’s xenophobia, stupid ! », Soziodemografische Merkmale und Einstellungen der FPÖ-Wähler*innen » Österreichische Zeitschrift für Soziologie (2024).
  23. Patrick Moreau, « Le FPÖ au défi de l’Europe : radicalité idéologique et contrainte électorale en Autriche », Fondapol, abril de 2024.
  24. Patrick Moreau « Le national-populisme en Autriche et en Allemagne : approche comparative de l’AfD et du FPÖ », Revue d’Allemagne et des pays de langue allemande T. 50,1-2018 (159-182).
  25. « L’ancien chancelier autrichien Sebastian Kurz annonce son retrait de la vie politique », Le Monde, 2 de diciembre de 2021.
  26. Blaise Gauquelin, « L’Autriche reporte le « troisième tour » de l’élection présidentielle », Le Monde, 12 de septiembre de 2016.
  27. https://www.youtube.com/watch?v=vyPNBASBiXM.
  28. Julien Pavy, « Scandale de l’Ibizagate en Autriche : l’ex vice-chancelier d’extrême-droite devant la justice », Euronews, 7 de julio de 2021.
  29. https://www.bundeswahlen.gv.at/2019
  30. Jean-Baptiste Chastand, « L’extrême droite, principale force antivax en Autriche », Le Monde, 26 de noviembre de 2021.
  31. https://www.youtube.com/watch?v=vyPNBASBiXM.