El martes 25 de junio, durante una entrevista televisiva, al entonces jefe del ejército boliviano, Juan José Zúñiga, le preguntaron sobre la posibilidad de que el ex presidente (2006-2019) Evo Morales volviera a ser presidente tras las próximas elecciones de 2025.

  • Zúñiga respondió que, como «brazo armado de la Patria», haría todo lo que estuviera en su poder para evitarlo y no descartó detener a Morales.
  • Ante estas declaraciones, el presidente Arce le pidió que presentara su dimisión.

En respuesta, a las 15:00 (hora en Bolivia) del miércoles 26 de junio, el general y jefe del ejército que acababa de ser depuesto, Zúñiga, llegó a la Plaza Murillo de La Paz —donde se encuentra el palacio presidencial— acompañado de soldados y vehículos blindados de combate.

  • Manteniendo cierta cautela, el presidente Luis Arce publicó en X: «Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse»1.
  • Por su parte, el ex presidente Evo Morales denunció inmediatamente un «golpe de Estado en gesta»2.
  • En ese momento, los soldados empezaron a atrincherarse en la plaza, pero seguía existiendo una gran confusión sobre lo que estaba ocurriendo y, sobre todo, sobre las verdaderas intenciones de Zúñiga.
  • Como señala en nuestras páginas el coordinador del Grupo Puebla, Marco Enríquez-Ominami, Zúñiga parecía estar solo y apoyado sólo por una pequeña parte del ejército.

Luego, las tropas del general depuesto rompieron la entrada del Palacio Presidencial utilizando un vehículo blindado antes de penetrar fuertemente armadas.

  • En el interior del palacio se produjo una escena insólita: el presidente se encontró cara a cara con el general. A un lado, Luis Arce acompañado de sus ministros; al otro, Zúñiga rodeado de sus soldados.
  • Arce ordenó entonces al general depuesto que retirara a sus hombres, ya que sólo él era el jefe del Estado. Tras varias discusiones y momentos de duda, Zúñiga finalmente acató la orden.

En sus redes sociales, Arce publicó un vídeo con sus ministros en el que pedía al pueblo boliviano que se movilizara para evitar un golpe de Estado.

  • Los manifestantes se concentraron en la plaza Murillo en apoyo al gobierno, y estallaron enfrentamientos con los militares.
  • El golpe fue condenado rotundamente por los políticos bolivianos y la comunidad internacional.
  • Tras los mensajes de apoyo a Arce de Lula, Petro, Boric y López Obrador, cabe destacar que Javier Milei guardó silencio en la región —sólo su ministra de Asuntos Exteriores reaccionó en X, condenando el intento de golpe—3.

El presidente Luis Arce nombró un nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército, José Wilson Sánchez, que ordenó a las tropas volver a sus cuarteles y detener al golpista.

  • Los soldados obedecieron y comenzaron a retirarse, y Zúñiga fue arrestado en el proceso.
  • Sus primeras declaraciones fueron que se había limitado a obedecer al presidente Arce, que le había pedido que diera un autogolpe para aumentar su popularidad.

Esta secuencia de acontecimientos se produce en un contexto de grave crisis económica y política en el país.

  • Bolivia sufre una gran escasez de dólares y combustible. Se esperan manifestaciones en las próximas semanas en un clima de inestabilidad política del que el país lucha por salir.
  • En 2019, se produjo otro golpe de Estado —y esa vez funcionó— con Jeanine Áñez, que desde entonces cumple una condena de 10 años de prisión.
  • Ironía de la historia, incluso Áñez condenó las acciones de Zúñiga, que ayer pidió la liberación de todos los implicados en el golpe de 2019 —incluida Áñez—.

Este intento de golpe se da además en el marco de una crisis interna en el partido Movimiento al Socialismo (MAS) entre el presidente Arce y el ex presidente Evo Morales, quienes lideran cada uno dos facciones dentro del MAS: los arcistas por un lado y los evistas por el otro. Como se preguntaba Ominami, está por ver si el golpe acercará a los dos bandos o, por el contrario, ahondará las tensiones dentro del partido.