{"id":85688,"date":"2025-12-19T13:54:51","date_gmt":"2025-12-19T12:54:51","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=85688"},"modified":"2025-12-19T13:54:55","modified_gmt":"2025-12-19T12:54:55","slug":"la-nueva-tecnocracia-2025-ano-del-neo-sansimonismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2025\/12\/19\/la-nueva-tecnocracia-2025-ano-del-neo-sansimonismo\/","title":{"rendered":"La nueva tecnocracia: 2025, a\u00f1o del neo-sansimonismo"},"content":{"rendered":"\n
El a\u00f1o 2025: el de<\/em> <\/em>un nuevo papa<\/em><\/a>, el a\u00f1o en que Trump decidi\u00f3<\/em> declarar la guerra comercial al mundo<\/em><\/a> y<\/em> reunirse con Putin<\/em><\/a>, y en el que<\/em> Israel e Ir\u00e1n<\/em><\/a>,<\/em> India y Pakist\u00e1n<\/em><\/a>,<\/em> Tailandia y Camboya<\/em><\/a> se enfrentaron en conflictos armados, en el que<\/em> estamos ahora m\u00e1s cerca de 2050 que de 2000<\/em><\/a> y en el que el<\/em> brainrot<\/em><\/a> ha entrado en nuestras vidas, llega a su fin.<\/em><\/p>\n\n\n\n En un a\u00f1o vertiginoso en el que las \u00faltimas reglas del juego parecen haber desaparecido, \u00bfqu\u00e9 es lo que realmente ha cambiado?<\/em><\/p>\n\n\n\n Desde la inteligencia artificial hasta la econom\u00eda mundial, pasando por la explosi\u00f3n de China, el frente ucraniano o la monarqu\u00eda en Estados Unidos, esta semana le ofrecemos una retrospectiva con las cifras y las palabras de un a\u00f1o vertiginoso.<\/em><\/p>\n\n\n\n Ahora que se acerca la Navidad,<\/em> piense en regalar el Grand Continent, o en suscribirse si nos lee habitualmente<\/em><\/a><\/p>\n\n\n\n <\/p>\n\n\n\n <\/p>\n\n\n\n En 1819, <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span> el fil\u00f3sofo industrialista Claude-Henri de Rouvroy de Saint-Simon imagin\u00f3 una par\u00e1bola llamativa e ir\u00f3nica que captaba un dilema siempre presente en las sociedades modernas, desde Pek\u00edn hasta Silicon Valley, desde Bruselas hasta los pasillos de la Asamblea Nacional. <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Supongamos que se elimina la \u00e9lite t\u00e9cnica, artesanal y cient\u00edfica de un pa\u00eds; que perdi\u00e9ramos a los ingenieros, arquitectos, m\u00e9dicos, agricultores, a quienes producen conocimientos y mercanc\u00edas, planes e infraestructuras. La naci\u00f3n, dice Saint-Simon, quedar\u00eda arruinada, convertida en un \u00abcuerpo sin alma\u00bb, vulnerable y sin recursos.<\/p>\n\n\n\n Supongamos, por el contrario, que la misma naci\u00f3n \u2014Saint-Simon piensa evidentemente en Francia\u2014 perdiera su \u00e9lite aristocr\u00e1tica y jur\u00eddica, sus oficiales, ministros, consejeros, cardenales, prefectos, jueces y terratenientes. \u00abNo se producir\u00eda\u00bb, dice, \u00abning\u00fan mal pol\u00edtico\u00bb, ya que estos \u00faltimos son lo que \u00e9l llama \u00abpar\u00e1sitos\u00bb, que le cuestan a la naci\u00f3n una fortuna en pensiones, gratificaciones e indemnizaciones; un costo que imponen sin contribuir al esfuerzo productivo que impulsa a la sociedad hacia adelante y que es el \u00fanico criterio que puede determinar la legitimidad de las \u00e9lites.<\/p>\n\n\n\n Antes de que la palabra se impusiera en el contexto de la Gran Depresi\u00f3n estadounidense, Saint-Simon invent\u00f3 la tecnocracia<\/em>, que asimilaba a una reinvenci\u00f3n de la autoridad en las sociedades industriales; que para \u00e9l era una profundizaci\u00f3n del ideal democr\u00e1tico. Fundar la autoridad y la construcci\u00f3n del futuro en las competencias tecnocient\u00edficas era, en efecto, una forma de acabar con la ilegitimidad de las \u00e9lites de nacimiento y condici\u00f3n, de afianzar un orden pol\u00edtico meritocr\u00e1tico, eficaz y justo. Si bien el concepto de tecnocracia ha sufrido posteriormente m\u00faltiples transformaciones y redefiniciones, a menudo cr\u00edticas, es este impulso inicial el que hay que recordar.<\/p>\n\n\n\n Doscientos a\u00f1os despu\u00e9s, en los nuevos centros geogr\u00e1ficos de la promesa modernista y desarrollista, surgen nuevas versiones de esta par\u00e1bola.<\/p>\n\n\n\n Es sorprendente constatar que, con t\u00e9rminos renovados y en funci\u00f3n de ideales pol\u00edticos muy diferentes entre s\u00ed, la par\u00e1bola sansimoniana encuentra ecos notablemente fieles.<\/p>\n\n\n\n Nadie hace ya referencia al fil\u00f3sofo franc\u00e9s, pero todos analizan el conjunto de los problemas pol\u00edticos, econ\u00f3micos y ecol\u00f3gicos de la modernidad tard\u00eda a la luz de esta divisi\u00f3n entre \u00e9lites productivas y parasitarias. <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span> Saint-Simon ha ca\u00eddo en el olvido, pero su idea, situada en un punto de escasa diferenciaci\u00f3n entre liberalismo y socialismo, raz\u00f3n de Estado y raz\u00f3n del pueblo, sigue vigente en el contexto de la policrisis, donde lo antiguo pesa con todo su peso sobre lo nuevo.<\/p>\n\n\n\n El desaf\u00edo clim\u00e1tico es sin duda la prueba definitiva de la legitimidad democr\u00e1tica, en su incipiente confrontaci\u00f3n con el paradigma de la eficiencia pura. <\/p>Pierre Charbonnier<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Para poner de relieve el resurgimiento del sansimonismo, partir\u00e9 de tres libros publicados con pocos meses de diferencia en 2025, que ilustran este renacimiento de la tecnocracia en el debate p\u00fablico mundial.<\/p>\n\n\n\n Estas obras comparten la idea de que la eficiencia t\u00e9cnica es capaz de regenerar el debilitado orden pol\u00edtico de las democracias liberales tard\u00edas, que los ingenieros deben vengarse de los jueces y tal vez incluso del Estado de derecho, que la necesidad de construir debe prevalecer sobre el deseo castrador de regular, y que, tal vez, la propia democracia, incapaz de responder a las demandas de desarrollo y prosperidad, debe ceder ante la pura y simple eficacia. <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n El primer libro de esta trilog\u00eda tecnocr\u00e1tica es Abundance<\/em>, de los periodistas estadounidenses Ezra Klein y Derek Thompson. Se trata, de forma apenas velada, de un programa de reconstrucci\u00f3n del partido dem\u00f3crata en torno a la reactivaci\u00f3n de los grandes proyectos de infraestructura, energ\u00eda, transporte y urbanismo. Es una defensa del movimiento YIMBY, Yes in my backyard<\/em>, que lucha contra el dominio de la regulaci\u00f3n, especialmente la medioambiental, en la lucha contra la escasez que debe unir a los ingenieros, los inversionistas y la clase media que se enfrenta a la inflaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Breakneck<\/em><\/a>, del erudito sino-canadiense Dan Wang, ofrece por su parte un retrato comparativo de Estados Unidos y China, los primeros, sometidos a un sistema de regulaciones legales restrictivas que \u00e9l bautiza como \u00ablawyerly society<\/em>\u00bb, y los segundos, iniciadores, despu\u00e9s de la Francia sansimoniana, de un \u00abengineering state<\/em>\u00bb en el que la necesidad de desplegar infraestructuras predomina sobre los litigios legales, los procedimientos y, a veces, la democracia.<\/p>\n\n\n\n The Technological Republic<\/em>, por \u00faltimo, es un ensayo de Alex Karp, cofundador junto con Pieter Thiel de Palantir, gigante de la inform\u00e1tica y la inteligencia y buque insignia del Silicon Valley MAGA. En \u00e9l, el autor ampl\u00eda las enigm\u00e1ticas sesiones informativas para inversores que publica regularmente y expresa una visi\u00f3n pol\u00edtica muy clara, en la que la innovaci\u00f3n tecnol\u00f3gica debe contar con el apoyo total del Estado \u2014y, por lo tanto, con una liberaci\u00f3n de las restricciones normativas\u2014 a cambio de una contribuci\u00f3n directa al esfuerzo de seguridad nacional llevado a cabo por una \u00e9lite cuyo estatus pol\u00edtico se vuelve casi divino, taumat\u00fargico. <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Cada uno de estos tres libros alimenta una defensa radical contra el poder de los abogados y los procedimientos, contra la prolongaci\u00f3n de la duraci\u00f3n de los permisos, el esp\u00edritu de precauci\u00f3n que reflejan las interminables consultas locales, el freno a la innovaci\u00f3n por miedo al riesgo. Militan, o fingen militar, contra la protecci\u00f3n de los intereses particulares que se expresa en una sociedad judicializada, como cuando los propietarios de terrenos e inmuebles intentan frenar la instalaci\u00f3n de grandes proyectos industriales o de infraestructura, alegando razones medioambientales y haciendo as\u00ed que la colectividad pierda frente a los derechos individuales de los m\u00e1s acomodados. <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Los tres libros mantienen una relaci\u00f3n nost\u00e1lgica con la edad de oro de los logros tecnopol\u00edticos del pasado: el proyecto Manhattan, el New Deal, el urbanismo musculoso de Robert Moses, el desarrollo bajo la direcci\u00f3n directa del Estado, aparecen como referencias hist\u00f3ricas ineludibles \u2014Karp sue\u00f1a con ser Oppenheimer o Vannevar Bush\u2014 que se proyectan hacia el futuro; todo sucede como si solo el pasado guardara el secreto del futuro. Todos, a su manera, proceden a capturar el \u00abbien com\u00fan\u00bb en nombre de la eficiencia.<\/p>\n\n\n\n Este neomodernismo tecnocr\u00e1tico, que pretende reconocer la ineficacia de la gobernanza actual, solo se expresa de forma verdaderamente original en el ejemplo de China.<\/p>\n\n\n\n Con su actual experimento socioecon\u00f3mico e imperial, China parece finalmente poner a todos de acuerdo, ya sea como modelo reconocido, criticado o como rival existencial. Tal y como lo describe Dan Wang, el despegue econ\u00f3mico, la urbanizaci\u00f3n, el surgimiento geopol\u00edtico y la estabilidad pol\u00edtica del gigante asi\u00e1tico parecen responder parad\u00f3jicamente a todos los deseos de los autores estadounidenses, progresistas u olig\u00e1rquicos, y que, sin embargo, convierten a China en el enemigo acechando en la sombra al que hay que resistir. Al convertir la autoridad t\u00e9cnica en el criterio de selecci\u00f3n de las \u00e9lites y al asegurarse de que su modernizaci\u00f3n no se vea comprometida con la llegada de las libertades individuales y el pluralismo \u00e9tico, China habr\u00eda superado a su supuesto maestro, dando ejemplo de una conquista del futuro meritocr\u00e1tico, garante del sentido de comunidad y de la prioridad de los productores sobre los par\u00e1sitos. Entre l\u00edneas del debate sobre las relaciones entre tecnolog\u00eda, Estado y democracia, se encuentra, por tanto, el problema de la referencia que podr\u00eda constituir hoy para la filosof\u00eda pol\u00edtica un sistema que parece haber roto el v\u00ednculo hist\u00f3rico establecido en Europa, y luego considerado universal, entre prosperidad y legitimidad democr\u00e1tica.<\/p>\n\n\n\n Detr\u00e1s de esta variedad de temas y enfoques, se traslucen cuestiones comunes a los autores, ya sean expresadas expl\u00edcitamente o legibles entre l\u00edneas. De hecho, la variedad de objetivos pol\u00edticos reales que pueden esconderse tras la revalorizaci\u00f3n del poder del ingeniero y del t\u00e9cnico revela una angustia fundamental del capitalismo democr\u00e1tico en estancamiento: \u00bfse han convertido el sistema de derechos y los equilibrios institucionales celebrados bajo el nombre de democracia en artificios que ocultan mal la falta de orientaci\u00f3n hist\u00f3rica de nuestras sociedades? \u00bfDebemos cambiar una democracia paralizada por sistemas tecnopol\u00edticos en los que la decisi\u00f3n se basa menos en el consenso de todos que en una visi\u00f3n futurista de lucha contra la escasez, la seguridad nacional y el dominio imperial? \u00bfEs la tecnolog\u00eda, en definitiva, la respuesta a la crisis de legitimidad contempor\u00e1nea y, en caso afirmativo, qu\u00e9 tecnolog\u00edas exactamente \u2014la inteligencia artificial, la energ\u00eda verde, la industria pesada, tal vez\u2014 revisten ese estatus de motor de la historia? \u00bfQu\u00e9 nos dice eso sobre la democracia?<\/p>\n\n\n\n El ensayo de Alex Karp, The Technological Republic<\/em>, se inscribe en una tendencia m\u00e1s amplia que ve c\u00f3mo el mundo de las grandes empresas y la innovaci\u00f3n se posiciona en el debate te\u00f3rico y filos\u00f3fico.<\/p>\n\n\n\n Karp, al igual que su estrecho colaborador Peter Thiel<\/a>, no se contenta con defender los intereses de su empresa y buscar la cooperaci\u00f3n del Estado estadounidense. Parece que las operaciones de justificaci\u00f3n ideol\u00f3gica forman parte del modelo de negocio de Palantir, como lo demuestra, por ejemplo, la idea de que el producto que vende la empresa es \u00abla ontolog\u00eda<\/a>\u00bb. Por esta palabra hay que entender que Palantir pretende proporcionar al poder soberano un contacto estrecho con la realidad, es decir, informaci\u00f3n estrat\u00e9gica, lo que demostrar\u00eda su capacidad para configurar el orden social de arriba abajo.<\/p>\n\n\n\n Saint-Simon ha ca\u00eddo en el olvido, pero su idea sigue vigente en el contexto de la policrisis, en el que lo antiguo pesa con todo su peso sobre lo nuevo. <\/p>Pierre Charbonnier<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Con Karp, la filosof\u00eda pol\u00edtica vuelve a su funci\u00f3n m\u00e1s limitada, quiz\u00e1s, pero no por ello menos importante, de aparato ideol\u00f3gico de legitimaci\u00f3n de un proyecto que parece expresarse solo de forma secundaria en la actividad de una empresa, con sus productos y sus inversionistas. Se trata, ante todo, de hacer funcionar el poder, de dotarlo de sus instrumentos y de consagrar la figura de un fil\u00f3sofo-ingeniero-rey, iniciando un cambio de r\u00e9gimen. <\/span>7<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Del mismo modo que Henry Ford, al producir autom\u00f3viles en cadena, contribuy\u00f3 conscientemente al nacimiento de un nuevo orden pol\u00edtico, los programas inform\u00e1ticos comercializados por Palantir se sit\u00faan en el centro de una visi\u00f3n global de la naci\u00f3n y de la historia, como si fueran su infraestructura fundacional o su sin\u00e9cdoque. El considerable poder que tienen hoy en d\u00eda algunas empresas tecnol\u00f3gicas y de inteligencia artificial se expresa, por tanto, no solo en su capacidad para dominar los mercados y dise\u00f1ar los patrones de consumo, sino tambi\u00e9n en filosof\u00edas pol\u00edticas que deben tomarse en serio como tales.<\/p>\n\n\n\n El libro de Alex Karp se estructura en torno a un conflicto interno en las empresas tecnol\u00f3gicas de Silicon Valley. Condena firmemente la traici\u00f3n impl\u00edcita de las grandes empresas que ofrecen a la poblaci\u00f3n servicios digitales, como Facebook o Instagram, o entretenimiento, y que contribuyen a la idea de que el progreso se manifiesta a trav\u00e9s del acceso a nuevas formas de consumo, la consolidaci\u00f3n de la ciudadan\u00eda econ\u00f3mica y la respuesta a necesidades inmediatas: encontrar un taxi, pedir comida a domicilio, etc.<\/p>\n\n\n\n A este modelo, que Karp interpreta como una desviaci\u00f3n del ideal fundador del pacto tecnopol\u00edtico estadounidense, opone la ambici\u00f3n de su propia empresa<\/a>, que consiste en proporcionar al Estado una infraestructura tecnol\u00f3gica de vanguardia que responda a cuestiones sist\u00e9micas. De hecho, si bien Palantir debe el 50 % de sus ingresos al mercado privado, la otra mitad proviene de contratos p\u00fablicos en el \u00e1mbito de la defensa y la vigilancia, <\/span>8<\/sup><\/a><\/span><\/span> y es precisamente esta dimensi\u00f3n la que Alex Karp destaca. Su trabajo como contratista para el ej\u00e9rcito m\u00e1s grande del mundo y la polic\u00eda le permite as\u00ed dar a su actividad una dimensi\u00f3n que va m\u00e1s all\u00e1 del emprendimiento cl\u00e1sico, ya que se interpreta como una contribuci\u00f3n a la estabilidad de la naci\u00f3n, a la seguridad de la poblaci\u00f3n y al dominio geopol\u00edtico y militar.<\/p>\n\n\n\n En este sentido, el libro de Karp puede leerse como una nota de agradecimiento al aparato estatal estadounidense, que le ha proporcionado las claves de su infraestructura digital de vigilancia. A cambio, el autor insiste en que el Estado solo puede cumplir sus misiones confiando en la innovaci\u00f3n privada: entre las \u00e9lites privadas y las p\u00fablicas debe reconstruirse un puente, siguiendo el modelo del proyecto Manhattan en la era at\u00f3mica.<\/p>\n\n\n\n Sin embargo, esta obra se basa en dos paradojas fundamentales, o tal vez se trate de simples contradicciones.<\/p>\n\n\n\n La primera es que este pacto tecnopol\u00edtico toma la forma de una repetici\u00f3n, de un retorno al estado anterior de las cosas, antes de que el mercado y los asuntos p\u00fablicos se disociaran por el hedonismo consumista. Karp defiende una neotecnocracia inspirada en el keynesianismo militar de los a\u00f1os que rodean la Segunda Guerra Mundial, cuyos logros protot\u00edpicos fueron la bomba nuclear y el programa espacial. Al igual que muchos pensadores contempor\u00e1neos, se sit\u00faa en una ola nost\u00e1lgica que resulta a\u00fan m\u00e1s llamativa por su pretensi\u00f3n de encarnar la \u00abfrontera\u00bb tecnocient\u00edfica, <\/span>9<\/sup><\/a><\/span><\/span> es decir, la capacidad de la t\u00e9cnica para forjar el futuro. <\/span>10<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Si la IA y, en general, las tecnolog\u00edas de procesamiento de la informaci\u00f3n son realmente innovaciones tecnol\u00f3gicas, el proyecto que alimentan e informan toma la forma de un retorno a los or\u00edgenes, o a unos or\u00edgenes fantaseados. No se trata solo de una interiorizaci\u00f3n estrat\u00e9gica del componente reaccionario del poder establecido en Estados Unidos, al que habr\u00eda que halagar, sino de una convicci\u00f3n repetida en numerosas ocasiones en el libro y en las diversas posiciones p\u00fablicas de Karp: la innovaci\u00f3n est\u00e1 al servicio de una misi\u00f3n pol\u00edtica que atraviesa el tiempo sin necesidad de reinventarse, la novedad t\u00e9cnica est\u00e1 al servicio de la permanencia pol\u00edtica, de la Restauraci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n La prueba definitiva de este compromiso selectivo con el futuro es la compatibilidad de las tecnolog\u00edas digitales avanzadas con el extractivismo f\u00f3sil m\u00e1s old school<\/em><\/a> en el marco del proyecto trumpista: <\/span>11<\/sup><\/a><\/span><\/span> lo importante no es renovar la base material de la sociedad para resolver sus patolog\u00edas, sino acaparar los sitios de extracci\u00f3n de valor. Esto entra en total contradicci\u00f3n con la par\u00e1bola de Saint-Simon, que pretend\u00eda derrocar las antiguas jerarqu\u00edas, y sugiere que no existe ninguna v\u00eda alternativa entre una modernizaci\u00f3n hedonista consumista y un futurismo restaurador.<\/p>\n\n\n\n Todas las familias pol\u00edticas se sienten atra\u00eddas, de una forma u otra, por la tentaci\u00f3n de la eficiencia pura y la tecnocracia.<\/p>Pierre Charbonnier<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n La segunda paradoja gira en torno al principio de seguridad. La principal cr\u00edtica que se dirige a los actores de Silicon Valley es que han dejado de lado las necesidades colectivas para satisfacer los deseos privados, si no es para crearlos. Karp asume en numerosas ocasiones en su libro el discurso de la comunidad, e incluso lo captura; se erige en defensor de la prevalencia del inter\u00e9s com\u00fan sobre el individualismo, del orden sobre la anomia; sin embargo, a sus ojos, no parece existir otra dimensi\u00f3n de lo colectivo que el imperativo de la defensa nacional.<\/p>\n\n\n\n La antropolog\u00eda pol\u00edtica de Karp sit\u00faa la violencia y el riesgo existencial en el centro de la legitimidad y el funcionamiento del Estado. Los fundamentos de esta representaci\u00f3n del orden social no se exponen en el libro y, aunque la formulaci\u00f3n del discurso es mesurada y poco teatral, solo se puede entender la operaci\u00f3n de pensamiento propuesta como un programa de sumisi\u00f3n del ciudadano, del sujeto pol\u00edtico, a una \u00e9lite militar-industrial justificada por la resistencia a la competencia china y, en segundo lugar, al terrorismo.<\/p>\n\n\n\n Karp ofrece su protecci\u00f3n a la poblaci\u00f3n estadounidense a trav\u00e9s de su empresa, pero aquello contra lo que hay que protegerse es tremendamente limitado: no se trata ni de riesgos sociales ni de riesgos ecol\u00f3gicos. Al igual que el proyecto de restauraci\u00f3n, este proyecto de seguridad est\u00e1 en contradicci\u00f3n con las promesas tecnocient\u00edficas que se formulan m\u00e1s habitualmente en el marco liberal, que sugieren orientar la historia mediante la creaci\u00f3n de nuevos horizontes sociales y la eliminaci\u00f3n de la violencia; tambi\u00e9n est\u00e1 en tensi\u00f3n con las pretensiones declaradas del complejo militar-industrial de la era at\u00f3mica, ya que, para bien o para mal, Roosevelt y Truman ten\u00edan una visi\u00f3n universal del desarrollo humano, mientras que aqu\u00ed la imaginaci\u00f3n pol\u00edtica se retrae en un basti\u00f3n nacional aislado y acorralado.<\/p>\n\n\n\n La tecnocracia de Karp transmite, por tanto, una representaci\u00f3n extremadamente limitada del potencial pol\u00edtico de las ciencias y las t\u00e9cnicas: lejos de contribuir a la definici\u00f3n de objetivos colectivos disruptivos, de prometer la resoluci\u00f3n de patolog\u00edas sociales como la pobreza o la contaminaci\u00f3n, es una herramienta al servicio de un modo de integraci\u00f3n del individuo en el colectivo que se inspira en el pasado \u2014una masa popular gobernada por la \u00e9lite t\u00e9cnica en nombre del inter\u00e9s nacional\u2014 y se estructura en torno al temor a la agresi\u00f3n exterior: la soberan\u00eda y la grandeza de la naci\u00f3n solo se destacan por temor a la degradaci\u00f3n en un contexto de competencia imperial y de inmigraci\u00f3n<\/a>.<\/p>\n\n\n\n La variedad de objetivos pol\u00edticos reales que pueden esconderse detr\u00e1s de la revalorizaci\u00f3n del poder del ingeniero y del t\u00e9cnico revela una angustia fundamental del capitalismo democr\u00e1tico en estancamiento. <\/p>Pierre Charbonnier<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n El anclaje de la legitimidad pol\u00edtica en la t\u00e9cnica alimenta as\u00ed una forma de fatalismo: el ingeniero se convierte en la figura en la que se encuentra protecci\u00f3n y seguridad, no en un movimiento org\u00e1nicamente vinculado a la emancipaci\u00f3n o a la creaci\u00f3n institucional, sino en forma de un juego de suma cero entre eficacia y democracia.<\/p>\n\n\n\n Por esta raz\u00f3n, a pesar del tono deliberadamente futurista del autor y, en general, de las representaciones colectivas asociadas a la IA y a las tecnolog\u00edas punteras, The Technological Republic<\/em> aparece como un signo de declive, revelado involuntariamente por uno de los actores clave del supuesto renacimiento estadounidense. El tema del \u00abcambio de r\u00e9gimen\u00bb, originalmente defendido por los revolucionarios progresistas decididos a deshacerse de las \u00e9lites olig\u00e1rquicas depredadoras, es aqu\u00ed retomado por una de ellas. Si bien Karp no es un partidario hist\u00f3rico de Trump, <\/span>12<\/sup><\/a><\/span><\/span> est\u00e1 claro que hace eco del eslogan MAGA insistiendo en el \u00faltimo t\u00e9rmino, quiz\u00e1s el m\u00e1s crucial: \u00abotra vez\u00bb.<\/p>\n\n\n\n La segunda versi\u00f3n del nuevo consenso tecnocr\u00e1tico proviene de un d\u00fao de periodistas decididos a liberar a Estados Unidos de las cargas administrativas, los abogados litigantes y los funcionarios sin gusto por el riesgo, para hacer frente a la crisis de la vivienda y el clima, y recuperar el esp\u00edritu innovador de un pa\u00eds ahora escler\u00f3tico. En su ensayo encontramos la supervivencia de la par\u00e1bola de Saint-Simon, que opone a las \u00e9lites obsoletas que se benefician de la complicidad del Estado sin aportar pruebas de su contribuci\u00f3n al bien com\u00fan, y a otras que, a pesar de su papel estrat\u00e9gico para el futuro, el crecimiento y la seguridad, ser\u00edan acosadas; pero lo que llama la atenci\u00f3n es que, esta vez, el tropo tecnocr\u00e1tico se activa no para legitimar una restauraci\u00f3n pol\u00edtica nacional-securitaria, sino para contrarrestar la llegada de Trump y dotar al liberalismo progresista de nuevas armas. Los fines son opuestos, pero los relatos son similares y la confrontaci\u00f3n se perfila con los mismos contornos.<\/p>\n\n\n\n La par\u00e1bola de la abundacia contempor\u00e1nea podr\u00eda contarse as\u00ed.<\/p>\n\n\n\n \u00c9rase una vez un pa\u00eds rico y democr\u00e1tico, heredero de una historia de innovaci\u00f3n y grandes proyectos, que ocup\u00f3 la vanguardia tecnol\u00f3gica en beneficio de su poblaci\u00f3n y del mundo, y que en el siglo XXI es incapaz de construir l\u00edneas ferroviarias de alta velocidad, incapaz de proporcionar a su poblaci\u00f3n un urbanismo de calidad y accesible, incapaz tambi\u00e9n de desarrollar las energ\u00edas verdes necesarias para responder al desaf\u00edo clim\u00e1tico. La gran naci\u00f3n, la naci\u00f3n indispensable, est\u00e1 perdiendo el giro del siglo, con el riesgo de precipitar su modelo democr\u00e1tico al abismo.<\/p>\n\n\n\n El obst\u00e1culo que imposibilita este despliegue de infraestructuras es la judicializaci\u00f3n de la sociedad, que expresa la voluntad de cada uno de proteger sus logros mediante el abuso de procedimiento. Esta acumulaci\u00f3n de normas y regulaciones es en parte consecuencia de una sensibilidad medioambiental exacerbada, que busca multiplicar los obst\u00e1culos al desarrollo con el pretexto de proteger el medio ambiente, pero que solo consigue proteger los intereses adquiridos. <\/span>13<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Para Klein y Thompson, la liberaci\u00f3n de una gran ola de construcci\u00f3n permitir\u00eda salir de una ideolog\u00eda de la escasez que constituye el nexo invisible entre el ambientalismo y las desigualdades. Desde este punto de vista, el an\u00e1lisis es a la vez original y coherente: es cierto que la consagraci\u00f3n de la propiedad de la tierra y los bienes inmuebles ha encontrado un aliado circunstancial eficaz en la protecci\u00f3n del medio ambiente, que permit\u00eda dar justificaciones altruistas a una voluntad m\u00e1s prosaica de alejar las molestias provocadas por las instalaciones colectivas. Entre la ecolog\u00eda y la guerra de todos contra todos, el punto en com\u00fan es, por tanto, una representaci\u00f3n de la sociedad como un juego de suma cero \u2014solo tengo acceso a un bien si te lo niego a ti\u2014, como una lucha permanente contra la finitud en un contexto de horizontes hist\u00f3ricos bloqueados. <\/span>14<\/sup><\/a><\/span><\/span> Esta representaci\u00f3n puede superarse, seg\u00fan los autores, mediante un movimiento de rehabilitaci\u00f3n de las artes y oficios, que tambi\u00e9n se ajusta a la necesidad de reinvertir en infraestructuras p\u00fablicas.<\/p>\n\n\n\n Abundance<\/em> nunca cita a los autores de la galaxia reaccionaria tecn\u00f3fila absorbida por el movimiento MAGA. No se presenta como una respuesta, en su propio terreno, a los oligarcas de Silicon Valley; sin embargo, as\u00ed es como se puede interpretar.<\/p>\n\n\n\n En un contexto marcado por la apropiaci\u00f3n del futuro por parte de una tecnocracia del software y la seguridad, aliada con las industrias f\u00f3siles bajo el paraguas del trumpismo y la ideolog\u00eda de la frontera, el neoprogresismo abundacionista acepta el esquema tecnocr\u00e1tico y la idea de una revuelta contra la pesadez administrativa. Sin embargo, lleva el ideal tecnocr\u00e1tico a otro nivel, consagrando el ferrocarril, el urbanismo, las energ\u00edas verdes y la salud como el n\u00facleo de la ingenier\u00eda del futuro.<\/p>\n\n\n\n Mientras que Karp solo ve la seguridad como base para forjar un proyecto nacional de estabilidad y crecimiento, Klein y Thompson reactivan formas m\u00e1s abiertas de acci\u00f3n colectiva, aunque tambi\u00e9n se basan en una forma de idealizaci\u00f3n del pasado. El contenido del libro se acerca a menudo a la teor\u00eda socialista cl\u00e1sica al insistir en el acceso de todos a bienes fundamentales como la energ\u00eda, la vivienda y la atenci\u00f3n sanitaria, al describir las patolog\u00edas provocadas por la financiarizaci\u00f3n de estos bienes esenciales y al prolongar la reflexi\u00f3n colectiva de la izquierda sobre los mecanismos para luchar contra la inflaci\u00f3n. Sin embargo, la obra tambi\u00e9n da muestras de una vena m\u00e1s liberal al denunciar la ideolog\u00eda redistributiva, que percibe al Estado como una ventanilla en la que se agolpan los lobbies y los grupos de inter\u00e9s para captar los recursos p\u00fablicos. Los numerosos llamados a la desregulaci\u00f3n, en particular en el \u00e1mbito del medio ambiente y la zonificaci\u00f3n urbana, resuenan tambi\u00e9n como una validaci\u00f3n parad\u00f3jica de las tesis neoliberales sobre el Estado m\u00ednimo. El libro se preocupa, por tanto, de construir una coalici\u00f3n liberal progresista enviando mensajes positivos a ambos lados del espectro pol\u00edtico.<\/p>\n\n\n\n Sin embargo, lo que llama la atenci\u00f3n en la construcci\u00f3n y en esta estrategia impl\u00edcita es que las clases populares y trabajadoras, que sin embargo est\u00e1n en primera l\u00ednea<\/a> de este movimiento de reconstrucci\u00f3n verde de la modernidad, no se mencionan en ning\u00fan momento.<\/p>\n\n\n\n Aunque se demuestra que una acci\u00f3n p\u00fablica eficaz podr\u00eda poner fin al sentimiento colectivo de escasez y a la fatalidad de la competencia por los recursos escasos en la que prosperan los movimientos populistas reaccionarios, parece que la contribuci\u00f3n de la gran ingenier\u00eda al bien com\u00fan se realiza de forma mec\u00e1nica, sin que sea necesario reflexionar sobre la organizaci\u00f3n del trabajo, los derechos sociales, es decir, lo que permitir\u00eda implicar a los verdaderos operadores de este movimiento de construcci\u00f3n regeneradora en su eficacia y legitimidad.<\/p>\n\n\n\n En otras palabras, los autores postulan la conversi\u00f3n de la eficacia en democracia como un acto de fe, y el an\u00e1lisis se limita en realidad a identificar algunos obst\u00e1culos para la democratizaci\u00f3n sin estudiar las condiciones positivas. La reescritura de la par\u00e1bola sansimoniana por parte de los abundacionistas no propone, por otra parte, ning\u00fan criterio de selecci\u00f3n de las tecnolog\u00edas pertinentes para el futuro. Tampoco detalla las regulaciones que deben suavizarse, y su forma de denunciar en bloque el peso de la burocracia comete el error de alimentar el discurso general de la desregulaci\u00f3n, incluso en lo que se refiere a aspectos esenciales de la preservaci\u00f3n de la vida.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, el modelo de la abundancia no es capaz de determinar con suficiente precisi\u00f3n qu\u00e9 parte del aparato normativo es producto de un cabildeo perjudicial y qu\u00e9 parte desempe\u00f1a su funci\u00f3n de guardi\u00e1n de la sociedad. Con la excepci\u00f3n de las energ\u00edas f\u00f3siles, que se descartan expl\u00edcitamente, la energ\u00eda verde y la vivienda se yuxtaponen a la IA en la lista de \u00e1mbitos que hay que desarrollar, <\/span>15<\/sup><\/a><\/span><\/span> como si la innovaci\u00f3n pudiera sustituir a las decisiones pol\u00edticas.<\/p>\n\n\n\n La sombra que proyecta el \u00e9xito econ\u00f3mico y tecnol\u00f3gico de China sobre Europa y el mundo es hoy tan monumental como silenciosa. El desarrollo industrial del gigante asi\u00e1tico contrasta de manera sorprendente<\/a> con el estancamiento de los antiguos polos de prosperidad capitalista, donde el vigor de la innovaci\u00f3n es evidente y sirve de modelo, en particular en el \u00e1mbito de la transici\u00f3n energ\u00e9tica. Todo parece indicar que la legitimidad del Partido Comunista tiene sus ra\u00edces en estos \u00e9xitos, o en una versi\u00f3n mitificada de ellos.<\/p>\n\n\n\n Las guerras comerciales que se han desatado en los \u00faltimos a\u00f1os, de forma ruidosa con Estados Unidos y de manera m\u00e1s discreta con la Uni\u00f3n Europea, no son m\u00e1s que la manifestaci\u00f3n superficial del aura hist\u00f3rica de este camino alternativo hacia la modernizaci\u00f3n y de las tensiones que genera. El verdadero \u00abChina Shock\u00bb <\/span>16<\/sup><\/a><\/span><\/span> a\u00fan no se ha producido del todo, pero ya se sienten algunas vibraciones: la tentaci\u00f3n tecnocr\u00e1tica de MAGA es un intento de respuesta en el \u00e1mbito comercial, industrial e ideol\u00f3gico, y su versi\u00f3n dem\u00f3crata pretende, al mismo tiempo, tener en cuenta la eficacia de la planificaci\u00f3n ecol\u00f3gica.<\/p>\n\n\n\n Breakneck<\/em> es uno de los libros que explican esta onda de choque<\/a>, reiterando una vez m\u00e1s la estructura sansimoniana del relato general. Dan Wang lo adapta subrayando simplemente que la mayor parte de la tecnocracia estadounidense, incluidos sus presidentes, se ha formado en las facultades de derecho de las grandes universidades, mientras que la de China est\u00e1 compuesta principalmente por ingenieros. Por esta raz\u00f3n, Estados Unidos se ve obstaculizado por el peso de sus marcos normativos, que son el resultado de una democracia clientelista que ha interiorizado las demandas de diferentes grupos de presi\u00f3n en detrimento de los proyectos de inter\u00e9s com\u00fan, y que ha dado lugar a una clase de insiders <\/em>lo suficientemente familiarizados con los c\u00f3digos de procedimiento como para beneficiarse de ellos, a costa de la esclerosis.<\/p>\n\n\n\n China, por el contrario, ha basado el ejercicio del poder en la resistencia a estos grupos de inter\u00e9s, a los que se opone con la competencia adquirida en la realizaci\u00f3n de grandes obras de infraestructura \u2014presas hidr\u00e1ulicas, centrales nucleares, puentes y, ahora, el despliegue de energ\u00edas renovables y la automatizaci\u00f3n. Que nosotros sepamos, Saint-Simon nunca ha sido una referencia expl\u00edcita para el r\u00e9gimen chino, pero si creemos a Dan Wang, el fil\u00f3sofo franc\u00e9s, mucho m\u00e1s que Marx, es su verdadera fuente de inspiraci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Partiendo de esta constataci\u00f3n, el libro refleja dos trayectorias de desarrollo que, partiendo de un ideal com\u00fan de modernizaci\u00f3n tecnopol\u00edtica y hegemon\u00eda, terminan por divergir cuando el liderazgo estadounidense deja gobernar a una \u00e9lite aislada y encerrada en sus propios intereses, incapaz de adaptarse a la revoluci\u00f3n infraestructural que exige la crisis clim\u00e1tica.<\/p>\n\n\n\n En este contexto, el conflicto entre democracia y eficacia se vuelve absolutamente evidente, ya que la doctrina oficial del Partido Comunista Chino consiste en salvaguardar el monopolio del poder respondiendo a las demandas de desarrollo y calidad medioambiental, y anticip\u00e1ndose a las posibles demandas de pluralismo que puedan surgir como consecuencia de la constataci\u00f3n de la ineficacia.<\/p>\n\n\n\n En un ensayo publicado el pasado 16 de octubre, Kaiser Kuo formula el concepto clave de esta estrategia: \u00abSi antes la legitimidad se basaba principalmente en procedimientos y formas \u2014constituciones, elecciones, parlamentos\u2014, ahora se basa cada vez m\u00e1s (aunque no exclusivamente) en el rendimiento. \u00bfQu\u00e9 hay m\u00e1s importante que la capacidad de preservar la habitabilidad del planeta?\u00bb. <\/span>17<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Esta legitimidad-rendimiento (performance legitimacy<\/em>) de la que habla el autor es una inversi\u00f3n de la relaci\u00f3n entre el poder y sus fuentes sociales. Mientras que la democracia liberal euroamericana procede \u2014al menos oficialmente\u2014 a recopilar los intereses plurales de la sociedad en un marco parlamentario y legal que los hace coexistir, con el riesgo de no poder m\u00e1s que construir un sistema de restricciones mutuas contraproducentes, el Leviat\u00e1n tecnol\u00f3gico chino basa el reconocimiento de su autoridad en la anticipaci\u00f3n de las demandas colectivas y en la movilizaci\u00f3n en torno a un proyecto inseparablemente civilizatorio y tecnol\u00f3gico.<\/p>\n\n\n\n El libro de Wang describe en detalle esta rep\u00fablica tecnol\u00f3gica establecida en China, envidiada por todos sin que pueda tomarse expl\u00edcitamente como modelo. Aunque el marco binario del an\u00e1lisis solo puede ofrecer un esbozo de este sistema pol\u00edtico, el contraste con las democracias liberales es sorprendente, y el reinado de la eficiencia se celebra con cierto nihilismo moral.<\/p>\n\n\n\n A finales de la d\u00e9cada de 1980, el polit\u00f3logo chino Wang Huning, profesor de Fudan, recorri\u00f3 Estados Unidos en busca de las lecciones que este pa\u00eds pod\u00eda, a pesar de todo, ense\u00f1ar al suyo. De ello extrajo un relato apasionante, America against America<\/em>, en el que la observaci\u00f3n de las patolog\u00edas del sobredesarrollo t\u00e9cnico \u2014el reinado del autom\u00f3vil, el tel\u00e9fono y la tarjeta de cr\u00e9dito\u2014 desempe\u00f1a un papel central. Para Wang Huning, el \u00e9xito econ\u00f3mico de Estados Unidos se ve\u00eda necesariamente comprometido<\/a> a largo plazo por el surgimiento de una sociedad civil desprovista de cohesi\u00f3n cultural, dominada por el individualismo consumista y el deseo de pluralismo \u00e9tico.<\/p>\n\n\n\n Wang Huning convirti\u00f3 posteriormente este estudio en una m\u00e1quina pol\u00edtica extremadamente poderosa, ya que se convirti\u00f3 en miembro del comit\u00e9 permanente del bur\u00f3 pol\u00edtico del Partido Comunista Chino, es decir, una de las siete personalidades m\u00e1s poderosas del pa\u00eds y el asesor ideol\u00f3gico m\u00e1s cercano a Xi Jinping. <\/span>18<\/sup><\/a><\/span><\/span> Es el principal art\u00edfice<\/a> de un proyecto de recuperaci\u00f3n industrial compatible con el mantenimiento de las estructuras tradicionales de la sociedad china, de una aceleraci\u00f3n conservadora destinada precisamente a hacer gobernable la sociedad mediante el desarrollo tecnol\u00f3gico y contra sus efectos desintegradores: en este proyecto, la eficacia se dirige expl\u00edcitamente contra la democracia, entendida aqu\u00ed en el sentido de la emergencia de una cultura pol\u00edtica pluralista.<\/p>\n\n\n\n En este sentido, Breakneck<\/em> no es m\u00e1s que el balance, 35 a\u00f1os despu\u00e9s, de esta f\u00f3rmula que redefine en profundidad, a escala mundial, el sentido del proceso de modernizaci\u00f3n que Europa hab\u00eda querido hacer coincidir con la democratizaci\u00f3n. Tanto en China como en el discurso de Karp, el desarrollo de los bienes de consumo privados se interpreta como una patolog\u00eda importante, que da testimonio de la victoria de los poderes del dinero y la descomposici\u00f3n de lo colectivo; <\/span>19<\/sup><\/a><\/span><\/span> la insistencia en el imperativo de la seguridad tambi\u00e9n desempe\u00f1a un papel central.<\/p>\n\n\n\n El an\u00e1lisis que propone Dan Wang consiste en ir a las fuentes de esta supremac\u00eda de la industria pesada en el modelo pol\u00edtico chino y confrontar a Estados Unidos y Europa con las opciones que parecen inevitables: \u00bfvamos a tomar el camino de la legitimidad-rendimiento, poniendo en riesgo la democracia? Nos sentir\u00edamos tentados de a\u00f1adir: en un contexto de dominaci\u00f3n de China en numerosos sectores industriales, \u00bfqu\u00e9 margen de maniobra les queda a las democracias liberales para defender su legitimidad ante el mundo y sus poblaciones?<\/p>\n\n\n\n El neo-sansimonismo es una ola ideol\u00f3gica y pol\u00edtica que a\u00fan no ha arrasado totalmente el mundo, pero que no tardar\u00e1 en hacerlo.<\/p>\n\n\n\n La mayor\u00eda de los comentaristas pol\u00edticos tienen la mirada puesta en el conflicto<\/a> entre el tecnocesarismo de Silicon Valley y las dem\u00e1s facciones del Estados Unidos MAGA, en su rivalidad con los neoliberales del Partido Dem\u00f3crata y en el renacimiento socialdem\u00f3crata de Mamdani, pero tambi\u00e9n en el lugar que ocupa Europa en este nuevo panorama ideol\u00f3gico y estrat\u00e9gico; por otra parte, la competencia entre Estados Unidos y China se comenta sobre todo desde la perspectiva de las relaciones de poder comerciales y su posible explosi\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Todas estas consideraciones son evidentemente importantes, pero ocultan la otra dimensi\u00f3n de estos movimientos tect\u00f3nicos y del China shock<\/em>. De hecho, es posible que, bajo la doble presi\u00f3n del \u00e9xito chino y las adaptaciones neorreaccionarias del gobierno t\u00e9cnico y algor\u00edtmico, el principio democr\u00e1tico se evapore o quede relegado al margen del debate pol\u00edtico.<\/p>\n\n\n\n Esto ya se aprecia entre l\u00edneas en las tres publicaciones que aqu\u00ed se comentan: todas las familias pol\u00edticas, as\u00ed como buena parte de las \u00e1reas geopol\u00edticas, se sienten atra\u00eddas, de una forma u otra, por la tentaci\u00f3n de la eficiencia pura y la tecnocracia. Esta tendencia debe entenderse como una tenaza ideol\u00f3gica ligada a la ruptura monumental que supone la modernizaci\u00f3n china y su propuesta pol\u00edtica impl\u00edcita (Wang), a la voluntad de la \u00e9lite t\u00e9cnica estadounidense de fundar un contramodelo capaz de resistir el choque (Karp) y al inicio de un intento de adaptaci\u00f3n progresista (Klein y Thompson).<\/p>\n\n\n\n En Europa, la izquierda y los l\u00edderes centristas que se enfrentan a la crisis de la Uni\u00f3n ven en el renacimiento tecnol\u00f3gico y de infraestructuras, en la industria verde, el motivo de una reconciliaci\u00f3n entre democracia y eficiencia.<\/p>\n\n\n\n Mario Draghi<\/a> y Enrico Letta<\/a>, la presidencia de la comisi\u00f3n antes de las elecciones de 2024, los socialdem\u00f3cratas y la llamada izquierda radical est\u00e1n, en realidad, unidos en una forma de consenso neotecnocr\u00e1tico que articula \u2014al menos verbalmente\u2014 la legitimidad, la soberan\u00eda, la descarbonizaci\u00f3n y el empleo verde en un programa que afirma el valor existencial de las infraestructuras de transici\u00f3n y la movilizaci\u00f3n de las finanzas p\u00fablicas y privadas en esta gran transformaci\u00f3n. La explosi\u00f3n de este consenso entre sus versiones populista, reformista y tecnosolucionista compromete su viabilidad pol\u00edtica, y la oposici\u00f3n mejor estructurada del partido conservador f\u00f3sil desaf\u00eda esta lamentable fractura.<\/p>\n\n\n\n El desarrollo de la IA, el desaf\u00edo clim\u00e1tico y la supremac\u00eda industrial china alimentan, por tanto, una reflexi\u00f3n angustiosa sobre el papel de la tecnolog\u00eda en el desarrollo hist\u00f3rico de Europa, en un continente que se ve despojado del proyecto de modernizaci\u00f3n que cre\u00eda haber iniciado. Se cuestiona la relaci\u00f3n impl\u00edcita entre innovaci\u00f3n y apertura pol\u00edtica y, por el contrario, el esp\u00edritu democr\u00e1tico aparece cada vez m\u00e1s como una \u00e9tica de la debilidad y la inacci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Lo tr\u00e1gico de esta historia es que, evidentemente, la ineficacia caracteriza a las democracias liberales desde hace mucho tiempo. En materia de reducci\u00f3n de las desigualdades, control de las \u00e9lites financieras, transparencia institucional, respuesta a las crisis geopol\u00edticas e innovaci\u00f3n cient\u00edfica e industrial, estos reg\u00edmenes ya no parecen capaces de cumplir sus propios objetivos. El desaf\u00edo clim\u00e1tico es sin duda la prueba definitiva de la legitimidad democr\u00e1tica, en su incipiente confrontaci\u00f3n con el paradigma de la eficiencia pura. El r\u00e9gimen chino lo ha comprendido y organiza sus pol\u00edticas clim\u00e1ticas en parte para anticiparse a cualquier demanda de democratizaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Estos fracasos dan pie a cr\u00edticas cada vez m\u00e1s virulentas que pueden reivindicar el bien com\u00fan frente al establishment liberal <\/span>20<\/sup><\/a><\/span><\/span> y abogar f\u00e1cilmente por el abandono de las salvaguardias institucionales en nombre de la respuesta a las urgencias del poder adquisitivo o la seguridad.<\/p>\n\n\n\n La ineficacia es una enfermedad mortal para la democracia, porque socava los fundamentos de su legitimidad: \u00bfqui\u00e9n no preferir\u00eda los objetivos bien cumplidos por un hombre providencial a una acumulaci\u00f3n de reglas oscuras? Esta ineficacia abre as\u00ed el camino a estrategias ideol\u00f3gicas que se apresuran a denunciar el ideal democr\u00e1tico como tal<\/em>. <\/span>21<\/sup><\/a><\/span><\/span> Peor a\u00fan, los objetivos definidos dentro del espacio democr\u00e1tico, como la lucha contra la crisis clim\u00e1tica o el pluralismo \u00e9tnico-cultural, pueden ser desacreditados como expresiones de esta ineficiencia, del poder ileg\u00edtimo de las \u00e9lites liberales manipuladoras que inventar\u00edan problemas falsos para controlar a la poblaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n El neo-sansimonismo es una ola ideol\u00f3gica y pol\u00edtica que a\u00fan no ha arrasado totalmente el mundo, pero que no tardar\u00e1 en hacerlo. <\/p>Pierre Charbonnier<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n En este contexto, los buitres sobrevuelan el cuerpo debilitado de la democracia, ya sea liberal o social, y bien podr\u00edan acabar con ella. A estos problemas solo hay una soluci\u00f3n l\u00f3gica: romper la asimilaci\u00f3n entre democracia y burocratizaci\u00f3n y recordar los largos per\u00edodos en los que se bautiz\u00f3 como \u00abplanificaci\u00f3n\u00bb esta forma de democracia eficaz, y en los que la apertura pol\u00edtica y la disciplina fiscal garantizaron la seguridad, la prosperidad y, m\u00e1s a\u00fan, se convirtieron en un destino hist\u00f3rico inevitable.<\/p>\n\n\n\n La creaci\u00f3n de un \u00abDepartamento de Eficiencia Gubernamental<\/a>\u00bb (DOGE) por parte de Donald Trump tras su regreso al poder en enero de 2025 es, hasta la fecha, el experimento m\u00e1s avanzado para eliminar la burocracia parasitaria aprovechando las tecnolog\u00edas de la informaci\u00f3n. La orden ejecutiva que lo instituye formula muy claramente el v\u00ednculo entre la innovaci\u00f3n en el \u00e1mbito del software, el esfuerzo de modernizaci\u00f3n del Estado y la reducci\u00f3n del gasto p\u00fablico; en este caso, el culto a la eficiencia equivale a entregar el poder p\u00fablico a una \u00e9lite t\u00e9cnica, encarnada por Elon Musk<\/a>, que pretende que el ciudadano de a pie se beneficie de dr\u00e1sticos recortes presupuestarios, al tiempo que demuestra la transferencia de legitimidad del marco procedimental a la experiencia.<\/p>\n\n\n\n En Estados Unidos, el Estado de derecho <\/span>Un tr\u00edptico del nuevo sansimonismo<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Alex Karp: la tecnocracia contra el declive estadounidense<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
Un pacto tecnopol\u00edtico<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Detr\u00e1s de la utop\u00eda, el temor al declive<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Ezra Klein y Derek Thompson: <\/strong>Build, baby, build<\/em><\/strong><\/h3>\n\n\n\n
La f\u00e1bula de la abundancia<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Del proyecto a sus beneficiarios, una brecha que salvar<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Dan Wang: Saint-Simon en Asia<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
El pr\u00f3ximo \u00abChina Shock\u00bb<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
La legitimidad por el rendimiento<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Una s\u00edntesis: la tecnocracia como reencantamiento de la austeridad<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
El DOGE y sus \u00e9mulos<\/strong><\/h3>\n\n\n\n