{"id":84615,"date":"2025-12-01T20:51:42","date_gmt":"2025-12-01T19:51:42","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=84615"},"modified":"2025-12-01T20:53:02","modified_gmt":"2025-12-01T19:53:02","slug":"el-futuro-puede-y-debe-construirse-aqui-el-llamado-de-draghi-a-favor-de-una-revolucion-tecnologica-europea","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2025\/12\/01\/el-futuro-puede-y-debe-construirse-aqui-el-llamado-de-draghi-a-favor-de-una-revolucion-tecnologica-europea\/","title":{"rendered":"\u00abEl futuro puede \u2014y debe\u2014 construirse aqu\u00ed\u00bb: el llamado de Draghi a favor de una revoluci\u00f3n tecnol\u00f3gica europea"},"content":{"rendered":"\n
Este lunes 1 de diciembre, con motivo de la inauguraci\u00f3n del a\u00f1o acad\u00e9mico en la Escuela Polit\u00e9cnica de Mil\u00e1n, Mario Draghi pronunci\u00f3 un discurso fundamental.<\/p>\n\n\n\n
Un espectro acecha a Europa: el del retraso tecnol\u00f3gico. Para evitarlo, la Uni\u00f3n debe deshacerse de sus viejos prejuicios.<\/p>\n\n\n\n
\u00abPor razones hist\u00f3ricas y culturales, Europa ha adoptado a menudo un enfoque prudente, basado en el principio de precauci\u00f3n\u00bb. Al frenar la investigaci\u00f3n y la innovaci\u00f3n<\/a>, el peso de las regulaciones act\u00faa como un principio de inercia.<\/p>\n\n\n\n Este enfoque solo puede perjudicarnos: con \u00e9l, la Uni\u00f3n se priva de la palanca econ\u00f3mica que podr\u00eda ser la IA.<\/p>\n\n\n\n Mientras que solo se ha aplicado el 14 % de las medidas del informe Draghi, <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span> el expresidente del Consejo italiano nos advierte<\/a>: \u00abUna pol\u00edtica eficaz en condiciones de incertidumbre exige flexibilidad; ah\u00ed es donde Europa se ha estancado\u00bb.<\/p>\n\n\n\n Lo traducimos.<\/p>\n\n\n\n Durante m\u00e1s de dos siglos, la mejora del nivel de vida se ha visto impulsada por sucesivas oleadas de avances tecnol\u00f3gicos. A finales del siglo XVIII, las m\u00e1quinas de vapor impulsaron la revoluci\u00f3n industrial brit\u00e1nica. En el siglo XIX, la electrificaci\u00f3n transform\u00f3 profundamente la industria y la vida dom\u00e9stica. A principios del siglo XX, el proceso Haber-Bosch permiti\u00f3 extraer fertilizantes del aire, lo que favoreci\u00f3 un auge demogr\u00e1fico; m\u00e1s tarde, el contenedor revolucion\u00f3 el comercio mundial al reducir considerablemente los costos de transporte. <\/p>\n\n\n\n Hoy en d\u00eda, la tecnolog\u00eda sigue siendo el principal motor de la prosperidad, pero hay dos matices cruciales que hay que tener en cuenta.<\/p>\n\n\n\n En primer lugar, las econom\u00edas avanzadas ya no pueden depender \u00fanicamente del trabajo o el capital para sostener el crecimiento como lo hac\u00edan antes, lo que hace que la tecnolog\u00eda sea a\u00fan m\u00e1s esencial para la prosperidad futura. <\/p>\n\n\n\n Nuestras poblaciones est\u00e1n envejeciendo y gran parte de las infraestructuras f\u00edsicas datan de hace varias d\u00e9cadas. Como demostr\u00f3 Robert Solow a mediados de la d\u00e9cada de 1950, una vez alcanzada esta etapa de desarrollo, el crecimiento a largo plazo depende en gran medida de la productividad, lo que, en la pr\u00e1ctica, implica la creaci\u00f3n de nuevas tecnolog\u00edas y la difusi\u00f3n de nuevas ideas. <\/p>\n\n\n\n Existe una ilusi\u00f3n seductora seg\u00fan la cual el crecimiento ser\u00eda menos esencial una vez alcanzado un alto nivel de desarrollo; el declive demogr\u00e1fico permitir\u00eda un aumento del bienestar incluso si la econom\u00eda se estancara. Pero esto no es cierto en general, y en particular para los pa\u00edses que arrastran un alto nivel de endeudamiento. Lo que importa para la sostenibilidad de la deuda es el tama\u00f1o global de la econom\u00eda. Si la econom\u00eda deja de crecer mientras los intereses siguen corriendo, la relaci\u00f3n deuda\/PIB comenzar\u00e1 a aumentar hasta volverse insostenible. <\/p>\n\n\n\n En ese momento, los gobiernos se ven obligados a tomar decisiones dolorosas entre sus ambiciones fundamentales: entre las pensiones y la defensa; entre la preservaci\u00f3n del modelo social y la financiaci\u00f3n de la transici\u00f3n ecol\u00f3gica. Adem\u00e1s, el crecimiento es esencial para responder a las nuevas necesidades sociales, pol\u00edticas, econ\u00f3micas y de seguridad a las que se enfrenta constantemente un Estado.<\/p>\n\n\n\n En segundo lugar, el propio ritmo del cambio tecnol\u00f3gico se est\u00e1 acelerando. <\/p>\n\n\n\n Queda por ver si las innovaciones actuales igualar\u00e1n el poder transformador de las del pasado. Pero lo que determina la rapidez de su impacto econ\u00f3mico es la velocidad a la que se difunden en la sociedad, y en este sentido, el mundo ha entrado en territorio desconocido. <\/p>\n\n\n\n La revoluci\u00f3n industrial se desarroll\u00f3 a lo largo de ocho d\u00e9cadas; las econom\u00edas del mundo tardaron unos treinta a\u00f1os en electrificarse. Por el contrario, ChatGPT se lanz\u00f3 en noviembre de 2022 y, en pocos a\u00f1os, se prev\u00e9 que las inversiones mundiales en infraestructuras de IA alcancen varios billones de d\u00f3lares. <\/p>\n\n\n\n Puede que la IA sea solo una herramienta, pero lo que la hace excepcional es su capacidad para extenderse por la econom\u00eda mucho m\u00e1s r\u00e1pidamente que las revoluciones tecnol\u00f3gicas anteriores.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, la brecha entre los pa\u00edses que adoptan la innovaci\u00f3n y los que se muestran reacios a hacerlo se ampliar\u00e1 considerablemente y con rapidez en los pr\u00f3ximos a\u00f1os. <\/p>\n\n\n\n Por eso Europa se encuentra hoy en un momento decisivo. <\/p>\n\n\n\n En los \u00faltimos veinte a\u00f1os, hemos pasado de ser un continente que acog\u00eda las nuevas tecnolog\u00edas, reduciendo as\u00ed la brecha con Estados Unidos, a ser un continente que ha ido levantando barreras a la innovaci\u00f3n y a su adopci\u00f3n. Ya lo vimos en la primera fase de la revoluci\u00f3n digital, cuando el crecimiento de la productividad europea cay\u00f3 a aproximadamente la mitad del ritmo estadounidense, casi toda esa brecha se debi\u00f3 al sector tecnol\u00f3gico. <\/p>\n\n\n\n Este patr\u00f3n se repite hoy en d\u00eda con la revoluci\u00f3n de la IA. El a\u00f1o pasado, Estados Unidos produjo 40 grandes modelos fundamentales, China 15 y la Uni\u00f3n Europea solo tres. El mismo patr\u00f3n se observa en muchas otras tecnolog\u00edas punteras, desde la biotecnolog\u00eda hasta los materiales avanzados, pasando por la fusi\u00f3n nuclear, donde muchas innovaciones importantes e inversiones privadas tienen lugar fuera de Europa.<\/p>\n\n\n\n Si no cerramos esta brecha mediante la adopci\u00f3n a gran escala de estas tecnolog\u00edas, Europa corre el riesgo de enfrentarse a un futuro marcado por el estancamiento, con todas las consecuencias que ello conlleva. Teniendo en cuenta nuestro perfil demogr\u00e1fico, si la Uni\u00f3n se contentara con mantener la tasa media de crecimiento de la productividad de la \u00faltima d\u00e9cada, dentro de 25 a\u00f1os su econom\u00eda tendr\u00eda el mismo tama\u00f1o que hoy.<\/p>\n\n\n\n Para decidir c\u00f3mo reaccionar, primero debemos tener una visi\u00f3n clara de lo que realmente ofrece esta nueva ola tecnol\u00f3gica, en particular la IA. Encontrarnos en los albores de una nueva revoluci\u00f3n tecnol\u00f3gica conlleva inevitablemente una gran incertidumbre. Una evaluaci\u00f3n l\u00facida de la IA debe reconocer tanto los riesgos leg\u00edtimos como las importantes ventajas potenciales que conlleva. <\/p>\n\n\n\n Estimaciones cre\u00edbles sugieren que la IA podr\u00eda acelerar considerablemente el crecimiento de las econom\u00edas avanzadas. Si la difusi\u00f3n de la IA siguiera el modelo del auge digital estadounidense de finales de la d\u00e9cada de 1990, el crecimiento de la productividad podr\u00eda ser de alrededor del 0,8 % anual. Si siguiera el modelo de la difusi\u00f3n de la electrificaci\u00f3n en la d\u00e9cada de 1920, la mejora podr\u00eda acercarse al 1,3 %. Incluso la parte baja de estas estimaciones representar\u00eda la mayor aceleraci\u00f3n que ha experimentado Europa en d\u00e9cadas. Pero frente a este potencial, existe un riesgo real de sustituci\u00f3n del trabajo, aumento de las desigualdades y otros da\u00f1os para la sociedad, como el fraude y las violaciones de la privacidad.<\/p>\n\n\n\n La historia econ\u00f3mica demuestra que el desempleo masivo no es el resultado m\u00e1s probable. Las revoluciones tecnol\u00f3gicas anteriores no provocaron p\u00e9rdidas de empleo permanentes; con el tiempo, surgieron nuevas profesiones, industrias y demandas. Pero la transici\u00f3n rara vez es lineal. La discontinuidad se siente de manera desigual: algunos trabajadores, tareas y regiones soportan el peso del reemplazo, mientras que otros se benefician de manera desproporcionada. Y si la IA refuerza la din\u00e1mica de \u00abel ganador se lleva la mayor parte\u00bb, la distribuci\u00f3n de las ganancias podr\u00eda volverse a\u00fan m\u00e1s desequilibrada.<\/p>\n\n\n\n Sin embargo, hay dos elementos importantes. <\/p>\n\n\n\n En primer lugar, la velocidad y el alcance de la sustituci\u00f3n del trabajo no solo est\u00e1n determinados por la tecnolog\u00eda, sino tambi\u00e9n por las pol\u00edticas aplicadas por los gobiernos: ser\u00e1n las decisiones que tomen las que determinen si la prosperidad creada por el uso de la IA se compartir\u00e1 con todos los trabajadores o, como ocurre actualmente, solo beneficiar\u00e1 a algunos. El riesgo de sustituci\u00f3n es proporcional a la rapidez con la que las empresas pueden adoptar las nuevas tecnolog\u00edas, un factor que a su vez se ve influido por la regulaci\u00f3n, la conectividad digital, el costo de la energ\u00eda y la flexibilidad del mercado laboral.<\/p>\n\n\n\n Del mismo modo, la capacidad de los trabajadores para evolucionar hacia nuevas funciones depende de los sistemas educativos, los programas de formaci\u00f3n y la capacidad de las empresas para recualificar r\u00e1pidamente su mano de obra. <\/p>\n\n\n\n Seg\u00fan la OCDE, la mayor\u00eda de los trabajadores expuestos a la IA no necesitar\u00e1n competencias t\u00e9cnicas especializadas para beneficiarse de ella. Las competencias m\u00e1s buscadas en las profesiones m\u00e1s expuestas estar\u00e1n relacionadas con la gesti\u00f3n y el \u00e1mbito empresarial, competencias que millones de personas pueden adquirir con el apoyo adecuado.<\/p>\n\n\n\n En segundo lugar, lo que a menudo se omite en los debates sobre este tema es la consideraci\u00f3n de las posibles contribuciones de estas tecnolog\u00edas a la reducci\u00f3n de algunas de las desigualdades que m\u00e1s afectan a la vida cotidiana de las personas. <\/p>\n\n\n\n Tomemos el ejemplo de la atenci\u00f3n sanitaria. Las diferencias en los tiempos de espera para una intervenci\u00f3n o en la rapidez con la que se atiende a una persona en urgencias influyen directamente en la percepci\u00f3n de equidad. Sin embargo, la tecnolog\u00eda ya est\u00e1 contribuyendo a reducir estas diferencias. <\/p>\n\n\n\n Un estudio realizado en Estados Unidos revela que las herramientas de clasificaci\u00f3n y gesti\u00f3n de flujos basadas en la IA han reducido los tiempos de espera en urgencias en m\u00e1s de un 55 %, lo que ha permitido ahorrar unas 200 horas de trabajo al mes, que pueden dedicarse a la atenci\u00f3n de los pacientes. En el \u00e1mbito del diagn\u00f3stico por imagen, otros estudios sugieren que las prioridades basadas en la IA podr\u00edan reducir el tiempo medio de obtenci\u00f3n de resultados de los casos m\u00e1s urgentes de unos 10-11 d\u00edas a unos 3 d\u00edas, lo que permitir\u00eda diagn\u00f3sticos mucho m\u00e1s r\u00e1pidos y un servicio ampliado a un mayor n\u00famero de pacientes.<\/p>\n\n\n\n Las desigualdades tambi\u00e9n est\u00e1n muy presentes en la educaci\u00f3n. Hoy en d\u00eda, una parte importante de los resultados escolares depende del azar: encontrar al maestro adecuado en el momento adecuado, reconocer un talento, orientar a un alumno hacia carreras en las que pueda desarrollarse. <\/p>\n\n\n\n La IA tiene el potencial de reducir este componente aleatorio. Los sistemas de tutor\u00eda personalizada pueden adaptarse al ritmo y las necesidades de cada alumno, ofreciendo en principio a cada ni\u00f1o acceso a una educaci\u00f3n de alta calidad. Un estudio reciente muestra que los alumnos que utilizan estas herramientas mejoran su rendimiento, pasando del percentil 35 al 60. Las mejoras son dos veces mayores para los alumnos procedentes de entornos desfavorecidos. <\/p>\n\n\n\n Si se adoptaran sistemas de este tipo a gran escala en los sistemas p\u00fablicos de salud y educaci\u00f3n de Europa, generar\u00edan beneficios sociales inmediatos. Estas tecnolog\u00edas, entre otras, no curar\u00e1n todos los males de las sociedades, pero pueden mejorar su estado de salud. \u00bfEn qu\u00e9 medida? Depender\u00e1 de las decisiones pol\u00edticas que gu\u00eden su difusi\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Juzgar y regular la IA por adelantado requiere evaluar una amplia gama de posibles resultados \u2014econ\u00f3micos, sociales, \u00e9ticos\u2014 en un contexto en el que la propia tecnolog\u00eda evoluciona r\u00e1pidamente.<\/p>\n\n\n\n Si hay un hilo conductor en las dificultades que encuentra Europa para seguir el ritmo de los cambios tecnol\u00f3gicos, es nuestra incapacidad para gestionar este tipo de incertidumbre radical. <\/p>\n\n\n\n Por razones hist\u00f3ricas y culturales, Europa ha adoptado a menudo un enfoque prudente, basado en el principio de precauci\u00f3n, seg\u00fan el cual, cuando los riesgos que conlleva una nueva tecnolog\u00eda son inciertos, la opci\u00f3n m\u00e1s segura es ralentizar o limitar su adopci\u00f3n. <\/p>\n\n\n\n Este m\u00e9todo puede ser adecuado en \u00e1mbitos claramente delimitados, como algunos sectores de la protecci\u00f3n del medio ambiente. Sin embargo, resulta inadecuado para las tecnolog\u00edas digitales de uso general, como la IA, en las que la magnitud y la variabilidad de los resultados potenciales son considerablemente mayores. En tales contextos, los reguladores deben inevitablemente formular juicios ex ante<\/em>, asignando ponderaciones a los riesgos y beneficios antes de que se conozcan plenamente los hechos. <\/p>\n\n\n\n Dejar simplemente que las nuevas tecnolog\u00edas se difundan sin control, como ha ocurrido con las redes sociales, no es una alternativa responsable. Pero bloquear su potencial positivo antes incluso de que pueda surgir es igualmente err\u00f3neo.<\/p>\n\n\n\n Una pol\u00edtica eficaz en condiciones de incertidumbre requiere flexibilidad: la capacidad de revisar las hip\u00f3tesis, reequilibrar esas ponderaciones y adaptar r\u00e1pidamente las normas a medida que aparecen pruebas concretas, tanto en lo que se refiere a los riesgos como a las ventajas. <\/p>\n\n\n\n Y ah\u00ed es donde Europa se ha atascado. Hemos tratado las evaluaciones iniciales y provisionales como si se tratara de una doctrina establecida, incorpor\u00e1ndolas a leyes extremadamente dif\u00edciles de modificar cuando el mundo cambia. <\/p>\n\n\n\n Tomemos como ejemplo el Reglamento General de Protecci\u00f3n de Datos (RGPD), adoptado en 2016. Este otorg\u00f3 una gran importancia a la privacidad frente a la innovaci\u00f3n. Pero el equilibrio alcanzado en 2016 sigue limit\u00e1ndonos en 2025, cuando la frontera tecnol\u00f3gica ha avanzado mucho m\u00e1s r\u00e1pidamente que el marco regulatorio y los costos econ\u00f3micos de este enfoque son cada vez m\u00e1s evidentes. <\/p>\n\n\n\n Los estudios demuestran que el RGPD ha penalizado especialmente a las peque\u00f1as empresas tecnol\u00f3gicas europeas, reduciendo sus beneficios en aproximadamente un 12 %, aumentando el costo de los datos en aproximadamente un 20 % en comparaci\u00f3n con sus competidores estadounidenses y reduciendo las inversiones de capital riesgo en el sector tecnol\u00f3gico europeo en aproximadamente una cuarta parte. Es como si, tras la primera electrocuci\u00f3n, nuestros antepasados hubieran decidido limitar la electricidad en s\u00ed, en lugar de dise\u00f1ar instalaciones y normas de seguridad que permitieran a la sociedad aprovechar su potencial transformador.<\/p>\n\n\n\n Y, sin embargo, a pesar de estas limitaciones, la innovaci\u00f3n no ha desaparecido de Europa. <\/p>\n\n\n\n Seg\u00fan numerosos indicadores de producci\u00f3n cient\u00edfica, las instituciones europeas en su conjunto igualan, e incluso superan en algunos \u00e1mbitos, el volumen de investigaci\u00f3n estadounidense. En cuanto a las solicitudes de patentes internacionales, Europa representa aproximadamente una quinta parte de las solicitudes mundiales, algo m\u00e1s que Am\u00e9rica del Norte, pero muy por detr\u00e1s de Asia. La Universidad Polit\u00e9cnica de Mil\u00e1n genera m\u00e1s actividades de patentamiento que cualquier otra en Italia. <\/p>\n\n\n\n Pero algunas de las reglas que nos hemos impuesto obstaculizan la fase posterior a la innovaci\u00f3n, en particular para las empresas j\u00f3venes, que no disponen de los recursos necesarios para hacer frente a la complejidad jur\u00eddica y la fragmentaci\u00f3n de los mercados de los 27 pa\u00edses miembros. Por lo tanto, los europeos que quieren avanzar r\u00e1pidamente y comprenden la excepcional rapidez de los ciclos de innovaci\u00f3n actuales se van al extranjero para desarrollarse y crecer. Hoy en d\u00eda, casi dos tercios de las empresas emergentes europeas se expanden a Estados Unidos desde la fase de preinicio o inicio, frente a aproximadamente un tercio hace cinco a\u00f1os.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, el primer paso para volver a situar a Europa en la senda de la innovaci\u00f3n consiste en cambiar esta cultura de la precauci\u00f3n: reducir la carga de la prueba que imponemos a las nuevas tecnolog\u00edas y conceder al potencial de la IA el mismo peso que a los riesgos que conlleva. Pero, sobre todo, hay que ser \u00e1giles para reconocer cu\u00e1ndo la normativa ha quedado obsoleta debido a los avances tecnol\u00f3gicos y modificarla r\u00e1pidamente. <\/p>\n\n\n\n La buena noticia es que este cambio ya comenz\u00f3.\u00a0<\/p>\n\n\n\n El informe sobre la competitividad europea publicado el a\u00f1o pasado analiz\u00f3 en profundidad los obst\u00e1culos estructurales que impiden que la innovaci\u00f3n se implante en Europa, poniendo de relieve las causas de nuestra p\u00e9rdida de posici\u00f3n en sectores tecnol\u00f3gicos clave. <\/p>\n\n\n\n Hoy en d\u00eda, muchos dirigentes europeos comparten este diagn\u00f3stico. Reconocen cada vez m\u00e1s que, lejos de haber definido una \u00abnorma de excelencia\u00bb mundial en materia de regulaci\u00f3n tecnol\u00f3gica, hemos empujado la innovaci\u00f3n hacia otros lugares y hemos aumentado nuestra dependencia de quienes lideran el desarrollo. <\/p>\n\n\n\n En consecuencia, la Comisi\u00f3n ha comenzado a revisar algunas de las regulaciones m\u00e1s controvertidas, con el objetivo de restablecer un mejor equilibrio. Por ejemplo, con el pr\u00f3ximo paquete \u00abDigital Omnibus\u00bb, propone una definici\u00f3n m\u00e1s flexible de los datos personales para el entrenamiento de modelos y ya aplaz\u00f3 algunas de las disposiciones m\u00e1s estrictas relativas a los sistemas de IA de alto riesgo. <\/p>\n\n\n\n Pero esto es solo el principio. <\/p>\n\n\n\n Aunque Europa eliminara todas las normas que han frenado la innovaci\u00f3n, no bastar\u00eda para colmar la brecha. La cuesti\u00f3n decisiva es qu\u00e9 haremos con la libertad que recuperaremos. <\/p>\n\n\n\n Las investigaciones muestran que los sistemas de innovaci\u00f3n m\u00e1s eficaces tienen en com\u00fan ciertas caracter\u00edsticas fundamentales. <\/p>\n\n\n\n