{"id":81493,"date":"2025-10-28T23:24:20","date_gmt":"2025-10-28T22:24:20","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=81493"},"modified":"2025-10-28T23:24:23","modified_gmt":"2025-10-28T22:24:23","slug":"la-revolucion-antropologica-del-feminismo-y-sus-enemigos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2025\/10\/28\/la-revolucion-antropologica-del-feminismo-y-sus-enemigos\/","title":{"rendered":"La revoluci\u00f3n antropol\u00f3gica del feminismo y sus enemigos"},"content":{"rendered":"\n
Para apoyar a la primera redacci\u00f3n europea independiente, joven y en pleno desarrollo,<\/em> descubre nuestras ofertas y suscr\u00edbete al Grand Continent<\/em><\/a><\/p>\n\n\n\n Frente a las corrientes masculinistas, \u00bfpuede ayudarnos la historia? <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span> Evidentemente, s\u00ed. Sumergirse en el pasado es una forma de obtener fuerzas, energ\u00eda y estrategias. Las feministas, incluso cuando quieren hacer borr\u00f3n y cuenta nueva, siempre se preocupan mucho por \u00abrehabitar el pasado\u00bb, <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span> porque las reconforta y las hace sentir que pertenecen a una larga cadena, no de las que atan y capturan, sino de las que liberan.<\/p>\n\n\n\n Algunas feministas cantan: \u00abNosotras, que no tenemos historia\u00bb, pero saben muy bien que eso no es cierto: en cuanto exploran un poco ese pasado, encuentran compa\u00f1eras de lucha, sacadas del olvido: \u00abhermanas en el feminismo\u00bb, como dec\u00eda Nelly Roussel.<\/p>\n\n\n\n La definici\u00f3n de feminismo seg\u00fan Roussel puede resumirse en una frase: \u00abLa igualdad social entre hombres y mujeres\u00bb. <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Este principio es, en efecto, fundamental: el feminismo como signo de igualdad, <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span> igualdad de estatus, funciones y derechos, y luego la libertad que lo acompa\u00f1a, o m\u00e1s bien lo que \u00c9tienne Balibar llama \u00abigualibertad\u00bb: la igualdad y la libertad no se conciben la una sin la otra, son indisociables en t\u00e9rminos filos\u00f3ficos, pol\u00edticos y \u00e9ticos. <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span> Los movimientos feministas comprometen la acci\u00f3n de las mujeres y sus aliados para conquistar la igualdad. <\/p>\n\n\n\n Sin embargo, existe otra puerta de entrada al feminismo. La escritora y te\u00f3rica afroestadounidense bell hooks insiste en la definici\u00f3n que ella prefiere: <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span> \u00abEl feminismo es un movimiento que tiene como objetivo acabar con el sexismo\u00bb. A la autora le gusta esta definici\u00f3n porque no es \u00abantihombres\u00bb. De hecho, en la historia del feminismo, la misandria es muy poco frecuente: el \u00abenemigo principal\u00bb no son los hombres, sino el patriarcado.<\/p>\n\n\n\n bell hooks quiere recordar que las mujeres tambi\u00e9n pueden ser sexistas, porque todos y todas podemos participar en la perpetuaci\u00f3n del patriarcado, al igual que en la del racismo, el validismo y todos los prejuicios opresivos. Si forman un sistema, nadie puede pretender escapar por completo de \u00e9l.<\/p>\n\n\n\n Como lucha radical, el feminismo pretende atacar de ra\u00edz las desigualdades estructurales.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, nos vemos obligados a preguntarnos, junto con Christine Bard: \u00ab\u00bfEl feminismo es \u00absimplemente<\/em>\u00bb la igualdad?\u00bb. <\/span>7<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n De hecho, puede ser solo eso: la igualdad, desde la diversidad de g\u00e9nero en las profesiones hasta la lucha contra la discriminaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Pero tambi\u00e9n puede ser m\u00e1s: una fuerza subversiva que ataca el patriarcado para \u00abampliar el campo de las libertades\u00bb. <\/span>8<\/sup><\/a><\/span><\/span> Entonces va m\u00e1s all\u00e1 y no solo concierne a las mujeres y a las minor\u00edas de g\u00e9nero: por su capacidad emancipadora, puede transformar la sociedad.<\/p>\n\n\n\n De hecho, muchas feministas atacan el orden establecido y se comprometen m\u00e1s ampliamente con la verdadera igualdad. Esto a menudo implica tender puentes con el movimiento obrero, la izquierda sindical y pol\u00edtica, los colectivos anticolonialistas y antirracistas.<\/p>\n\n\n\n Independientemente de su pertenencia social, estas mujeres tienen un v\u00ednculo con las clases populares y la historia; a veces se autodenominan \u00ablas proletarias de los proletarios\u00bb; <\/span>9<\/sup><\/a><\/span><\/span> se interesan por las condiciones de trabajo y las relaciones de explotaci\u00f3n; no olvidan la gama de opresiones; participan en huelgas que a veces son exclusivamente de mujeres.<\/p>\n\n\n\n Estas feministas plantean entonces numerosas cuestiones singulares sobre la gesti\u00f3n y la distribuci\u00f3n de las tareas, los tipos de solidaridad que se comprometen; en definitiva, buscan alternativas a un mundo plagado de injusticias y descompartimentan lo que estaba separado, queriendo romper no solo los techos de cristal, sino tambi\u00e9n las paredes entre las esferas: \u00edntima, privada, social, pol\u00edtica, p\u00fablica…<\/p>\n\n\n\n El feminismo pretende atacar de ra\u00edz las desigualdades estructurales.<\/p>Ludivine Bantigny<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n La activista feminista y antirracista Selma James lo afirmaba: \u00abNo solo somos v\u00edctimas, somos rebeldes\u00bb. <\/span>10<\/sup><\/a><\/span><\/span> Esto no significa que no podamos ser ambas cosas, o que no tengamos \u00abderecho\u00bb al estatus de v\u00edctimas. Al contrario, se trata de hacerlo reconocer.<\/p>\n\n\n\n En todas las \u00e9pocas, esta lucha por la igualdad se ha enfrentado a masculinismos de principio y de pr\u00e1ctica, incluso en situaciones parad\u00f3jicas: entre hombres y en momentos que pretend\u00edan ser emancipadores, incluso libertarios o revolucionarios.<\/p>\n\n\n\n Podemos citar cuatro ejemplos destacados.<\/p>\n\n\n\n Durante la Revoluci\u00f3n Francesa, Marat, entre otros, afirma que las mujeres no deben inmiscuirse en los asuntos de la ciudad, ya que, al igual que los ni\u00f1os, est\u00e1n representadas por los jefes de familia. <\/span>11<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n La misoginia se entrelaza aqu\u00ed con la pol\u00edtica.<\/p>\n\n\n\n Al frente de la Comuna de Par\u00eds, Chaumette se felicita por la muerte de Olympe de Gouges, esa \u00abvirago\u00bb, esa \u00abdescarada\u00bb culpable de haber abandonado el hogar. Critica a aquellas que \u00abreniegan de su sexo\u00bb y abandonan \u00abla cuna de sus hijos\u00bb: \u00abLa naturaleza le ha dicho a la mujer: \u00a1s\u00e9 mujer!\u00bb.<\/p>\n\n\n\n Al mismo tiempo, las mujeres que se involucran pol\u00edticamente son desvirtuadas y consideradas degeneradas; falsas mujeres, en definitiva. En octubre de 1793, Fabre d\u2019\u00c9glantine critica a Claire Lacombe y sus compa\u00f1eras, \u00abgranaderas\u00bb y \u00abchicas\u00bb, es decir, prostitutas. Jean-Pierre-Andr\u00e9 Amar, relator del Comit\u00e9 de Seguridad General, prohibi\u00f3 los clubes de mujeres con un veredicto inapelable: \u00abNo es posible que las mujeres ejerzan derechos pol\u00edticos\u00bb.<\/p>\n\n\n\n Cincuenta a\u00f1os despu\u00e9s, por muy anarquista que se proclamara, Proudhon se revel\u00f3 tan mis\u00f3gino como racista; hizo gala de sus prejuicios al intentar responder a las feministas que lo desafiaban, como Jenny d’H\u00e9ricourt.<\/p>\n\n\n\n En un libelo titulado La pornocracia<\/em>, Proudhon las condena: s\u00ed, es a la \u00abpornocracia\u00bb a la que conducen estas \u00abviragos\u00bb, criaturas \u00abexc\u00e9ntricas, rid\u00edculas en su sexo\u00bb, descaradas \u00aben su desraz\u00f3n\u00bb, que difunden la \u00abbilis\u00bb de sus mentes \u00abf\u00fatiles\u00bb, afectadas por \u00abdesquiciamiento\u00bb y \u00abulceraci\u00f3n del cerebro\u00bb.<\/p>\n\n\n\n Seg\u00fan Proudhon, el C\u00f3digo Civil no va lo suficientemente lejos en la tutela de las mujeres, que, aunque no pueden \u00abdar, enajenar, hipotecar, adquirir, testar en juicio\u00bb sin la autorizaci\u00f3n de su marido, pueden escribir: eso es a\u00fan demasiado. <\/span>12<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Durante el periodo de entreguerras, los debates en el Senado sobre el derecho al voto de las mujeres rezuman misoginia. Llueven los sarcasmos. Los senadores compiten en suficiencia: la mujer, \u00abbarom\u00e9trica\u00bb, ser\u00eda demasiado emocional para la pol\u00edtica; mantenerla al margen es protegerla de s\u00ed misma.<\/p>\n\n\n\n Se asegura con erudici\u00f3n: \u00abEl feminismo matar\u00e1 la feminidad\u00bb. <\/span>13<\/sup><\/a><\/span><\/span> Raymond Duplantier, senador de Vienne, es la caricatura de estas cr\u00edticas: las feministas se salen de su papel, son \u00abincendiarias\u00bb, perturbadoras. Su \u00abtemperamento emocional\u00bb perjudicar\u00eda la dignidad de la pol\u00edtica. Con tono picante, concluye que \u00abno pretende que la mujer degrada todo lo que toca\u00bb, pero casi.<\/p>\n\n\n\n En todas las \u00e9pocas, esta lucha por la igualdad se ha topado con masculinismos de principio y de pr\u00e1ctica.<\/p>Ludivine Bantigny<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Incluso en mayo-junio de 1968, un per\u00edodo sin embargo liberador, el masculinismo se desata. No se sale de un mundo sexista en dos meses: las estructuras patriarcales no desaparecen solo por el mero hecho de que se produzca un acontecimiento.<\/p>\n\n\n\n Las mujeres que participan en los acontecimientos ven claramente que, incluso entre las cr\u00edticas m\u00e1s virulentas de la explotaci\u00f3n y la opresi\u00f3n, se reproducen formas de dominaci\u00f3n masculina que se insin\u00faan sin ser cuestionadas: son evidentes y aceptadas. Los grandes \u00abl\u00edderes\u00bb son hombres y no les preocupa ni les sorprende.<\/p>\n\n\n\n El movimiento no se aleja de un orden machista, ni siquiera en las corrientes revolucionarias: as\u00ed, vemos cuerpos de mujeres exhibidos y sexualizados en las apropiaciones situacionistas, comentarios inapropiados y gestos sexistas en las reuniones y asambleas.<\/p>\n\n\n\n Desde sus or\u00edgenes, el feminismo se ha concebido y vivido como un movimiento sin fronteras.<\/p>\n\n\n\n Su fuerza radica en esta intuici\u00f3n inicial: la emancipaci\u00f3n de una sola mujer solo tiene sentido si abre el camino a todas las dem\u00e1s. A lo largo de los siglos, las luchas feministas se han alimentado de una misma matriz de solidaridad internacional, incluso profundamente internacionalista.<\/p>\n\n\n\n En 1792, Mary Wollstonecraft, en su Defensa de los derechos de la mujer<\/em>, <\/span>14<\/sup><\/a><\/span><\/span> sit\u00faa la condici\u00f3n de la mujer en el centro del universo de la Ilustraci\u00f3n. No solo aboga por las inglesas, sino por una nueva humanidad, libre de prejuicios. Por su parte, la holandesa Etta Palm d’Aelders milita por la educaci\u00f3n de las ni\u00f1as y la igualdad c\u00edvica, al tiempo que afirma que la libertad no tiene patria. <\/span>15<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Ambas mujeres ya esbozan los contornos de un feminismo transnacional: una red de ideas y esperanzas, impulsada por la circulaci\u00f3n de peri\u00f3dicos, cartas y voces.<\/p>\n\n\n\n A principios del siglo XX, las sufragistas inglesas y estadounidenses dotan a esta solidaridad de estrategia y rostros.<\/p>\n\n\n\n Tanto en Londres como en Nueva York, organizaron marchas simult\u00e1neas e intercambiaron manifiestos y consignas. Lejos de rivalizar, se respond\u00edan unas a otras, conscientes de que el derecho al voto de las mujeres no pod\u00eda ser asunto de un solo pa\u00eds. Su causa, convertida en s\u00edmbolo mundial de la verdadera democracia, inspir\u00f3 movimientos incluso en las colonias y protectorados, donde la propia palabra \u00abciudadana\u00bb parec\u00eda impensable.<\/p>\n\n\n\n Entonces llega la Primera Guerra Mundial, que divide a las naciones, pero acerca a aquellas que rechazan la matanza. Las activistas feministas, revolucionarias y pacifistas tejen entonces una red de resistencia pol\u00edtica.<\/p>\n\n\n\n En La Haya, en 1915, la Conferencia Internacional de Mujeres por la Paz re\u00fane a m\u00e1s de mil delegadas procedentes de 12 pa\u00edses beligerantes. Las feministas francesas Gabrielle Duch\u00eane y Nelly Roussel conocen a aquellas a las que la prensa quiere presentar como \u00abm\u00e9g\u00e8res austro-boches<\/em>\u00bb (arp\u00edas austro-alemanas): son las h\u00fangaras Vilma Gl\u00fccklich y Rosika Schwimmer, la alemana Adele Schreiber; las elegir\u00edan como hermanas si pudieran; quieren \u00abvolver a verlas, abrazarlas, llorar con ellas por los dolores\u00bb <\/span>16<\/sup><\/a><\/span><\/span> que precisamente las convierten en hermanas; en pacifistas, feministas e internacionalistas.<\/p>\n\n\n\n El manifiesto publicado al t\u00e9rmino de la conferencia hace un llamado a la reconciliaci\u00f3n, a la justicia y a la participaci\u00f3n de las mujeres en la reconstrucci\u00f3n del mundo. De esta efervescencia nacer\u00e1 la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, encarnaci\u00f3n luminosa de un feminismo pacifista y cosmopolita.<\/p>\n\n\n\n En los a\u00f1os sesenta y setenta, las feministas retoman este esp\u00edritu de internacionalismo solidario.<\/p>\n\n\n\n Las luchas anticoloniales y por la democracia se convierten tambi\u00e9n en luchas de las mujeres.<\/p>\n\n\n\n El compromiso de las argelinas en la guerra de independencia trastoc\u00f3 el imaginario de la liberaci\u00f3n; las feministas apoyaron a las portuguesas que luchaban contra la dictadura salazarista, a las chilenas que se enfrentaban al terror de Pinochet, a las iran\u00edes que, tras la revoluci\u00f3n de 1979, se negaban a dejarse amordazar.<\/p>\n\n\n\n Los panfletos, los peri\u00f3dicos, las canciones y las concentraciones se intercambian de un continente a otro: el feminismo se convierte en un lenguaje com\u00fan de rebeli\u00f3n y dignidad.<\/p>\n\n\n\n As\u00ed se escribe, desde hace m\u00e1s de dos siglos, la historia de un feminismo que no se contenta con denunciar las injusticias locales, sino que las relaciona entre s\u00ed para revelar mejor sus ra\u00edces sist\u00e9micas. Su vocaci\u00f3n internacionalista no es un complemento, sino el n\u00facleo de su proyecto.<\/p>\n\n\n\n Las feministas se inscriben hoy en un movimiento mundial que redise\u00f1a las luchas.<\/p>\n\n\n\n En Argentina, el movimiento Ni Una Menos \u2014nacido en 2015 tras el feminicidio de Chiara Paez\u2014 re\u00fane a cientos de miles de mujeres contra la violencia patriarcal. El grito de Susana Ch\u00e1vez, poeta mexicana asesinada por denunciar los asesinatos de Ciudad Ju\u00e1rez \u2014\u00abNi una menos\u00bb\u2014 se convierte en un lema universal.<\/p>\n\n\n\n En la India, la revuelta tras la violaci\u00f3n y el asesinato de Jyoti Singh en 2012 incendia el pa\u00eds. En otros lugares, como Irlanda, Polonia o Chile, las movilizaciones por el derecho al aborto recuerdan la importancia vital de los derechos reproductivos. Las Marchas de las Mujeres estadounidenses, y luego las manifestaciones mundiales tras la muerte de Mahsa Amini en 2022, prolongan este impulso: desde Teher\u00e1n hasta Par\u00eds, se corea \u00abMujeres, Vida, Libertad<\/a>\u00bb. Desde 2017, la huelga internacional del 8 de marzo, iniciada en el Estado espa\u00f1ol con millones de participantes, simboliza esta solidaridad transnacional.<\/p>\n\n\n\n En esta secuencia en la que se suceden luchas, manifestaciones masivas y fiestas feministas, estas pueden considerarse como \u00absacudidas experimentales\u00bb que mezclan el pasado y el presente: \u00abLas luchas feministas recientes permiten relacionar las formas de violencia machista y neoliberal con la historia colonial de la desposesi\u00f3n de territorios y cuerpos\u00bb. <\/span>17<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Este feminismo molesta porque se niega a limitarse a la igualdad formal: combate todas las formas de dominaci\u00f3n: el racismo, la homofobia, la transfobia, el validismo. Proclama que no se puede hablar de un feminismo que no sea solo<\/em> feminista. Ser mujer, trans, queer es afirmar el derecho a existir sin ser corregida ni condenada. Este feminismo rechaza las exclusiones, reconoce la pluralidad de experiencias y defiende el derecho a vivir libremente.<\/p>\n\n\n\n Las feministas forman parte hoy en d\u00eda de un movimiento mundial que est\u00e1 redefiniendo las luchas.<\/p>Ludivine Bantigny<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n El movimiento #MeToo, popularizado por Alyssa Milano, tiene en realidad su origen en Tarana Burke, una activista negra que en 2006 lo convirti\u00f3 en un espacio de ayuda mutua para las mujeres v\u00edctimas de violencia. Su invisibilizaci\u00f3n recuerda hasta qu\u00e9 punto incluso las luchas feministas pueden reproducir las relaciones de poder. <\/span>18<\/sup><\/a><\/span><\/span> Devolver a Burke el lugar que se merece es restituir a este movimiento mundial su alcance pol\u00edtico e interseccional.<\/p>\n\n\n\n La palabra \u00abfeminicidio\u00bb se impuso en la d\u00e9cada de 2010, desde M\u00e9xico, para nombrar lo innombrable: aquellas mujeres asesinadas por ser mujeres, a menudo por su pareja. Este neologismo lleva consigo la gravedad de la violencia sist\u00e9mica, finalmente evocada y combatida de manera met\u00f3dica.<\/p>\n\n\n\n Lo que hemos vivido gracias a estos compromisos en los \u00faltimos a\u00f1os es considerable: la toma de conciencia de lo que son la depredaci\u00f3n, la cultura de la violaci\u00f3n, la sumisi\u00f3n \u2014incluida la qu\u00edmica\u2014, el alcance de los abusos, la violencia sexista y sexual, incluido el incesto.<\/p>\n\n\n\n Se est\u00e1 produciendo una revoluci\u00f3n antropol\u00f3gica.<\/p>\n\n\n\n Aunque se est\u00e1 estructurando una resistencia opositora a estos cambios emancipadores, a trav\u00e9s de un masculinismo a menudo supremacista, estas corrientes virilistas y antifeministas violentas no impiden la magnitud de una metamorfosis radical a nivel mundial.<\/p>\n\n\n\n \u00abCambiemos el mundo si quieren\u00bb, hab\u00eda lanzado Hubertine Auclert. <\/span>19<\/sup><\/a><\/span><\/span> Dicho de otra manera, en el estilo vivaz de Virginie Despentes: \u00abEl feminismo es una aventura colectiva, para las mujeres, para los hombres y para los dem\u00e1s. Una revoluci\u00f3n en marcha. Una visi\u00f3n del mundo, una elecci\u00f3n. No se trata de oponer las peque\u00f1as ventajas de las mujeres a los peque\u00f1os logros de los hombres, sino de echarlo todo por la borda\u00bb. <\/span>20<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Porque estas luchas equivalen a cambiar la vida de arriba abajo, desde la ra\u00edz, para derribar las opresiones y comprender que est\u00e1n relacionadas entre s\u00ed.<\/p>\n\n\n\n Lo que se ha logrado all\u00ed, de forma tranquila o fulgurante, es una revoluci\u00f3n gigantesca a escala de la historia de la humanidad. Las mujeres han ganado la libertad. No se les ha concedido y nunca la han mendigado. <\/p>\n\n\n\n \u00abVivir una vida feminista\u00bb <\/span>21<\/sup><\/a><\/span><\/span> tiene la particularidad de que todo lo que nos rodea se convierte en motivo de ira, indignaci\u00f3n, decepci\u00f3n, tristeza, rabia, esperanza, impulso, entusiasmo o exaltaci\u00f3n. Todo el tiempo. De ah\u00ed la enorme importancia de la hermandad y, m\u00e1s all\u00e1, de las solidaridades; solidaridades del presente, pero tambi\u00e9n del pasado, como una cadena que trasciende el tiempo. En la d\u00e9cada de 1830, Claire D\u00e9mar lleg\u00f3 a pensar que la revoluci\u00f3n de las mujeres minar\u00eda sin descanso \u00abel gran edificio erigido en beneficio de los m\u00e1s fuertes\u00bb y lo derrumbar\u00eda, \u00abpoco a poco y grano a grano\u00bb. <\/span>22<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Esta solidaridad feminista transhist\u00f3rica es un apoyo, no solo para cada una, sino tambi\u00e9n para cada uno. \u00ab\u00a1Libertad, Igualdad, Fraternidad! Y estas palabras ser\u00e1n ciertas, \u00bfno es as\u00ed? No ser\u00e1n un s\u00edmbolo vano grabado en piedra\u00bb, preguntaba La Voix des femmes<\/em> en 1848. Louise Michel hizo eco de ello unos a\u00f1os m\u00e1s tarde: \u00abAhora es necesario que estas palabras, inscritas en todas partes y que en ninguna se ponen en pr\u00e1ctica, se hagan realidad\u00bb. <\/span>23<\/sup><\/a><\/span><\/span> A la obra de Ren\u00e9 Dumont, La utop\u00eda o la muerte<\/em>, Fran\u00e7oise d’Eaubonne respondi\u00f3 con Feminismo o muerte<\/em>. <\/span>24<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Todas ellas eran mujeres que luchaban por que se admitiera que lo que parec\u00eda ut\u00f3pico en el pasado acababa convirti\u00e9ndose en realidad.<\/p>\n\n\n\n La fil\u00f3sofa feminista senegalesa Awa Thiam lo expresa muy bien, tomando el optimismo como br\u00fajula existencial y pol\u00edtica de la fil\u00f3sofa: \u00abLuchar es combatir con determinaci\u00f3n y fe en una victoria segura, como la promesa de una felicidad pr\u00f3xima y segura, que viviremos nosotros o vivir\u00e1n otros. Por lo tanto, luchar con la firme convicci\u00f3n de que habr\u00e1 un resultado positivo, en nuestra presencia o en nuestra ausencia\u00bb. <\/span>25<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" El masculinismo se ha convertido en la matriz de la reacci\u00f3n.<\/p>\n Ludivine Bantigny firma una pieza de doctrina sobre el tiempo largo de una lucha.<\/p>\n","protected":false},"author":17959,"featured_media":81429,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-editorials.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":true,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[201],"tags":[],"geo":[177],"class_list":["post-81493","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-genero","staff-ludivine-bantigny","geo-europa"],"acf":[],"yoast_head":"\nBreve historia del feminismo<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
De los mis\u00f3ginos a los masculinistas<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Crear solidaridades a trav\u00e9s del internacionalismo<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
\r\n <\/picture>\r\n \n Una revoluci\u00f3n antropol\u00f3gica en curso<\/strong><\/h2>\n\n\n\n