{"id":7900,"date":"2022-09-16T23:10:33","date_gmt":"2022-09-16T22:10:33","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=7900"},"modified":"2022-09-16T23:10:34","modified_gmt":"2022-09-16T22:10:34","slug":"tecnopolitica-del-ciberespacio","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2022\/09\/16\/tecnopolitica-del-ciberespacio\/","title":{"rendered":"Tecnopol\u00edtica del ciberespacio"},"content":{"rendered":"\n

El ciberespacio est\u00e1 redefiniendo poco a poco los juegos de poder. Se trata de una quinta dimensi\u00f3n, artificial e h\u00edbrida a la vez, de la geopol\u00edtica. \u00bfC\u00f3mo altera, entonces, el ciberespacio los atributos del poder estatal? \u00bfQu\u00e9 significa ser \u00absoberano\u00bb en un espacio interconectado e interdependiente? Dado que la tecnolog\u00eda es, por su propia naturaleza, portadora de una visi\u00f3n del mundo y de valores, la cuesti\u00f3n de c\u00f3mo controlar el equilibrio de poder en el ciberespacio plantea nuevos problemas pol\u00edticos, t\u00e9cnicos y econ\u00f3micos. En resumen, en palabras de Jean-Yves Le Drian, \u00bfestamos ante un \u00abcambio de escala\u00bb o un \u00abcambio de naturaleza\u00bb <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span> de los conflictos del siglo XXI?\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En este interregno<\/a>, frente a una crisis perpetua del mundo, que en parte toma forma en el ciberespacio, es crucial entender a nivel colectivo estos nuevos tipos de conquista del poder, de competencia entre Estados y de conflictos para comprender las cuestiones pol\u00edticas y geopol\u00edticas subyacentes.\u00a0\u00a0<\/p>\n\n\n\n

La quinta dimensi\u00f3n, el ciberespacio<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

En nuestro imaginario colectivo, el ciberespacio suele representarse como un espacio inmaterial sin cuerpos ni fronteras, una nube flotante y abarcadora, un espacio fantasm\u00e1tico y total que, inevitablemente, hace eco del concepto de noosfera <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span> de Pierre Teilhard de Chardin <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Si bien es cierto que se trata de un espacio multidimensional, del cual s\u00f3lo se puede captar una parte mediante un cierto esfuerzo de abstracci\u00f3n, la realidad del ciberespacio tambi\u00e9n es muy tangible, material, construida sobre bases de infraestructura realmente f\u00edsicas.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Para intentar comprender la estructura global, y en aras de la simplicidad, consideraremos, en este art\u00edculo, que el ciberespacio est\u00e1 conformado por tres grandes capas <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span> sucesivas e interdependientes: una capa material que abarca la base tecnol\u00f3gica y las infraestructuras materiales de apoyo (cables submarinos y terrestres, sat\u00e9lites de \u00f3rbita baja, servidores, centros de datos, terminales, etc\u00e9tera) y una capa l\u00f3gica y digital, que incluye los sistemas de informaci\u00f3n, programas, lenguajes, protocolos que permiten la transmisi\u00f3n de datos entre dos puntos de la red. En concreto, la arquitectura del software se basa en la construcci\u00f3n de un lenguaje com\u00fan que permita a las terminales y al software comunicarse entre s\u00ed a trav\u00e9s del protocolo de Internet (TCP\/IP). Por \u00faltimo, la tercera capa cognitiva o sem\u00e1ntica se deriva de la capa de software y corresponde a la parte directamente visible para los usuarios, es decir, todas las interfaces que consolidan todos los datos, personales, militares o industriales que producen los m\u00faltiples usos digitales y que concentran la informaci\u00f3n que circula en el ciberespacio (contenidos, intercambios y discusiones en tiempo real, usos y comportamientos procedentes de identidades digitales \u00fanicas o m\u00faltiples, etc\u00e9tera).\u00a0 En resumen, el ciberespacio es a la vez una infraestructura f\u00edsica situada en un territorio geogr\u00e1fico y pol\u00edtico determinado y un espacio intangible de intercambio constituido, en parte, por la producci\u00f3n masiva de datos, automatizada y captada por aplicaciones inform\u00e1ticas que recopilan, almacenan y procesan los flujos de informaci\u00f3n recolectados con fines diversos (comerciales, industriales, pol\u00edticos, militares) a trav\u00e9s de protocolos comunes (lenguaje).\u00a0<\/p>\n\n\n\n

El ciberespacio no corresponde a un territorio geogr\u00e1fico en el sentido cl\u00e1sico del t\u00e9rmino, sino que constituye una quinta dimensi\u00f3n h\u00edbrida, compleja y m\u00f3vil, que complementa los dem\u00e1s \u00e1mbitos de operaci\u00f3n, a saber, la tierra, el mar, el aire y el espacio. Su particularidad radica en su hibridez y en su dualidad, tanto civil como militar.<\/p>ASMA MHALLA<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Por consiguiente, como se\u00f1ala el geopolit\u00f3logo especializado en ciberespacio Fr\u00e9derick Douzet <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span>, el ciberespacio no corresponde a un territorio geogr\u00e1fico en el sentido cl\u00e1sico del t\u00e9rmino, sino que constituye una quinta dimensi\u00f3n h\u00edbrida, compleja y m\u00f3vil, que complementa los dem\u00e1s \u00e1mbitos de operaci\u00f3n, a saber, la tierra, el mar, el aire y el espacio. Su particularidad radica en su hibridez y en su dualidad, tanto civil como militar. Su base, la econom\u00eda de datos (data economy<\/em>) y las nuevas tecnolog\u00edas, se caracteriza por la aceleraci\u00f3n permanente del ritmo de la innovaci\u00f3n, en particular, de la innovaci\u00f3n disruptiva, lo que hace del ciberespacio un espacio material e inmaterial en constante evoluci\u00f3n. Por \u00faltimo, cabe se\u00f1alar que, al ser el ciberespacio una construcci\u00f3n puramente humana que a\u00fan est\u00e1 emergiendo en el \u00e1mbito geopol\u00edtico, las doctrinas militares y jur\u00eddicas asociadas a \u00e9l est\u00e1n a\u00fan en proceso de conceptualizaci\u00f3n general, en especial, en el \u00e1mbito cibern\u00e9tico o de operaciones de influencia organizadas en l\u00ednea.<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, sus implicaciones no son neutrales: aplicado en el \u00e1mbito pol\u00edtico y militar, modifica radicalmente los atributos tradicionales de poder y soberan\u00eda de los Estados, las modalidades de acci\u00f3n y, en definitiva, de combate en caso de guerra.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Nuevos atributos del poder: la carrera hacia el mundo de los datos<\/h2>\n\n\n\n

La data economy<\/em> est\u00e1 cambiando todos los paradigmas pol\u00edticos, geopol\u00edticos y econ\u00f3micos que han prevalecido en los \u00faltimos cuarenta a\u00f1os. El acceso y la capacidad de explotar y comprender la data<\/em> representan esta nueva forma de poder. La capacidad de hacerla transparente o invisible, de borrarla, de manipularla o de reivindicarla est\u00e1 en el centro de las nuevas relaciones de poder. En torno a esta capacidad de poner el mundo en datos <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span>, de este Datamundo<\/em>, por usar la expresi\u00f3n de la investigadora Louise Merzeau <\/span>7<\/sup><\/a><\/span><\/span>, se articulan las nuevas luchas de poder y se juega la relaci\u00f3n entre los gigantes tecnol\u00f3gicos y los Estados y tambi\u00e9n entre los Estados.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

El proyecto es claro: el control del datamundo<\/em> y de las normas tecnol\u00f3gicas.\u00a0<\/p>ASMA MHALLA<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

En esta lucha, la recopilaci\u00f3n masiva de datos personales e industriales es esencial con el trasfondo de una competencia mundial plagada de din\u00e1micas complejas: la carrera por la conectividad global en el fondo del mar (cables submarinos) o en el espacio (constelaciones de sat\u00e9lites de \u00f3rbita terrestre baja)<\/a>, la fragmentaci\u00f3n del tablero internacional entre m\u00faltiples centros regionales (Turqu\u00eda, Rusia, Ir\u00e1n, India, entre otros) y, al mismo tiempo, una macropolarizaci\u00f3n entre los dos Data Empires<\/em>, China y Estados Unidos. Los bloques se est\u00e1n reposicionando y dos polos informativamente independientes, Estados Unidos y China, se est\u00e1n imponiendo y enfrentando. Durante la \u00faltima d\u00e9cada, algunas potencias regionales, como Rusia, han a\u00f1adido complejidad a este duopolio sin desafiarlo. A su regreso al poder en 2012, Vladimir Putin hizo notar con regularidad verdaderas ambiciones de soberan\u00eda informativa y tecnol\u00f3gica para mantener el control del acceso a su esfera informativa nacional. Esta din\u00e1mica se vio fuertemente acelerada por la guerra con Ucrania, lo que provoc\u00f3 una intensificaci\u00f3n de la fragmentaci\u00f3n del ciberespacio<\/a> (splinternet<\/em>) en otros bloques ideol\u00f3gicos que reproducen sim\u00e9tricamente la recomposici\u00f3n geopol\u00edtica en curso. El proyecto es claro: el control del datamundo<\/em> y de las normas tecnol\u00f3gicas.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Las cuestiones subyacentes est\u00e1n relacionadas con el tema de la soberan\u00eda de los Estados, el atributo definitivo de cualquier Estado-naci\u00f3n, es decir, la capacidad de hacer cumplir su voluntad pol\u00edtica dentro de sus fronteras. Esto introduce un matiz importante: ser una potencia o ser poderoso no es poder. En esta carrera hegem\u00f3nica global por los datos, en la que lo que est\u00e1 en juego es el liderazgo ideol\u00f3gico basado en los est\u00e1ndares tecnol\u00f3gicos, las prerrogativas estatales se han hibridado con las extraordinarias capacidades de innovaci\u00f3n de sus BigTech; GAMAM para Estados Unidos y BATX para China. Thomas Gomart subraya, con mucha raz\u00f3n, este punto en su ensayo Guerres invisibles<\/em> <\/span>8<\/sup><\/a><\/span><\/span>:<\/em> \u00aba lo largo de los siglos, las armas, la tecnolog\u00eda, los mercados y el poder se han entrelazado estrechamente […] el marketing enmascara voluntariamente la estrategia\u00bb. Y, en efecto, aunque no siempre sea obvio a primera vista, la fusi\u00f3n p\u00fablico-privada se desarrolla en un continuo funcional que hasta ahora ha visto pocos baches importantes en el camino porque, si las BigTech son poderosas, las subvenciones p\u00fablicas fluyen libremente y el poder definitivo, el de la ley, y, por lo tanto, el de la soberan\u00eda, corresponde a los Estados, ya sea en Estados Unidos, Rusia o China.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En el \u00e1mbito geopol\u00edtico, las BigTech no son nada menos que las abanderadas y los brazos tecnol\u00f3gicos de su naci\u00f3n. Esto fue especialmente notorio al comienzo de la guerra con Ucrania, a trav\u00e9s del papel central que las redes sociales estadounidenses y chinas desempe\u00f1aron muy r\u00e1pidamente en la guerra informativa que enfrent\u00f3 a Rusia, Ucrania y, m\u00e1s ampliamente, a la opini\u00f3n p\u00fablica occidental o de la ayuda directa que Elon Musk prest\u00f3 a Ucrania al enviar sus sat\u00e9lites Starlink a la velocidad del rayo para mantener la conectividad en las zonas ocupadas.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En t\u00e9rminos m\u00e1s generales, China y Estados Unidos han establecido una supuesta guerra tecnol\u00f3gica. Los Estados, por s\u00ed mismos o a trav\u00e9s de sus BigTech, est\u00e1n en todos los frentes: inteligencia artificial, \u00e1rea cu\u00e1ntica y cibern\u00e9tica, instalaci\u00f3n de nuevos cables submarinos, tecnolog\u00edas militares emergentes, NBIC y conquista del New Space<\/em>.<\/p>ASMA MHALLA<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

En t\u00e9rminos m\u00e1s generales, China y Estados Unidos han establecido una supuesta guerra tecnol\u00f3gica. Los Estados, por s\u00ed mismos o a trav\u00e9s de sus BigTech, est\u00e1n en todos los frentes: inteligencia artificial (por lo general, con doble prop\u00f3sito y con su servicio a la vez para intereses civiles y comerciales, pero tambi\u00e9n militares, de inteligencia o de vigilancia), \u00e1rea cu\u00e1ntica y cibern\u00e9tica, instalaci\u00f3n de nuevos cables submarinos (por Meta o Google en el lado estadounidense; por los principales operadores de telecomunicaciones chinos en el marco de la Digital Silk Road<\/em> <\/span>9<\/sup><\/a><\/span><\/span>), tecnolog\u00edas militares emergentes, NBIC y conquista del New Space<\/em>. Esta rivalidad sino-estadounidense parece un d\u00e9j\u00e0 vu de la primera Guerra Fr\u00eda, una guerra fr\u00eda que a veces hace correr mucha tinta en la prensa, sobre todo, con la detenci\u00f3n de la directora financiera de Huawei en Canad\u00e1 por orden de Estados Unidos <\/span>10<\/sup><\/a><\/span><\/span>, la prohibici\u00f3n del gigante chino de las telecomunicaciones en Estados Unidos o, m\u00e1s recientemente, con la petici\u00f3n de prohibici\u00f3n de la red social china Tiktok en Estados Unidos <\/span>11<\/sup><\/a><\/span><\/span>, a la que se acusa de compartir los datos recopilados en la red social con Pek\u00edn. En resumen, los operadores tecnol\u00f3gicos se han convertido en poderosas herramientas geopol\u00edticas y diplom\u00e1ticas.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Seg\u00fan m\u00e9todos diferentes, China y Estados Unidos aplican una doctrina similar, una forma renovada de neomercantilismo: un proteccionismo de su mercado interno (los activos intangibles, como ciertos algoritmos sofisticados, figuran ahora en la lista de activos digitales estrat\u00e9gicos cuya transferencia al extranjero est\u00e1 prohibida, por ejemplo), un intervencionismo estatal muy activo a trav\u00e9s de subvenciones o pedidos p\u00fablicos para desarrollar los sectores estrat\u00e9gicos mediante financiaciones y asociaciones a gran escala, en particular, en las industrias armament\u00edstica y espacial, leyes extraterritoriales especialmente agresivas (law warfare<\/em>) como la Cloud Act o FISA estadounidenses o la PIPL (Personal Information Protection Law<\/em>) china y, por \u00faltimo, acciones para conquistar mercados extranjeros, principalmente en Europa y \u00c1frica. <\/p>\n\n\n\n

Estos atributos de poder basados en la tecnolog\u00eda son fundamentales para los Estados en un mundo cada vez m\u00e1s conflictivo, en el que las modalidades de guerra se est\u00e1n hibridando entre las operaciones cin\u00e9ticas y las cibern\u00e9ticas. La militarizaci\u00f3n del ciberespacio nos recuerda, as\u00ed, la necesidad de reflexionar seriamente sobre la soberan\u00eda tecnol\u00f3gica de los Estados y el proyecto pol\u00edtico e ideol\u00f3gico al que debe servir.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
\u00a9 Jann Lipka \/ Rex Features<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

Luchas en el ciberespacio: \u00bfciberguerra o ciberdesestabilizaci\u00f3n?<\/h2>\n\n\n\n

El ciberespacio ofrece un quinto escenario para el conflicto, ya sea abierto o latente, de alta o baja intensidad. <\/p>\n\n\n\n

Todas las acciones militares no cin\u00e9ticas recibieron r\u00e1pidamente el nombre de \u00abciberguerra\u00bb, pero el t\u00e9rmino no goza de consenso, quiz\u00e1 con mayor raz\u00f3n, ya que, a diferencia de la llamada guerra convencional, las acciones cibern\u00e9ticas no son (directamente) letales. Nuestro tanteo sem\u00e1ntico colectivo es la prueba de que el ciberespacio es un campo de acci\u00f3n emergente, cuya conceptualizaci\u00f3n a\u00fan se est\u00e1 estableciendo. Por lo tanto, hay que entenderlo, evaluarlo y analizarlo simplemente por lo que es, ni m\u00e1s ni menos. A estas alturas de la historia, seamos claros: las operaciones cibern\u00e9ticas ofrecen un campo de confrontaci\u00f3n complementario a las maniobras militares cin\u00e9ticas, que siguen estando en el centro de las cuestiones geopol\u00edticas perfectamente tradicionales, es decir, de las cuestiones de territorio y de defensa de fronteras geogr\u00e1ficas. La guerra convencional (con tanques y fusiles de asalto que evocan un fuerte imaginario colectivo) a\u00fan es, por el momento, la m\u00e1s eficaz, tanto en t\u00e9rminos de percepci\u00f3n individual y colectiva como de destrucci\u00f3n material de las infraestructuras objetivo. Por otro lado, el ciberespacio permite que el terror f\u00edsico y psicol\u00f3gico se acompa\u00f1e de lo que aqu\u00ed proponemos llamar estrategias de ciberdesestabilizaci\u00f3n. La desestabilizaci\u00f3n cibern\u00e9tica tiene un doble prop\u00f3sito:<\/p>\n\n\n\n