{"id":7504,"date":"2022-09-01T10:18:14","date_gmt":"2022-09-01T09:18:14","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=7504"},"modified":"2022-09-06T10:19:07","modified_gmt":"2022-09-06T09:19:07","slug":"volando-sobre-un-nido-familiar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2022\/09\/01\/volando-sobre-un-nido-familiar\/","title":{"rendered":"Volando sobre un nido familiar"},"content":{"rendered":"\n
Daniel Odija (1974) es autor de varias novelas (entre ellas Ulica<\/em> [Calle], 2001, y Tatarak<\/em> [El aserradero], 2003), colecciones de cuentos (Szklana huta<\/em> [nombre de un municipio de Silesia, que significa \u00abf\u00e1brica de vidrio\u00bb], 2005, o Przezroczyste g\u0142owy<\/em> [Cabezas transparentes], 2018) y obras de teatro; tambi\u00e9n es reportero de televisi\u00f3n. Tiene adem\u00e1s c\u00f3mics a su nombre, que coescribe con el dibujante Wojciech Stefaniec (Stolp<\/em>, 2017 y Rita<\/em>, 2019). Los lectores franceses descubrieron su obra en 2007 gracias a su novela La Scierie<\/em> (Tatarak<\/em>, traducci\u00f3n de Margot Carlier, \u00c9ditions Gallimard), un relato sobre el ascenso y la ca\u00edda de un peque\u00f1o empresario de provincia en Polonia. Odija era conocido hasta ahora sobre todo por su escritura comprometida con la gente que qued\u00f3 atr\u00e1s despu\u00e9s de la transformaci\u00f3n pol\u00edtica de Polonia tras 1989: los habitantes de peque\u00f1os pueblos, los desempleados, los sin techo, los intelectuales desclasados, la gente que lucha por vivir d\u00eda a d\u00eda. Sus libros han sido nominados dos veces al principal premio literario de Polonia, el Nike: Tatarak<\/em> (El aserradero) en 2004, y Kronika umar\u0142ych<\/em> (La cr\u00f3nica de los muertos) en 2011.<\/p>\n\n\n\n En octubre de 2021, Odija ofreci\u00f3 Pusty przelot<\/em> (El vuelo vac\u00edo), una novela intimista centrada en la relaci\u00f3n entre dos hermanos, el menor de los cuales es el narrador. Desde su m\u00e1s tierna infancia, se siente acomplejado (deber\u00eda haber sido una ni\u00f1a), culpable (su padre decide abandonar a su familia cuando \u00e9l nace), olvidado por su madre, que prefiere al primog\u00e9nito prometedor, y rechazado por su entorno. Si consigue construirse y crecer como puede, es gracias a su hermano mayor, que sustituye a toda la familia por s\u00ed solo. Sin embargo, como aprendemos r\u00e1pidamente en esta breve novela, el hermano idealizado, una vez convertido en adulto, empieza a volverse extra\u00f1o y se hunde poco a poco en una diferencia que ser\u00e1 diagnosticada poco despu\u00e9s: la esquizofrenia.<\/p>\n\n\n\n El personaje de Randle Patrick McMurphy, el de Forman y el de Kesley, sigue siendo una referencia bastante obvia para el libro de Odija, expl\u00edcita desde el t\u00edtulo: El vuelo (vac\u00edo)<\/em>. El vuelo, o m\u00e1s exactamente el \u00absobrevuelo\u00bb (en polaco, przelot<\/em>), forma parte de la estructura de la novela de diversas maneras, de forma literal y figurada, puntuando el libro desde la primera hasta la \u00faltima p\u00e1gina. La primera se abre con el sue\u00f1o del narrador: vuela en ca\u00edda libre y despierta justo antes del impacto, a lo que sigue una visi\u00f3n de dos gaviotas que, al retozar, se golpean contra las ventanas y dejan rastros de \u00abalas de \u00e1ngel\u00bb. Esta novela es tambi\u00e9n el vuelo sobre un destino familiar, el vuelo sobre el \u00abnido\u00bb donde s\u00f3lo quedan los polluelos: el padre est\u00e1 ausente, la madre, perdida en sus fantas\u00edas y amor\u00edos pasajeros, vive m\u00e1s a trav\u00e9s de las familias que le gusta dar a luz (es una funcionaria encargada de celebrar bodas) que de la suya propia, que se le desvanece poco a poco. S\u00f3lo queda el n\u00facleo: dos hermanos que aprenden a volar con sus propias alas, con el mayor sirviendo de modelo para el menor en el proceso de iniciaci\u00f3n (primeros cigarrillos, amistades, amores…). Su relaci\u00f3n parece inmutable y s\u00f3lida, llena de una ternura conmovedora, parecen existir s\u00f3lo en relaci\u00f3n con el otro: ni siquiera conocemos sus nombres de pila, el narrador nunca llama a su hermano de otra manera que no sea \u00abhermano\u00bb.<\/p>\n\n\n\n Sin embargo, la cita de Walter Benjamin al principio de la novela, \u00abSer feliz significa poder percibirse a s\u00ed mismo sin temor\u00bb, se va explicando a medida que los hermanos crecen: la novela de aprendizaje del principio, la b\u00fasqueda del autoconocimiento, basada en la sensaci\u00f3n de seguridad que proporcionaba la presencia del hermano mayor, se transforma en la observaci\u00f3n angustiada y llena de preocupaci\u00f3n de la p\u00e9rdida de puntos de referencia que provocan las crisis y las recuperaciones ef\u00edmeras de la enfermedad. \u00c9sta comienza cuando el hermano mayor decide liberar a los p\u00e1jaros que cuidaba cuando a\u00fan no son capaces de volar, y emprender un viaje de rodillas, en una postura de humildad opuesta al vuelo, una peregrinaci\u00f3n m\u00edstica incomprensible para sus allegados. El menor descubre la enfermedad primero a distancia, para luego adentrarse cada vez m\u00e1s en el mundo de la esquizofrenia, con el sentimiento de pavor y soledad en el que nos sumerge la visi\u00f3n de un ser querido que se nos escapa, se deconstruye, se convierte en otro. El aprendizaje de la vida que uni\u00f3 a los hermanos durante su infancia y adolescencia se convierte en el aprendizaje de la locura, del miedo, del abandono.<\/p>\n\n\n\n \u00abEs aterrador tener miedo\u00bb, dice el narrador en un momento dado. Y el m\u00e9dico que atiende a su hermano le responde: \u00abPero debe saber que el miedo de la gente como su hermano es perfectamente real, carnal, tangible […] Este miedo los envuelve por completo porque creen en lo que ven. Ellos mismos se convierten en ese miedo. Y ni siquiera consideran la posibilidad de que los mundos artificiales que construyen est\u00e9n hechos de ellos mismos, quemando los recursos de sus mentes para las construcciones ficticias que los destruyen.\u00bb <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n El miedo que nace de la enfermedad viene acompa\u00f1ado tambi\u00e9n del miedo a la enfermedad, al rechazo y a la estigmatizaci\u00f3n, algo que la relaci\u00f3n entre los hermanos termina por resentir de forma inevitable:<\/p>\n\n\n\n \u00abSobre todo en los d\u00edas de buen clima buscaba pretextos para no ir a visitarlo.\u00bb <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Por tanto, las visitas son cada vez m\u00e1s escasas y los v\u00ednculos se deshacen.<\/p>\n\n\n\n Odija cuenta la historia de la disoluci\u00f3n de los lazos familiares, del cuestionamiento de lo que nos constituye, de lo que somos (\u00absi los enfermos no saben qui\u00e9nes son realmente, entonces, en ese caso, \u00bfqui\u00e9n soy yo?\u00bb, p. 90), sin patetismo, de forma sencilla y justa, y por ello sumamente conmovedora, a veces desgarradora, en ese deseo de domesticar la enfermedad:<\/p>\n\n\n\n \u00abAs\u00ed que […] mi hermano no estaba loco en absoluto. Era un tipo completamente normal, excepto por este peque\u00f1o detalle: excepto por la enfermedad. Y su enfermedad estaba sentada con nosotros, en la misma mesa. Com\u00eda y beb\u00eda con nosotros, interven\u00eda en nuestra conversaci\u00f3n, interrumpiendo eficazmente, como un invitado especialmente inc\u00f3modo, lo suficientemente impertinente como para imponerse con su comportamiento a los anfitriones: a m\u00ed, a nuestra madre, a mi mujer, a mi hijo. A veces mi hermano se quedaba helado con el tenedor en la mano a medio camino de la boca. Ten\u00eda que sacudirlo para que se despertara y siguiera comiendo, insensible a nuestra presencia. A menudo sonre\u00eda para s\u00ed mismo, y esa sonrisa no ten\u00eda nada que ver con el tema de nuestra conversaci\u00f3n.\u00bb <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Sin embargo, la reflexi\u00f3n sobre la enfermedad no es s\u00f3lo negativa. La esquizofrenia, vista como una alienaci\u00f3n que equivale a la muerte (social), tambi\u00e9n se ve en este libro de forma positiva. No es casualidad que, aparte de una predisposici\u00f3n hereditaria, quienes en alg\u00fan momento de su vida se ven afectados por la enfermedad sean m\u00e1s sensibles, hayan desarrollado una empat\u00eda m\u00e1s fuerte que los dem\u00e1s.<\/p>\n\n\n\n – Parece que cada uno de ellos tiene una breve visita al cielo y largas estancias en el infierno, [explica uno de los psiquiatras]. El \u00e9xtasis s\u00f3lo dura un momento, mientras que el dolor es siempre persistente. \u00bfPor qu\u00e9 es as\u00ed y no de otra manera? El infierno est\u00e1 m\u00e1s cerca de la vida, y el cielo, de la muerte. Ellos siguen vivos y sufren por todos nosotros. […] Son como santos.<\/p>\n\n\n\n […]<\/p>\n\n\n\n – \u00bfD\u00f3nde est\u00e1n entonces los locos?<\/p>\n\n\n\n – No est\u00e1n en nuestros hospitales. Los que acuden a nosotros son enfermos que simplemente necesitan nuestra ayuda. La enfermedad los a\u00edsla de la sociedad. No es de extra\u00f1ar, porque lo que ocurre en su interior es m\u00e1s importante para ellos que lo que ocurre a su alrededor. Por el contrario, los verdaderos locos se alimentan de la sociedad y no pueden existir fuera de ella. Est\u00e1n completamente inmersos en la realidad y pr\u00e1cticamente privados de la capacidad de pensar. […] Los verdaderos locos est\u00e1n entre nosotros y tienen el poder. Ellos son los que inician las guerras, son los responsables de los cismas religiosos, de las purgas \u00e9tnicas, de los asesinatos. Por su culpa sufren millones de personas. Y cada vez que les damos poder, se parecen mucho a nosotros. Porque son como nosotros. <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n Odija ampl\u00eda el espectro de la enfermedad mental: no estamos en un hospital psiqui\u00e1trico que, como en Atrapado sin salida<\/em>, puede enfermar incluso a un hombre cuerdo, sino que observamos la enfermedad esencialmente fuera del contexto m\u00e9dico, en su \u00abnormalidad\u00bb cotidiana, vemos su impacto en el \u00abnido familiar\u00bb, un nido que se va vaciando poco a poco. Si alzar el vuelo se interpreta com\u00fanmente como un s\u00edmbolo de libertad, una libertad hacia la que a veces parece tender la locura, en el libro de Daniel Odija es todo lo contrario: la esquizofrenia priva de libertad, aprisiona, corta las alas, hace girar unos puntos obsesivos, incidiendo tambi\u00e9n en la libertad de los familiares del enfermo. El hermano mayor, antes de verse afectado por la enfermedad, dice esto sobre las palomas de su vecino:<\/p>\n\n\n\n \u2014Porque ver\u00e1s, hermano \u2014me explic\u00f3\u2014, cuando las palomas se elevan por los aires, el viejo se convierte en una de ellas y se echa a volar. Entonces se eleva con sus amigas por encima de los \u00e1rboles y los tejados. Mira su casa desde lo alto, hace los trucos que le han ense\u00f1ado, para, a una se\u00f1al de abajo, poder volver como paloma a s\u00ed mismo, al hombre, al anciano que mira hacia arriba y trata de verse entre las palomas, que observa c\u00f3mo se posa en compa\u00f1\u00eda de los p\u00e1jaros y entra en la guarida del palomar. Una vez adentro, picotear\u00e1 las semillas que arroj\u00f3 como hombre y se dormir\u00e1 en el nido que prepar\u00f3 como paloma \u2014dec\u00eda mi hermano en su vol\u00e1til poes\u00eda. Y yo a\u00fan puedo ver su perfil de p\u00e1jaro.<\/p>\n\n\n\n \u2014Pero para m\u00ed, hermano \u2014a\u00f1adi\u00f3\u2014, esta inquietud de las palomas no es m\u00e1s que un vuelo vac\u00edo. No tiene mucho sentido, porque nunca ir\u00e1n m\u00e1s all\u00e1 del c\u00edrculo que forman, mientras que los p\u00e1jaros deben volar a donde quieran. <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n\n El libro de Daniel Odija presenta precisamente ese vuelo vac\u00edo en el que se encierra la enfermedad mental: una vuelo en vano, un vuelo del sinsentido, un vuelo en torno a la nada, un vuelo que deja, tambi\u00e9n, un vac\u00edo detr\u00e1s.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" \u00abSer feliz es conocerse a s\u00ed mismo sin tener miedo\u00bb. Pusty przelot<\/em> (Vuelo vac\u00edo), una novela intimista del escritor polaco Daniel Odija, nos sumerge en la relaci\u00f3n entre dos hermanos que viven una infancia ca\u00f3tica. 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