{"id":67440,"date":"2025-05-10T11:13:57","date_gmt":"2025-05-10T09:13:57","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=67440"},"modified":"2025-05-10T20:59:08","modified_gmt":"2025-05-10T18:59:08","slug":"cervantes-inedito-un-soneto-encontrado-del-autor-del-quijote","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2025\/05\/10\/cervantes-inedito-un-soneto-encontrado-del-autor-del-quijote\/","title":{"rendered":"Cervantes in\u00e9dito: un soneto descubierto del autor del Quijote"},"content":{"rendered":"\n
Es poco habitual encontrar un nuevo texto atribuido a un escritor de la talla de Cervantes (1547-1616). Incluso cuando se trata solo de un modesto soneto, el hallazgo puede despertar reflexiones que recuerdan a las que provoca el descubrimiento de reliquias de santos: se olvida con demasiada frecuencia que la canonizaci\u00f3n literaria toma prestado de la religiosa, adem\u00e1s del nombre, las modalidades y los procesos de santificaci\u00f3n de autores y textos.<\/p>\n\n\n\n
Ardidos debates han multiplicado los art\u00edculos que atribuyen o retiran tal o cual texto al autor de Don Quijote<\/em>, el famoso manco de Lepanto, Miguel de Cervantes, quien, con la iron\u00eda que lo caracteriza, parece haber anticipado en sus ficciones estos juegos de autoridad y autorialidad. Pensemos, por ejemplo, por orden de probabilidad creciente, en el breve Di\u00e1logo entre Cilenia y Selanio sobre la vida del campo <\/em>(aunque la atribuci\u00f3n a Cervantes desde 1874 est\u00e1 lejos de ser consensuada), en La t\u00eda fingida<\/em>, novela redescubierta en 1788 y cuya atribuci\u00f3n a Cervantes por Isidoro Bosarte es hoy mayoritariamente aceptada, a la Ep\u00edstola a Mateo V\u00e1zquez<\/em>, descubierta en 1861 y cuya reaparici\u00f3n del manuscrito en 2005 por Jos\u00e9 Luis Gonzalo S\u00e1nchez-Molero parece confirmar la atribuci\u00f3n, y, por \u00faltimo, a La conquista de Jerusal\u00e9n por Godofre de Bull\u00f3n<\/em>, homenaje a la epopeya de Tasso (que se atribuye al autor de Don Quijote<\/em> desde su descubrimiento por el hispanista italiano Stefano Arata, en 1992).<\/p>\n\n\n\n Sin embargo, aunque este nuevo texto, un soneto circunstancial que no destaca por su originalidad, no presenta a primera vista un gran inter\u00e9s literario, ser\u00eda una l\u00e1stima no aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre lo que, a pesar de todo, permite establecer, en particular en lo que se refiere a las relaciones de Cervantes con la pol\u00edtica de su \u00e9poca.<\/p>\n\n\n\n Que la redacci\u00f3n de el Grand Continent<\/em> acoja las presentes consideraciones es una oportunidad para evaluar hasta qu\u00e9 punto las perspectivas pol\u00edticas y geopol\u00edticas pueden arrojar luz sobre el pensamiento de Cervantes y, en particular, sobre el nuevo soneto que he tenido el honor de dar a conocer a la comunidad cient\u00edfica en las p\u00e1ginas de la revista Critic\u00f3n<\/em>. <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n El texto en cuesti\u00f3n es un soneto elogioso, colocado, como era habitual en la \u00e9poca, al comienzo de un peque\u00f1o folleto publicado en Madrid en agosto de 1612. Este folleto contiene un relato festivo (una relaci\u00f3n, una cr\u00f3nica) en el que un tal Juan de Oquina, tesorero del virrey de N\u00e1poles, el conde de Lemos, narra las celebraciones p\u00fablicas organizadas durante tres d\u00edas en N\u00e1poles para celebrar la doble uni\u00f3n entre las casas de Borb\u00f3n y Habsburgo.<\/p>\n\n\n\n La decisi\u00f3n de este matrimonio se hab\u00eda hecho p\u00fablica en febrero de 1612, tras largas negociaciones entre la regente de Francia, Mar\u00eda de M\u00e9dicis, y el rey de Espa\u00f1a, Felipe III: en 1615, tras el intercambio de princesas en la isla de los Faisanes, en medio del r\u00edo Bidasoa, el joven Luis XIII se casar\u00eda con la infanta Ana de Austria, y su hermana Isabel se convertir\u00eda en la esposa del futuro Felipe IV. Esta uni\u00f3n supuso un cambio estrat\u00e9gico radical tras la muerte de Enrique IV, quien, justo antes de ser asesinado por Ravaillac en 1610, hab\u00eda puesto en marcha los acuerdos y los preparativos materiales necesarios para una guerra a escala europea contra Espa\u00f1a, ali\u00e1ndose con los pr\u00edncipes protestantes de Alemania y con Saboya.<\/p>\n\n\n\n El acontecimiento era, por tanto, de gran importancia y las capitales europeas rivalizaron en fastos para expresar simb\u00f3licamente tanto su alegr\u00eda como sus respectivos papeles pol\u00edticos.<\/p>\n\n\n\n Par\u00eds fue la primera en celebrar el acontecimiento, con la inauguraci\u00f3n, en abril de 1612, de la Place des Vosges, entonces llamada plaza Real, y fue precisamente para responder a este fasto que el conde de Lemos quiso organizar en N\u00e1poles unas fiestas que, aunque posteriores a las de otras cortes italianas, las superaron en magnificencia. El propio Cervantes har\u00eda referencia a estas celebraciones en su Viaje del Parnaso<\/em>, publicado en 1614, pero probablemente comenzado dos a\u00f1os antes, lo que da testimonio de su repercusi\u00f3n en el mundo literario y pol\u00edtico de la \u00e9poca.<\/p>\n\n\n\n Cervantes, poniendo su talento al servicio de esta empresa, se convierte en partidario del conde de Lemos, y as\u00ed lo celebra ya en 1612 en el soneto ahora redescubierto:<\/p>\n\n\n\n De Miguel de Cervantes a don Juan de Oquina<\/em><\/p>\n\n\n\n Soneto<\/em><\/p>\n\n\n\n Salen a luz por vuestro buen deseo,<\/p>\n\n\n\n don Juan de Oquina, las heroicas fiestas<\/p>\n\n\n\n que a la envidia ser\u00e1n siempre molestas<\/p>\n\n\n\n en cuanto al mundo diere luz Timbreo;<\/p>\n\n\n\n el alto ingenio y las grandezas veo<\/p>\n\n\n\n (a la tierra y al cielo manifiestas)<\/p>\n\n\n\n de vuestro due\u00f1o en ellas, y son estas<\/p>\n\n\n\n honra de Lemos, gloria de Himineo.<\/p>\n\n\n\n De generosos \u00e1nimos modelo,<\/p>\n\n\n\n leyes de quien las galas la reciben,<\/p>\n\n\n\n demostraci\u00f3n de bien fundado gusto,<\/p>\n\n\n\n fiestas en fin de quien se alegra el cielo,<\/p>\n\n\n\n se enamora la tierra, y que aperciben<\/p>\n\n\n\n venturas nuevas al novel Augusto.<\/p>\n\n\n\n *<\/p>\n\n\n\n \u00bfQui\u00e9n era este conde de Lemos, en quien Cervantes parece ver al hombre providencial, modelo, ley y ejemplo, semejante a un nuevo Augusto?<\/p>\n\n\n\n La historia literaria lo ha recordado sobre todo, y casi exclusivamente, por el papel de mecenas que desempe\u00f1\u00f3 en favor de Cervantes, quien a su vez le dedic\u00f3 todas las obras que public\u00f3 durante los a\u00f1os que le quedaban de vida. Este punto es esencial para comprender la relativa estabilidad econ\u00f3mica que permiti\u00f3 a Cervantes la incre\u00edble r\u00e1faga de publicaciones que caracteriz\u00f3 sus \u00faltimos a\u00f1os, antes de su muerte en 1616 (el mismo a\u00f1o que Shakespeare): las famosas Novelas ejemplares<\/em> (1613), la edici\u00f3n de su teatro (1615), la segunda parte de Don Quijote<\/em> (1615) y, por \u00faltimo, p\u00f3stumas, Los trabajos de Persiles y Sigismunda<\/em> (1617), con una dedicatoria firmada pocos d\u00edas antes de su muerte, en la que reitera la importancia que ten\u00eda para \u00e9l su mecenas: \u00abCon un pie en el estribo, en agon\u00eda mortal, se\u00f1or, te escribo esta nota…\u00bb.<\/p>\n\n\n\n El padre del conde de Lemos ya hab\u00eda sido virrey de N\u00e1poles, de 1599 a 1601, y \u00e9l mismo presidi\u00f3 el Consejo de Indias, entre 1603 y 1609, antes de acceder a su vez a la dignidad de virrey de N\u00e1poles, en 1610. En el Consejo de Indias, en particular, se interes\u00f3 por los asuntos de las colonias espa\u00f1olas y trat\u00f3 de reforzar la autoridad de Espa\u00f1a en Am\u00e9rica y Asia, hasta los confines m\u00e1s lejanos de la Monarqu\u00eda: Amazonia, Chile y las Molucas, es decir, el mar de China. Como virrey de N\u00e1poles, le correspond\u00eda velar por una pieza central del tablero italiano, que a su vez garantizaba la permanencia de la presencia espa\u00f1ola tanto frente a la Rep\u00fablica de Venecia como, sobre todo, frente al Imperio otomano. Instalado en la capital del sur de Italia, emprendi\u00f3 un programa de reformas basado en una serie de encuestas p\u00fablicas y foment\u00f3 las letras y el pensamiento. <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/p>\n\n\n\n Este programa se inscrib\u00eda a su vez en un programa pol\u00edtico m\u00e1s general, el del duque de Lerma, favorito (valido<\/em>) todopoderoso de Felipe III y t\u00edo y suegro del conde de Lemos. El duque persegu\u00eda una pol\u00edtica de pacificaci\u00f3n progresiva de las relaciones de Espa\u00f1a con las dem\u00e1s potencias europeas, en un esp\u00edritu impregnado de lo que los historiadores denominan tacitismo, una especie de pragmatismo pol\u00edtico que llevaba la impronta del pensamiento de Maquiavelo, inconfesable porque El pr\u00edncipe<\/em> ol\u00eda mal. Se hab\u00eda logrado concluir una serie de tratados europeos ventajosos para Espa\u00f1a: en primer lugar, en 1598, la paz de Vervins supuso el fin de m\u00e1s de un siglo de enfrentamientos con Francia \u2014y Enrique IV, justo antes de su asesinato a manos de Ravaillac, parec\u00eda querer reabrir las hostilidades\u2014; luego, en 1604, el Tratado de Londres pacific\u00f3 las relaciones anglo-espa\u00f1olas de manera muy favorable para Espa\u00f1a, a pesar del desastre de la Armada Invencible en 1588; finalmente, en 1609, la tregua de los Doce A\u00f1os puso fin, lamentablemente de manera provisional, a la guerra que asolaba los Pa\u00edses Bajos espa\u00f1oles.<\/p>\n\n\n\n El poder espa\u00f1ol, en esta era que se ha denominado Pax hisp\u00e1nica<\/em>, pudo finalmente consolidarse, y la alianza matrimonial con Francia, de la que fue art\u00edfice el duque de Lerma, parec\u00eda coronar este sistema de alianzas del que se esperaba la paz de la cristiandad. Esta, sin embargo, estaba lejos de sospechar que, pocos a\u00f1os despu\u00e9s, la Guerra de Sucesi\u00f3n de Montferrat (1613-1617) y la Defenestraci\u00f3n de Praga (1618) la sumir\u00edan en el horror de un enfrentamiento generalizado de m\u00e1s de treinta a\u00f1os, hasta los tratados de paz de Westfalia (1648), que, desde el punto de vista pol\u00edtico, dieron origen a la Europa moderna, una nueva realidad que sustituir\u00eda a la difunta cristiandad. Estos tratados pusieron fin definitivamente a las aspiraciones de supremac\u00eda de cualquiera de las potencias europeas y consagraron, por otra parte, el triunfo de una nueva concepci\u00f3n de la pol\u00edtica, de la que quedaba excluida la religi\u00f3n y que encontrar\u00eda su formulaci\u00f3n radical en la obra pol\u00edtica de Thomas Hobbes.<\/p>\n\n\n\n Cervantes se convert\u00eda as\u00ed, por decirlo en t\u00e9rminos actuales, en un \u00abinfluencer\u00bb: pon\u00eda su renombre literario internacional al servicio de la estrategia de comunicaci\u00f3n del virrey.<\/p>Roland B\u00e9har<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n A cambio de la protecci\u00f3n recibida, Cervantes transmit\u00eda en Madrid la pol\u00edtica cultural de su protector. Se convert\u00eda as\u00ed, por decirlo en t\u00e9rminos actuales, en un \u00abinfluencer\u00bb: pon\u00eda su renombre literario internacional, que era grande desde 1605 (a\u00f1o de la publicaci\u00f3n de su best-seller, Don Quijote<\/em>), al servicio de la estrategia de comunicaci\u00f3n del virrey, que quer\u00eda que se supiera en Madrid lo mucho que trabajaba por la gloria de Espa\u00f1a, en particular mediante la organizaci\u00f3n de fastuosas fiestas en honor de la boda de los pr\u00edncipes herederos de Espa\u00f1a y Francia.<\/p>\n\n\n\n \u00bfC\u00f3mo entender, entonces, los elogios que Cervantes prodig\u00f3 al conde de Lemos? \u00bfEs razonable ver en el autor de Don Quijote<\/em> a un pensador pol\u00edtico? No nos aventuraremos a hacerlo, a pesar de la visi\u00f3n europea de los problemas que se desprende, en particular, de la \u00faltima de sus obras, Los trabajos de Persiles y Sigismunda<\/em>, publicada p\u00f3stumamente en 1617.<\/p>\n\n\n\n La cuesti\u00f3n del pensamiento<\/em> de Cervantes ha sido objeto de numerosos debates, especialmente desde la publicaci\u00f3n de una obra fundamental de los estudios cervantinos, cuyo centenario no se celebra lo suficiente en este a\u00f1o 2025: El pensamiento de Cervantes<\/em>, de Am\u00e9rico Castro, obra de la que su autor se retractar\u00eda posteriormente por reflejar, en su opini\u00f3n, una visi\u00f3n demasiado idealista del Renacimiento europeo, del que Cervantes habr\u00eda sido, seg\u00fan el autor, la c\u00faspide espa\u00f1ola. La noci\u00f3n de pol\u00edtica brilla por su ausencia en este libro, que rehabilita a Cervantes como portador de las ideas te\u00f3ricas que despliega en sus obras de ficci\u00f3n: Castro escrib\u00eda en una \u00e9poca que a\u00fan no presagiaba los desgarros de la Guerra Civil y que todav\u00eda buscaba, para Espa\u00f1a, una respuesta a las inquietudes heredadas de las generaciones del 98 y del 14, las de Miguel de Unamuno y Jos\u00e9 Ortega y Gasset. Ahora bien, a ojos de estos autores, Cervantes era la piedra de toque de toda definici\u00f3n de la monarqu\u00eda espa\u00f1ola considerada en el esplendor de su gloria y en la miseria de su declive, el testigo m\u00e1s l\u00facido de ambas.<\/p>\n\n\n\n Cervantes, sin embargo, demostraba pensar en pol\u00edtica m\u00e1s a menudo de lo que cabr\u00eda imaginarse: desde la Ep\u00edstola a Mateo V\u00e1zquez<\/em>, compuesta en 1577, cuando Cervantes estaba prisionero en Argel (V\u00e1zquez era entonces secretario de Estado de Felipe II), hasta la segunda parte de Don Quijote<\/em>, de 1615 \u2014cap\u00edtulos 47-53, donde el h\u00e9roe ep\u00f3nimo dirige a su fiel compa\u00f1ero Sancho Panza, con motivo del episodio burlesco de la \u00cdnsula barataria<\/em>, en el que Sancho es llamado a convertirse en gobernador de una isla, una serie de consejos de buen gobierno en los que es dif\u00edcil no ver el reflejo de un pensamiento pol\u00edtico.<\/p>\n\n\n\n \u00bfCervantes, pensador pol\u00edtico, entonces? No, sin duda.<\/p>\n\n\n\n Al menos no en el sentido en que lo fueron muchos \u00abarbitristas\u00bb de su \u00e9poca, <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span> \u00abprimitivos espa\u00f1oles del pensamiento econ\u00f3mico\u00bb, seg\u00fan Pierre Vilar, ni tampoco como pudo serlo Baltasar \u00c1lamos de Barrientos, autor en 1613 de un Tacito espa\u00f1ol ilustrado con aforismos<\/em>, por citar solo un ejemplo de lo que se denomina \u00abtacitismo\u00bb, una especie de libertinaje erudito a la espa\u00f1ola. Cervantes fue cercano a humanistas como Pedro de Valencia, defensor, en la misma \u00e9poca, de un escepticismo en materia de opiniones y doctrinas: por lo tanto, podemos atribuir al autor de nuestro soneto un relativo desapego de las ideolog\u00edas pol\u00edticas y confesionales de su tiempo, constantemente demostrado en su obra. Su conocimiento efectivo de la realidad administrativa de Espa\u00f1a le llev\u00f3 a alimentar un sano desenga\u00f1o. <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span> Hijo de una \u00e9poca que conoci\u00f3 \u2014y temi\u00f3\u2014 a Maquiavelo y que, contempor\u00e1nea de Bacon, presagiaba a Hobbes, Cervantes describe demasiado las relaciones humanas tal y como son y no como deber\u00edan ser para alimentar muchas ilusiones. En cambio, la buena pol\u00edtica, que quiere la paz mientras se prepara para la guerra, se basa en una gesti\u00f3n equilibrada de los recursos de las diferentes regiones, en funci\u00f3n de su peso respectivo, raz\u00f3n por la que el conde de Lemos ya conoc\u00eda el memor\u00e1ndum sobre la administraci\u00f3n fiscal del reino de N\u00e1poles publicado en 1612, desde la \u00e9poca en que su padre hab\u00eda ejercido el cargo de virrey, diez a\u00f1os antes.<\/p>\n\n\n\n Cervantes describe demasiado las relaciones humanas tal y como son y no como deber\u00edan ser para alimentar muchas ilusiones.<\/p>Roland B\u00e9har<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Los pa\u00edses tienen peso: eso es lo que ense\u00f1a, ayer como hoy, la geopol\u00edtica, y eso es lo que sab\u00eda el conde de Lemos, como pocos responsables de la monarqu\u00eda espa\u00f1ola de entonces.<\/p>\n\n\n\n Sus altos cargos pol\u00edticos lo hab\u00edan puesto al corriente de la situaci\u00f3n mundial y lo hab\u00edan convencido progresivamente de la necesidad de una serie de reformas. Como presidente del Consejo de Indias, hab\u00eda estudiado de cerca la situaci\u00f3n de los virreinatos de las Indias Occidentales, y m\u00e1s concretamente la del Per\u00fa, y no es casualidad que Juan de Oquina, su tesorero, hubiera sido anteriormente administrador de la enorme fortuna de la \u00abCoya\u00bb Ana Mar\u00eda de Loyola, \u00faltima descendiente de los incas. M\u00e1s all\u00e1 de las Indias Occidentales, el conde de Lemos hab\u00eda considerado incluso las Indias Orientales. As\u00ed se llamaban las dos mitades del mundo que se reservaban, desde el Tratado de Tordesillas de 1496, Espa\u00f1a y Portugal. Estas dos mitades se encontraban reunidas en la \u00e9poca de Cervantes en lo que se conoce como la Uni\u00f3n de las Coronas, bajo un solo cetro, el de Felipe III.<\/p>\n\n\n\n 1612 marc\u00f3 el inicio de la fruct\u00edfera relaci\u00f3n entre Cervantes y el conde de Lemos, su mecenas, lo que sin duda conven\u00eda a Cervantes, digno heredero del esp\u00edritu ir\u00f3nico de Horacio. El primer fruto literario fue la famosa obra Novelas ejemplares<\/em>, publicada en 1613, pero lista para la imprenta ya en 1612. En el pr\u00f3logo al lector, hacia el final, despu\u00e9s de describirse orgullosamente a s\u00ed mismo como autor de Don Quijote <\/em>y otras obras que le valieron la fama, despu\u00e9s de reivindicar, como un nuevo Boccaccio, el honor de ser el primero en distinguirse en el arte de la novela en Espa\u00f1a, y tras afirmar el doble valor de entretenimiento y utilidad de estas novelas, Cervantes desliza una frase que desde entonces ha desconcertado a los comentaristas: \u00abQuiero, sin embargo, que consideres esto: puesto que he tenido la osad\u00eda de dedicar estas novelas al gran conde de Lemos, encierran alg\u00fan misterio oculto que aumenta su valor\u00bb.<\/p>\n\n\n\n \u00bfC\u00f3mo entender la palabra \u00abmisterio\u00bb, cuando Cervantes la desliza maliciosamente al final de su pr\u00f3logo, a modo de gui\u00f1o al conde de Lemos, designado como lector ideal entre todos los lectores?<\/p>\n\n\n\n Sin duda, hay que recordar, con Am\u00e9rico Castro, que Cervantes distingu\u00eda entre milagro y misterio: el primero se produce fuera del orden natural, el segundo solo es un milagro en apariencia, ya que no es m\u00e1s que un caso natural que ocurre en raras ocasiones, como afirmar\u00eda Cervantes en Los trabajos de<\/em> Persiles y Sigismunda<\/em> (\u00ablos milagros suceden fuera del orden de la naturaleza, y los misterios son aquellos que parecen milagros y no lo son, sino casos que acontecen raras veces<\/em>\u00bb, II, 2). <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span> Cervantes, en este sentido, se inscribe en la corriente intelectual surgida de la filosof\u00eda de Pietro Pomponazzi, que subrayaba esta separaci\u00f3n entre orden natural y orden sobrenatural en su De incantationibus<\/em> (1556). Esta corriente de pensamiento se prolong\u00f3 en algunos pensadores del reino de N\u00e1poles, en particular Bernardino Telesio, a quien Cervantes hab\u00eda rendido homenaje en su primera novela, La<\/em> Galatea<\/em> (1585): su De rerum natura juxta propria principia<\/em> (1565) se inscrib\u00eda en la corriente de Pomponazzi, que puede calificarse de naturalista, a falta de racionalista, y a la que pertenecen grandes contempor\u00e1neos de Cervantes, Giordano Bruno y Giambattista della Porta, te\u00f3rico de la magia \u00abnatural\u00bb. La philosophia di Bernardino Telesio, ristretta in verit\u00e0<\/em> (N\u00e1poles, 1589) condensaba a\u00fan m\u00e1s la doctrina de Telesio, contribuyendo a difundir su conocimiento en la capital del sur de Italia y mucho m\u00e1s all\u00e1. Se sabe que el conde de Lemos sent\u00eda especial predilecci\u00f3n por La<\/em> Galatea<\/em> \u2014es decir, tras la publicaci\u00f3n de las Novelas ejemplares<\/em>, quiz\u00e1 m\u00e1s que por Don Quijote<\/em>\u2014 y que foment\u00f3 en N\u00e1poles los trabajos de la escuela de los disc\u00edpulos de Telesio y Della Porta.<\/p>\n\n\n\n Por lo tanto, no conviene buscar en las Novelas ejemplares<\/em> un \u00absentido m\u00e1s elevado\u00bb, sino simplemente la exposici\u00f3n de casos humanos raros, pero no por ello menos naturales, y en cualquier caso instructivos (ejemplares), por parte de un novelista experimentado, perfectamente al tanto del funcionamiento del mundo, desde la administraci\u00f3n directa o indirecta de los confines de la monarqu\u00eda espa\u00f1ola hasta la penetraci\u00f3n m\u00e1s \u00edntima de los corazones humanos. Estas exposiciones que son las Novelas <\/em>obedecen siempre a una concepci\u00f3n f\u00edsica de los pesos y medidas, fiel a la tradici\u00f3n de Telesio.<\/p>\n\n\n\n Parece que nunca se ha prestado verdadera atenci\u00f3n a la relaci\u00f3n causal entre la afirmaci\u00f3n de un \u00abmisterio oculto\u00bb y la dedicatoria de la colecci\u00f3n al conde de Lemos. Basta con suponer que Cervantes quer\u00eda alabar en Lemos la capacidad de leer las Novelas <\/em>como tales: lo alababa como lo hac\u00eda en su soneto encomi\u00e1stico de 1612, cuando destacaba \u00abla elevaci\u00f3n del esp\u00edritu y la grandeza\u00bb del virrey.<\/p>\n\n\n\n Tal es quiz\u00e1s la lecci\u00f3n de este modesto soneto dirigido por Cervantes en 1612 a Juan de Oquina y, m\u00e1s all\u00e1 de este, a su maestro, el conde de Lemos: si el elogio puede parecer llanamente cortesano, Cervantes se esforzar\u00e1, ya en ese mismo a\u00f1o de 1612, por demostrar al virrey que no era as\u00ed y que realmente lo ten\u00eda en muy alta estima, mediante una especie de connivencia a la que alude el pr\u00f3logo de las Novelas ejemplares<\/em>.<\/p>\n\n\n\n Si nos detenemos a examinar los lugares donde se desarrollan las Novelas<\/em>, vemos inmediatamente que trazan una geograf\u00eda notablemente amplia de la Monarqu\u00eda espa\u00f1ola, prefigurando, tal vez, la de Los trabajos de Persiles y Sigismunda<\/em>. Si La gitanilla<\/em> segu\u00eda siendo un cuento puramente espa\u00f1ol, que planteaba el problema de los gitanos en la Monarqu\u00eda, con el tema del secuestro de ni\u00f1os, a partir del segundo cuento, El amante liberal<\/em>, el lector se ve proyectado en las vicisitudes geopol\u00edticas del Mediterr\u00e1neo: originario de Trapani, en Sicilia, el h\u00e9roe se ve reducido a la cautividad en Turqu\u00eda, como le sucedi\u00f3 a Cervantes en Argel. La tercera de las Novelas<\/em>, Rinconete y Cortadillo<\/em>, describe la vida picaresca de los bajos fondos de Sevilla, capital econ\u00f3mica de la monarqu\u00eda espa\u00f1ola, viciada por las riquezas importadas de las Indias y escenario de las haza\u00f1as de las cofrad\u00edas del crimen que impon\u00edan su ley en algunos barrios de la ciudad del Guadalquivir. Haci\u00e9ndo eco de la primera y la segunda de las Novelas<\/em>, la cuarta, La espa\u00f1ola inglesa<\/em>, retoma el motivo del ni\u00f1o secuestrado, partiendo esta vez del episodio de la toma de C\u00e1diz por la flota inglesa del conde de Essex (1596), evocando as\u00ed la creciente competencia entre los imperios atl\u00e1nticos. El h\u00e9roe de El celoso Extreme\u00f1o<\/em>, por cierto, hizo fortuna en las Indias antes de encerrarse en su casa de Sevilla con su esposa. Los relatos siguientes se limitan a un marco geogr\u00e1fico m\u00e1s restringido, volviendo al interior de la Vieja Castilla, salvo La Se\u00f1ora Cornelia<\/em>, que se desarrolla en Bolonia, pero todos los relatos reflexionan sobre los resortes humanos, siempre sorprendentes por su misterio \u2014pero no milagrosos\u2014 de la vida espa\u00f1ola.<\/p>\n\n\n\n Cervantes no ces\u00f3 en su empe\u00f1o de trazar los contornos de esta realidad hisp\u00e1nica, que entonces \u2014prefigurando la globalizaci\u00f3n\u2014 tend\u00eda a confundirse con los del mundo. Esta tensi\u00f3n hacia los confines del mundo aparece constantemente en su obra y en torno a ella. Tomemos dos indicios.<\/p>\n\n\n\n En la dedicatoria al conde de Lemos de la segunda parte de Don Quijote<\/em>, de 1615, Cervantes fingi\u00f3 haber sido abordado por un emisario del emperador de China, que deseaba convertirse en su protector y hacer de Don Quijote<\/em> el manual de aprendizaje de la lengua espa\u00f1ola en un colegio cuyo rector ser\u00eda el propio autor de la novela. Cervantes habr\u00eda rechazado la oferta por preferir la protecci\u00f3n del virrey de N\u00e1poles, y afirm\u00f3 sin adulaci\u00f3n alguna <\/em>su gratitud al virrey en el pr\u00f3logo al lector, que sigue a la dedicatoria. Pero la an\u00e9cdota no deja de ser reveladora de una visi\u00f3n geoestrat\u00e9gica del mundo en la que China es el horizonte \u00faltimo del imperio espa\u00f1ol: esta visi\u00f3n no es en absoluto original, ya que Espa\u00f1a hab\u00eda concebido desde 1588 una empresa de conquista de China y toda Europa hablaba entonces de los progresos de la misi\u00f3n jesuita de Matteo Ricci en Cant\u00f3n. La presencia de la an\u00e9cdota del emperador de China inscribe esta dimensi\u00f3n geoestrat\u00e9gica en la percepci\u00f3n del texto literario.<\/p>\n\n\n\n Cervantes no ces\u00f3 de trazar los contornos de esta realidad hisp\u00e1nica, que entonces tend\u00eda \u2014como prefiguraci\u00f3n de la globalizaci\u00f3n\u2014 a confundirse con los del mundo.<\/p>Roland B\u00e9har<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Un proceso similar se produjo tambi\u00e9n en 1614-1615, con la traducci\u00f3n al franc\u00e9s de las Novelas ejemplares<\/em>, por Fran\u00e7ois de Rosset y Vital d’Audiguier. No contento con dar a conocer la traducci\u00f3n de este texto, muy apreciado por el p\u00fablico espa\u00f1ol y cuyos lectores franceses, muy atentos a los asuntos de la Espa\u00f1a desde la decisi\u00f3n del matrimonio de 1612, esperaban poder saborear tambi\u00e9n la palabra y la inventiva, el editor del volumen a\u00f1adi\u00f3 a las doce novelas una decimotercera de otra pluma, pero que intentaba seguir el esp\u00edritu de las de Cervantes: L\u2019Histoire de Ruis Dias et de Quinze autres princesses des Moluques<\/em>, compuesta por Louis G\u00e9doyn de Bellan. No se trata aqu\u00ed de entrar en detalles sobre estas nuevas aventuras que durante mucho tiempo se asociaron, en Francia e incluso m\u00e1s all\u00e1 (en Inglaterra, en particular, en la obra de John Fletcher), <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span> al nombre de Cervantes, pero su horizonte geogr\u00e1fico pone de manifiesto hasta qu\u00e9 punto el marco pol\u00edtico-estrat\u00e9gico de Cervantes, que era el del conde de Lemos, era evidente para todos.<\/p>\n\n\n\n Las Novelas ejemplares<\/em>, al igual que en su d\u00eda el Decamer\u00f3n<\/em> de Boccaccio, sirven al bien p\u00fablico, puliendo las costumbres humanas, pero tambi\u00e9n, y esto es lo que he querido destacar aqu\u00ed, evocando un marco geoestrat\u00e9gico en el que se inscribe la materia humana de las Novelas<\/em>. Cervantes compart\u00eda sin duda con Lemos la preocupaci\u00f3n por resolver por la v\u00eda (geo)pol\u00edtica lo que las armas, por victoriosas que fueran, como en Lepanto, no hab\u00edan logrado a favor de Espa\u00f1a.<\/p>\n\n\n\n Desde la d\u00e9cada de 1530 y el gobierno del virrey Pedro de Toledo, N\u00e1poles era sin duda el territorio que controlaba Italia y, a trav\u00e9s de Italia, el centro del Mediterr\u00e1neo: era a trav\u00e9s de N\u00e1poles que la monarqu\u00eda manten\u00eda a raya a las fuerzas de la Sublime Puerta, al igual que era a trav\u00e9s de Mil\u00e1n que Espa\u00f1a controlaba la ruta hacia Europa central.<\/p>\n\n\n\n Pero Cervantes, por las vicisitudes de su existencia, comprend\u00eda los factores estrat\u00e9gicos, econ\u00f3micos y geopol\u00edticos de Espa\u00f1a, sobre todo en su vertiente mediterr\u00e1nea, cuyo centro era N\u00e1poles. Por ello, no pod\u00eda sino parecerle normal elogiar al hombre pol\u00edtico que, desde N\u00e1poles, parec\u00eda capaz de mantener el equilibrio y la perennidad geopol\u00edtica de la monarqu\u00eda espa\u00f1ola: tal es, sin duda, la esperanza que se atrevi\u00f3 a expresar en el soneto de 1612 recientemente descubierto, que nos anima a tomar en serio la dimensi\u00f3n pol\u00edtica de la visi\u00f3n del mundo de Cervantes.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" …venturas nuevas al novel Augusto.<\/em><\/p>\n Nos complace poder presentar en exclusiva a nuestros lectores un soneto in\u00e9dito de Cervantes.<\/p>\n Roland B\u00e9har descubri\u00f3 su existencia y ofrece la primera traducci\u00f3n al franc\u00e9s.<\/p>\n Lo acompa\u00f1a de un ensayo hist\u00f3rico que restituye todo el alcance de este texto firmado por uno de los grandes \u00abinfluencer<\/em> geopol\u00edticos\u00bb de las letras espa\u00f1olas de principios del siglo XVII.<\/p>\n","protected":false},"author":17959,"featured_media":67389,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-studies.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":true,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[1059],"tags":[],"geo":[177],"class_list":["post-67440","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-literatura","staff-roland-behar","geo-europa"],"acf":[],"yoast_head":"\nEl conde de Lemos, mecenas de Cervantes<\/h2>\n\n\n\n
\u00bfCervantes, pensador pol\u00edtico?<\/h2>\n\n\n\n
El conde de Lemos y el \u00abmisterio\u00bb de las Novelas ejemplares<\/em><\/h2>\n\n\n\n