{"id":22820,"date":"2023-09-14T16:00:00","date_gmt":"2023-09-14T15:00:00","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=22820"},"modified":"2023-09-15T17:36:45","modified_gmt":"2023-09-15T16:36:45","slug":"la-guerra-de-ucrania-y-la-historia-de-europa-el-fin-de-una-ilusion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/09\/14\/la-guerra-de-ucrania-y-la-historia-de-europa-el-fin-de-una-ilusion\/","title":{"rendered":"La guerra de Ucrania y la historia de Europa: el fin de una ilusi\u00f3n"},"content":{"rendered":"\n

Si la agresi\u00f3n de Rusia contra Ucrania marca el \u00abfin de una era\u00bb, como se lee en la bibliograf\u00eda de las relaciones internacionales, es sobre todo porque marca el fin de una idea, la de la paz a trav\u00e9s del derecho. Madurada en Europa desde el siglo XVI, dicha idea se intent\u00f3 por primera vez tras la Primera Guerra Mundial, cuando un profesor de derecho constitucional que lleg\u00f3 a ser presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, se propuso extender a la sociedad internacional el m\u00e9todo que hab\u00eda cimentado la concordia civil en su propio pa\u00eds. En su opini\u00f3n, principios, instituciones, mecanismos y procedimientos garantizar\u00edan a las naciones la seguridad y la libertad de que disfrutaban los individuos, har\u00edan \u00abel mundo seguro para la democracia\u00bb y constituir\u00edan \u00abun seguro del 99% contra la guerra\u00bb <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

El fracaso de la Sociedad de Naciones llev\u00f3 al presidente Roosevelt a extraer lecciones para el orden internacional de posguerra, basado en un tratado universal, la Carta de las Naciones Unidas, y una organizaci\u00f3n con un \u00f3rgano pol\u00edtico, el Consejo de Seguridad, encargado de \u00abmantener la paz y la seguridad internacionales\u00bb haciendo cumplir la prohibici\u00f3n del uso de la fuerza. <\/p>\n\n\n\n

Como sabemos, se abus\u00f3 de este mecanismo durante las cuatro d\u00e9cadas de la Guerra Fr\u00eda, y apenas menos tras su final. Como tributo a la virtud, los Estados que recurrieron a la fuerza en violaci\u00f3n de sus compromisos en apego a la Carta de las Naciones Unidas invocaron cada vez justificaciones menos cre\u00edbles. La invitaci\u00f3n a intervenir surgida de una potencia t\u00edtere fue sin duda el pretexto m\u00e1s a menudo esgrimido durante la Guerra Fr\u00eda, ya fuera por la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica en Hungr\u00eda y Checoslovaquia o por Estados Unidos en Vietnam. La protecci\u00f3n de minor\u00edas o poblaciones amenazadas de genocidio se invoc\u00f3 m\u00e1s a menudo despu\u00e9s de la Guerra Fr\u00eda, ya fuera en Abjasia (1992-1993), Serbia-Kosovo (1999), Libia (2011) o el Donbas (2014). La operaci\u00f3n lanzada por Estados Unidos y sus aliados en Irak en 2003 se justific\u00f3 por la posesi\u00f3n de armas de destrucci\u00f3n masiva, una mentira descarada como se demostr\u00f3 m\u00e1s tarde. Incluso el derecho de secesi\u00f3n fue esgrimido por Rusia para justificar su anexi\u00f3n ilegal de Crimea en 2014. Cada uno de esos casos fue una violaci\u00f3n apenas disimulada del derecho internacional. <\/p>\n\n\n\n

En el caso del ataque de Rusia contra Ucrania en febrero de 2022, a Rusia ya no le importa el disfraz. Se trata de una pura guerra de agresi\u00f3n, justificada por las acusaciones m\u00e1s absurdas -nazismo, existencia de laboratorios estadounidenses de armas biol\u00f3gicas en Ucrania, etc.- o por la suposici\u00f3n de que Ucrania, creada artificialmente por la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica, pertenece a Rusia. \u00abRusia est\u00e1 librando una guerra a gran escala contra los principios fundacionales de la Carta de las Naciones Unidas\u00bb, observ\u00f3 sin rodeos la presidenta de la Comisi\u00f3n Europea<\/a> <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Tal acto marca el fin de lo que los escritores \u00abliberales\u00bb estadounidenses llaman el orden internacional basado en el derecho <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span>, y el regreso a la l\u00f3gica que ha configurado la historia de la raza humana.<\/p>\n\n\n\n

Los paradigmas de la paz<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

El soci\u00f3logo e historiador estadounidense Charles Tilly concluy\u00f3 en su estudio de 11 siglos de historia europea que \u00ablos Estados han hecho la guerra, y la guerra ha hecho al Estado\u00bb <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Aunque no hay nada espec\u00edficamente europeo en las guerras, \u00e9stas han configurado la geograf\u00eda pol\u00edtica del Viejo Continente y, a trav\u00e9s de las proyecciones coloniales de las potencias europeas, del mundo. Europa tambi\u00e9n proporcion\u00f3 el crisol para el Estado-naci\u00f3n, la unidad pol\u00edtica b\u00e1sica de la sociedad internacional.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En el caso del ataque de Rusia contra Ucrania en febrero de 2022, a Rusia ya no le importa el disfraz. Se trata de una pura guerra de agresi\u00f3n.\u00a0<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Fue tambi\u00e9n en Europa, a menudo asolada y desangrada por conflictos recurrentes, donde se hicieron los primeros intentos de escapar a ese destino, a esos \u00abjuegos de reyes\u00bb que, para Erasmo, eran las guerras. Juristas como Grocio y Pufendorf se ocuparon de la cuesti\u00f3n, el abate de Saint-Pierre se distingui\u00f3 con su \u00abProyecto para hacer la paz perpetua en Europa\u00bb, Locke y luego Montesquieu y Rousseau exploraron las v\u00edas, antes de que Kant expusiera su propio proyecto de \u00abpaz perpetua\u00bb identificando las condiciones previas: una constituci\u00f3n republicana y un \u00abderecho cosmopolita\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

La Revoluci\u00f3n Industrial tambi\u00e9n dio lugar a la necesidad de codificaci\u00f3n jur\u00eddica para facilitar el comercio. Surgi\u00f3 as\u00ed la idea de que esa primera \u00abglobalizaci\u00f3n\u00bb capitalista contribuir\u00eda, gracias a la interdependencia tejida entre los Estados, a disolver los antagonismos y las ambiciones pol\u00edticas en inter\u00e9s de todas las potencias industriales rivales. Tal era la tesis del ensayista brit\u00e1nico Norman Angell, que, en 1910, en La gran ilusi\u00f3n<\/em>, postulaba que una guerra entre Estados industriales no pod\u00eda ser rentable para el vencedor, dadas las desastrosas consecuencias econ\u00f3micas y sociales <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

Como contrapunto a la apuesta por la integraci\u00f3n entre econom\u00edas como factor de concordia entre naciones, las potencias europeas trataron, sin mucha convicci\u00f3n ni gran \u00e9xito, de someter la guerra al derecho. Los horrores de la guerra de Crimea y luego de la batalla de Solferino hab\u00edan permitido sin duda avanzar en el marco jur\u00eddico de la acci\u00f3n militar (jus in bello<\/em>) <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span>, pero el marco jur\u00eddico del uso de la fuerza (jus ad bellum<\/em>) segu\u00eda siendo muy minimalista <\/span>7<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Har\u00eda falta la carnicer\u00eda de la Primera Guerra Mundial y sus decenas de millones de muertos para intentar remediar esta situaci\u00f3n tras el conflicto.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
F\u00e9lix Vallotton, Verd\u00fan. Tableau de guerre interpr\u00e9t\u00e9, projections color\u00e9es noires, bleues et rouges, terrains d\u00e9vast\u00e9s, nu\u00e9es de gaz, \u00f3leo sobre lienzo, 114 \u00d7 146 cm, 1917. Mus\u00e9e de l’Arm\u00e9e (detalle)<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

Mientras los vencedores intentaban sentar las bases de la paz mediante el derecho, surgi\u00f3 otro paradigma a ra\u00edz de la Revoluci\u00f3n de Octubre, cuyo instigador, Lenin, profesaba que el imperialismo era el estadio supremo del capitalismo. La abolici\u00f3n del imperialismo era la garant\u00eda de la paz, una vez que los \u00abproletarios de todos los pa\u00edses\u00bb se hubieran unido, siguiendo la exhortaci\u00f3n de Marx. Para acelerar la \u00abconflagraci\u00f3n revolucionaria de Europa\u00bb, el general Tujachevski, encargado por Lenin de construir un \u00abpuente\u00bb hacia Alemania por la fuerza de las armas, proclam\u00f3 que el \u00abcamino hacia la conflagraci\u00f3n mundial pasa por el cad\u00e1ver de Polonia\u00bb. La empresa fracas\u00f3 estrepitosamente en 1920 frente a Varsovia. Y aunque el r\u00e9gimen haya quedado relegado durante dos d\u00e9cadas al \u00absocialismo en un solo pa\u00eds\u00bb, el ideal que encarnaba atraer\u00eda, tras la Segunda Guerra Mundial, a gran parte de la humanidad, alimentando las esperanzas de la paz que vendr\u00eda de una victoria del bando comunista sobre el contrario.<\/p>\n\n\n\n

En torno a esas dos visiones se cristaliz\u00f3 la divisi\u00f3n de la Guerra Fr\u00eda. Por un lado, los aliados occidentales, bajo el liderazgo estadounidense, esbozaron al d\u00eda siguiente de Pearl Harbor un nuevo paradigma de seguridad colectiva que no sucumbir\u00eda a las debilidades de la Sociedad de Naciones. As\u00ed qued\u00f3 reflejado en la Carta del Atl\u00e1ntico, proclamada por Roosevelt y Churchill en 1942, y luego expl\u00edcitamente en la Carta de las Naciones Unidas, que cre\u00f3 un marco jur\u00eddico sin parang\u00f3n en la historia. No s\u00f3lo se enuncian claramente los principios relativos a las relaciones entre los Estados -igualdad soberana de los Estados, no uso de la fuerza, arreglo pac\u00edfico de las controversias, respeto de la integridad territorial y de la independencia pol\u00edtica-, sino que el texto prev\u00e9 tambi\u00e9n un mecanismo de aplicaci\u00f3n de las normas relativas al mantenimiento de la paz y la seguridad. Un Consejo de Seguridad, que tambi\u00e9n tiene en cuenta el imperativo pol\u00edtico -el de la distribuci\u00f3n del poder y el equilibrio de fuerzas-, se encarga de aplicarlas. Y, como era de esperar, el sistema multilateral as\u00ed creado tambi\u00e9n pretend\u00eda promover un orden inspirado en gran medida en el \u00e9xito del mundo occidental -y de Estados Unidos en primer lugar-, basado en el liberalismo pol\u00edtico <\/span>8<\/sup><\/a><\/span><\/span>, fundado en la democracia, y en el liberalismo econ\u00f3mico, fundado en la econom\u00eda de mercado.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

En 1945, la URSS segu\u00eda siendo el \u00fanico Estado que reivindicaba una ideolog\u00eda comunista que era la ant\u00edtesis del modelo liberal. No s\u00f3lo contaba con la gloria de su victoria sobre el nazismo, sino que tambi\u00e9n era la potencia ocupante de Europa Central y Oriental, donde instaur\u00f3 reg\u00edmenes a su gusto y sin dificultad. En otros lugares, la victoria de Tito, Mao, Ho Chi Minh, Castro y, m\u00e1s en general, las luchas de liberaci\u00f3n nacional en los imperios coloniales, apoyadas por la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica y la China Popular, dieron r\u00e1pidamente cuerpo a la alternativa representada por ese bando. <\/p>\n\n\n\n

Percibida como de naturaleza puramente ideol\u00f3gica, la rivalidad polariz\u00f3 las mentes de ambos bandos durante las primeras d\u00e9cadas de la Guerra Fr\u00eda, hasta el punto de ocultar la realidad de lo que estaba en juego en t\u00e9rminos de poder. \u00c9stas no salieron a la luz hasta la ruptura de las relaciones sino-sovi\u00e9ticas y la visita de Nixon a Pek\u00edn. Muchos intelectuales, as\u00ed como personalidades pol\u00edticas, se dejaron atrapar por las apariencias <\/span>9<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Otros, menos numerosos, como Raymond Aron, hab\u00edan percibido claramente el papel de los Estados tras la fachada de los bandos enfrentados, hablando de \u00abunidades pol\u00edticas\u00bb o de potencias \u00abque no se dejan coaccionar\u00bb. Y De Gaulle hablaba m\u00e1s f\u00e1cilmente de Rusia que de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica.<\/p>\n\n\n\n

Al describir la implosi\u00f3n de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica como \u00abla mayor cat\u00e1strofe geopol\u00edtica del siglo XX\u00bb, el antiguo oficial de la KGB, lejos de expresar nostalgia alguna por el comunismo desaparecido, lo consideraba ante todo el sistema m\u00e1s adecuado, desde el punto de vista de Rusia, para dominar y controlar una vecindad que siempre se percibi\u00f3 como una fuente de problemas, cuando no una amenaza.<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Una vez desgarrado lo que quedaba del velo de la confrontaci\u00f3n ideol\u00f3gica, la dislocaci\u00f3n de esta ilusi\u00f3n entre los escombros del Muro de Berl\u00edn dej\u00f3 al descubierto a los verdaderos actores, los Estados-naci\u00f3n movidos por una l\u00f3gica imperial. Empezando por el vencedor indiscutible de la Guerra Fr\u00eda, Estados Unidos, inclinado a extender su tradicional papel de hegem\u00f3n benigno m\u00e1s all\u00e1 de sus propias fronteras, y acerc\u00e1ndose con cautela al territorio inexplorado de la transici\u00f3n postsovi\u00e9tica <\/span>10<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Tras el caos de la presidencia de Yeltsin, Rusia, Estado heredero de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica, se recompondr\u00e1 r\u00e1pidamente bajo Putin. Al describir la implosi\u00f3n de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica como \u00abla mayor cat\u00e1strofe geopol\u00edtica del siglo XX\u00bb, el antiguo oficial de la KGB, lejos de expresar nostalgia alguna por el comunismo desaparecido, lo consideraba ante todo el sistema m\u00e1s adecuado, desde el punto de vista de Rusia, para dominar y controlar una vecindad que siempre se percibi\u00f3 como una fuente de problemas, cuando no una amenaza. Este reflejo explica en particular el destino reservado a Ucrania, que el presidente ruso niega que sea una naci\u00f3n distinta de Rusia.<\/p>\n\n\n\n

Tambi\u00e9n ha sido el caso de China, donde Deng Xiaoping, verdadero sucesor de Mao, comprendi\u00f3 que el camino hacia el poder pasaba por el capitalismo de Estado y la econom\u00eda de mercado, preservando al mismo tiempo la forma leninista de ejercer el poder, que, a los ojos de las \u00e9lites que lo ejercen, garantiza su propia preservaci\u00f3n, as\u00ed como la de la configuraci\u00f3n imperial del sistema.<\/p>\n\n\n\n

Entrop\u00eda y obsolescencia<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

Incluso antes de que la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica desapareciera del mapa pol\u00edtico del mundo, se produjo un intento -al que debemos hacer justicia- de dar contenido al orden establecido en 1945 y constantemente burlado durante la Guerra Fr\u00eda. Tras la anexi\u00f3n de Kuwait por el Irak de Saddam Hussein en 1990, el presidente George H. W. Bush vio en esa primera crisis posterior a la Guerra Fr\u00eda una oportunidad para instaurar \u00abun nuevo orden mundial (…) un mundo donde el imperio de la ley prevaleciera sobre la ley de la selva, donde los poderosos respeten los derechos de los d\u00e9biles\u00bb <\/span>11<\/sup><\/a><\/span><\/span>. En aquel momento, el Consejo de Seguridad de la ONU autoriz\u00f3 \u00aba los Estados miembros (de las Naciones Unidas) a utilizar todos los medios necesarios\u00bb para obtener la retirada de las tropas iraqu\u00edes de Kuwait <\/span>12<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Una vez restaurada la soberan\u00eda de Kuwait mediante la Operaci\u00f3n Tormenta del Desierto, la coalici\u00f3n liderada por Estados Unidos se retir\u00f3 de Irak.<\/p>\n\n\n\n

Tres d\u00e9cadas despu\u00e9s, Alain Pellet, jurista experto en derecho internacional, saca una conclusi\u00f3n desilusionada<\/a>: \u00abnunca desde 1945 el orden jur\u00eddico internacional se ha enfrentado a amenazas tan existenciales (…) nunca desde 1945 tantos principios de la Carta han sido tan c\u00ednicamente burlados por una gran potencia (…) rara vez, con la excepci\u00f3n de la Alemania nazi en su d\u00eda, un Estado ha violado tantos principios y normas del derecho internacional en tan poco tiempo\u00bb <\/span>13<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Sin embargo, haciendo referencia al aforismo de Louis Henkin, otra autoridad estadounidense en derecho internacional, el jurista afirma que \u00abes prematuro enviar esquelas mortuorias a los principios de la Carta\u00bb, y aboga por un aggiornamento<\/em> de dichos principios en respuesta a los \u00abterribles desaf\u00edos\u00bb de nuestro tiempo.<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, no hay consenso sobre la capacidad de resistencia del derecho internacional. Si no hubiera servido sobre todo de cheque en blanco para la doctrina estadounidense de la \u00abacci\u00f3n preventiva\u00bb, adoptada por la administraci\u00f3n de Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, la llamada escuela de la \u00abobsolescencia\u00bb podr\u00eda haber parecido clarividente. Uno de los l\u00edderes de esa escuela, el jurista Michael Glennon, afirmaba entonces que \u00abcuando una norma de derecho ha sido violada repetidamente por un n\u00famero significativo de Estados durante un largo per\u00edodo de tiempo, ya no hay raz\u00f3n para creer que los Estados se sientan obligados por ella (…). llegado ese estadio, la norma cae en desuso, ya no es obligatoria y deja de ser considerada derecho internacional (\u2026). Si la comunidad de naciones se comporta como si ciertas normas no existieran, no existen, y si no existen, no son vinculantes para nadie\u00bb <\/span>14<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Uno de sus colegas, Anthony Clark Arend, no es menos categ\u00f3rico: \u00abEn la pr\u00e1ctica, el marco de la Carta de las Naciones Unidas ha muerto (…) la doctrina Bush del uso preventivo de la fuerza no viola el derecho internacional porque el marco establecido por la Carta ya no se refleje en la pr\u00e1ctica de los Estados\u00bb <\/span>15<\/sup><\/a><\/span><\/span>. En marzo de 2003, Anne-Marie Slaughter, otra autoridad estadounidense en derecho internacional, calific\u00f3 de \u00abilegal, pero leg\u00edtima\u00bb la decisi\u00f3n de Estados Unidos de prescindir de una resoluci\u00f3n del Consejo de Seguridad para invadir el Irak de Sadam Husein, profetizando, no sin arrogancia, que Naciones Unidas la aprobar\u00eda ex post<\/em> <\/span>16<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

Como era de esperarse, tales postulados escandalizaron a la comunidad de juristas apegados a la integridad del derecho internacional, y olvidaron sin duda las buenas palabras del general De Gaulle inmediatamente despu\u00e9s de rubricar el Tratado del Eliseo en 1963: \u00abLos tratados, ya ven, son como las jovencitas y como las rosas: duran lo que duran. Si el tratado alem\u00e1n no se aplicara, no ser\u00eda la primera vez en la historia\u00bb. Sin embargo, las pr\u00e1cticas descritas por la escuela de la obsolescencia y el razonamiento subyacente reflejan claramente la conducta de Rusia, en Georgia <\/span>17<\/sup><\/a><\/span><\/span> y Ucrania, pero tambi\u00e9n de China, que proyecta desinhibidamente su poder en el Mar de China Meridional, multiplicando los hechos consumados para convertirlo en un mar interior. Cuando tres de las principales potencias encargadas de poner en marcha el mecanismo de mantenimiento de la paz en el seno del Consejo de Seguridad le dan la espalda ignorando descaradamente las reglas que suscribieron al firmar y ratificar la Carta de las Naciones Unidas, \u00bfqu\u00e9 queda de ese edificio?<\/p>\n\n\n\n

De vuelta a los fundamentos<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

Cuando se trata de cuestiones tan serias como la guerra y la paz, merece la pena volver sobre las claves de comprensi\u00f3n que fil\u00f3sofos y pensadores, testigos de una historia de violencia en diversas \u00e9pocas desde la Antig\u00fcedad, han podido ofrecer a sus contempor\u00e1neos. <\/p>\n\n\n\n

A Tuc\u00eddides se le recuerda sobre todo por su famosa frase: \u00abEl poder que hab\u00edan alcanzado los atenienses y el miedo que inspiraban a los lacedemonios los oblig\u00f3 a ir a la guerra\u00bb <\/span>18<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Esa idea, 25 siglos despu\u00e9s, inspir\u00f3 el concepto de \u00abdilema de seguridad\u00bb <\/span>19<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Pero su Guerra del Peloponeso es tambi\u00e9n una observaci\u00f3n de las fuerzas humanas, psicol\u00f3gicas y pol\u00edticas que impulsaron a los protagonistas del conflicto<\/a>, de la relaci\u00f3n entre moral, intereses y prestigio, entre fuerza, amenaza y c\u00e1lculo. Adem\u00e1s, era consciente del alcance de su obra: \u00abMe bastar\u00e1 con que mis palabras sean juzgadas \u00fatiles por quienes deseen comprender claramente los acontecimientos del pasado que, siendo la naturaleza humana lo que es, se repetir\u00e1n, en un momento u otro, en el futuro y bajo las mismas formas. Mi obra no pretende halagar el gusto de un p\u00fablico inmediato, sino perdurar para siempre\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Testigo directo de las disputas que desgarraban los principados de la pen\u00ednsula it\u00e1lica, Maquiavelo ve\u00eda en ellas el incesante juego de pasiones e intereses inherente a la naturaleza humana<\/a>, que la audacia, la virtu<\/em>, permit\u00eda al Pr\u00edncipe movilizar en su provecho, siempre que dispusiera de la estrategia adecuada, a saber, \u00abla astucia (para) burlar las mentes de los hombres\u00bb. Y Maquiavelo a\u00f1ad\u00eda que \u00abhay dos maneras de luchar, una por la ley, la otra por la fuerza: la primera es propia de los hombres, la segunda de las bestias; pero como la primera a menudo no basta, hay que recurrir a la segunda\u00bb <\/span>20<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
F\u00e9lix Vallotton, Verd\u00fan. Tableau de guerre interpr\u00e9t\u00e9, projections color\u00e9es noires, bleues et rouges, terrains d\u00e9vast\u00e9s, nu\u00e9es de gaz, \u00f3leo sobre lienzo, 114 \u00d7 146 cm, 1917. Mus\u00e9e de l’Arm\u00e9e (detalle)<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

El fil\u00f3sofo ingl\u00e9s Thomas Hobbes, otro testigo de su \u00e9poca, en este caso la Guerra de los Treinta A\u00f1os, tambi\u00e9n discerni\u00f3 en el juego de las pasiones humanas el caldo de cultivo de un estado de \u00abguerra de todos contra todos\u00bb, tan peligroso que los individuos acordaron, por c\u00e1lculo racional, renunciar a la libertad de dar rienda suelta a sus pasiones y someterse a una autoridad soberana, el Leviat\u00e1n, investida de todos los poderes necesarios para garantizar la paz y la seguridad civiles. Pero, se\u00f1ala, movidos por las mismas pasiones, todos \u00ablos reyes y los titulares de la autoridad soberana se encuentran, a causa de su independencia, en un estado de rivalidad constante y en la postura de los gladiadores, con sus armas apuntadas y sus ojos fijos los unos en los otros; es decir, sus fortalezas, sus guarniciones y sus ca\u00f1ones agrupados en las fronteras de sus reinos (…) lo que es una postura de guerra\u00bb <\/span>21<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

El hundimiento del sistema de seguridad colectiva en el periodo de entreguerras y los horrores de la Segunda Guerra Mundial alimentaron el escepticismo de los historiadores, juristas y polit\u00f3logos que pasaron a formar la \u00abescuela realista\u00bb de las relaciones internacionales. El l\u00edder de esa escuela, Hans Morgenthau, fue uno de los m\u00e1s cr\u00edticos con los sistemas de seguridad colectiva instaurados por el derecho internacional, que para \u00e9l no eran m\u00e1s que \u00abuna ideolog\u00eda para apoyar las pol\u00edticas del statu quo\u00bb <\/span>22<\/sup><\/a><\/span><\/span>. En su opini\u00f3n, es cierto que ese derecho existe. Incluso se respeta la mayor parte del tiempo. Pero es un derecho fragmentado, ambiguo, indeterminado y descentralizado, cuya aplicaci\u00f3n est\u00e1 sujeta a \u00ablas vicisitudes del reparto de poder entre agresores y v\u00edctimas\u00bb <\/span>23<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Testigo de primera mano de la par\u00e1lisis del Consejo de Seguridad al comienzo de la Guerra Fr\u00eda, el diplom\u00e1tico estadounidense George Kennan fue duro con el \u00abidealismo jur\u00eddico\u00bb con el que describi\u00f3 una confianza ingenua en normas abstractas sin mecanismo de aplicaci\u00f3n <\/span>24<\/sup><\/a><\/span><\/span>, de las que se supon\u00eda que este \u00f3rgano de las Naciones Unidas era la pieza central.<\/p>\n\n\n\n

Raymond Aron, aunque evita las explicaciones deterministas del comportamiento de los Estados <\/span>25<\/sup><\/a><\/span><\/span>, apunta en el mismo sentido cuando observa que el derecho no puede descartar el uso \u00abilegal\u00bb de la fuerza porque no puede confiar en un \u00f3rgano supremo capaz de calificar los hechos, interpretar las normas o imponer una obligaci\u00f3n a un Estado. \u00abLa guerra es justa si es un castigo por un acto il\u00edcito (…) si es una defensa contra una agresi\u00f3n\u00bb, escribe, \u00abpero, justa o no, es legal para todos los beligerantes porque no hay, entre soberanos, ni un tribunal que pronuncie la ley, ni una fuerza irresistible que la imponga\u00bb <\/span>26<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Incluso si el derecho internacional ganara en densidad y respeto por parte de los Estados con el paso de los a\u00f1os, cosa que \u00e9l duda, Aron cree que lo esencial no cambiar\u00eda porque \u00abel derecho internacional no puede juzgarse en periodos de calma y problemas secundarios [y] si el objetivo es la paz a trav\u00e9s del derecho, seguimos tan lejos del objetivo como siempre\u00bb <\/span>27<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

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Las \u00abinvariantes\u00bb m\u00e1s profundas<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

Elaboradas en distintos momentos para reflejar situaciones aparentemente diferentes, estas reflexiones llaman la atenci\u00f3n por su pertinencia y su clarividencia. Detr\u00e1s del comportamiento de los Estados est\u00e1n los actores humanos, cuyas acciones obedecen a determinantes y motivos enraizados en la \u00abnaturaleza humana (que es) la que es\u00bb de Tuc\u00eddides, as\u00ed como en los sistemas pol\u00edticos. El matem\u00e1tico Alexandre Grothendieck se propuso encontrar la \u00abinvariante\u00bb m\u00e1s profunda detr\u00e1s de la forma <\/span>28<\/sup><\/a><\/span><\/span>. En otras palabras, aunque las apariencias y modalidades -la \u00abforma\u00bb- de los fen\u00f3menos cambian con las circunstancias, se basan en \u00abinvariantes\u00bb que es importante identificar. Los fil\u00f3sofos y pensadores tambi\u00e9n han propuesto, en una l\u00ednea similar, claves de comprensi\u00f3n que permiten identificar con cuidado esas constantes. Nos referimos aqu\u00ed m\u00e1s a la antropolog\u00eda, la psicolog\u00eda, la filosof\u00eda y la historia que a la ciencia pol\u00edtica en sentido estricto. Dos de esas constantes se repiten en muchas de ellas: la dominaci\u00f3n y la violencia, por un lado, y la aspiraci\u00f3n a la libertad y al reconocimiento, por otro.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Antrop\u00f3logos, arque\u00f3logos e historiadores han documentado ampliamente la violencia, la guerra y el conflicto en las sociedades prehist\u00f3ricas <\/span>29<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Desde el tercer milenio antes de nuestra era, han constituido el sustrato de la forma pol\u00edtica que el soci\u00f3logo e historiador Jean Baechler denomin\u00f3 el \u00abatractor universal\u00bb, a saber, el imperio <\/span>30<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Pero ya sea en los imperios de la Antig\u00fcedad, en sus subconjuntos o en los Estados-naci\u00f3n que les han sucedido, encontramos una constante que, como otros conceptos de las relaciones internacionales, se forj\u00f3 en un contexto teol\u00f3gico. En el siglo IV d. C., San Agust\u00edn clasificaba la libido dominandi<\/em> entre las tres \u00abconcupiscencias\u00bb del alma humana, equipar\u00e1ndola a la soberbia, el \u00abpecado que habita en nosotros\u00bb, que da lugar a la pasi\u00f3n por el dominio, la tentaci\u00f3n del poder, la b\u00fasqueda de la gloria y la voluntad de poder.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Para Maquiavelo, como para Hobbes, el individuo es impulsado ante todo por sus pasiones y deseos. La \u00abinclinaci\u00f3n universal de todo el g\u00e9nero humano\u00bb, escribe Hobbes en el Leviat\u00e1n<\/em>, es \u00abun deseo inquieto de adquirir poder tras poder, un deseo que s\u00f3lo cesa con la muerte\u00bb <\/span>31<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Inevitablemente, esos deseos ilimitados de cada individuo chocan con los de sus semejantes, en una competencia despiadada: es el \u00abestado de naturaleza\u00bb, la famosa \u00abguerra de todos contra todos\u00bb <\/span>32<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Esa misma impetuosidad de las pasiones y los deseos se da en el plano de las naciones, \u00ablo que hace que los reyes cuyo poder es mayor dirijan sus esfuerzos a garantizarlo, internamente mediante leyes, externamente mediante guerras. Y cuando esto se logra, un nuevo deseo sucede al antiguo (como) el deseo de gloria adquirido a trav\u00e9s de una nueva conquista\u00bb <\/span>33<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Aron dice lo mismo cuando habla de los motivos que mueven a las \u00abunidades pol\u00edticas\u00bb: \u00abno quieren ser fuertes s\u00f3lo para desalentar la agresi\u00f3n y disfrutar de la paz; quieren ser fuertes para ser temidos, respetados y admirados. En definitiva, quieren ser poderosos, es decir, capaces de imponer su voluntad a vecinos y rivales, de influir en el destino de la humanidad y en el futuro de la civilizaci\u00f3n. Ambos objetivos est\u00e1n relacionados: cuanto m\u00e1s poderoso es el hombre, menos riesgo corre de ser atacado, pero tambi\u00e9n encuentra en su propia fuerza y en su capacidad de imponerse a los dem\u00e1s una satisfacci\u00f3n que no necesita otra justificaci\u00f3n. La seguridad puede ser un objetivo final: dejar de temer es un destino digno de envidia, pero el poder tambi\u00e9n puede ser un objetivo final: \u00bfqu\u00e9 importa el peligro si se conoce el regocijo de reinar <\/span>34<\/sup><\/a><\/span><\/span>?<\/p>\n\n\n\n

Morgenthau tambi\u00e9n identifica esta invariante con la \u00abnaturaleza humana\u00bb, marcada por el ego\u00edsmo de los individuos, su deseo de dominar a los dem\u00e1s, su sed de poder, que determina su comportamiento. No hay ninguna raz\u00f3n para que la pol\u00edtica internacional est\u00e9 exenta de esas caracter\u00edsticas. De hecho, es \u00abuna lucha por el poder, como toda pol\u00edtica. Cualesquiera que sean sus fines \u00faltimos, el objetivo inmediato es siempre el poder (…) contrariamente a las tesis de quienes piensan que es un accidente de la historia o una anomal\u00eda destinada a desaparecer\u00bb <\/span>35<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

A la vez fil\u00f3sofo pol\u00edtico y jurista del r\u00e9gimen nazi, Carl Schmitt introdujo en el debate las nociones de amigo y enemigo, que consideraba el fundamento mismo de la pol\u00edtica, y la distinci\u00f3n entre esas dos nociones como objetivo del orden que se deriva de ella. Su definici\u00f3n del \u00abenemigo\u00bb en t\u00e9rminos de alteridad -\u00abel otro, el extranjero (…) algo existencialmente diferente\u00bb <\/span>36<\/sup><\/a><\/span><\/span>– es relativamente imprecisa, por lo que corresponde al soberano \u2013\u201cel que decide la excepci\u00f3n\u00bb <\/span>37<\/sup><\/a><\/span><\/span>– designarlo. Aunque el nazismo, que dio a esta tesis su ilustraci\u00f3n m\u00e1s tr\u00e1gica, fue derrotado, su poder explicativo permanece intacto. El ensayista Hans Kribbe considera este dualismo como uno de los conceptos clave de las relaciones internacionales <\/span>38<\/sup><\/a><\/span><\/span>, y la investigadora Constanze Stelzenmuller nos ha recordado su actualidad a la luz de la invasi\u00f3n rusa de Ucrania <\/span>39<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

El segundo polo, el de la aspiraci\u00f3n a la libertad y al reconocimiento, experiment\u00f3 un renacimiento al final de la Guerra Fr\u00eda, cuando el movimiento hacia la democracia de pueblos largo tiempo esclavizados por dictaduras o autocracias parec\u00eda irrefrenable. Parec\u00eda inscribirse en la l\u00f3gica de las revoluciones a lo largo de la historia, incluidas las que inspiraron las luchas de liberaci\u00f3n nacional contra el yugo colonial. El p\u00e9ndulo oscil\u00f3 hacia el liberalismo pol\u00edtico, con unos 70 pa\u00edses avanzando hacia ese modelo, en una euforia que parec\u00eda justificar las conjeturas del polit\u00f3logo Francis Fukuyama sobre el \u00abfin de la historia\u00bb, inspiradas en particular en las tesis de Hegel. \u00abEl triunfo de Occidente, de la idea occidental\u00bb, postulaba en 1989, \u00abes evidente, ante todo por el agotamiento total de las alternativas sist\u00e9micas viables al liberalismo occidental, econ\u00f3mico y pol\u00edtico\u00bb <\/span>40<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

La feroz represi\u00f3n del movimiento estudiantil prodemocr\u00e1tico de China en junio de 1989 puede haber parecido un accidente, pero la curva se invirti\u00f3 menos de dos d\u00e9cadas despu\u00e9s, y la regresi\u00f3n democr\u00e1tica se ha visto en un centenar de pa\u00edses <\/span>41<\/sup><\/a><\/span><\/span>, a veces, por cierto, en respuesta a las aspiraciones de libertad ilustradas por las \u00abprimaveras \u00e1rabes\u00bb a partir de 2011. En la actualidad, s\u00f3lo el 13% de la poblaci\u00f3n mundial vive en una aut\u00e9ntica democracia -se calcula que son 32-, el nivel m\u00e1s bajo desde 1986 <\/span>42<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Sin embargo, este impulso no est\u00e1 a punto de desvanecerse, como nos recuerdan peri\u00f3dicamente los ciudadanos de Myanmar, Hong Kong e Ir\u00e1n cuando toman las calles desafiando la represi\u00f3n. Son testigos, a menudo a riesgo de sus vidas, de que \u00abel primer elemento de nuestra humanidad com\u00fan es nuestra misma aspiraci\u00f3n a los derechos y las libertades\u00bb, como nos record\u00f3 en\u00e9rgicamente Catherine Colonna, ministra francesa de Europa y Asuntos Exteriores <\/span>43<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

Las propias democracias establecidas son presa de la polarizaci\u00f3n y las crisis de representaci\u00f3n que alimentan el populismo, el nacionalismo y el auge del extremismo. El Reino Unido, con el episodio del Brexit, y luego Estados Unidos, con la elecci\u00f3n de Donald Trump, dieron ejemplo de ello, pero Estados miembros de la Uni\u00f3n Europea, como Hungr\u00eda y Polonia, ya hab\u00edan tomado un camino similar.<\/p>\n\n\n\n

En la actualidad, s\u00f3lo el 13% de la poblaci\u00f3n mundial vive en una aut\u00e9ntica democracia -se calcula que son 32-, el nivel m\u00e1s bajo desde 1986.<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Este recordatorio no es balad\u00ed: \u00abEl juicio que se hace sobre una acci\u00f3n exterior\u00bb, se\u00f1alaba Aron en 1972, \u00abno est\u00e1 separado del juicio que se hace sobre el r\u00e9gimen interior, las instituciones del Estado\u00bb <\/span>44<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos consider\u00f3 que un sistema de democracia representativa ser\u00eda el mejor baluarte contra el resurgimiento de una amenaza nacionalista en Alemania, Jap\u00f3n e Italia. La pertinencia de tal decisi\u00f3n sigue siendo evidente hoy en d\u00eda.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Es cierto que Estados Unidos ha demostrado ampliamente que la forma democr\u00e1tica de gobierno no es una salvaguardia fiable contra su propio aventurerismo militar o, a pesar de una s\u00f3lida cultura jur\u00eddica, contra la violaci\u00f3n del derecho internacional. Por todo ello, lo cierto es que los reg\u00edmenes autoritarios y las dictaduras son el caldo de cultivo natural de la coacci\u00f3n. Internamente, se ejerce mediante la represi\u00f3n, la arbitrariedad y la abolici\u00f3n de las libertades. En el exterior, adopta la forma de la agresi\u00f3n, la provocaci\u00f3n y los hechos consumados, reflejando el mismo desprecio por el derecho internacional que por el Estado de derecho en el interior. <\/p>\n\n\n\n

Esa tensi\u00f3n hist\u00f3rica entre la pasi\u00f3n por la dominaci\u00f3n y el poder, por un lado, y la aspiraci\u00f3n a la libertad, por otro, seguir\u00e1 sustentando el orden internacional. De hecho, determina el comportamiento internacional: la repugnancia por el Estado de derecho es tambi\u00e9n el marco pol\u00edtico de los reg\u00edmenes que carecen de los mecanismos de revocaci\u00f3n que impiden que los reg\u00edmenes democr\u00e1ticos entren en guerra entre s\u00ed. Tal es la espina dorsal de la tesis de la llamada \u00abpaz democr\u00e1tica\u00bb, formulada hace un cuarto de siglo por el polit\u00f3logo estadounidense Michael Doyle <\/span>45<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

La \u00abjungla\u00bb, \u00bfuna met\u00e1fora del mundo de ma\u00f1ana?<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

En un discurso pronunciado en octubre de 2022, Josep Borrell<\/a>, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Pol\u00edtica de Seguridad y tambi\u00e9n vicepresidente de la Comisi\u00f3n Europea, compar\u00f3 Europa con un \u00abjard\u00edn (donde) todo funciona\u00bb mientras que \u00abla mayor parte del resto del mundo es una jungla (que) podr\u00eda invadir el jard\u00edn\u00bb. Quiso instar a su auditorio de futuros diplom\u00e1ticos europeos a entablar un di\u00e1logo con ese \u00abresto del mundo\u00bb, o arriesgarse a ver c\u00f3mo ese riesgo se convert\u00eda en realidad. Las voces de la \u00abjungla\u00bb reaccionaron r\u00e1pidamente ante la met\u00e1fora, acusando a su autor de estigmatizar al Sur, te\u00f1ida de racismo y arrogancia neocolonial<\/a>. <\/p>\n\n\n\n

Esa tensi\u00f3n hist\u00f3rica entre la pasi\u00f3n por la dominaci\u00f3n y el poder, por un lado, y la aspiraci\u00f3n a la libertad, por otro, seguir\u00e1 sustentando el orden internacional.<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Sin necesidad de repetir la imagen de la jungla, el panorama del orden internacional se presenta como un retroceso \u00absist\u00e9mico\u00bb. La arremetida de los blindados rusos contra Ucrania en la noche del 24 de febrero de 2022 fue el \u00faltimo clavo en el ata\u00fad de un sistema de seguridad colectiva que ya estaba en agon\u00eda. Hablando en 2014, tras la anexi\u00f3n de Crimea, en el foro Valda\u00ef -titulado ese a\u00f1o \u00abOrden mundial: \u00bfnuevas reglas o un juego sin reglas?\u00bb <\/span>46<\/sup><\/a><\/span><\/span>– Vladimir Putin esgrimi\u00f3 la amenaza de conflictos que implicaran, directa o indirectamente, a las grandes potencias. Ucrania, dijo, era un ejemplo de ese tipo de conflicto, que afecta al equilibrio de poder. No ser\u00eda \u00abciertamente el \u00faltimo\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

La consecuencia de ese cambio es una vuelta al paradigma anterior a 1945, el de la vieja l\u00f3gica de la primac\u00eda de la fuerza, o del equilibrio de poder. Siempre existe el riesgo de escalada, impl\u00edcito en el dilema de la seguridad. La famosa f\u00f3rmula de Aron para definir la Guerra Fr\u00eda -\u00abpaz imposible, guerra improbable\u00bb- podr\u00eda, en este contexto deteriorado, evolucionar hacia una forma de \u00abguerra ligeramente menos improbable\u00bb, como previ\u00f3 el investigador Jean-Baptiste Jeang\u00e8ne-Vilmer <\/span>47<\/sup><\/a><\/span><\/span> incluso antes de la invasi\u00f3n rusa. En cuanto a las dem\u00e1s formas de conflicto, cabe esperar una intensificaci\u00f3n de la ofensiva a trav\u00e9s de la injerencia, la desinformaci\u00f3n, la manipulaci\u00f3n, la propaganda y el secuestro de las redes sociales, en un terreno donde los reg\u00edmenes autoritarios se imponen a las democracias y a sus sociedades abiertas.<\/p>\n\n\n\n

Los acuerdos bilaterales, estrat\u00e9gicos o regionales ayudar\u00e1n sin duda a atenuar el peso de tales limitaciones de seguridad para cada potencia. Pero la perspectiva de un mecanismo de seguridad colectiva con vocaci\u00f3n universal, en el que los Estados aceptar\u00edan comprometer su seguridad sobre la base de actos jur\u00eddicos, es, al final de la dislocaci\u00f3n actual, un producto de la imaginaci\u00f3n. Esta conjetura se aplica a las esperanzas depositadas en una quim\u00e9rica \u00abarquitectura de la seguridad en Europa\u00bb, que tiene a\u00fan menos posibilidades de aportar seguridad al continente que todos los intentos de organizaci\u00f3n multilateral concebidos en la inmediata posguerra fr\u00eda: la Carta de Par\u00eds, la OSCE, el acuerdo FACE, que, vaciados de contenido, se han marchitado. <\/p>\n\n\n\n

En t\u00e9rminos m\u00e1s generales, este nuevo paradigma tambi\u00e9n anuncia la erosi\u00f3n de los sistemas multilaterales de control de armamento existentes, o incluso su colapso, con los reg\u00edmenes de no proliferaci\u00f3n nuclear existentes -y debilitados- a la cabeza. Los reg\u00edmenes comerciales, ya debilitados por la par\u00e1lisis de la Organizaci\u00f3n Mundial del Comercio, se ver\u00e1n a\u00fan m\u00e1s socavados por la proliferaci\u00f3n de sanciones, embargos y medidas proteccionistas. <\/p>\n\n\n\n

La previsibilidad que pod\u00eda derivarse del cumplimiento de las normas se ha desvanecido al vaciarse de contenido el coraz\u00f3n mismo de la Carta: \u00abmantener la paz y la seguridad internacionales\u00bb <\/span>48<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Sin duda, la invocaci\u00f3n de los principios, el papel y la necesidad de las Naciones Unidas seguir\u00e1 inspirando discursos y posturas. Pero en nombre de estrategias de b\u00fasqueda de poder o de reafirmaci\u00f3n, lo que se perfila es un desarrollo de alianzas multilaterales o bilaterales, un \u00abclaro intento por parte de ciertos pa\u00edses de volver a un sistema de l\u00f3gica de bloques\u00bb <\/span>49<\/sup><\/a><\/span><\/span>, as\u00ed como, bajo la bandera de la \u00abmultipolaridad\u00bb, l\u00f3gicas de protectorado, \u00abesferas de influencia\u00bb, Estados clientes o dependientes, alineamientos temporales y coaliciones que fluct\u00faan en funci\u00f3n de intereses circunstanciales.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
F\u00e9lix Vallotton, Verd\u00fan. Cuadro de guerra interpretado, proyecciones de color negro, azul y rojo, tierra devastada, nubes de gas, \u00f3leo sobre lienzo, 114 \u00d7 146 cm, 1917. Mus\u00e9e de l’Arm\u00e9e (detalle)<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

Esto no invalida el multilateralismo practicado en el marco de la ONU. Pero el actual proceso de fragmentaci\u00f3n empujar\u00e1 a\u00fan m\u00e1s la pr\u00e1ctica del multilateralismo hacia marcos m\u00e1s restringidos o basados en afinidades, con posiciones m\u00e1s arraigadas y m\u00e1s dif\u00edciles de conciliar o reconciliar. Como ilustra la reciente ampliaci\u00f3n del grupo de los BRICS, el objetivo de ese enfoque es que los Estados que tomen la iniciativa creen cajas de resonancia para recabar apoyos a sus posiciones, de modo que luego puedan intentar que sean validadas en el marco m\u00e1s amplio de las Naciones Unidas.<\/p>\n\n\n\n

Despu\u00e9s de que la esperanza de convergencia hacia valores pol\u00edticos liberales -que no son otros que los derivados de los principios adoptados muy tempranamente por las Naciones Unidas <\/span>50<\/sup><\/a><\/span><\/span>– resultara ser una ilusi\u00f3n, el mismo destino aguarda a la capacidad de las instituciones existentes para garantizar la seguridad colectiva prometida por la Carta. Al firmar el tratado, los Estados miembros de la ONU se comprometieron a \u00abcumplir de buena fe las obligaciones\u00bb que hab\u00edan contra\u00eddo <\/span>51<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Como se\u00f1ala Alain Pellet, el cumplimiento de buena fe (Pacta sunt servanda<\/em>) es uno de los principios fundadores del derecho internacional <\/span>52<\/sup><\/a><\/span><\/span>. El grado de erosi\u00f3n de este aspecto del derecho no augura su resurrecci\u00f3n en un futuro previsible.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

Es cierto que, en principio, el derecho internacional seguir\u00e1 siendo un instrumento esencial de las relaciones interestatales, pero al precio de su debilitamiento en \u00e1mbitos con vocaci\u00f3n universal (seguridad colectiva, derecho del mar, etc.) y de un desplazamiento hacia enfoques m\u00e1s transaccionales en \u00e1mbitos circunscritos. <\/p>\n\n\n\n

Para los Estados europeos, y en particular para los miembros de la Uni\u00f3n Europea, que hab\u00edan basado su proyecto en la primac\u00eda del derecho y en las virtudes del multilateralismo para garantizar la seguridad y la paz, el golpe de tim\u00f3n ha sido brutal. Tambi\u00e9n ha disipado otra ilusi\u00f3n, la de la \u00abpaz a trav\u00e9s del comercio\u00bb, de la que Alemania hab\u00eda sido heraldo, y de su capacidad para atemperar de este modo el comportamiento de los rivales (Wandel durch Handel<\/em>), una ilusi\u00f3n persistente y recurrente, que la desautorizaci\u00f3n de las tesis de Norman Angell en 1939 hab\u00eda ilustrado sin embargo amargamente.<\/p>\n\n\n\n

Hans Kribbe constata que a medida que los europeos se lamentan \u00abde la idea de que el mundo acabar\u00e1 por volverse ‘como nosotros’, (se dan cuenta) de que ya no es unipolar y organizado en torno a Occidente o a sus ideas, sino en torno a la divergencia, una divergencia profunda cuando no existen mecanismos, principios o reglas sobre los que todos los actores puedan ponerse de acuerdo\u00bb. Y cuando esa \u00abdivergencia\u00bb se refiere a cuestiones tan fundamentales como la guerra y la paz, la Uni\u00f3n Europea se enfrenta a un \u00abmomento maquiav\u00e9lico\u00bb, espoleado por la asunci\u00f3n de su \u00abpropia finitud\u00bb <\/span>53<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

En principio, el derecho internacional seguir\u00e1 siendo un instrumento esencial de las relaciones interestatales, pero al precio de su debilitamiento en \u00e1mbitos con vocaci\u00f3n universal.<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

\u00bfC\u00f3mo debe interpretarse ese diagn\u00f3stico y cu\u00e1les son sus posibles consecuencias? Tras casi tres cuartos de siglo superando crisis tras crisis, demostrando resiliencia y capacidad de recuperaci\u00f3n, el proyecto europeo se enfrenta ahora a una concomitancia de retos sin precedentes, cuya combinaci\u00f3n oculta peligros de car\u00e1cter sist\u00e9mico o incluso existencial. <\/p>\n\n\n\n

El primero, como nos recuerda Kribbe, es que su premisa fundacional apenas ha servido de ejemplo. Construido en torno al rechazo del poder y la opci\u00f3n por la paz a trav\u00e9s del derecho, la democracia y la cooperaci\u00f3n, el proyecto europeo, lanzado en plena Guerra Fr\u00eda y que gozaba de la protecci\u00f3n de Estados Unidos, parec\u00eda capaz, una vez finalizada la contienda, de servir de modelo para la organizaci\u00f3n racional de las relaciones entre Estados. Esa esperanza result\u00f3 vana, y si su ejemplaridad pudo tener un efecto atractivo, fue \u00fanicamente dentro del per\u00edmetro geogr\u00e1fico de los pa\u00edses candidatos a la adhesi\u00f3n. El p\u00e9ndulo ha oscilado en sentido contrario m\u00e1s all\u00e1 de ese per\u00edmetro, donde actores sin ley y a veces abiertamente hostiles han cobrado fuerza, y tenemos que hacerles frente. Y es en las turbulentas aguas de este nuevo mundo donde la UE, ahora en primera l\u00ednea, se ve obligada a navegar.<\/p>\n\n\n\n

Un segundo reto es el de una nueva ampliaci\u00f3n, que la agresi\u00f3n rusa ha vuelto a poner en el orden del d\u00eda, para incluir a pa\u00edses cuya seguridad, incluso su propia existencia, est\u00e1 determinada por su relaci\u00f3n con Rusia, as\u00ed como por la protecci\u00f3n estadounidense. Esta perspectiva, que abre la de una Uni\u00f3n de unos 35 Estados miembros a largo plazo<\/a>, sugiere un sistema de gobernanza y de toma de decisiones a\u00fan m\u00e1s complejo que el vigente en la actualidad. <\/p>\n\n\n\n

Es cierto que la agresi\u00f3n de Rusia contra Ucrania dio lugar a una respuesta notablemente cohesionada, pero esta postura no est\u00e1 destinada a aplicarse a todas las situaciones y crisis en el futuro. Las disensiones en torno a la mayor\u00eda calificada en asuntos relacionados con la Pol\u00edtica Exterior y de Seguridad Com\u00fan ponen de manifiesto -y \u00e9ste es el tercer desaf\u00edo- la incapacidad de la Uni\u00f3n para superar su condici\u00f3n de potencia normativa y convertirse en un actor geopol\u00edtico de pleno derecho <\/span>54<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

El reto m\u00e1s pernicioso, y en \u00faltima instancia el m\u00e1s peligroso, para el edificio europeo es el de la corrosi\u00f3n de la unidad en torno a los postulados fundacionales, el Estado de derecho y la democracia, que forman su cimiento.<\/p>PIERRE BUHLER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

El \u00faltimo reto es el de su propia desintegraci\u00f3n, en forma de erosi\u00f3n interna de un modelo definido por los principios de la democracia representativa y el Estado de derecho. Este modelo, que, record\u00e9moslo, ha sido la condici\u00f3n sine qua non<\/em> del proyecto europeo y ha sido, desde el principio, objeto de un amplio consenso, impl\u00edcito y luego expl\u00edcito, est\u00e1 siendo cuestionado por la din\u00e1mica euroesc\u00e9ptica y soberanista provocada por el auge, en Europa, de formaciones populistas que aspiran a deconstruir el armaz\u00f3n de este edificio jur\u00eddico.<\/p>\n\n\n\n

La acumulaci\u00f3n de fuentes de tensi\u00f3n no est\u00e1 exenta de peligros para el proyecto europeo. Pero la Uni\u00f3n siempre ha sabido hacer frente a cada uno de esos retos. Ha sabido absorber sucesivas ampliaciones <\/span>55<\/sup><\/a><\/span><\/span>, superar la diversidad de intereses nacionales y gestionar entornos hostiles. Sin embargo, el reto m\u00e1s pernicioso, y en \u00faltima instancia el m\u00e1s peligroso, para el edificio europeo es el de la corrosi\u00f3n de la unidad en torno a los postulados fundacionales, el Estado de derecho y la democracia, que forman su cimiento. Pues ese \u00aborden europeo\u00bb est\u00e1 siendo atacado por formaciones pol\u00edticas populistas y antiliberales que han llegado al poder o est\u00e1n a punto de hacerlo <\/span>56<\/sup><\/a><\/span><\/span>.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

A diferencia del Estado, cuyas instituciones est\u00e1n expuestas a los caprichos de la pol\u00edtica, las instituciones de la entidad europea, consagradas en los tratados, constituyen un baluarte contra esos asaltos y posibles excesos, gracias a los mecanismos de repliegue con los que est\u00e1n armadas. S\u00f3lo permaneciendo fiel a sus principios y haciendo que todos sus Estados miembros los respeten sin ceder a las tentaciones de la complacencia, la Uni\u00f3n Europea podr\u00e1 actuar en favor del derecho y del multilateralismo, y demostrar que existe una alternativa a la anarqu\u00eda y a la ley del m\u00e1s fuerte. S\u00f3lo agrup\u00e1ndose en torno a sus valores podr\u00e1 seguir siendo leg\u00edtimamente la br\u00fajula pol\u00edtica del ideal democr\u00e1tico, de la leg\u00edtima aspiraci\u00f3n de los pueblos a la libertad, la \u00fanica posibilidad, ayud\u00e1ndoles a reinsertar a sus naciones en la comunidad de las democracias, de encontrar el camino de la paz.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

La era de la paz a trav\u00e9s del derecho ha terminado. En los fragmentos planetarios de la guerra de Putin, las estructuras del viejo orden se desmoronan antes de desaparecer. \u00bfTiene la Uni\u00f3n Europea alguna posibilidad de sobrevivir? Una vez m\u00e1s en la larga historia del continente, la gran ilusi\u00f3n se ha hecho a\u00f1icos -pero todav\u00eda hay una alternativa a la anarqu\u00eda de la guerra-. 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