{"id":20921,"date":"2023-08-06T16:16:00","date_gmt":"2023-08-06T15:16:00","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=20921"},"modified":"2023-08-06T23:23:19","modified_gmt":"2023-08-06T22:23:19","slug":"oppenheimer-a-la-sombra-del-dios-bohr","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/08\/06\/oppenheimer-a-la-sombra-del-dios-bohr\/","title":{"rendered":"Oppenheimer a la sombra del dios Bohr"},"content":{"rendered":"\n

El 29 de septiembre de 1943, en una peque\u00f1a lancha motora, Niels Bohr abandon\u00f3 las costas de Dinamarca rumbo a Suecia en el mayor secreto. En Estocolmo, agentes alemanes planeaban asesinarlo. El 5 de octubre, los pilotos brit\u00e1nicos enviados a rescatarlo lo escondieron en la bodega de un bombardero Mosquito de la Fuerza A\u00e9rea Brit\u00e1nica. Durante el vuelo, perdi\u00f3 el conocimiento. Cuando aterriz\u00f3 en Escocia, dijo que ten\u00eda la sensaci\u00f3n de estar durmiendo una agradable siesta. Pero Oppenheimer cuenta la historia de forma algo m\u00e1s precisa y gr\u00e1fica: \u00abLe dieron una m\u00e1scara de ox\u00edgeno y unos auriculares con cascos, pero la Royal Air Force no estaba acostumbrada a cabezas tan grandes como la de Bohr\u2026 y se desmay\u00f3\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

La historia que cuenta comienza en 1943, cuando Niels Bohr lleg\u00f3 al laboratorio secreto de Los \u00c1lamos. Repasa los numerosos intentos del cient\u00edfico dan\u00e9s por persuadir a las administraciones estadounidense y brit\u00e1nica de que adoptaran un enfoque m\u00e1s abierto de la f\u00edsica at\u00f3mica, a menudo percibido en aquella \u00e9poca como demasiado extremista. El mensaje de Bohr a Washington -donde se entrevist\u00f3 no s\u00f3lo con un juez del Tribunal Supremo, sino tambi\u00e9n con el embajador brit\u00e1nico y con el presidente estadounidense Franklin Roosevelt-, incluso antes de la explosi\u00f3n del Trinity, era el siguiente: hab\u00eda que informar a los sovi\u00e9ticos de que Estados Unidos pronto dispondr\u00eda de la bomba, asegur\u00e1ndoles al mismo tiempo que no supon\u00eda ninguna amenaza para ellos. Si esto es en definitiva lo que hizo Truman en Potsdam en julio de 1945, inmediatamente despu\u00e9s de la explosi\u00f3n de prueba -provocando una famosa respuesta ir\u00f3nica de Stalin que Oppenheimer cita en este texto-, podemos imaginar c\u00f3mo recibieron tales propuestas los investigadores y cient\u00edficos que trabajaban en el Proyecto Manhattan.<\/p>\n\n\n\n

En esta versi\u00f3n abreviada de las conferencias sobre Bohr pronunciadas entre agosto de 1963 y mayo de 1964 en el Laboratorio Nacional de Brookhaven (Caltech) y en Los \u00c1lamos, publicadas posteriormente en la New York Review of Books, Oppenheimer no se centra en la aportaci\u00f3n te\u00f3rica de Bohr, ni siquiera en sus contribuciones t\u00e9cnicas durante la creaci\u00f3n de la bomba. En su lugar, intenta reconstruir la contribuci\u00f3n pol\u00edtica de Bohr en los primeros d\u00edas del pensamiento post-Trinidad. Este largo texto, repleto de informaci\u00f3n, citas, an\u00e9cdotas y retratos, pretende ser un registro hist\u00f3rico lo m\u00e1s exhaustivo posible de las actividades de Niels Bohr y de las convicciones que le guiaron, desde que conoci\u00f3 el proyecto de la bomba at\u00f3mica hasta su muerte. Aunque obviamente est\u00e1 situado -y, por lo mismo, sesgado-, es un documento valioso.<\/p>\n\n\n\n

Nos habla tanto de Bohr, cuyos esfuerzos pol\u00edticos por el control abierto del \u00e1tomo se detallan ampliamente -Oppenheimer cita incluso notas y cartas del f\u00edsico dan\u00e9s a Roosevelt- como del propio Oppenheimer, que act\u00faa como testigo privilegiado. Adem\u00e1s, el padre de la bomba nunca dice expl\u00edcitamente en este texto lo que pensaba, en esencia, de las \u00abesperanzas\u00bb de Bohr en los a\u00f1os cuarenta; se contenta con un relato meticuloso, manteniendo toda la distancia y deferencia que debe a su maestro. En cambio, su visi\u00f3n retrospectiva es mucho m\u00e1s clara y asertiva, reconociendo la clarividencia del cient\u00edfico dan\u00e9s m\u00e1s all\u00e1 de su aura cient\u00edfica: \u00abSi hubi\u00e9ramos actuado con prudencia, claridad y discreci\u00f3n seg\u00fan las opiniones de Bohr, al menos podr\u00edamos habernos liberado de nuestro sentimiento de omnipotencia, bastante blasfemo, y de nuestras ilusiones sobre la eficacia del secreto.<\/p>\n\n\n\n

Cuando en 1939 Bohr abandon\u00f3 Estados Unidos para trasladarse a Dinamarca, no esperaba que la aplicaci\u00f3n explosiva del proceso de fisi\u00f3n estuviera cerca <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Su Instituto de Copenhague y su barroca casa decimon\u00f3nica de Carlsberg eran ahora un mundo muy diferente. Durante a\u00f1os hab\u00eda sido un refugio para colegas de Alemania, y luego de Austria. Cuando Fermi subi\u00f3 a Estocolmo a recoger su Premio Nobel, no regres\u00f3 a Italia, sino que se detuvo en Copenhague; luego vino a este pa\u00eds. De Rusia tambi\u00e9n hab\u00eda refugiados: Charlotte Houtermans, cuyo marido estuvo preso en Rusia hasta el Pacto Molotov-Ribbentrop, y Placzek, Weisskopf, muchos otros. As\u00ed pues, Bohr ten\u00eda, adem\u00e1s de su profunda devoci\u00f3n por Dinamarca, que lo hab\u00eda retenido en Copenhague 20 a\u00f1os antes, cuando lo hab\u00edan presionado para que fuera a Inglaterra, tambi\u00e9n un sentido de la responsabilidad por sus pupilos.<\/p>\n\n\n\n

El Instituto se cerr\u00f3 en 1940. El llamado director del instituto muerto era un hombre que hab\u00eda intentado entrar en el vivo; pero Bohr hab\u00eda sido un tanto astuto para eso. Heisenberg y Weissacker fueron desde Alemania, y tambi\u00e9n otros. Bohr ten\u00eda la impresi\u00f3n de que acud\u00edan menos para contar lo que sab\u00edan que para ver si Bohr sab\u00eda algo que ellos no supieran; creo que era un callej\u00f3n sin salida.<\/p>\n\n\n\n

Luego, en 1943, se volvi\u00f3 demasiado peligroso para la libertad y la vida de Bohr. Hab\u00eda estado en contacto con la resistencia danesa y, a trav\u00e9s de ellos, con el Servicio Secreto Brit\u00e1nico; ten\u00eda una carta del estudiante de Rutherford, Chadwick, entonces director del Laboratorio Cavendish, anim\u00e1ndolo a ir a Inglaterra. As\u00ed que, en los \u00faltimos d\u00edas de septiembre, escap\u00f3 una noche en un peque\u00f1o bote hacia Suecia; tres semanas m\u00e1s tarde fue trasladado a Inglaterra en el compartimento de bombas de un Mosquito desarmado. Le dieron una m\u00e1scara de ox\u00edgeno y un casco con auriculares; pero la Royal Air Force no estaba acostumbrada a cabezas tan grandes como la de Bohr, y qued\u00f3 inconsciente.<\/p>\n\n\n\n

Pero una vez en Inglaterra y recuperado, se enter\u00f3 por Chadwick de lo que hab\u00eda estado ocurriendo. A Bohr los proyectos de Estados Unidos le parec\u00edan completamente fant\u00e1sticos. Hoy, por supuesto, pueden parecer anticuados; pero le caus\u00f3 una profunda impresi\u00f3n que fuera a haber una gran planta de difusi\u00f3n separando is\u00f3topos de uranio en Oak Ridge, que se hiciera volar a los \u00e1tomos de uranio a trav\u00e9s del vac\u00edo para concentrar los m\u00e1s ligeros, que se estuvieran construyendo reactores productores de plutonio en Hanford, que hubiera incluso un lugar secreto en Nuevo M\u00e9xico para fabricar las propias bombas. Los ingleses estaban muy implicados <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span>, m\u00e1s de lo que se sabe en ese pa\u00eds. All\u00ed, la posibilidad de fabricar una bomba hab\u00eda sido planteada, al igual que en este pa\u00eds, por refugiados de la tiran\u00eda en Europa; hab\u00eda sido bien estudiada especialmente por el f\u00edsico Rudolf Peierls. Los brit\u00e1nicos llegaron a la conclusi\u00f3n de que hab\u00eda que estudiarlo por su posible relevancia para la guerra y, en cualquier caso, para el futuro. La convicci\u00f3n y el compromiso del gobierno brit\u00e1nico tuvieron un gran efecto a la hora de convertir el esfuerzo estadounidense de una serie de comit\u00e9s, tan secretos entre s\u00ed que apenas pod\u00edan avanzar, en una gran empresa. Pronto qued\u00f3 claro que los brit\u00e1nicos no ten\u00edan ni los recursos ni la seguridad f\u00edsica de que las cosas saldr\u00edan mejor si trabajaban con nosotros en Estados Unidos.<\/p>\n\n\n\n

La convicci\u00f3n y el compromiso del gobierno brit\u00e1nico tuvieron un gran efecto a la hora de convertir el esfuerzo estadounidense de una serie de comit\u00e9s, tan secretos entre s\u00ed que apenas pod\u00edan avanzar, en una gran empresa. <\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Poco antes de que Bohr llegara a Inglaterra, Churchill y Roosevelt se reunieron en Quebec y acordaron la participaci\u00f3n de los brit\u00e1nicos en el proyecto en este pa\u00eds y en Canad\u00e1. Acordaron que habr\u00eda consultas entre ellos sobre problemas pol\u00edticos y militares; acordaron dividir el uranio indispensable, que en parte no pertenec\u00eda originalmente a ninguno de los dos. Este acuerdo se hab\u00eda firmado cuando Bohr lleg\u00f3 a Inglaterra, y Chadwick esperaba que Bohr viniera a Estados Unidos y aportara su gran peso a la contribuci\u00f3n del Reino Unido para el proyecto.<\/p>\n\n\n\n

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Chadwick pidi\u00f3 entonces a Bohr que viera a Sir John Anderson, m\u00e1s tarde Lord Waverly. Era el ministro de Hacienda, responsable del proyecto del uranio en el Reino Unido, un hombre conservador, adusto y extraordinariamente dulce, que era un gran amigo de Bohr y le pidi\u00f3 ayuda para reforzar la misi\u00f3n del Reino Unido en el proyecto.<\/p>\n\n\n\n

Para entonces, Bohr hab\u00eda tenido su primer buen tino. Le lleg\u00f3 como una revelaci\u00f3n, como cuando se enter\u00f3 del descubrimiento del n\u00facleo at\u00f3mico por Rutherford 25 a\u00f1os antes. Citar\u00e9 breves pasajes de Bohr, y ustedes sabr\u00e1n qu\u00e9 palabras utiliz\u00f3 entonces. Sin embargo, creo que es mejor que repase sin rodeos los puntos que ten\u00eda en mente. Corro el riesgo de simplificar demasiado, pero lo hago porque es f\u00e1cil, como ha demostrado la historia, que incluso los sabios no sepan de qu\u00e9 estaba hablando Bohr.<\/p>\n\n\n\n

En primer lugar, ten\u00eda claro que, si funcionaba, el avance supondr\u00eda un enorme cambio en la situaci\u00f3n del mundo y de la guerra. Las palabras \u00abamenaza\u00bb y \u201cpeligro\u201d aparecen una y otra vez. Cuando lleg\u00f3 a Los \u00c1lamos, su primera pregunta seria fue: \u00ab\u00bfEs realmente lo bastante grande?\u00bb. No s\u00e9 si lo era; pero finalmente lleg\u00f3 a serlo.<\/p>\n\n\n\n

El segundo punto era que sab\u00eda lo suficiente de c\u00f3mo estaban las cosas en Rusia -ten\u00eda amigos \u00edntimos all\u00ed, Joffe y Kapitza y Landau y muchos otros- como para estar bastante seguro de que la alianza en tiempos de guerra no aguantar\u00eda la paz tal y como estaban las cosas entonces. Por lo tanto, anticip\u00f3 una carrera armament\u00edstica inaudita. Lleg\u00f3 a conocer la posibilidad de un gran aumento de la potencia de las bombas mediante el uso de reacciones termonucleares, y se refiri\u00f3 a ello discretamente cuando escribi\u00f3 a Anderson, a Roosevelt, a Churchill. Esperaba, creo que m\u00e1s de lo que realmente ha sucedido, que esos inmensos proyectos de 1943 no fueran tan dif\u00edciles de emprender para una naci\u00f3n en los a\u00f1os 1953 y 1963. Quer\u00eda intentar evitar la carrera armament\u00edstica, y hacer mucho m\u00e1s. Ten\u00eda claro que no se pod\u00eda tener un control efectivo de la energ\u00eda at\u00f3mica<\/a>, que permitiera una aplicaci\u00f3n \u00fatil, una ciencia libre y un esp\u00edritu libre de investigaci\u00f3n, sin un mundo muy abierto. Para \u00e9l, en eso hab\u00eda que ser categ\u00f3ricos. Pensaba que se necesitaba privacidad. \u00c9l necesitaba privacidad, como todos; tenemos que cometer errores y corregirlos a medida que aprendemos mejor. Pero, en principio, todo lo que pudiera ser una amenaza para la seguridad del mundo tendr\u00eda que estar abierto al mundo.<\/p>\n\n\n\n

Ten\u00eda claro que no se pod\u00eda tener un control efectivo de la energ\u00eda at\u00f3mica, que permitiera una aplicaci\u00f3n \u00fatil, una ciencia libre y un esp\u00edritu libre de investigaci\u00f3n, sin un mundo muy abierto. Para \u00e9l, en eso hab\u00eda que ser categ\u00f3ricos. <\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Bohr sab\u00eda que los comunistas adoptaban una actitud bastante desde\u00f1osa hacia el hecho de decir o revelar la verdad; comprend\u00eda hasta qu\u00e9 punto esto hab\u00eda ido m\u00e1s all\u00e1 de la duplicidad t\u00e1ctica recomendada por Lenin hasta el tipo m\u00e1s peligroso de autoenga\u00f1o. En 1948, despu\u00e9s de una visita, escribi\u00f3 al general Marshall, secretario de Estado: \u00abNo es necesario extenderse sobre lo que significar\u00eda que el cuadro completo de las condiciones sociales en cada pa\u00eds estuviera abierto al juicio y la comparaci\u00f3n\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

De todo esto comprendi\u00f3 que no ser\u00eda propio de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica hacer un mundo abierto. Pens\u00f3 que era esencial intentar comprometer a ese gobierno mediante consultas muy tempranas, consultas con un esp\u00edritu de amistad con un aliado que hab\u00eda sido invadido y ocupado con una guerra defensiva desesperada. Esperaba que estuvi\u00e9ramos dispuestos a ofrecer nuestra plena cooperaci\u00f3n en el progreso cient\u00edfico y la explotaci\u00f3n industrial, si los hubiera, en un mundo en el que existieran las salvaguardias adecuadas y, sobre todo, en un mundo abierto. Esperaba que la situaci\u00f3n en la que se encontrar\u00edan los rusos y lo que tendr\u00edamos que ofrecerles, as\u00ed como la oportunidad de asociarse a un gran cambio del mundo orientado hacia el futuro, podr\u00edan alterar todo el car\u00e1cter de la pol\u00edtica sovi\u00e9tica y establecer as\u00ed un nuevo modelo de relaciones internacionales. De manera esencial, la fuerza dejar\u00eda entonces de desempe\u00f1ar su papel decisivo, y las naciones ejercer\u00edan su influencia mediante su ejemplo, su persuasi\u00f3n y la medida en que pudieran contribuir verdaderamente al bienestar com\u00fan de los hombres. Vio un ejemplo de complementariedad, de la que tanto pens\u00f3 y escribi\u00f3 de joven: la complementariedad entre el amor y la justicia. De todo esto habl\u00f3, estando a\u00fan en Inglaterra, con Anderson. Pocos meses antes de su muerte, Waverly me dijo que nunca se hab\u00eda reconciliado con el hecho de que no se hubieran seguido los consejos de Bohr.<\/p>\n\n\n\n

Bohr lleg\u00f3 a Estados Unidos a finales de 1943. Su tapadera, que era cierta, era que intentar\u00eda promover la causa de la colaboraci\u00f3n cient\u00edfica internacional despu\u00e9s de la guerra. Oficial y secretamente, vino a ayudar al proyecto t\u00e9cnico. M\u00e1s secretamente que nada, y con la anuencia de Anderson, vino a promover su caso y su causa. Cuando lleg\u00f3 a finales del 1943, vio al embajador del Reino Unido, Lord Halifax, y a su propio embajador, De Kauffmann, quien con gran valent\u00eda y gallard\u00eda represent\u00f3 a su gobierno inexistente y lo asoci\u00f3 con nosotros en la conducci\u00f3n de la guerra. A trav\u00e9s de ellos se encontr\u00f3 de nuevo con el juez Frankfurter. El juez hab\u00eda o\u00eddo hablar en t\u00e9rminos muy generales de la empresa at\u00f3mica; escuch\u00f3 a Bohr con creciente y profundo respeto. Despu\u00e9s Bohr vino con su hijo, Aage, su compa\u00f1ero, su confidente, a Los \u00c1lamos.<\/p>\n\n\n\n

Bohr en Los \u00c1lamos era maravilloso. Ten\u00eda un inter\u00e9s t\u00e9cnico muy vivo. Pero su verdadera funci\u00f3n, creo que para casi todos nosotros, no era t\u00e9cnica. Hizo que la empresa pareciera esperanzadora, cuando muchos no estaban libres de recelo. Bohr hablaba con desprecio de Hitler, que con unos cientos de tanques y aviones hab\u00eda intentado esclavizar a Europa durante un milenio. Todos quer\u00edamos creer en su gran esperanza de que el resultado fuera bueno, de que la objetividad y la cooperaci\u00f3n de las ciencias desempe\u00f1aran un papel \u00fatil.<\/p>\n\n\n\n

La verdadera funci\u00f3n de Bohr en Los \u00c1lamos no era t\u00e9cnica. Hizo que la empresa pareciera esperanzadora, cuando muchos no estaban libres de recelo. <\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

A principios de 1944, el juez Frankfurter habl\u00f3 con Roosevelt sobre las ideas de Bohr. El presidente escuch\u00f3 con gran inter\u00e9s, y con una palabra de aliento, que pidi\u00f3 a Bohr que llevara de vuelta a Inglaterra. Por aquel entonces, Anderson hab\u00eda hablado con el primer ministro, tratando de ampliar el debate sobre el futuro de la energ\u00eda at\u00f3mica en el seno del gobierno brit\u00e1nico. Esto no gust\u00f3 demasiado a Churchill. Bohr regres\u00f3 en abril del 1944, con la noticia para Anderson del inter\u00e9s de Roosevelt. Bohr se enter\u00f3 por el primer secretario de la Embajada sovi\u00e9tica de una carta para \u00e9l de Kapitza, que hab\u00eda estado en Cambridge, era muy querido por Rutherford, bien conocido por Bohr, y a quien los rusos impidieron m\u00e1s tarde salir de Rusia. Kapitza escribi\u00f3 pidiendo a Bohr, de cuya huida a Suecia se hab\u00eda enterado, que fuera a Rusia, diciendo que las cosas hab\u00edan sido duras, pero que ahora pod\u00edan volver a trabajar, y que Bohr estar\u00eda muy a gusto entre colegas. Bohr concluy\u00f3 que los rusos estaban interesados en los problemas nucleares pr\u00e1cticos. Su respuesta fue amistosa; dijo que ten\u00eda otros planes para promover la cooperaci\u00f3n internacional una vez ganada la guerra.<\/p>\n\n\n\n

Bohr volvi\u00f3 a ver a Anderson, a Sir Henry Dale, presidente de la Royal Society, y a Cherwell, asesor cient\u00edfico de Churchill; m\u00e1s tarde, por sugerencia de Churchill, hablaron con Smuts, considerado con raz\u00f3n uno de los sabios del mundo. Pero los cuatro no llegaron a una conclusi\u00f3n m\u00e1s sorprendente que la de que la pr\u00f3xima vez que Churchill y Roosevelt se reunieran ser\u00eda mejor que hablaran del futuro. Bohr se reuni\u00f3 con Churchill. No fue una ocasi\u00f3n muy feliz. Cherwell no hizo nada por preparar al primer ministro. Churchill y Cherwell se pusieron a discutir; Bohr apenas pod\u00eda hablar; eso nunca le hab\u00eda gustado mucho, y en una ocasi\u00f3n como \u00e9sta le gustaba menos. Escribi\u00f3 seriamente a Churchill que hab\u00eda venido con un mensaje del presidente de Estados Unidos. No s\u00e9 de ninguna respuesta a esa carta.<\/p>\n\n\n\n

Bohr regres\u00f3 a Los \u00c1lamos; a finales de agosto, despu\u00e9s de haber preparado un memor\u00e1ndum que el juez Frankfurter entreg\u00f3 a Roosevelt, se reuni\u00f3 con el presidente y mantuvieron una larga conversaci\u00f3n. S\u00e9 que Bohr se sinti\u00f3 enormemente animado. Esto es una parte de lo que Bohr hab\u00eda escrito:<\/p>\n\n\n\n

De hecho, parece que s\u00f3lo cuando se aborde entre las naciones unidas la cuesti\u00f3n de qu\u00e9 concesiones est\u00e1n dispuestas a hacer las diversas potencias como contribuci\u00f3n a un acuerdo de control adecuado, ser\u00e1 posible para cualquiera de los socios asegurarse de la sinceridad de las intenciones de los dem\u00e1s. Por supuesto, s\u00f3lo los estadistas responsables pueden conocer las posibilidades pol\u00edticas reales. Sin embargo, parece muy afortunado que las expectativas de una futura cooperaci\u00f3n internacional armoniosa, que han encontrado una expresi\u00f3n un\u00e1nime de todas las partes dentro de las naciones unidas, se correspondan tan notablemente con las oportunidades \u00fanicas que, desconocidas para el p\u00fablico, han sido creadas por el avance de la ciencia. Muchas razones, en efecto, parecen justificar la convicci\u00f3n de que un enfoque con el objetivo de establecer una seguridad com\u00fan frente a amenazas ominosas sin excluir a ninguna naci\u00f3n de participar en el prometedor desarrollo industrial que la realizaci\u00f3n del proyecto conlleva ser\u00e1 bien recibido, y [ser\u00e1] respondido [por] una cooperaci\u00f3n leal en la aplicaci\u00f3n de las necesarias medidas de control de largo alcance.<\/p>\n\n\n\n

Tras su visita a Roosevelt, Bohr escribi\u00f3 una nota complementaria, que pudo tener consecuencias poco felices, donde se\u00f1alaba lo estrechas que hab\u00edan sido las relaciones entre los miembros de la comunidad cient\u00edfica, y diciendo que, aunque los estadistas deb\u00edan decidir y actuar, quiz\u00e1 los cient\u00edficos, que se conoc\u00edan y confiaban unos en otros, pod\u00edan ayudar a preparar el terreno.<\/p>\n\n\n\n

En septiembre, Churchill y Roosevelt se reunieron en Quebec; parece que se guardaron la discusi\u00f3n de los problemas at\u00f3micos hasta que se reunieron en Hyde Park. De esa discusi\u00f3n existe un aide m\u00e9moire<\/em>, rubricado por ambos hombres. Llegaron a tres conclusiones. La primera, aparentemente basada en un malentendido total de lo que Bohr pretend\u00eda, fue que se rechazara la sugerencia de informar al mundo sobre el desarrollo. Esa no era la sugerencia de Bohr. Pensaba que era importante que Roosevelt, o alguien que tuviera la autoridad de Roosevelt, hablara con Stalin o, si hab\u00eda alguien, con alguien que tuviera la autoridad de Stalin, sobre los problemas del futuro y sobre la necesidad de una responsabilidad com\u00fan y de un mundo abierto. S\u00f3lo si se llegaba a un acuerdo sobre esta cuesti\u00f3n y se resolv\u00eda c\u00f3mo hacerlo -y s\u00f3lo si exist\u00eda la bomba at\u00f3mica- se podr\u00eda explicar p\u00fablicamente lo que hab\u00eda sucedido y lo que podr\u00eda resultar de ello. Pero Roosevelt y Churchill rechazaron con dureza lo que malinterpretaron de ese planteamiento, y dijeron que deb\u00eda mantenerse el m\u00e1ximo secreto. A continuaci\u00f3n, dijeron que cuando las bombas estuvieran listas, entonces, tras una madura deliberaci\u00f3n, podr\u00edan utilizarse en la guerra contra Jap\u00f3n. Luego dijeron que quer\u00edan vigilar muy de cerca a Bohr; hab\u00edan llegado a desconfiar de \u00e9l.<\/p>\n\n\n\n

Se trataba de un hecho grave. Se resolvi\u00f3 en poco tiempo, pero la sospecha, incluso disipada, hab\u00eda detenido por completo la comunicaci\u00f3n de Bohr con el presidente y enturbiado e impedido seriamente sus comunicaciones con nuestro gobierno. Quiso hablar con el coronel Stimson, el secretario de Guerra, pero nunca pudo.<\/p>\n\n\n\n

En marzo de 1945, muchos meses despu\u00e9s, Bohr escribi\u00f3 otro memor\u00e1ndum. Las Naciones Unidas estaban a punto de celebrar su primera reuni\u00f3n en San Francisco, y para Bohr era de suma importancia no dejar pasar demasiado tiempo la cuesti\u00f3n del \u00e1tomo:<\/p>\n\n\n\n

Parece muy afortunado que las medidas exigidas para hacer frente a la nueva situaci\u00f3n, provocada por el avance de la ciencia y que enfrenta a la humanidad en un momento cr\u00edtico de los asuntos mundiales, encajen tan bien con las expectativas de una futura e \u00edntima cooperaci\u00f3n internacional que han encontrado expresi\u00f3n un\u00e1nime de todas las partes dentro de las naciones unidas contra la agresi\u00f3n. Adem\u00e1s, la misma novedad de la situaci\u00f3n deber\u00eda ofrecer una oportunidad \u00fanica de apelar a una actitud desprejuiciada, e incluso parecer\u00eda que un entendimiento sobre este asunto vital podr\u00eda contribuir muy favorablemente a la soluci\u00f3n de otros problemas en los que la historia y las tradiciones han fomentado puntos de vista divergentes. Con respecto a estas perspectivas m\u00e1s amplias, parece en particular que el libre acceso a la informaci\u00f3n, necesario para la seguridad com\u00fan, deber\u00eda tener efectos de gran alcance en la eliminaci\u00f3n de los obst\u00e1culos que impiden el conocimiento mutuo de los aspectos espirituales y materiales de la vida en los diversos pa\u00edses, sin los cuales el respeto y la buena voluntad entre las naciones dif\u00edcilmente pueden perdurar. La participaci\u00f3n en un desarrollo, iniciado en gran parte por la colaboraci\u00f3n cient\u00edfica internacional y que entra\u00f1a inmensas potencialidades en lo que se refiere al bienestar humano, reforzar\u00eda tambi\u00e9n los \u00edntimos lazos que se crearon en los a\u00f1os anteriores a la guerra entre cient\u00edficos de diferentes naciones. En la situaci\u00f3n actual, esos lazos pueden resultar especialmente \u00fatiles en relaci\u00f3n con las deliberaciones de los respectivos gobiernos y el establecimiento del control. Sin embargo, todas esas oportunidades pueden perderse si no se toma una iniciativa mientras el asunto puede plantearse con un esp\u00edritu de consejo amistoso. De hecho, un aplazamiento a la espera de nuevos acontecimientos podr\u00eda, especialmente si los preparativos para los esfuerzos competitivos entretanto han alcanzado una fase avanzada, dar al planteamiento la apariencia de un intento de coerci\u00f3n en el que no se puede esperar que ninguna gran naci\u00f3n consienta. De hecho, no es necesario insistir en lo afortunado que ser\u00eda en todos los aspectos que, al mismo tiempo que el mundo conocer\u00e1 el formidable poder destructivo que ha llegado a manos humanas, se pudiera decir que el gran avance cient\u00edfico y t\u00e9cnico ha servido para crear una base s\u00f3lida para una futura cooperaci\u00f3n pac\u00edfica entre las naciones.<\/p>\n\n\n\n

No s\u00e9 si Roosevelt ley\u00f3 el memor\u00e1ndum. Muri\u00f3 muy poco despu\u00e9s. Cuando muri\u00f3 estaba escribiendo un discurso, publicado desde entonces pero nunca pronunciado, sobre los nuevos poderes de la ciencia en la guerra, y la necesidad de que los hombres vivan en paz unos con otros. Cuando Roosevelt muri\u00f3, Lord Halifax y el juez Frankfurter paseaban por Lafayette Park, hablando de la bomba y de las esperanzas de Bohr.<\/p>\n\n\n\n

Cuando Roosevelt muri\u00f3, Lord Halifax y el juez Frankfurter paseaban por Lafayette Park, hablando de la bomba y de las esperanzas de Bohr.<\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Con la muerte de Roosevelt, los memorandos de Bohr fueron entregados por Bush a Stimson. Poco despu\u00e9s, Stimson nombr\u00f3 un comit\u00e9 en el que Karl Compton, Bush y Conant eran los miembros t\u00e9cnicos, y en el que estaban representados Estado, Guerra, Marina y la Oficina del Presidente. Se denomin\u00f3 Comit\u00e9 Interino y su objetivo era asesorar al secretario de Guerra y al presidente sobre el futuro de la energ\u00eda at\u00f3mica.<\/p>\n\n\n\n

En cierto sentido, Bohr no estaba solo. Bush, Compton y Conant ten\u00edan claro que el \u00fanico futuro que pod\u00edan prever con esperanza era uno en el que todo el desarrollo at\u00f3mico estuviera controlado internacionalmente. Stimson lo comprendi\u00f3; comprendi\u00f3 que significaba un cambio muy grande en la vida humana; comprendi\u00f3 que el problema central en aquel momento resid\u00eda en nuestras relaciones con Rusia. Los autores del Informe Franck de Chicago ten\u00edan claro que ese era el curso de la esperanza, y as\u00ed lo escribieron. Tambi\u00e9n lo ten\u00edan claro los cient\u00edficos que se unieron despu\u00e9s de la guerra para formar la Federaci\u00f3n de Cient\u00edficos Estadounidenses. Y as\u00ed lo hicieron muchos otros. Pero hab\u00eda diferencias: Bohr estaba a favor de la acci\u00f3n, de la acci\u00f3n oportuna y responsable. Se dio cuenta de que deb\u00edan actuar aquellos que ten\u00edan el poder de comprometerse y actuar. Quer\u00eda cambiar todo el marco en el que aparecer\u00eda el problema, con la suficiente antelaci\u00f3n para que el problema se viera alterado por ello. Cre\u00eda en los estadistas; utilizaba la palabra una y otra vez; no era muy partidario de los comit\u00e9s.<\/p>\n\n\n\n

El Comit\u00e9 Interino era un comit\u00e9, y lo demostr\u00f3 nombrando otro comit\u00e9, el panel cient\u00edfico, del que Arthur Compton, Fermi, Lawrence y yo \u00e9ramos miembros. Nos reunimos con el Comit\u00e9 Interino el 1 de mayo. Hablamos s\u00f3lo de la cuesti\u00f3n de las relaciones con Rusia, el secreto, la apertura, el futuro de la ciencia, el futuro de las empresas at\u00f3micas. Algunos recuerdan haber hablado del uso de la bomba; sin duda eso ocurri\u00f3, pero no en la sesi\u00f3n del Comit\u00e9. Qued\u00e9 profundamente impresionado por la sabidur\u00eda del general Marshall y del secretario Stimson; fui a la misi\u00f3n brit\u00e1nica, me reun\u00ed con Bohr e intent\u00e9 consolarlo, pero era demasiado sabio y demasiado mundano como para dejarse consolar; poco despu\u00e9s se march\u00f3 a Inglaterra, muy inseguro sobre lo que ocurrir\u00eda, si es que ocurr\u00eda algo.<\/p>\n\n\n\n

Bohr estaba a favor de la acci\u00f3n, de la acci\u00f3n oportuna y responsable. Quer\u00eda cambiar todo el marco en el que aparecer\u00eda el problema, con la suficiente antelaci\u00f3n para que el problema se viera alterado por ello.<\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

En junio, el panel cient\u00edfico se reuni\u00f3 en Los \u00c1lamos. Recomendamos que, antes de tomar una decisi\u00f3n firme sobre el uso de la bomba, nuestro gobierno hablara del futuro con nuestros aliados. El Comit\u00e9 Interino se reuni\u00f3 el 21 de junio; acord\u00f3 que la conversaci\u00f3n deb\u00eda iniciarse en la reuni\u00f3n del presidente, el primer ministro y Stalin, prevista para el 16 de julio en Potsdam.<\/p>\n\n\n\n

Ten\u00edamos que hacer una prueba de la bomba por razones t\u00e9cnicas. Esper\u00e1bamos hacerla antes del 16 de julio, para que el presidente y el secretario de Guerra tuvieran una idea de si funcionaba. Funcion\u00f3. Pero no se habl\u00f3 mucho con los rusos. Stimson se horroriz\u00f3 cuando vio lo que era el Ej\u00e9rcito Rojo; seg\u00fan escribi\u00f3, m\u00e1s bien perdi\u00f3 el valor. Byrnes se hab\u00eda opuesto a hablar con los rusos; Churchill se opon\u00eda a decir cualquier cosa. Pero todos estaban de acuerdo en que, si el presidente dec\u00eda algo a Stalin, y aprovechaba la explosi\u00f3n de Trinity como ocasi\u00f3n, al menos nos librar\u00eda de los peores reproches por doble juego. Cuando llegaron las noticias de Nuevo M\u00e9xico, mucho m\u00e1s escabrosas entonces de lo que parecen ahora, el presidente despidi\u00f3 a su int\u00e9rprete, Charles Bohlen, para mantener la informalidad, y fue a hablar con Stalin. Truman coment\u00f3 que dispon\u00edamos de una nueva arma bastante potente que pens\u00e1bamos utilizar contra Jap\u00f3n. Seg\u00fan Truman, Stalin dijo que nos deseaba suerte y que esperaba que funcionara. Eso era llevar la informalidad bastante lejos.<\/p>\n\n\n\n

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Con el uso de las bombas, que plantearon cuestiones separadas pero relacionadas, llegaron algunos pronunciamientos sobre el control internacional. A finales de 1945, el presidente, el primer ministro de Inglaterra y el primer ministro de Canad\u00e1 acordaron buscar alguna acci\u00f3n para el control internacional de la energ\u00eda at\u00f3mica. El debate sobre la legislaci\u00f3n en este pa\u00eds estaba entonces en pleno apogeo. El secretario Byrnes se comprometi\u00f3 a tratar el asunto con los rusos cuando visitara Mosc\u00fa. Ten\u00eda en mente pedirles que aprobaran la creaci\u00f3n de una comisi\u00f3n en las Naciones Unidas para hablar del tema. Tem\u00eda que le preguntaran c\u00f3mo fabricar una bomba; pero ellos ten\u00edan muchas menos ganas de hablar del tema que \u00e9l. El senador Vandenberg y el senador Connally preguntaron qu\u00e9 significaba la tan o\u00edda palabra \u00absalvaguardias\u00bb. As\u00ed, Byrnes nombr\u00f3 un comit\u00e9 de cinco personas, bajo la presidencia del subsecretario, Acheson, para idear controles. El subsecretario nombr\u00f3 un panel, bajo la presidencia de Lilienthal, para idear lo que hab\u00eda que controlar. Trabajamos en eso m\u00e1s tiempo del debido, respet\u00e1ndonos mutuamente y respetando el problema. Como documento de comit\u00e9, y para la \u00e9poca, no estaba tan mal. Bohr no estaba satisfecho con \u00e9l; en primer lugar, porque no lo centr\u00e1bamos lo suficiente en el hecho de que no deb\u00eda haber secretos de ning\u00fan tipo. Dijimos eso, pero no fue lo \u00fanico que dijimos. Cuando el embajador Baruch llev\u00f3 la propuesta a las Naciones Unidas, los miembros de la delegaci\u00f3n del Estado Mayor de Estados Unidos dijeron que, si se llevaba a cabo, no habr\u00eda secretos militares. As\u00ed Bohr habr\u00eda tenido su apertura. Pero ten\u00eda raz\u00f3n, porque no ocurri\u00f3 nada. De esto Bohr dijo, con verdadero reproche: \u00abEsta situaci\u00f3n, este momento exige una acci\u00f3n. Hab\u00eda que actuar para fabricar la bomba\u00bb.<\/p>\n\n\n\n

Bohr no abandon\u00f3 del todo la esperanza, aunque estaba claro que aquello por lo que hab\u00eda estado trabajando, intentar persuadir a los rusos ab initio para que fueran nuestros colaboradores, aliados y garantes de la paz, se hab\u00eda perdido. Pero segu\u00eda pensando que era una gran causa hacer un mundo abierto. En 1948 tuvo una larga, reflexiva y grave entrevista con el general Marshall. El secretario de Estado iba a Par\u00eds para participar en el debate general de la Asamblea de las Naciones Unidas y explicar la postura estadounidense. Bohr esperaba que Marshall dijera que est\u00e1bamos a favor de acabar con los secretos. Con las salvaguardias adecuadas, en un mundo abierto, est\u00e1bamos dispuestos a hacerlo. El secretario no dijo eso.<\/p>\n\n\n\n

En 1950, tras la primera explosi\u00f3n sovi\u00e9tica, la decisi\u00f3n de intentar fabricar las bombas termonucleares, y en una situaci\u00f3n en la que estaba claro que ten\u00edamos que preocuparnos por la suficiencia de nuestro armamento<\/a>, justo antes de la Guerra de Corea, Bohr escribi\u00f3 una Carta Abierta a las Naciones Unidas. La carta se dirige no s\u00f3lo para los jefes de Estado, sino a todos nosotros, y termina as\u00ed:<\/p>\n\n\n\n

Ser\u00e1n necesarios los esfuerzos de todos los partidarios de la cooperaci\u00f3n internacional, tanto individuos como naciones, para crear en todos los pa\u00edses una opini\u00f3n que exprese, cada vez con mayor claridad y fuerza, la demanda de un mundo abierto.<\/p>\n\n\n\n

No puedo decir -quiz\u00e1s otros podr\u00edan decirlo mejor, pero aun as\u00ed no lo s\u00e9- si las acciones tempranas en la l\u00ednea sugerida por Bohr habr\u00edan cambiado el curso de la historia. No s\u00e9 nada de Stalin ni de su comportamiento que permita albergar la menor esperanza al respecto. Pero Bohr abog\u00f3 por esta acci\u00f3n, esperando que creara un gran cambio en la situaci\u00f3n. Una vez dijo en broma, pensando en la teor\u00eda cu\u00e1ntica, \u00abotro arreglo experimental\u00bb. Yo mismo pienso que si hubi\u00e9ramos actuado sabia, clara y discretamente de acuerdo con sus opiniones, al menos podr\u00edamos habernos liberado de nuestro sentido m\u00e1s bien blasfemo de omnipotencia, de nuestros delirios sobre la eficacia del secreto. Podr\u00edamos haber orientado nuestra sociedad y nuestra vida hacia una visi\u00f3n m\u00e1s sana de un futuro por el que merezca la pena vivir, una mayor dedicaci\u00f3n al conocimiento y a la verdad.<\/p>\n\n\n\n

Yo mismo pienso que si hubi\u00e9ramos actuado sabia, clara y discretamente de acuerdo con sus opiniones, al menos podr\u00edamos habernos liberado de nuestro sentido m\u00e1s bien blasfemo de omnipotencia, de nuestros delirios sobre la eficacia del secreto. <\/p>J. ROBERT OPPENHEIMER<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Con el desarrollo de la carrera armament\u00edstica y la intensificaci\u00f3n, la amargura de la guerra fr\u00eda, las ojivas y cohetes multimegat\u00f3n, Bohr se concentr\u00f3 cada vez m\u00e1s en lo que sab\u00eda que pod\u00eda hacer, en la cooperaci\u00f3n internacional en ciencia, en la buena comunicaci\u00f3n, en la buena voluntad. Dirigi\u00f3 su propio Instituto de F\u00edsica Te\u00f3rica y el peque\u00f1o instituto escandinavo Nordita, ambos con sede en Copenhague. Intervino en la primera Conferencia \u00c1tomos para la Paz, que marc\u00f3 el comienzo de la erosi\u00f3n de las formidables barreras a la comunicaci\u00f3n. Desempe\u00f1\u00f3 un papel muy \u00fatil, no s\u00f3lo en la creaci\u00f3n del centro europeo de investigaci\u00f3n nuclear, el CERN, cerca de Ginebra, sino tambi\u00e9n en protegerlo del provincialismo de los Seis y de Euratom, y de la preocupaci\u00f3n militar de la OTAN. En octubre de 1962 grab\u00f3 las cinco primeras entrevistas de lo que iba a ser una historia de la teor\u00eda at\u00f3mica. El 18 de noviembre muri\u00f3, con la retrospectiva incompleta.<\/p>\n\n\n\n

Bohr hablaba con profundo aprecio de la mortalidad: la mortalidad que hace posible que lo que hemos aprendido, lo que se ha demostrado, se transmita a las siguientes generaciones. El 18 de noviembre, cuando muri\u00f3, su hijo Aage regresaba con su mujer de pasar un mes en China, donde hab\u00eda dado una conferencia sobre estructura nuclear.<\/p>\n\n\n\n

Fue mucho antes, a finales de septiembre de 1945, cuando el coronel Stimson abandon\u00f3 Washington para siempre. Ya no era joven, ni se encontraba bien. Ese d\u00eda ten\u00eda una reuni\u00f3n de gabinete en la que una vez m\u00e1s, en t\u00e9rminos definitivos y elocuentes, abogar\u00eda, ahora muy tard\u00edamente, por un acercamiento abierto y amistoso a Rusia sobre los problemas del \u00e1tomo. M\u00e1s tarde ese mismo d\u00eda, el general Marshall plane\u00f3 que todos los oficiales generales de Washington salieran a la pista para saludar y despedirse de su jefe. Por todo esto, el coronel Stimson tuvo que cortarse el pelo. Me pidi\u00f3 que me sentara con \u00e9l cuando estaba en la silla del barbero. Cuando lleg\u00f3 la hora de irse, me dijo: \u00abAhora est\u00e1 en tus manos\u00bb. Bohr nunca dijo eso. No era necesario.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Entre los estudiantes de Berkeley corr\u00eda la voz de que la teor\u00eda at\u00f3mica era la Biblia, que Bohr era Dios -y Oppenheimer su profeta-. Entre 1963 y 1964, el padre de la bomba dedic\u00f3 una serie de conferencias al maestro de la f\u00edsica at\u00f3mica. En ellas, describe extensamente la previsi\u00f3n y las esperanzas del f\u00edsico dan\u00e9s en el problema de la bomba at\u00f3mica desde su \u00e9poca en Los \u00c1lamos hasta su muerte en noviembre de 1962.<\/p>\n","protected":false},"author":1366,"featured_media":20926,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-speeches.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[606],"tags":[],"geo":[172],"class_list":["post-20921","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-oppenheimer-escritos-selectos","staff-el-grand-continent","geo-americas"],"acf":[],"yoast_head":"\nOppenheimer a la sombra del dios Bohr - El Grand Continent<\/title>\n<meta name=\"robots\" content=\"index, follow, max-snippet:-1, max-image-preview:large, max-video-preview:-1\" \/>\n<link rel=\"canonical\" href=\"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/08\/06\/oppenheimer-a-la-sombra-del-dios-bohr\/\" \/>\n<meta property=\"og:locale\" content=\"es_ES\" \/>\n<meta property=\"og:type\" content=\"article\" \/>\n<meta property=\"og:title\" content=\"Oppenheimer a la sombra del dios Bohr - El Grand Continent\" \/>\n<meta property=\"og:description\" content=\"Entre los estudiantes de Berkeley corr\u00eda la voz de que la teor\u00eda at\u00f3mica era la Biblia, que Bohr era Dios -y Oppenheimer su profeta-. 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