{"id":16020,"date":"2023-04-25T07:44:00","date_gmt":"2023-04-25T06:44:00","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=16020"},"modified":"2023-04-25T12:01:13","modified_gmt":"2023-04-25T11:01:13","slug":"que-es-el-ecofeminismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/04\/25\/que-es-el-ecofeminismo\/","title":{"rendered":"\u00bfQu\u00e9 es el ecofeminismo?"},"content":{"rendered":"\n

Este art\u00edculo ser\u00e1 objeto de un Mi\u00e9rcoles del Grand Continent y del C\u00edrculo de Bellas Artes el 10 de mayo de 19:00 a 20:00 en Madrid. M\u00e1s informaci\u00f3n aqu\u00ed<\/a>.<\/em><\/p>\n\n\n\n

Ecofeminismo <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span>: la palabra fue acu\u00f1ada por Fran\u00e7oise d’Eaubonne, en un libro publicado en 1974, Le f\u00e9minisme ou la mort<\/em>, en un momento en el que tanto el movimiento feminista como el ecologista se desarrollaban <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Su idea era combinar, en una misma lucha, la denuncia del patriarcado, que esclaviza a las mujeres, y la del capitalismo, que provoca desastres ecol\u00f3gicos. Sin embargo, su llamado apenas surti\u00f3 efecto y la palabra cay\u00f3 r\u00e1pidamente en el olvido en Francia. Resurgi\u00f3 en Estados Unidos, en los a\u00f1os 1980, para designar toda una serie de movimientos que agrupaban a mujeres en torno a una amplia gama de luchas ecologistas: marchas antimilitaristas y antinucleares, comunidades agr\u00edcolas de lesbianas, movilizaci\u00f3n de mujeres locales contra la contaminaci\u00f3n del suelo, etc\u00e9tera <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Estos compromisos de mujeres con luchas ecologistas se extendieron por todo el mundo, sobre todo, en el sur (India, \u00c1frica, Sudam\u00e9rica), donde las mujeres se movilizaron para luchar por el medio ambiente, contra la deforestaci\u00f3n, contra el extractivismo o por la justicia medioambiental <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Muy presentes en las protestas clim\u00e1ticas, sobre todo, en 2015, las movilizaciones ecofeministas han vuelto a Europa, a Francia en particular, donde estos movimientos se han multiplicado y donde el t\u00e9rmino tiene, ahora, mucho \u00e9xito y suscita un gran inter\u00e9s <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

Sin embargo, esta forma de asociar mujeres y naturaleza parece sospechosa para algunos. \u00bfLas mujeres son, por naturaleza, m\u00e1s propensas a cuidar el medio ambiente? \u00bfSon m\u00e1s naturales que los hombres? Esta desconfianza es particularmente fuerte en un pa\u00eds como Francia, donde se afirma f\u00e1cilmente que la naturaleza no existe y donde la tradici\u00f3n feminista es, m\u00e1s bien, universalista (las mujeres son hombres como los dem\u00e1s) y constructivista: \u00abno se nace mujer; se llega a serlo\u00bb. Esta tradici\u00f3n s\u00f3lo puede ser hostil para un diferencialismo que les atribuya a las mujeres una naturaleza particular. Por lo tanto, la naturaleza no es un recurso para las mujeres; al contrario, es la trampa que se les tiende: se naturaliza a las mujeres para dominarlas mejor. <\/p>\n\n\n\n

No se puede hacer una presentaci\u00f3n oral sobre el ecofeminismo sin toparse con la objeci\u00f3n del esencialismo. Siempre est\u00e1 ah\u00ed, insistente, incluso, obstinada, porque se trata m\u00e1s de un rechazo de principio que de una discusi\u00f3n abierta. Tiende a congelar el ecofeminismo en una sola caracter\u00edstica. \u00c9sta es la cuesti\u00f3n: la acusaci\u00f3n de esencialismo presupone que el ecofeminismo debe ser considerado como una doctrina, cuyo estudio corresponder\u00eda a la historia de las ideas. Nos parece que no es el caso: los movimientos ecofeministas est\u00e1n demasiado dispersos geogr\u00e1ficamente y var\u00edan demasiado en sus objetivos y pr\u00e1cticas, para que puedan ser considerados como la aplicaci\u00f3n de una \u00fanica doctrina preexistente que podr\u00eda ser objeto de una presentaci\u00f3n separada.<\/p>\n\n\n\n

Los movimientos ecofeministas est\u00e1n demasiado dispersos geogr\u00e1ficamente y var\u00edan demasiado en sus objetivos y pr\u00e1cticas, para que puedan ser considerados como la aplicaci\u00f3n de una \u00fanica doctrina preexistente que podr\u00eda ser objeto de una presentaci\u00f3n separada.<\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Sin embargo, si la teor\u00eda no precede a la acci\u00f3n, la acompa\u00f1a. Las militantes escriben, intercambian, se interrogan, discuten, inician estudios… Existe una conversaci\u00f3n ecofeminista cuyas voces son plurales. Se trata de ofrecerle a cada voz la posibilidad de ser escuchada en pie de igualdad con las dem\u00e1s, sin pretender producir una visi\u00f3n com\u00fan unificada, sino pensando que cada punto de vista debe lograr, al encontrarse con los dem\u00e1s, cuestionarse y clarificarse a la vez que ayuda a los dem\u00e1s a hacer lo mismo. Hay, aqu\u00ed, un principio metodol\u00f3gico y una elecci\u00f3n \u00e9tica: darle prioridad a la pluralidad; intentar darle a cada uno su voz; no es considerar el ecofeminismo como un objeto de estudio, sino escuchar a los sujetos, presentar la conversaci\u00f3n ecofeminista en su din\u00e1mica. Esta opci\u00f3n por la pluralidad deber\u00eda permitir que se evite plantear como universal una posici\u00f3n que, en realidad, es particular o valorar la propia posici\u00f3n excluyendo todas las dem\u00e1s. <\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
Wheatfield \u2013 A Confrontation: Battery Park Landfill, Downtown Manhattan \u2013 With Statue of Liberty Across the Hudson<\/em>, 1982. \u00a9 Agnes Denes, courtesy of Leslie Tonkonow Artworks + Projects, New York<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

No obstante, se objetar\u00e1, puesto que la diversidad tanto de movilizaciones como de reflexiones te\u00f3ricas es muy importante en los movimientos ecofeministas; \u00bfpor qu\u00e9 hablar de ecofeminismo en singular? \u00bfNo ser\u00eda mejor hablar de \u00e9l en plural? Esto implicar\u00eda que el t\u00e9rmino es exhaustivo: s\u00f3lo se calificar\u00eda de ecofeministas aquellas luchas y experiencias que se reivindican expl\u00edcitamente como ecofeministas. Sin embargo, hay una serie de movimientos de mujeres sobre cuestiones ecol\u00f3gicas que no se autodenominan ecofeministas.  Esto no es raz\u00f3n para no hablar de ellos y excluirlos del ecofeminismo. El acuerdo en torno a la palabra no se basa en una teor\u00eda, sino en un conjunto de pr\u00e1cticas en las que las participantes pueden encontrarse y descubrir afinidades. Estas convergencias y afinidades son lo que investigamos.<\/p>\n\n\n\n

El acuerdo en torno a la palabra no se basa en una teor\u00eda, sino en un conjunto de pr\u00e1cticas en las que las participantes pueden encontrarse y descubrir afinidades. Estas convergencias y afinidades son lo que investigamos.<\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Este repaso comienza explorando la diversidad de estos movimientos, que combinan luchas feministas y ecologistas desde el sur hasta el norte. Este panorama no pretende ser exhaustivo ni un estudio sociol\u00f3gico o hist\u00f3rico completo de estos movimientos. Es el relato de un viaje, en el que vemos surgir figuras que siguen sirviendo de referencia: Fran\u00e7oise d’Eaubonne en Francia, cuya vida y obra han sido redescubiertas por el renacimiento del ecofeminismo en Francia; Vandana Shiva, que, como impulsora del movimiento Chipko en la India, se ha convertido en un icono mundial; Wangari Muta Maathai que, en Kenia, fund\u00f3 el movimiento Cintur\u00f3n Verde y recibi\u00f3 el Premio Nobel de la Paz en 2004; Starhawk por sus intervenciones tanto en Estados Unidos como en las movilizaciones altermundistas… De una a otra, no s\u00f3lo se entrecruzan las luchas ecofeministas con otras, sino que, de un movimiento a otro, se producen encuentros, intercambios o pr\u00e9stamos y se establecen interconexiones por las que circula el calificativo de ecofeminista.<\/p>\n\n\n\n

En este trabajo en red, se mantiene la diversidad, pero se plantea la cuesti\u00f3n de qu\u00e9 es lo que une las luchas feminista y ecologista: la entrada de las mujeres en la acci\u00f3n ecologista da testimonio de la doble opresi\u00f3n que golpea tanto a las mujeres como a la naturaleza. La lucha contra esta dominaci\u00f3n cruzada es donde se identifican los movimientos ecofeministas; el estudio de su l\u00f3gica, as\u00ed como de su contexto cultural e hist\u00f3rico, es donde historiadoras (Carolyn Merchant, Silvia Federici) y fil\u00f3sofas (Karen Warren, Val Plumwood) han asumido la tarea. La investigaci\u00f3n filos\u00f3fica llama la atenci\u00f3n sobre los efectos del dualismo, que distingue y jerarquiza hombre y naturaleza, hombre y mujer, sujeto y objeto, y, reuniendo t\u00e9rminos subordinados, tiende a identificarlos: las mujeres est\u00e1n, as\u00ed, del lado de la naturaleza, sometidas a la misma opresi\u00f3n o dominaci\u00f3n. La investigaci\u00f3n hist\u00f3rica muestra las transformaciones conjuntas de la relaci\u00f3n con la mujer y la naturaleza. Estudiando el surgimiento de la ciencia moderna en Europa a partir del siglo XVI, en un momento en el que se desarrollaba el capitalismo y se transformaban tanto las relaciones sociales como las relaciones con el entorno natural, Carolyn Merchant, en un estudio pionero, The Death of Nature<\/em> <\/span>6<\/sup><\/a><\/span><\/span>, ha demostrado c\u00f3mo, en la \u00e9poca moderna, la transici\u00f3n de una visi\u00f3n organicista tradicional de la naturaleza a la visi\u00f3n mecanicista de la nueva f\u00edsica (Galileo, Descartes, Newton) ha dado lugar a una transformaci\u00f3n conjunta de las relaciones con la naturaleza y de las relaciones con las mujeres. De ser una madre respetada, la naturaleza pas\u00f3 a ser una materia inerte que pod\u00eda ser explotada y dominada a voluntad. Al mismo tiempo, las mujeres se vieron sometidas a una violenta represi\u00f3n, marcada por la ferocidad de los juicios por brujer\u00eda de finales del siglo XVI y de principios del XVII. Continuando los estudios de Carolyn Merchant hasta nuestros d\u00edas, Silvia Federici muestra c\u00f3mo, sobre todo, en \u00c1frica, la globalizaci\u00f3n ha creado un \u00abentorno propicio para las acusaciones de brujer\u00eda\u00bb: en una situaci\u00f3n de escasez de tierras, de agravamiento de conflictos y de tensiones intergeneracionales, las mujeres mayores que viven solas son denunciadas como brujas, a menudo, por hombres j\u00f3venes. Son expulsadas y reunidas en campamentos <\/span>7<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Tambi\u00e9n, en Sudam\u00e9rica, la toma de territorios ind\u00edgenas por las empresas mineras va acompa\u00f1ada de violencia sexual contra las mujeres. Sus cuerpos son donde estas mujeres, que, en muchos casos, pertenecen a comunidades ind\u00edgenas, experimentan el v\u00ednculo entre las dominaciones; en sus luchas, no separan la defensa de sus cuerpos de la defensa de sus tierras.<\/p>\n\n\n\n

En su lucha contra esta opresi\u00f3n conjunta, los movimientos ecofeministas plantean nuevas cuestiones ah\u00ed, donde se encuentran campos antes separados: sobre la naturaleza, sobre la sociedad, sobre la pol\u00edtica.<\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

En su lucha contra esta opresi\u00f3n conjunta, los movimientos ecofeministas plantean nuevas cuestiones ah\u00ed, donde se encuentran campos antes separados: sobre la naturaleza, sobre la sociedad, sobre la pol\u00edtica. Estas preguntas alimentan la conversaci\u00f3n ecofeminista: \u00e9sta es una oportunidad para examinar qu\u00e9 respuestas ofrecen estos intercambios, a menudo, contradictorios, a las cr\u00edticas que, con m\u00e1s frecuencia, se hacen hacia el ecofeminismo. Distinguiremos tres tipos principales de cr\u00edticas <\/span>8<\/sup><\/a><\/span><\/span>. La cr\u00edtica m\u00e1s frecuente se refiere a la naturalizaci\u00f3n esencialista a la que se expone el enfoque ecofeminista. La segunda cr\u00edtica es que las ecofeministas, en su cr\u00edtica hacia la modernidad capitalista y patriarcal, se repliegan a un pasado conservador y holista. La tercera, por \u00faltimo, cuestiona el alcance pol\u00edtico del ecofeminismo, al considerar que estos movimientos, con su \u00e9nfasis en la transformaci\u00f3n individual, tienen m\u00e1s que ver con el desarrollo personal que con la acci\u00f3n pol\u00edtica.<\/p>\n\n\n\n

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Wheatfield \u2013 A Confrontation: Battery Park Landfill, Downtown Manhattan \u2013 With Statue of Liberty Across the Hudson<\/em>, 1982. \u00a9 Agnes Denes, courtesy of Leslie Tonkonow Artworks + Projects, New York<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

No se trata de buscar una respuesta \u00fanica a estas cr\u00edticas \u2013no la hay\u2013, sino de mostrar c\u00f3mo los movimientos ecofeministas, al reconfigurar los campos de lucha, as\u00ed como los medios de acci\u00f3n, mueven las l\u00edneas y cambian las preguntas: lo que cuenta no es tanto la respuesta dada como el reconocimiento de que siempre hay varias. La distinci\u00f3n entre naturalizaci\u00f3n y naturaleza permite responder a las acusaciones de esencialismo. El estudio hist\u00f3rico y filos\u00f3fico de c\u00f3mo las mujeres y la naturaleza han estado sometidas a una dominaci\u00f3n cruzada no descubre una naturaleza femenina, sino que estudia un marco cultural y sus modalidades hist\u00f3ricas. Converge, as\u00ed, con las cr\u00edticas feministas antinaturalistas: las mujeres no son m\u00e1s naturales<\/em> que los hombres; la situaci\u00f3n social y cultural en la que se encuentran es la que las hace especialmente vulnerables y las sit\u00faa en primera l\u00ednea de los ataques. No obstante, ah\u00ed, donde las cr\u00edticas feministas y las teor\u00edas de g\u00e9nero terminan en un rechazo de la naturalizaci\u00f3n, los movimientos ecofeministas muestran que, una vez que hemos criticado la naturalizaci\u00f3n, no hemos terminado con la naturaleza, cuyas posibilidades est\u00e1n a\u00fan por explorar, ignorar u oscurecer por la visi\u00f3n dominante. \u00abReclaim<\/em>\u00ab: \u00e9ste es el lema de la reapropiaci\u00f3n ecofeminista de la naturaleza adoptado por los movimientos estadounidenses <\/span>9<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Se trata de reocupar posiciones denunciadas o excluidas redescubriendo nuevas posibilidades. Es lo que se conoce como inversi\u00f3n del estigma o esencialismo estrat\u00e9gico. De ah\u00ed, la importancia de las brujas en estos movimientos: identificarse como bruja es una forma no de hacerse pasar por v\u00edctima, sino de reapropiarse de su \u00abpoder no conquistado\u00bb, de explorar otras formas de ser mujer fuera de los modelos de sumisi\u00f3n impuestos por el patriarcado <\/span>10<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Estas naturalezas en resistencia se escapan de la camisa de fuerza dualista de la visi\u00f3n moderna de la naturaleza y revelan posibilidades espirituales (como las del \u00abculto a la diosa\u00bb y las pr\u00e1cticas m\u00e1gicas desarrolladas por Starhawk). Se trata, como dice Val Plumwood, de darle voz a la naturaleza, de reanimarla <\/span>11<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

Las mujeres no son m\u00e1s naturales<\/em> que los hombres; la situaci\u00f3n social y cultural en la que se encuentran es la que las hace especialmente vulnerables y las sit\u00faa en primera l\u00ednea de los ataques.<\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Tanto Karen Warren como Val Plumwood, en sus esfuerzos por desarrollar una \u00e9tica medioambiental ecofeminista, se han referido expl\u00edcitamente a Carol Gilligan y a las teor\u00edas del care<\/em> <\/span>12<\/sup><\/a><\/span><\/span>. No se trata tanto de extender la \u00e9tica del care<\/em> de la naturaleza o del medio ambiente, sino de descubrir, como propone Joan Tronto, otra te\u00f3rica del care<\/em>, que, en \u00abnuestro mundo\u00bb, tambi\u00e9n hay no humanos: \u00abEn el sentido m\u00e1s general, ‘cuidado’ se refiere a un tipo de actividad que incluye todo lo que hacemos para mantener, preservar y reparar nuestro ‘mundo’ para que podamos vivir en \u00e9l lo mejor posible. Este mundo incluye nuestros cuerpos, lo que somos como individuos, nuestro entorno, todo lo que tratamos de entretejer en una tupida y compleja red cuyo destino es sostener la vida\u00bb <\/span>13<\/sup><\/a><\/span><\/span>. De la producci\u00f3n (lo que se a\u00f1ade a lo que ya tenemos), se pasa a la reproducci\u00f3n, a todas esas actividades invisibilizadas de la vida cotidiana y ordinaria a trav\u00e9s de las cuales podemos seguir viviendo. El estudio de las formas de vida (en el sentido biol\u00f3gico, pero tambi\u00e9n cultural del t\u00e9rmino), desde el punto de vista de su reproducci\u00f3n, no apunta a un \u00fanico modelo, sino que, al mismo tiempo que muestra el car\u00e1cter insustituible de las actividades de subsistencia, abre una investigaci\u00f3n sobre la diversidad de los intentos ecofeministas de reubicaci\u00f3n. Lejos del repliegue en comunidades tradicionales constre\u00f1idas, \u00e9stos abren posibilidades y reexploran las relaciones sociales.<\/p>\n\n\n\n

Por violenta que sea la dominaci\u00f3n cruzada de las mujeres, \u00e9stas nunca se presentan \u00fanicamente como v\u00edctimas. \u00c9ste es, quiz\u00e1s, el rasgo m\u00e1s llamativo del ecofeminismo: es el movimiento del poder de las mujeres. La distinci\u00f3n que hace Starhawk entre poder-sobre y poder-dentro es crucial para entender en qu\u00e9 consiste este poder. Por \u00abpoder sobre\u00bb, Starhawk entiende el significado m\u00e1s familiar del t\u00e9rmino: dominaci\u00f3n sobre los seres humanos y sobre la naturaleza; la capacidad de unos pocos para imponer su voluntad, controlar los recursos o limitar las opciones de los dem\u00e1s, ya sea en pol\u00edtica, econom\u00eda, ingenier\u00eda o vida familiar.  A ese poder que \u00abtiene su fuente en la violencia y la fuerza y se apoya en las fuerzas policiales y armadas de un Estado\u00bb, Starhawk opone, en todos sus escritos, \u00abotro tipo de poder: el poder que surge de nosotros mismos; nuestra capacidad de atrevernos, de hacer y de so\u00f1ar; nuestra creatividad\u00bb <\/span>14<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Donde el \u00abpoder-sobre\u00bb separa y distancia, el \u00abpoder-dentro\u00bb une, sin limitar.  Luchar contra la dominaci\u00f3n es, por lo tanto, pasar de un poder a otro, soltar el \u00abpoder-sobre\u00bb y volver a conectar con el \u00abpoder-dentro\u00bb para \u00abtransformar las estructuras de dominaci\u00f3n y control\u00bb cambiando \u00abradicalmente la forma en la que se concibe el poder y c\u00f3mo funciona\u00bb <\/span>15<\/sup><\/a><\/span><\/span>. \u00c9sta es la originalidad de las pol\u00edticas ecofeministas: no pretenden conquistar el poder para ejercerlo a su vez, sino desarrollar otro tipo de poder que nos permita escapar de la dominaci\u00f3n, no sustituir a quienes la ejercen.<\/p>\n\n\n\n

\u00c9ste es, quiz\u00e1s, el rasgo m\u00e1s llamativo del ecofeminismo: es el movimiento del poder de las mujeres.<\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Entonces, ecofeminismo: \u00bffeminismo ecol\u00f3gico o ecolog\u00eda feminista? \u00bfDebemos entender los movimientos ecofeministas desde la historia del feminismo o desde la de la ecolog\u00eda? Como cualquier movimiento feminista, el ecofeminismo es un movimiento de emancipaci\u00f3n. No obstante, al negarse a separar la lucha ecologista de la lucha feminista, al luchar contra las opresiones cruzadas y contra todas las formas que puede adoptar la opresi\u00f3n y la dominaci\u00f3n de las mujeres y la naturaleza, las luchas ecofeministas no son s\u00f3lo luchas por los derechos de las mujeres. Como escribe Ariel Salleh, pionera australiana del ecofeminismo: \u00abel ecofeminismo es un enfoque hol\u00edstico de todas las formas de dominaci\u00f3n (g\u00e9nero, raza, especie) y no s\u00f3lo una campa\u00f1a espec\u00edfica por la emancipaci\u00f3n de la mujer\u00bb <\/span>16<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Por esta raz\u00f3n, seg\u00fan se\u00f1ala, no es ni \u00abuna perspectiva esencializadora ni una pol\u00edtica identitaria\u00bb <\/span>17<\/sup><\/a><\/span><\/span>.<\/p>\n\n\n\n

\n \n \r\n \r\n \r\n \r\n \r\n <\/picture>\r\n \n
Wheatfield \u2013 A Confrontation: Battery Park Landfill, Downtown Manhattan \u2013 With Statue of Liberty Across the Hudson<\/em>, 1982. \u00a9 Agnes Denes, courtesy of Leslie Tonkonow Artworks + Projects, New York<\/figcaption>\n <\/a>\n<\/figure>\n\n\n

\u00abLos economistas acad\u00e9micos, orientados hacia el crecimiento, el g\u00e9nero y el desarrollo\u00bb, seg\u00fan se\u00f1ala tambi\u00e9n Ariel Salleh, tienen ciertas dificultades para reconocer el papel que desempe\u00f1an las mujeres en los movimientos ecologistas <\/span>18<\/sup><\/a><\/span><\/span>. Desde hace m\u00e1s de cincuenta a\u00f1os que los cient\u00edficos, las organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, los Estados y los partidos pol\u00edticos llevan ocup\u00e1ndose de las cuestiones ecol\u00f3gicas, nos hemos acostumbrado a que estas cuestiones se entiendan a partir de un estado global del mundo, elaborado por grupos de expertos (el IPCC para el clima; el IPBES para la biodiversidad <\/span>19<\/sup><\/a><\/span><\/span>) y puesto en conocimiento de las autoridades pol\u00edticas, que, al t\u00e9rmino de las cumbres, elaboran planes de acci\u00f3n que deben aplicarse en diferentes niveles territoriales. Surge, as\u00ed, la idea de que los conocimientos ecol\u00f3gicos de gran complejidad s\u00f3lo son accesibles para los cient\u00edficos y, luego, son aplicados por los responsables pol\u00edticos, que los traducen en medidas que deben imponerse de arriba abajo sobre poblaciones presumiblemente indiferentes o recalcitrantes. Frente a estos impresionantes esquemas pol\u00edticos, que pretenden nada menos que reorientar todo el sistema productivo, los movimientos ecofeministas (luchar contra las empresas extractivistas, plantar \u00e1rboles, oponerse a la apropiaci\u00f3n privada del agua, desarrollar otras formas de vida y cultivar la tierra) parecen insignificantes.<\/p>\n\n\n\n

Los movimientos ecofeministas forman parte de estas luchas ordinarias y ciudadanas. Revelan que el conocimiento y la competencia no est\u00e1n s\u00f3lo del lado de los expertos. <\/p>CATHERINE LARR\u00c8RE<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n

Sin embargo, quiz\u00e1s, sea aqu\u00ed, en esta ecolog\u00eda de lo cotidiano, de lo ordinario <\/span>20<\/sup><\/a><\/span><\/span>, donde est\u00e1n ocurriendo las cosas importantes. Por muy solemnes y espectaculares que sean los acuerdos internacionales sobre cuestiones ecol\u00f3gicas, los resultados son notoriamente insuficientes. Frente a los problemas ecol\u00f3gicos, los Estados son, en gran medida, impotentes para detener las pol\u00edticas productivistas y sus efectos destructivos. La acci\u00f3n debe buscarse en otra parte. No son s\u00f3lo los activistas quienes se manifiestan para obligar a los gobiernos a cumplir sus compromisos, sino, tambi\u00e9n, todos aquellos que practican otras formas de vida, ya sea al margen del control estatal o en lucha abierta con los poderes econ\u00f3micos y pol\u00edticos. Los movimientos ecofeministas forman parte de estas luchas ordinarias y ciudadanas. Revelan que el conocimiento y la competencia no est\u00e1n s\u00f3lo del lado de los expertos. Dado que los estereotipos de g\u00e9nero suelen situar a las mujeres en el lado de la ignorancia, descubrir su competencia y sus conocimientos en sus acciones cotidianas en su entorno vital nos lleva a reconfigurar nuestro enfoque de las cuestiones medioambientales.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Desde hace varios a\u00f1os, en las voces plurales de la conversaci\u00f3n ecofeminista, Catherine Larr\u00e8re ha visto surgir la posibilidad de una lucha ordinaria -un movimiento del poder de las mujeres-.<\/p>\n","protected":false},"author":1366,"featured_media":16027,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-editorials.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[98,201],"tags":[],"geo":[177],"class_list":["post-16020","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-energia-y-medio-ambiente","category-genero","staff-catherine-larrere","geo-europa"],"acf":[],"yoast_head":"\n\u00bfQu\u00e9 es el ecofeminismo? - El Grand Continent<\/title>\n<meta name=\"robots\" content=\"index, follow, max-snippet:-1, max-image-preview:large, max-video-preview:-1\" \/>\n<link rel=\"canonical\" href=\"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/04\/25\/que-es-el-ecofeminismo\/\" \/>\n<meta property=\"og:locale\" content=\"es_ES\" \/>\n<meta property=\"og:type\" content=\"article\" \/>\n<meta property=\"og:title\" content=\"\u00bfQu\u00e9 es el ecofeminismo? 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