{"id":14161,"date":"2023-02-22T14:59:40","date_gmt":"2023-02-22T14:59:40","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=14161"},"modified":"2023-02-23T13:13:54","modified_gmt":"2023-02-23T13:13:54","slug":"la-doctrina-diaz-para-la-izquierda-en-europa-l","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/02\/22\/la-doctrina-diaz-para-la-izquierda-en-europa-l\/","title":{"rendered":"Transformar Europa para proteger a la gente"},"content":{"rendered":"\n
Al inicio de Algo va mal<\/em> <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span>, Tony Judt afirmaba lac\u00f3nicamente que \u201cya no sabemos hablar sobre lo que est\u00e1 mal, ni mucho menos solucionarlo\u201d. Record\u00e9 las palabras del brit\u00e1nico tres a\u00f1os atr\u00e1s, en marzo de 2020, cuando vi desplomarse 800.000 puestos de trabajo y no pude evitar echarme a llorar en la soledad de mi despacho. Poco despu\u00e9s, fuimos capaces, esa vez s\u00ed, de nombrar los problemas y darles soluci\u00f3n, y los ERTE son ya una historia de \u00e9xito en nuestro pa\u00eds. Demostramos que era posible salir de la par\u00e1lisis, que las cosas se pod\u00edan hacer de forma diferente para mejorar la vida de la gente, que las v\u00edas que funcionan han permanecido demasiado tiempo inexploradas.<\/p>\n\n\n\n Europa ha sido, quiz\u00e1, el mejor ejemplo de la impotencia reflexiva y pol\u00edtica de la que hablaba Judt. A su vez, Europa ha sido, y sigue siendo, el mejor espacio disponible para mejorar la vida de la gente, por la escala de sus pol\u00edticas y el amplio apoyo que mantiene entre la ciudadan\u00eda \u2014apoyo que, lejos de ser un mero elemento simb\u00f3lico, produce efectos materiales\u2014. <\/p>\n\n\n\n Hemos vivido, durante demasiado tiempo, bajo la premisa de que Europa era irreformable. Tras el giro neoliberal de los a\u00f1os ochenta, consolidado en las d\u00e9cadas siguientes, gran parte de las fuerzas progresistas se replegaron en dos sentidos diferentes. Por un lado, una parte importante de la socialdemocracia se hizo inconfundible con las l\u00f3gicas de desregulaci\u00f3n de los mercados y desprotecci\u00f3n social. Claudic\u00f3. Por el otro, algunas izquierdas concluyeron que no hab\u00eda espacio ni posibilidad de cambiar Europa, que el viraje neoliberal y tecnocr\u00e1tico era, en realidad, una decisi\u00f3n predeterminada, la condici\u00f3n irrenunciable de una arquitectura europea escasamente democr\u00e1tica y poco o nada social. Fueron forzadas a claudicar. Ahora, inmersos en un cambio de \u00e9poca, es el momento de llevar la democracia a Europa, de que tengamos voz propia en un mundo cada vez m\u00e1s complejo. <\/p>\n\n\n\n Ahora, inmersos en un cambio de \u00e9poca, es el momento de llevar la democracia a Europa, de que tengamos voz propia en un mundo cada vez m\u00e1s complejo. <\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Han sido muchos los proyectos e ideas que las fuerzas progresistas han puesto en marcha durante d\u00e9cadas para alcanzar la Europa social. Sindicatos y movimientos sociales y feministas, de la mano de las izquierdas europeas, imaginaron y promovieron una direcci\u00f3n transformadora para el proyecto europeo en los a\u00f1os de la posguerra, una direcci\u00f3n que, como recuerda Aur\u00e9lie Dianara en Social Europe: the Road not Taken<\/em> <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span>, parec\u00eda posible hasta la d\u00e9cada de los ochenta. Aquel movimiento a favor de una Europa social no era cosa de ingenuos: la ventana de oportunidad estaba, sin duda, abierta. <\/p>\n\n\n\n Los setenta constituyeron un tiempo de incertidumbres, un momento en el que predominaba la sensaci\u00f3n de que todo pod\u00eda pasar. Como prueba de ello, el premio Nobel de Econom\u00eda de 1974 fue concedido a dos pensadores muy dispares entre s\u00ed: Friedrich von Hayek y Gunnar Myrdal. El primero, impulsor del neoliberalismo m\u00e1s cruento; el segundo, un postkeynesiano que quer\u00eda ahondar en el consenso social de posguerra. Hayek venci\u00f3 y la ventana, simb\u00f3licamente y en consecuencia, se cerr\u00f3. <\/p>\n\n\n\n Hoy, inmersos en un nuevo contexto de incertidumbre global, esa ventana vuelve a estar abierta. Nos encontramos en un momento de bifurcaci\u00f3n similar, en el que hemos de escoger entre darle una nueva e inmerecida oportunidad \u2014la en\u00e9sima\u2014 al caos neoliberal o, por el contrario, apostar por la planificaci\u00f3n econ\u00f3mica y ecol\u00f3gica de nuestras democracias. Ambas salidas son posibles, pero una ya se ha mostrado ineficaz, capaz solamente de infringir dolor a la ciudadan\u00eda. La pandemia nos revel\u00f3 la muerte intelectual del neoliberalismo. Ahora, la \u00fanica forma de enterrarlo pol\u00edticamente es con un proyecto de europe\u00edsmo transformador.<\/p>\n\n\n\n En ese sentido, la hegemon\u00eda neoliberal en Europa nada tiene que ver con un sustrato hist\u00f3rico e inamovible en las ra\u00edces del proyecto, con un ADN tecnocr\u00e1tico o una supremac\u00eda irrevocable. Esta hegemon\u00eda tiene que ver, en realidad, con las transformaciones internas que muchos Estados miembros vivieron en los a\u00f1os ochenta y noventa \u2014el programa antisocial de Thatcher o el giro de Mitterrand hacia la rigueur<\/em> como principales ejemplos\u2014, tras las cuales las \u00e9lites de dichos pa\u00edses se coordinaron para rehacer Europa en defensa de los intereses de unos pocos. Esto es: la deriva neoliberal a nivel supranacional es resultado de ese mismo giro a nivel local, de los cambios a nivel estatal experimentados tras la victoria de Hayek y sus ac\u00f3litos. As\u00ed, fue el pacto intergubernamental que pon\u00eda el inter\u00e9s de los mercados por delante de la vida de la gente com\u00fan lo que deriv\u00f3 en la formulaci\u00f3n del Tratado de Maastricht y del de Lisboa. Fue ese mismo pacto intergubernamental a favor de la austeridad el que, veinte a\u00f1os m\u00e1s tarde, dobleg\u00f3 la voluntad del pueblo griego e impuso recortes en los servicios p\u00fablicos y en los sistemas de cuidados en toda Europa. La buena noticia es que con un nuevo pacto podemos reformar la arquitectura de la Uni\u00f3n Europea, poniendo, esta vez s\u00ed, la protecci\u00f3n de las personas primero.<\/p>\n\n\n\n En resumen: Europa es un pacto intergubernamental que debe convertirse en un proyecto democr\u00e1tico, social y federal. Hemos de romper la falsa alternativa entre democracias nacionales y democracia europea, pues las primeras han de ser el motor de la segunda.<\/p>\n\n\n\n [Si encuentra nuestro trabajo \u00fatil y quiere que el GC siga siendo una publicaci\u00f3n abierta, puede suscribirse aqu\u00ed.<\/a>]<\/em><\/p>\n\n\n\n Con ese objetivo en mente, me propuse, desde mis primeros d\u00edas como ministra, transformar Europa porque, como escribi\u00f3 Bertolt Brecht, \u201cla fuerza de la raz\u00f3n solo ser\u00e1 el triunfo de los que razonan\u201d. Porque Europa es demasiado importante en nuestras vidas como para renunciar a ella. Porque las ideas se miden por sus efectos. Porque se necesita un ejercicio continuo de peque\u00f1os avances hoy para hacer posibles reformas m\u00e1s ambiciosas ma\u00f1ana.<\/p>\n\n\n\n Europa es un pacto intergubernamental que debe convertirse en un proyecto democr\u00e1tico, social y federal. Hemos de romper la falsa alternativa entre democracias nacionales y democracia europea, pues las primeras han de ser el motor de la segunda.<\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Durante los \u00faltimos tres a\u00f1os de gesti\u00f3n, mi proyecto europeo ha sido un\u00edvoco: profundizar el giro hacia una Europa m\u00e1s social, diversa y feminista, hacerlo estructural. Lo he enunciado cada vez que he viajado a Luxemburgo o Bruselas y lo intento demostrar con un papel de coordinaci\u00f3n en expedientes legislativos clave. Hace diez a\u00f1os, Luis de Guindos se jactaba en el Eurogrupo de que su reforma laboral era \u201cextremadamente agresiva\u201d. Es decir: extremadamente lesiva para los derechos de todas. Espa\u00f1a jugaba entonces un papel subordinado en una UE que apostaba por la austeridad, desprotegiendo a las mayor\u00edas sociales de todo el continente. Hoy, la nueva reforma laboral espa\u00f1ola es objeto de estudio en una Europa que apuesta por una respuesta social y expansiva a una crisis sin precedentes. La Espa\u00f1a del pasado y la Espa\u00f1a que abre paso al futuro.<\/p>\n\n\n\n Nuestro pa\u00eds ha tenido un papel protagonista en directivas tan importantes como las de transparencia retributiva y salarios m\u00ednimos, que afectan positivamente y de forma especial a muchas mujeres europeas. Una d\u00e9cada atr\u00e1s, en plena era de la austeridad, parec\u00eda imposible contar con una directiva sobre salarios m\u00ednimos decentes. Si hoy existe un marco legal com\u00fan que favorece incrementos salariales en un tercio de Estados miembros \u2014y afecta a m\u00e1s de 25 millones de trabajadores\u2014 es gracias a la insistencia espa\u00f1ola.<\/p>\n\n\n\n A su vez, nuestro pa\u00eds ha propuesto, de manera conjunta con B\u00e9lgica, la creaci\u00f3n de un Mecanismo de Alerta de Desequilibrios Sociales; un sistema para identificar los desajustes en materia de derechos sociales, con enfoque feminista, que pueda articular respuestas r\u00e1pidas y eficaces, y que, adem\u00e1s, lo haga con el mismo rigor y antelaci\u00f3n con el que se detectan los desequilibrios econ\u00f3micos. Este Mecanismo, que contin\u00faa su desarrollo en los comit\u00e9s t\u00e9cnicos, es un primer paso necesario para reforzar el papel del Consejo EPSCO y as\u00ed reconfigurar el Semestre Europeo. Europa no puede seguir siendo lo que el ECOFIN quiera y decida. En este sentido, lo social no es un mero ap\u00e9ndice o adjetivo; es una perspectiva transversal a trav\u00e9s de la cual construimos una UE que proteja a sus mayor\u00edas sociales, que ponga a las personas por delante. Se trata, as\u00ed, de reconciliar la justicia social con la solvencia econ\u00f3mica, desde la convicci\u00f3n de que la gobernanza es eficaz s\u00f3lo cuando es socialmente justa y ecol\u00f3gicamente sostenible.<\/p>\n\n\n\n Adem\u00e1s, hay otros expedientes clave, todav\u00eda en curso, en los que nuestro pa\u00eds ha liderado los esfuerzos por dar respuestas m\u00e1s sociales y protectoras. Es el caso de la directiva de trabajadores de plataformas, inspirada en la ley Rider<\/em> espa\u00f1ola. Esta directiva proteg\u00eda, en su versi\u00f3n inicial, el principio de laboralidad y el derecho de transparencia algor\u00edtmica, pero fue progresivamente devaluada en el Consejo. Espa\u00f1a fue capaz de conformar y coordinar una amplia alianza que impidi\u00f3 que prosperase un texto que recortaba derechos y consolidaba un modelo de inestabilidad. Ahora, aspiramos a darle la vuelta a la directiva, recuperar el esp\u00edritu de la ley Rider<\/em> y sacar adelante una legislaci\u00f3n progresista que mejore la vida de las personas trabajadoras en toda Europa. <\/p>\n\n\n\n Hace diez a\u00f1os, nos hubi\u00e9semos conformado. Hoy tenemos la capacidad y responsabilidad de exigir m\u00e1s y mejor. Hemos llegado tan lejos como hemos podido con las fuerzas que tenemos. Est\u00e1 en juego el futuro del trabajo y la posibilidad de una transformaci\u00f3n tecnol\u00f3gica con derechos.<\/p>\n\n\n\n Adem\u00e1s, estos avances y reformas han contado con el papel protagonista del sur de Europa, siempre de la mano de Portugal y del anterior gobierno italiano. Si en plena debacle austericida se hizo patente la divisi\u00f3n forzosa entre norte y sur, entre Alemania y el resto, ahora los antiguos PIIGS juegan un rol de vanguardia y direcci\u00f3n hist\u00f3rica en la reconfiguraci\u00f3n del proyecto europeo. Nuestro pa\u00eds ha pasado de recibir las pol\u00edticas de Bruselas a proponerlas, marcando el camino de la protecci\u00f3n social y del ensanchamiento democr\u00e1tico. <\/p>\n\n\n\n Nuestro pa\u00eds ha pasado de recibir las pol\u00edticas de Bruselas a proponerlas, marcando el camino de la protecci\u00f3n social y del ensanchamiento democr\u00e1tico. <\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Todav\u00eda queda mucho por hacer. La presidencia espa\u00f1ola del Consejo de la UE, en el segundo semestre de este a\u00f1o, ser\u00e1 una buena ocasi\u00f3n para continuar nuestra labor y visibilizar que hay una forma diferente de hacer las cosas en Europa. Durante esos seis meses, aspiramos a profundizar el di\u00e1logo social en la Uni\u00f3n, tal y como lo hemos profundizado en nuestro pa\u00eds; a otorgarle a la econom\u00eda social el protagonismo que se merece; a darle un nuevo recorrido a debates cruciales como el impacto de la precariedad en la salud mental, la democracia en el trabajo o la posibilidad de una negociaci\u00f3n colectiva verde.<\/p>\n\n\n\n As\u00ed, frente a la persistencia de la incertidumbre, esp\u00edritu de nuestro tiempo, tenemos tres caminos posibles para Europa, en funci\u00f3n de a qui\u00e9n y qu\u00e9 decidamos proteger.<\/p>\n\n\n\n El primero, el de la reconfiguraci\u00f3n neoliberal, promueve la protecci\u00f3n de los privilegios de las \u00e9lites europeas. Esta v\u00eda contempla la vuelta, m\u00e1s pronto que tarde, a los recortes, a una consolidaci\u00f3n fiscal apresurada, a una desafecci\u00f3n social rampante. Un d\u00e8ja vu<\/em> de 2008 ser\u00eda claramente disfuncional, pero no es inimaginable. No todo lo insostenible cesa a tiempo. Como sabemos, Europa nos ha malacostumbrado a, en demasiadas ocasiones, huir hacia adelante, no hacer nada o, incluso peor, tropezar dos veces con la misma piedra. Esta primera alternativa es muy peligrosa, no solo para las mayor\u00edas sociales europeas, sino para el propio futuro de la UE.\u00a0<\/p>\n\n\n\n [Si encuentra nuestro trabajo \u00fatil y quiere que el GC siga siendo una publicaci\u00f3n abierta, puede suscribirse aqu\u00ed.<\/a>]<\/em><\/p>\n\n\n\n Una segunda alternativa, todav\u00eda m\u00e1s preocupante, es la protecci\u00f3n de una minor\u00eda nativista y excluyente que dice hablar en nombre de muchos. Es la declinaci\u00f3n de Europa en clave reaccionaria. Una salida neo-iliberal <\/em>protagonizada por la extrema derecha europea, la principal interesada en que la UE nunca cambie, en que contin\u00fae siendo su gran Otro al que confrontar. El triunfo de los Orban, Meloni y Duda es, tambi\u00e9n, la derrota de la Europa realmente existente<\/em>. El triunfo de la desafecci\u00f3n social y, al mismo tiempo, la derrota de las clases populares europeas y, de forma especial, los j\u00f3venes, las mujeres, las personas LGTB y racializadas.<\/p>\n\n\n\n Esta alternativa es peligrosa, adem\u00e1s, porque gana terreno m\u00e1s all\u00e1 de los confines de la ultraderecha, por ejemplo, cuando las \u00faltimas conclusiones del Consejo Europeo apoyan la financiaci\u00f3n de proyectos para construir y equipar muros antiinmigraci\u00f3n. En demasiadas ocasiones estas dos primeras v\u00edas se han hecho inconfundibles entre s\u00ed. As\u00ed, en tan solo ocho a\u00f1os, la UE ha pasado de tener 300 kil\u00f3metros de muros a m\u00e1s de 2.000. Las l\u00f3gicas de la externalizaci\u00f3n fronteriza y la criminalizaci\u00f3n de las personas migrantes son los caballos de Troya de esta alternativa reaccionaria, que propaga una narrativa de miedo y control en Europa. <\/p>\n\n\n\n Frente a estas dos opciones, hay una salida diferente. Una salida tan europe\u00edsta como emancipadora, una combinaci\u00f3n ganadora que nos ha mostrado \u2014y protagonizado\u2014 la juventud de toda Europa. Una alternativa al juego anquilosado del bipartidismo europeo. Una v\u00eda que se vislumbr\u00f3 en la gesti\u00f3n solidaria y expansiva de la pandemia. Una v\u00eda, por tanto, posible. Esta tercera alternativa entiende que el futuro de la UE depende de que Europa sea capaz de proteger a la gente, de que los planes y mecanismos de recuperaci\u00f3n sean permanentes. Que, siguiendo la idea de Monnet de que Europa se forja en las crisis, debemos consolidar el punto de inflexi\u00f3n que supuso la respuesta a la crisis del coronavirus. Que debemos abandonar, de una vez por todas, el fracaso del austericidio, y apostar por arraigar los planes de inversi\u00f3n p\u00fablica, est\u00edmulo fiscal y herramientas de probado \u00e9xito como el mecanismo SURE o el Fondo de Recuperaci\u00f3n. Hemos de ser coherentes: es en tiempo de incertidumbre cuando m\u00e1s sentido tiene apostar por lo que sabemos que funciona. <\/p>\n\n\n\n Ya no hay business as usual<\/em> que valga. Ahora, el whatever it takes<\/em> de Mario Draghi toma otro significado: Europa tiene que hacer todo lo que haga falta para proteger a la gente. Precisamente porque shocks como la pandemia o el estallido de la guerra son dif\u00edciles de predecir, debemos trabajar para que el nuevo sentido com\u00fan que se est\u00e1 abriendo paso se materialice en unas reglas de juego estables y permanentes para Europa. Lo que Mariana Mazzucato denomina el Consenso de Cornualles condensa esta realidad a consolidar en Europa: pasar de reparar<\/em> \u2014intervenir s\u00f3lo cuando el da\u00f1o ya fue hecho\u2014 a preparar<\/em> \u2014actuar anticipadamente para proteger a la ciudadan\u00eda y posibilitar el futuro en tiempos de inestabilidad, guerra y crisis clim\u00e1tica\u2014. <\/p>\n\n\n\n Para lograr todo esto, para hacer frente a la incertidumbre de nuestro tiempo, necesitamos un nuevo contrato social a escala europea, que solo ser\u00e1 posible si logramos poner en marcha un programa de reformas gradual y ambicioso, un programa que lleve el sello de un nuevo europe\u00edsmo transformador.<\/p>\n\n\n\n Para hacer frente a la incertidumbre de nuestro tiempo, necesitamos un nuevo contrato social a escala europea, que solo ser\u00e1 posible si logramos poner en marcha un programa de reformas gradual y ambicioso, un programa que lleve el sello de un nuevo europe\u00edsmo transformador.<\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Es el momento de reformar los Tratados para ponerlos al servicio de las personas trabajadoras y codificar los principios del Pilar Europeo de Derechos Sociales para hacerlos vinculantes. Es el momento de reformar los Tratados para proteger a la gente, para incluir, como nos pide el sindicalismo europeo, un Protocolo de progreso social que garantice que los derechos sociales prevalezcan sobre los privilegios de unos pocos. <\/p>\n\n\n\n Esta reforma de los Tratados es importante, pues los dos principales obst\u00e1culos para avanzar hacia una Europa social, verde y feminista est\u00e1n escritos en piedra: la primac\u00eda de las libertades econ\u00f3micas sobre los derechos fundamentales y el limitado margen competencial de la Uni\u00f3n Europea para legislar en materia sociolaboral. Es hora de reconstruir la arquitectura institucional de Europa para priorizar el bienestar de las personas.<\/p>\n\n\n\n Una primera reforma, con el objetivo de corregir este desequilibrio, podr\u00eda ser la realizaci\u00f3n de un test de proporcionalidad doble, donde se estime no solo la limitaci\u00f3n de las libertades econ\u00f3micas, sino tambi\u00e9n la de los derechos humanos. Asimismo, es necesario terminar, de una vez por todas, con la pugna actual entre los Estados miembros por ofrecer el sistema social y fiscal m\u00e1s econ\u00f3micamente ventajoso para las empresas, siempre a expensas de reducir derechos y prestaciones a los trabajadores y trabajadoras. Un compromiso en esta direcci\u00f3n requerir\u00e1 traspasar ciertas competencias en materia social a la UE. Solo as\u00ed lograremos tener, por ejemplo, un verdadero salario m\u00ednimo europeo, una pol\u00edtica de vivienda justa y una renta m\u00ednima garantizada en todo el continente. <\/p>\n\n\n\n El proyecto europeo puede ofrecer las respuestas que buscan todas aquellas personas que hoy salen a las calles de Francia y otros pa\u00edses europeos. Una Europa laborista es posible, un ant\u00eddoto contra nuevos inviernos del descontento, la Europa que Altiero Spinelli y Ernesto Rossi esbozaron, all\u00e1 por 1941, en el Manifiesto de Ventotene: un proyecto federal cuya raz\u00f3n de ser sea la \u201cemancipaci\u00f3n de las personas trabajadoras y la garant\u00eda de condiciones de vida m\u00e1s humanas\u201d.<\/p>\n\n\n\n Situar los derechos laborales en el centro ser\u00e1 a\u00fan m\u00e1s esencial en una \u00e9poca que redescubre las virtudes de la planificaci\u00f3n econ\u00f3mica. Que cada vez m\u00e1s gobiernos apuesten por el sector p\u00fablico como un agente din\u00e1mico \u2014en la lucha contra la pandemia, la desigualdad, o el cambio clim\u00e1tico\u2014 es una gran noticia. Pero ser\u00e1 necesario dise\u00f1ar con esmero este nuevo intervencionismo econ\u00f3mico, de manera que redunde en beneficio de las mayor\u00edas sociales y la sostenibilidad del medio ambiente.<\/p>\n\n\n\n Esta reflexi\u00f3n es especialmente importante para la UE. Las bases de una pol\u00edtica industrial europea no solo deben dotar a la Uni\u00f3n de una mayor autonom\u00eda \u2014en el plano energ\u00e9tico, frente a autocracias ricas en combustibles f\u00f3siles, como Rusia y los Estados del Golfo; en el plano tecnol\u00f3gico, frente al duopolio EEUU-China\u2014. Tambi\u00e9n deben ser capaces de asentar relaciones laborales m\u00e1s justas y duraderas; empleos de calidad en sectores que no dependan de la especulaci\u00f3n ni el trabajo precario; y capacidad de adaptaci\u00f3n ante nuevas crisis o shocks inesperados. Son estas consideraciones \u2014y no el beneficio de grandes empresas europeas, o la competici\u00f3n frente a Pek\u00edn y Washington\u2014 las que deben orientar la reforma de las reglas de inversi\u00f3n p\u00fablica y el dise\u00f1o de pol\u00edticas industriales a escala europea. Por encima de todo, la transformaci\u00f3n energ\u00e9tica y la transici\u00f3n ecol\u00f3gica de nuestras sociedades, realizada con criterios que no dejen a nadie atr\u00e1s, deben guiar esta nueva \u00e9poca de iniciativa en una pol\u00edtica industrial que sea tambi\u00e9n laborista.<\/p>\n\n\n\n Hoy en d\u00eda, como se ha descrito con anterioridad, toda pol\u00edtica es pol\u00edtica clim\u00e1tica, especialmente la europea. Una pol\u00edtica clim\u00e1tica que impulse la democracia econ\u00f3mica y que entienda que la justicia social y la justicia clim\u00e1tica son las dos caras de una misma moneda. La UE tiene, en ese sentido, la capacidad de ser el acicate de la planificaci\u00f3n ecol\u00f3gica en clave democr\u00e1tica a escala global: por su potencia normativa, su tama\u00f1o, su defensa de la diplomacia clim\u00e1tica y su capacidad de evitar competencias a la baja entre Estados miembros.<\/p>\n\n\n\n Estos \u00faltimos meses, mientras el foco medi\u00e1tico apunta a la guerra en Ucrania, asistimos a un preocupante desmantelamiento del Pacto Verde Europeo. Precisamente, en el contexto actual, alcanzar los objetivos de este pacto es m\u00e1s acuciante que nunca. Un Pacto Verde Europeo expandido, con ambiciones renovadas y objetivos adelantados, ha de ser nuestra principal br\u00fajula pol\u00edtica para la pr\u00f3xima d\u00e9cada.<\/p>\n\n\n\n Ahondar en una transici\u00f3n energ\u00e9tica justa es tambi\u00e9n la mejor sanci\u00f3n posible contra Putin: la agenda legislativa del Fitfor55 debe impulsar con mayor ambici\u00f3n las energ\u00edas renovables y la descarbonizaci\u00f3n de sectores clave como la industria o la vivienda. Los poderes p\u00fablicos tienen el deber de facilitar que la inversi\u00f3n p\u00fablica y privada acelere la transici\u00f3n clim\u00e1tica justa, sin que esto suponga dar cheques en blanco a las empresas, que deber\u00e1n respetar unos nuevos est\u00e1ndares sociales y medioambientales a la altura de los desaf\u00edos. Adem\u00e1s, es necesario reforzar instrumentos como el Fondo de Transici\u00f3n Justa o el Fondo Social Clim\u00e1tico, as\u00ed como estudiar la posibilidad de crear una herramienta financiera que mitigue el impacto sociolaboral de las grandes transformaciones por venir. <\/p>\n\n\n\n Un Pacto Verde Europeo expandido, con ambiciones renovadas y objetivos adelantados, ha de ser nuestra principal br\u00fajula pol\u00edtica para la pr\u00f3xima d\u00e9cada.<\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n El Pacto Verde Europeo no es una propuesta acabada, concreta y cerrada. Es un nuevo paradigma transversal y feminista en el que insertar toda acci\u00f3n pol\u00edtica, econ\u00f3mica y fiscal, las decisiones de inversiones y regulaciones para alcanzar una descarbonizaci\u00f3n socialmente justa. Es una oportunidad para innovar en el plano fiscal \u2014mediante un impuesto de emergencia clim\u00e1tica al patrimonio de las grandes fortunas, por ejemplo\u2014, una reforma verde de la contabilidad nacional, una apuesta por una planificaci\u00f3n industrial verde que corrija las desigualdades territoriales en el seno de la UE y por un modelo de democracia energ\u00e9tica que aprenda de los peligros de las dependencias previas y ponga por delante los intereses de la ciudadan\u00eda europea. La Europa social ser\u00e1 verde o no ser\u00e1 realmente social. Para ello, necesitamos una planificaci\u00f3n ecol\u00f3gica que tenga a las personas trabajadoras dentro.<\/p>\n\n\n\n La UE debe ejercer como impulsora de nuevos derechos feministas y garante de que no se den retrocesos, de evitar la orbanizaci\u00f3n del proyecto europeo, de que no haya pasos atr\u00e1s la erradicacion de las violencias machistas y de todas las formas de discriminaci\u00f3n. La igualdad de g\u00e9nero ha sido, hist\u00f3ricamente, una vieja aspiraci\u00f3n de Europa, consagrada en los Tratados fundacionales a trav\u00e9s del principio de igualdad retributiva y ampliada a posteriori a otros \u00e1mbitos y luchas. <\/p>\n\n\n\n Sabemos que el proceso de integraci\u00f3n europea ha guardado una relaci\u00f3n positiva con la difusi\u00f3n de pol\u00edticas feministas. Sabemos, tambi\u00e9n y por desgracia, que esta ambici\u00f3n de igualdad fue, a su vez, la principal v\u00edctima de una austeridad que desplaz\u00f3 la carga de los cuidados desde el Estado a los hombros de las mujeres, y por c\u00f3mo los recortes presupuestarios que adelgazaron la estructura administrativa europea se ensa\u00f1aron, de forma especialmente cruenta, con los presupuestos, instituciones y comit\u00e9s de igualdad. <\/p>\n\n\n\n As\u00ed, a pesar de algunos avances legislativos registrados en las \u00faltimas d\u00e9cadas, todav\u00eda persisten en toda Europa enormes brechas de g\u00e9nero en los \u00e1mbitos econ\u00f3mico y laboral y en el terreno de la participaci\u00f3n pol\u00edtica; todav\u00eda tenemos pendiente una aut\u00e9ntica transici\u00f3n de los cuidados que ha de tener, necesariamente, una escala europea.<\/p>\n\n\n\n Ahora, tanto las conquistas que cre\u00edamos consolidadas como la posibilidad de las reformas pendientes est\u00e1n siendo puestas en cuesti\u00f3n por el auge de la extrema derecha. Frente a estas amenazas, la Uni\u00f3n ha de redoblar su apuesta por una pol\u00edtica exterior e interior realmente feminista, una pol\u00edtica de los derechos humanos que proteja a las personas trans y LGTB, una pol\u00edtica que nos haga mejores como europeos y europeas. Lo que est\u00e1 en juego es la igualdad de g\u00e9nero y, en consecuencia, la posibilidad de un horizonte democr\u00e1tico para Europa.<\/p>\n\n\n\n No podemos transformar Europa con el d\u00e9ficit democr\u00e1tico de sus instituciones. No es sostenible que persista el car\u00e1cter intergubernamental del proyecto europeo, car\u00e1cter que solo favorece a unas minor\u00edas. Hay que generalizar el procedimiento legislativo ordinario para que el Parlamento Europeo pueda decidir sobre el conjunto de pol\u00edticas de la Uni\u00f3n, dot\u00e1ndolo tambi\u00e9n de capacidad de iniciativa legislativa. No podemos permitir que el Consejo legisle de manera unilateral sin la participaci\u00f3n del Parlamento, ni siquiera en momentos de crisis. Necesitamos que Europa sea un espacio de pugna pol\u00edtica, el lugar por excelencia del ensanchamiento de lo posible. Necesitamos que se refleje, de forma fiel y directa, la voluntad democr\u00e1tica y el inter\u00e9s general de la ciudadan\u00eda europea. Necesitamos, pues, abrir un proceso de refundaci\u00f3n de la arquitectura institucional de la UE, para dotar de plena capacidad legislativa al Parlamento Europeo y poder elegir la Comisi\u00f3n mediante procedimientos m\u00e1s democr\u00e1ticos. <\/p>\n\n\n\n Necesitamos instituciones r\u00e1pidas, eficaces y sensibles al sentir mayoritario de la ciudadan\u00eda, que no abusen, como hasta ahora, de los procedimientos de urgencia. Instituciones que entiendan ejercicios de inter\u00e9s como la Conferencia sobre el Futuro de Europa con garant\u00edas y de forma vinculante. Siguiendo esta l\u00f3gica, la necesidad de unanimidad en el Consejo es una regla obsoleta que ralentiza la toma de decisiones y hace de la UE un gigante burocr\u00e1tico que llega tarde en demasiados asuntos, supeditado a la voluntad minoritaria de liderazgos iliberales. La firmeza europea mostrada ante la crisis abierta por la invasi\u00f3n de Ucrania ha constitu\u00eddo una excepci\u00f3n honrosa a esta l\u00f3gica. Debemos convertir este destello de unidad en una din\u00e1mica permanente. De esta forma, democratizar Europa pasa por superar la unanimidad en cuestiones esenciales como la fiscalidad o la pol\u00edtica exterior.<\/p>\n\n\n\n Europa necesita otras reglas fiscales. Que las actuales no dan m\u00e1s de s\u00ed qued\u00f3 de manifiesto en marzo de 2020. La pandemia hizo que, gracias a la activaci\u00f3n de la cl\u00e1usula de salvaguarda, pudi\u00e9ramos abandonar el cors\u00e9 del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. No cometamos el grave error de imponernos reglas contrac\u00edclicas, que no sirven para gestionar los tiempos de bonanza ni nos protegen en tiempos de crisis. As\u00ed, en 2024 la UE deber\u00e1 haberse dotado de un marco legal que garantice tanto estabilidad macroecon\u00f3mica como la justicia social.<\/p>\n\n\n\n Las reglas fiscales antiguas se dise\u00f1aron para una \u00e9poca que ya no existe. Su prop\u00f3sito principal era consagrar la disciplina fiscal de los Estados pero su efecto fue dejar a Europa a merced de los mercados. En 2010, en plena Gran Recesi\u00f3n, tanto las instituciones europeas como sus Estados miembros m\u00e1s austeros promovieron una pol\u00edtica de recortes sociales que empeor\u00f3 los destrozos causados por la crisis de 2008. Aquella d\u00e9cada perdida desprestigi\u00f3 y fragment\u00f3 a la Uni\u00f3n. En 2020 no cometimos ese error. Europa promovi\u00f3 una respuesta coordinada y solidaria, con la compra conjunta de vacunas y el programa Next Generation. Hoy sabemos c\u00f3mo reforzar estos compromisos: necesitamos una UE mejor integrada, con una capacidad fiscal com\u00fan, aut\u00f3noma y perpetua, as\u00ed como los medios para garantizar bienes p\u00fablicos \u2014salud, medio ambiente, energ\u00eda, seguridad\u2014 a escala europea.<\/p>\n\n\n\n Esta visi\u00f3n es tan exigente como pragm\u00e1tica. Supone un paso imprescindible para convertir al euro en una uni\u00f3n monetaria plena. Permite a los Estados miembros equilibrar sus presupuestos sin recurrir a recortes sociales, la amenaza de sanciones o la intervenci\u00f3n de ninguna troika, un vestigio inadmisible de una \u00e9poca que nunca tuvo que darse. Esto, adem\u00e1s, asienta las bases de una autonom\u00eda estrat\u00e9gica en el plano econ\u00f3mico: para terminar con los para\u00edsos fiscales dentro y fuera de la UE; para avanzar en la lucha contra la emergencia ecol\u00f3gica; o para desarrollar una base industrial propia en sectores clave, como semiconductores, energ\u00edas renovables e infraestructura digital.<\/p>\n\n\n\n En vez de poner trabas, las reglas fiscales europeas deben facilitar la consecuci\u00f3n de estos objetivos. La propuesta de la Comisi\u00f3n, publicada a finales de 2022, debe servir como punto de partida para dise\u00f1ar una arquitectura m\u00e1s ambiciosa, eficaz y duradera, poniendo, siempre, a las personas en el centro. El principal peligro que debe conjurar la gobernanza econ\u00f3mica de la Uni\u00f3n, tanto hoy como en 2020, es el miedo a ser m\u00e1s audaz para proteger a la gente.<\/p>\n\n\n\n En 2010, en plena Gran Recesi\u00f3n, tanto las instituciones europeas como sus Estados miembros m\u00e1s austeros promovieron una pol\u00edtica de recortes sociales que empeor\u00f3 los destrozos causados por la crisis de 2008. Aquella d\u00e9cada perdida desprestigi\u00f3 y fragment\u00f3 a la Uni\u00f3n.<\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n En ese sentido, la pol\u00edtica monetaria es otro \u00e1mbito pendiente de reforma. Mientras escribo estas l\u00edneas, el Banco Central Europeo aplica subidas bruscas de tipos de inter\u00e9s para atajar la inflaci\u00f3n. Se trata de una decisi\u00f3n temeraria, que podr\u00eda truncar el crecimiento econ\u00f3mico. Lo que nos muestran estas acciones es que el BCE dispone de un mandato \u2014mantener la estabilidad de precios\u2014 y herramientas \u2014los tipos de inter\u00e9s\u2014 muy limitadas para hacer frente a los retos que acumula la gobernanza econ\u00f3mica europea. Esto no deber\u00eda sorprendernos: se trata de una instituci\u00f3n creada en la d\u00e9cada de 1990, cuando las prioridades de la pol\u00edtica macroecon\u00f3mica eran diametralmente opuestas a las actuales.<\/p>\n\n\n\n Si queremos que el BCE se mantenga a la altura de los desaf\u00edos actuales, necesitaremos una reinvenci\u00f3n m\u00e1s ambiciosa. La pol\u00edtica monetaria deber\u00e1 ampliar sus objetivos, incorporando a su mandato consideraciones de cohesi\u00f3n social, sostenibilidad clim\u00e1tica y, por qu\u00e9 no, la b\u00fasqueda del pleno empleo. Al mismo tiempo, y como ha demostrado el \u00e9xito de la excepci\u00f3n ib\u00e9rica, deber\u00e1 considerar que los tipos de inter\u00e9s no son la \u00fanica herramienta \u2014ni la m\u00e1s indicada\u2014 para lidiar con un shock de precios energ\u00e9ticos. As\u00ed, una reforma urgente del mercado europeo de la energ\u00eda, en la l\u00ednea propuesta recientemente por Espa\u00f1a, adem\u00e1s de una aceleraci\u00f3n de la transici\u00f3n energ\u00e9tica, son recetas m\u00e1s urgentes y adecuadas para combatir la inflaci\u00f3n que la temeraria subida de tipos decidida en Frankfurt.<\/p>\n\n\n\n En resumen, reformular las reglas fiscales europeas no tendr\u00eda sentido sin actualizar nuestra pol\u00edtica monetaria. Debemos adaptarla a una \u00e9poca que requiere un mayor activismo de los poderes p\u00fablicos, as\u00ed como nuevos mecanismos de legitimaci\u00f3n ante la ciudadan\u00eda, m\u00e1s exigentes que la noci\u00f3n tradicional de independencia de los bancos centrales, con la que el BCE se puede blindar ante las presiones de pol\u00edticos elegidos en las urnas, pero no necesariamente de las de las oligarqu\u00edas econ\u00f3micas ni los mercados financieros.<\/p>\n\n\n\n Estos d\u00edas se cumple un a\u00f1o desde la invasi\u00f3n criminal de Ucrania por parte del r\u00e9gimen de Mosc\u00fa, una guerra de agresi\u00f3n contraria al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas. El principal objetivo de apoyar a la resistencia ucraniana ha sido el de posibilitar una negociaci\u00f3n justa, siempre bajo la firme creencia de que, precisamente, una paz justa y duradera, tal y como reclaman el papa Francisco y Antonio Gut\u00e9rres, y tal y como es definida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, no es lo mismo que la destrucci\u00f3n de un pa\u00eds y la represi\u00f3n de su pueblo. <\/p>\n\n\n\n Ahora, Europa debe abanderar un nuevo esfuerzo diplom\u00e1tico alineado con las aspiraciones de la ciudadan\u00eda ucraniana. A su vez, es necesario reforzar la ayuda humanitaria e idear un plan de reconstrucci\u00f3n para el pa\u00eds basado en ayudas y no en pr\u00e9stamos, que piense en el bienestar del pueblo ucraniano y no en los beneficios de las grandes multinacionales. <\/p>\n\n\n\n Europa debe, tambi\u00e9n, ser la impulsora de una arquitectura internacional diferente, pues la actual se ha mostrado incapaz de navegar la complejidad del mundo contempor\u00e1neo, con la construcci\u00f3n de un multilateralismo democr\u00e1tico y de una autonom\u00eda estrat\u00e9gica al servicio de la ciudadan\u00eda europea y no de los balances de la industria armament\u00edstica del continente. <\/p>\n\n\n\n La ciudadan\u00eda europea no debe ni puede confiar ad eternum en las garant\u00edas de seguridad estadounidenses. Necesita, necesitamos, una lectura aut\u00f3noma del mundo. Mientras dependamos de los Estados Unidos para nuestra seguridad, no tendremos autonom\u00eda para decidir y organizar nuestro propio papel en relaci\u00f3n a, por ejemplo, China. Esto va m\u00e1s all\u00e1 de la posible reelecci\u00f3n de Donald Trump en 2024, pues el expresidente representa una corriente pol\u00edtica de fondo, contraria a las alianzas estables, que puede producir m\u00e1s presidencias en el futuro. <\/p>\n\n\n\n Necesitamos desplazar estas responsabilidades de una OTAN inestable a un espacio europeo de seguridad que est\u00e9 sujeto a control democr\u00e1tico, que desarrolle las garant\u00edas derivadas del art\u00edculo 42(7) del TUE y que vele por la tranquilidad \u2014militar, social y medioambiental\u2014 de los europeos y europeas. Esta autonom\u00eda estrat\u00e9gica al servicio de la gente debe desarrollarse en sus tres dimensiones: capacidades, industria y toma de decisiones. Un esfuerzo centrado s\u00f3lo en aumentar las capacidades no servir\u00eda m\u00e1s que para poder hacer una contribuci\u00f3n m\u00e1s relevante a la Alianza Atl\u00e1ntica. Sin industria propia no es posible tomar decisiones que no cuenten con el benepl\u00e1cito de terceros pa\u00edses. Sin compartir decisiones no es posible una verdadera emancipaci\u00f3n estrat\u00e9gica de Europa. <\/p>\n\n\n\n Para ello, no necesitamos gastar m\u00e1s en defensa. Necesitamos, por el contrario, una mayor coordinaci\u00f3n en el gasto, programas compartidos de compra e inversi\u00f3n. Las dificultades pol\u00edticas y burocr\u00e1ticas son grandes, pero las alternativas son peores: depender de quien no quieres ni puedes depender, hipotecar la voluntad democr\u00e1tica de la ciudadan\u00eda europea a la confrontaci\u00f3n entre Estados Unidos y China, a las decisiones que otros hagan por nosotras.<\/p>\n\n\n\n As\u00ed, en un contexto global de crisis que se solapan, Europa debe reducir la brecha entre pol\u00edticas y pr\u00e1cticas, entre palabras y hechos. En la actual coyuntura desglobalizadora, ha de impulsar un nuevo multilateralismo democr\u00e1tico en el que cuente con voz propia y una lectura aut\u00f3noma del mundo. Con ese objetivo, debe ver aumentadas sus competencias en materia de pol\u00edtica exterior. <\/p>\n\n\n\n Este multilateralismo democr\u00e1tico debe traducirse en una relaci\u00f3n diferente con otras regiones del mundo, una relaci\u00f3n que eval\u00fae de forma cr\u00edtica y honesta los errores del pasado, dispuesta a crear v\u00ednculos basados en los derechos humanos. De este modo, es necesario renovar los lazos con Am\u00e9rica Latina para promover agendas progresistas compartidas, as\u00ed como con el Magreb, dejando atr\u00e1s la instrumentalizaci\u00f3n de las migraciones y la asimetr\u00eda de poder en las dos orillas del Mediterr\u00e1neo. Al mismo tiempo, la UE tiene ante s\u00ed la oportunidad de dar una vuelta de tuerca a su pol\u00edtica comercial, para que los acuerdos comerciales contribuyan a la implementaci\u00f3n del Acuerdo de Par\u00eds o la ratificaci\u00f3n de los est\u00e1ndares de la OIT en todo el mundo, favoreciendo, ahora s\u00ed, una redirecci\u00f3n social y clim\u00e1ticamente justa de las crisis actuales.<\/p>\n\n\n\n ***<\/p>\n\n\n\n La salida descrita con anterioridad, la del europe\u00edsmo transformador, necesita, adem\u00e1s, de que los espacios progresistas, en un sentido muy amplio del t\u00e9rmino, tomen conciencia de su car\u00e1cter de bloque hist\u00f3rico. Tenemos el deber, ahora s\u00ed, de construir, de manera gradual, un nuevo movimiento pol\u00edtico de escala europea y vocaci\u00f3n transversal que una e ilusione a verdes, izquierdas y progresistas de muy diversas tradiciones y procedencias, a los feminismos, a movimientos ciudadanos y al mundo sindical, capaz de articular amplios bloques y consensos que secunden la transformaci\u00f3n de Europa en clave ecol\u00f3gica y social. Convertir la pulsi\u00f3n eurocr\u00edtica en vocaci\u00f3n transformadora. Solo la extrema derecha ha tenido cierto \u00e9xito en la construcci\u00f3n de un sujeto pol\u00edtico de escala continental, una internacional reaccionaria que, pese a sus diferencias internas y a su divisi\u00f3n en diversas familias, es percibida como un bloque compacto, produciendo efectos materiales de calado, siempre en perjuicio de las clases populares, las mujeres, las personas migrantes y el colectivo LGTB.<\/p>\n\n\n\n Estamos ante un cambio de \u00e9poca, no una mera \u00e9poca de cambios, y no podemos darnos el lujo de ser tan solo espectadores. De una situaci\u00f3n de crisis y cambio se sale mejor o peor, pero nunca igual. La posibilidad de avanzar en un sentido positivo y feminista depende de nuestra capacidad de asumirnos como un bloque amplio y transversal, como parte de esa internacional democr\u00e1tica convocada por el presidente Lula<\/a>.<\/p>\n\n\n\n Necesitamos un nuevo sujeto para el que Europa no suponga un problema ni una incomodidad. Un bloque hist\u00f3rico progresista que comprenda la magnitud de los retos a los que se enfrenta la ciudadan\u00eda europea, que entienda que los principales desaf\u00edos, hoy, son cuidar la democracia, luchar contra la crisis clim\u00e1tica y proteger a las personas trabajadoras, y que, para poder acometerlos de forma efectiva, se necesita una acci\u00f3n conjunta consciente y coordinada. Desaf\u00edos que no son ni de derechas ni de izquierdas; son, sencillamente, de sentido com\u00fan. La gente no nos pide que seamos iguales, que dejemos de pensar de forma diferente; nos piden que caminemos juntas para poder avanzar y mejorar el d\u00eda a d\u00eda de las personas. <\/p>\n\n\n\n En The Triumph of Broken Promises<\/em> <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span><\/a>, Fritz Bartel afirma que el modelo de posguerra, en Europa y Estados Unidos, fue el de la construcci\u00f3n de promesas a sus ciudadanos con el objetivo de expandir el contrato social. Seg\u00fan su relato, la crisis del petr\u00f3leo de 1973 supuso un punto de inflexi\u00f3n, una ruptura de esas promesas hechas durante los Treinta Gloriosos, ruptura que dura hasta nuestros d\u00edas. Hemos vivido, durante todos estos a\u00f1os, en el mundo de las promesas rotas. Creo que 2020 nos present\u00f3 la posibilidad de hacer nuevas promesas que puedan ser cumplidas, de construir el nuevo contrato social europeo postergado durante tanto tiempo gracias al empuje del europe\u00edsmo transformador.<\/p>\n\n\n\n Hemos demostrado que hay una forma diferente \u2014y eficaz\u2014 <\/strong>de hacer las cosas. Ahora, queremos seguir haciendo en Europa lo que hemos comenzado en Espa\u00f1a.<\/p>yolanda d\u00edaz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Hemos asumido, quiz\u00e1 con excesiva facilidad, que la historia de la Uni\u00f3n Europea era la historia de sus crisis: la econ\u00f3mica y financiera del 2008, la fiscal del 2010, la del Brexit en 2016. En realidad, la historia de Europa es la de la tensi\u00f3n entre crisis y esperanza, y no est\u00e1 escrita de antemano. De lo que hagamos nosotros depender\u00e1 que las energ\u00edas del euroescepticismo se puedan derivar hacia la convicci\u00f3n de que otra Europa es posible y necesaria. Una Europa que proteja a las personas trabajadoras, en toda su pluralidad y diversidad, es el mejor ant\u00eddoto contra la doble secesi\u00f3n que caracteriza el mundo contempor\u00e1neo: la de unas \u00e9lites, cada vez m\u00e1s desconectadas de sus obligaciones y del compromiso democr\u00e1tico, y la de la gente com\u00fan, que rechaza a una clase pol\u00edtica que, sienten, les ha dado la espalda. <\/p>\n\n\n\n Hemos demostrado que hay una forma diferente \u2014y eficaz\u2014 <\/strong>de hacer las cosas. Ahora, queremos seguir haciendo en Europa lo que hemos comenzado en Espa\u00f1a. Estamos ante la oportunidad hist\u00f3rica de unir fuerzas para que la reconstrucci\u00f3n de Europa se acerque a las demandas de su juventud y a la realidad de las mujeres europeas y se aleje, de una vez por todas, de la teolog\u00eda de tiempos pasados. El europe\u00edsmo transformador se abre paso entre la promesa eternamente postergada y la resignaci\u00f3n conformista, sabedor de que reconstruir Europa es dar estabilidad a sus mayor\u00edas sociales, la seguridad de un futuro posible. Para proteger a la ciudadan\u00eda europea hay que proponer, ampliar y avanzar, porque ser europe\u00edsta, ayer y hoy, es aspirar a transformar Europa. En esas tareas me seguir\u00e1n encontrando. <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Partiendo del bloque hist\u00f3rico de los espacios progresistas europeos, es posible crear un nuevo movimiento.<\/p>\n La doctrina D\u00edaz para Europa.<\/p>\n","protected":false},"author":1366,"featured_media":14162,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-editorials.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[6],"tags":[],"geo":[177],"class_list":["post-14161","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-politica","staff-yolanda-diaz","geo-europa"],"acf":[],"yoast_head":"\nUn europe\u00edsmo laborista<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Un europe\u00edsmo verde<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Un europe\u00edsmo feminista<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Un europe\u00edsmo democr\u00e1tico<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Un europe\u00edsmo<\/strong> fiscalmente justo<\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Un europe\u00edsmo multilateral y por los derechos humanos<\/strong><\/h2>\n\n\n\n