{"id":13858,"date":"2023-02-10T07:25:00","date_gmt":"2023-02-10T07:25:00","guid":{"rendered":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/?p=13858"},"modified":"2023-02-14T13:03:10","modified_gmt":"2023-02-14T13:03:10","slug":"poner-a-prueba-la-guerra-civil-una-conversacion-con-quentin-deluermoz-y-jeremie-foa","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/legrandcontinent.eu\/es\/2023\/02\/10\/poner-a-prueba-la-guerra-civil-una-conversacion-con-quentin-deluermoz-y-jeremie-foa\/","title":{"rendered":"Poner a prueba la guerra civil, una conversaci\u00f3n con Quentin Deluermoz y J\u00e9r\u00e9mie Foa"},"content":{"rendered":"\n
Ten\u00edamos la idea de quedarnos en las \u00e1reas que ambos conoc\u00edamos: los siglos XVI y XIX, hasta el siglo XX. Una figura que nos parec\u00eda muy importante para pensar en la guerra civil tal como la entend\u00edamos era el Estado, que no exist\u00eda en el sentido moderno del t\u00e9rmino en la \u00e9poca medieval ni en la Antig\u00fcedad. No quer\u00edamos caer en una descripci\u00f3n tan amplia que resultara blanda y poco rigurosa. Circunscribir el estudio a \u00e9pocas en las que la instituci\u00f3n central en su forma estatal era poderosa nos permiti\u00f3 comparar las situaciones.<\/p>\n\n\n\n
Ya hab\u00edamos trabajado juntos en la Comuna de Par\u00eds (1871): J\u00e9r\u00e9mie Foa me hab\u00eda acompa\u00f1ado en una investigaci\u00f3n sobre la usurpaci\u00f3n de funciones p\u00fablicas. Su perspectiva del siglo XVI me revel\u00f3 cosas que no pude ver en los archivos. Por ejemplo, era muy sensible a las cuestiones de nombres: exprefecto de Polic\u00eda, exarzobispo… Por otra parte, la abundancia (relativa) de fuentes en el siglo XIX permiti\u00f3 realizar investigaciones que eran imposibles para las Guerras de Religi\u00f3n en el siglo XVI, sobre las trayectorias sociales de los actores ordinarios, por ejemplo, lo que plante\u00f3 otras cuestiones. De ah\u00ed, surgi\u00f3 la idea de proseguir este fruct\u00edfero encuentro.<\/p>\n\n\n\n
Sin embargo, lo que nos une tambi\u00e9n es una aproximaci\u00f3n a la historia bien nutrida de ciencias sociales, que nos permite movernos en distintos terrenos y cruzarlos. En el libro, se aborda \u00aba ras de piso\u00bb la experiencia de guerras civiles que presentan similitudes reales a la vez que se sit\u00faan en \u00e9pocas diferentes, pero era necesario circunscribir el tema: de ah\u00ed, el l\u00edmite cronol\u00f3gico moderno y contempor\u00e1neo que Jerem\u00edas motiv\u00f3. Esta barrera no es tan original. Como nos dec\u00eda recientemente el medievalista Jean-Claude Schmitt, si hay una frontera en la historia que rara vez se cruza, incluso en los enfoques interdisciplinarios, hablamos del siglo XVI. El pr\u00f3logo del medievalista Patrick Boucheron pretende presentar la pertinencia del cuestionario para periodos anteriores (desde la Antig\u00fcedad hasta la Edad Media) y, de este modo, sugerir pistas para futuras investigaciones, al mismo tiempo que permite centrar el estudio colectivo en el periodo posterior al siglo XVI.<\/p>\n\n\n\n
Por supuesto que existe un v\u00ednculo entre ambos. Las guerras italianas marcaron un momento de embrutecimiento de las sociedades europeas, como ha demostrado Jean-Louis Fournel. Los franceses que fueron a luchar a Italia incorporaron pr\u00e1cticas de violencia en Italia que, m\u00e1s tarde, se encontrar\u00edan en las Guerras de Religi\u00f3n. Este v\u00ednculo tambi\u00e9n es importante en la construcci\u00f3n de una forma de concebir el Estado. El pensamiento de Maquiavelo o de Guichardin se utiliz\u00f3 en el contexto de las Guerras de Religi\u00f3n para reflexionar sobre el v\u00ednculo entre la raz\u00f3n de Estado y otros imperativos, como la moral o la religi\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
En primer lugar, hay que se\u00f1alar que, en esta obra, nunca nos encontramos con una situaci\u00f3n de guerra civil qu\u00edmicamente pura simplemente porque las definiciones var\u00edan. Por eso, adoptamos un enfoque relacional y pragm\u00e1tico que se centra en las din\u00e1micas de la guerra civil: \u00e9stas van desde el conflicto armado declarado como tal hasta \u00abformas parox\u00edsticas de cuestionar lo taken for granted<\/em>, lo que establece la sospecha en el coraz\u00f3n de lo familiar\u00bb, por utilizar la expresi\u00f3n de Laurent Gayer en relaci\u00f3n con un estudio de un distrito de Karachi, Pakist\u00e1n. Esta rejilla de lectura permite considerar situaciones de destrucci\u00f3n casi total de los \u00f3rdenes sociales anteriores, como en Yugoslavia en la d\u00e9cada de 1990, y otras en las que dichos \u00f3rdenes, afectados y transformados, resultan menos radicalmente da\u00f1ados, como durante la \u00abguerra despu\u00e9s de la guerra\u00bb en la Espa\u00f1a de los a\u00f1os 1939-1950.<\/p>\n\n\n\n Obviamente, la guerra civil libanesa (1975-1990) y el genocidio tutsi de Ruanda han hecho visibles la presencia e importancia de estas situaciones y han contribuido a esta definici\u00f3n abierta. Su actualidad, escala e intensidad han exhortado a las ciencias sociales a reconsiderar las situaciones de guerra civil, las divisiones sociopol\u00edticas y, m\u00e1s ampliamente, a considerar la cuesti\u00f3n de la violencia y la incertidumbre. \u00c9sta, por ejemplo, ha transformado la forma en la que los investigadores contemplan una masacre de vecinos que, como ha demostrado H\u00e9l\u00e8ne Dumas <\/span>1<\/sup><\/a><\/span><\/span>, no se correspond\u00eda con ninguna de las formas o reglas t\u00e1citas que se hab\u00edan considerado relevantes anteriormente. Esto ha llevado a antrop\u00f3logos, soci\u00f3logos e historiadores a cuestionarse una serie de consideraciones, incluido, a su vez, el estudio de los conflictos desde la antig\u00fcedad.<\/p>\n\n\n\n Patrice Ch\u00e9reau, en La Reine Margot<\/em>, es quien mejor muestra este entrecruce de \u00e9pocas. Mientras rodaba Saint-Barth\u00e9l\u00e9my<\/em>, contemplaba im\u00e1genes de la limpieza \u00e9tnica en la antigua Yugoslavia y del genocidio de los tutsis en Ruanda. El trabajo de H\u00e9l\u00e8ne Dumas sobre Ruanda me ha permitido, personalmente, aplicar una reflexi\u00f3n sobre la masacre de vecinos el d\u00eda de San Bartolom\u00e9<\/a>. Sobre el tema del L\u00edbano, las im\u00e1genes de la guerra civil libanesa fueron omnipresentes durante los a\u00f1os de formaci\u00f3n de la generaci\u00f3n de investigadores a la que pertenecemos. Era la actualidad cotidiana de los a\u00f1os 80, sin dejar de ser una forma de \u00absufrimiento a distancia\u00bb, como dice Luc Boltanski <\/span>2<\/sup><\/a><\/span><\/span>, vivida a trav\u00e9s de la televisi\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n Esta atenci\u00f3n a la explicitud procede, en primer lugar, de las reflexiones de J\u00e9r\u00e9mie Foa sobre la guerra civil en el siglo XVI, antes de perfeccionarse a medida que avanzaba nuestro di\u00e1logo. La idea principal es que la guerra civil es un momento en el que todo lo que era \u00abnormal\u00bb (que s\u00f3lo lo parece a posteriori) deja de serlo, deja de funcionar: desde los acentos hasta las formas de vestir, pasando por las marcas de pertenencia religiosa. El objetivo de esta hip\u00f3tesis es doble: por un lado, comprender mejor lo que est\u00e1 en juego en una guerra civil; por otro, revelar el orden social t\u00e1cito en el que vivimos y respiramos sin prestar nunca toda nuestra atenci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n La idea principal es que la guerra civil es un momento en el que todo lo que era \u00abnormal\u00bb deja de serlo.<\/p>Quentin Deluermoz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n El \u00e9xito de este proyecto radica en el hecho de que todos los colaboradores aceptaron aplicar esta rejilla anal\u00edtica en su campo y ponerla a prueba. Los momentos de la guerra civil se ven reveladores, momentos de explicitaci\u00f3n de usos y costumbres sociales: una identidad religiosa que hab\u00eda sido relegada a la esfera privada se convierte, de repente, en un marcador esencial. Y uno de los cambios importantes que surgieron en el transcurso de los intercambios es que, tambi\u00e9n, son momentos en los que se establecen nuevas normas t\u00e1citas (por ejemplo, nuevos h\u00e1bitos de vida o el uso de nuevas categor\u00edas de identificaci\u00f3n social, como \u00abblanco\u00bb y \u00abrojo\u00bb en la Ucrania de los a\u00f1os 1918-1920). Hay una explicitaci\u00f3n y reconstrucci\u00f3n de lo impl\u00edcito, pero, esta vez, se caracterizan por su inestabilidad. \u00c9sta es la diferencia con lo que los soci\u00f3logos llaman, para los tiempos supuestamente \u00abnormales\u00bb, \u00absentido com\u00fan\u00bb y \u00abapoyarse en la instituci\u00f3n\u00bb. El sentido de los periodos de guerra civil ser\u00e1, para las v\u00edctimas o las poblaciones, escapar de la muerte o estabilizar reglas comunes, cuya pertenencia no radica en todos y que permanecen en constante cambio.<\/p>\n\n\n\n Uno de los puntos originales de esta reflexi\u00f3n es la sociolog\u00eda pragm\u00e1tica y, en particular, la obra de Luc Boltanski. Su concepto de incertidumbre<\/em> nos permiti\u00f3 abordar la guerra civil no de forma esencialista, partiendo de una definici\u00f3n, sino desde un \u00e1ngulo procesual: no nos preguntamos qu\u00e9 es la guerra civil<\/em>, sino qu\u00e9 hace la guerra civil <\/em>(consider\u00e1ndola como un momento que provoca incertidumbre en el tejido social y, por lo tanto, a trav\u00e9s de las t\u00e1cticas con las que se intenta reducir esta incertidumbre). El art\u00edculo de Sophie Wahnich desarrolla, as\u00ed, una lectura de la Revoluci\u00f3n Francesa como un momento de crisis de confianza. En torno a estos conceptos de incertidumbre y confianza, proponemos una rejilla anal\u00edtica para preguntarnos qu\u00e9 hace que la guerra civil colapse lo que nos parece obvio en tiempos de paz. Tomamos la guerra civil como un laboratorio de lo obvio, como una revelaci\u00f3n de lo que, en tiempos \u00abnormales\u00bb, tiene lugar sin estar sujeto<\/em> a ninguna duda o desconfianza. La hip\u00f3tesis fundacional de este libro es que la guerra civil es un momento en el que todas esas cosas impl\u00edcitas que nos han permitido vivir juntos, al menos, desde el siglo XVI, se debilitan, se exponen, se cuestionan y se hacen expl\u00edcitas. B\u00e1sicamente, nos interesaban los procesos de reflexividad creciente en la crisis (explicitaci\u00f3n), as\u00ed como los fen\u00f3menos de \u00abregresiones hacia el habitus\u00bb (Michel Dobry). As\u00ed, les propusimos a nuestros colaboradores trabajar sobre cuatro cuestiones fundamentales: sobre las personas, sobre las palabras, sobre el espacio y sobre las cosas.<\/p>\n\n\n\n En tiempos normales, existe una especie de tautolog\u00eda de la existencia: una prenda es una prenda; un barril es un barril. Cuando surge la incertidumbre, un barril siempre puede esconder a un traidor o una bomba o una prenda siempre puede ocultar una identidad oculta. Toda una serie de hechos y fen\u00f3menos que normalmente no se cuestionar\u00edan se convierte en objeto de duda. El soci\u00f3logo estadounidense Harold Garfinkel intent\u00f3 reproducir este tipo de crisis en el laboratorio pidi\u00e9ndoles a sus alumnos que hablaran con sus padres como si fueran extra\u00f1os, que hicieran impl\u00edcita a su familia, que problematizaran la extraordinaria vida cotidiana. Cuestionar lo obvio en una situaci\u00f3n normal es exponerse a que piensen que uno est\u00e1 loco, a que lo etiqueten a uno de anormal. En tiempos de paz, pedirle a alguien que revele su identidad, exigirle registrar su bolso, revisar lo que lleva debajo de la ropa no es normal. Como muestra Luc Boltanski <\/span>3<\/sup><\/a><\/span><\/span>, en una situaci\u00f3n de guerra civil, este ultraescepticismo o proliferaci\u00f3n de investigaciones, que podr\u00eda pasar por paranoia en una situaci\u00f3n ordinaria, ya no es locura, sino prudencia. Tambi\u00e9n, los l\u00edmites de lo normal y de lo patol\u00f3gico son lo que se desplaza en la guerra civil.<\/p>\n\n\n\n Su pregunta es muy importante porque la b\u00fasqueda de los or\u00edgenes es un cl\u00e1sico de la historia. Sin embargo, plantea un problema. Presupone una definici\u00f3n estable (y esencializada) de en lo que uno \u00abentra\u00bb y su elecci\u00f3n gu\u00eda la interpretaci\u00f3n de los hechos. Por ejemplo, para la Comuna de Par\u00eds, que conozco mejor, no propondr\u00e1 la misma interpretaci\u00f3n si parte de la guerra franco-prusiana de 1870 (la Comuna ser\u00eda, entonces, el resultado de la contingencia) o de los movimientos de \u00abreuniones p\u00fablicas\u00bb de finales de la d\u00e9cada de 1860 (esta vez, ser\u00eda el producto de un movimiento pol\u00edtico y popular). Para evitar este problema, sin renunciar a la explicaci\u00f3n, los investigadores de Historia y Ciencias sociales movilizaron el llamado enfoque procesual, que es el que se utiliz\u00f3 en el libro. Para analizar el surgimiento de estas nuevas situaciones, se distingue entre \u00abcondiciones de posibilidad\u00bb, que no conducen necesariamente a un cambio brusco, elementos desencadenantes y, por \u00faltimo, la propia din\u00e1mica de la crisis, con su propia eficacia transformadora. B\u00e1sicamente, el cu\u00e1ndo<\/em> y el por qu\u00e9 <\/em>se explican por el c\u00f3mo. Esto permite tambi\u00e9n pensar en la manera en la que el pasado persiste o se transforma en el presente de la crisis o, en este caso, de la guerra civil, pero tambi\u00e9n ser sensibles ante los momentos en los que lo evidente se desgarra. Por \u00faltimo, nos invita, como dijimos, a aprehender las l\u00f3gicas espec\u00edficas de este nuevo universo de significados y pr\u00e1cticas, muy particular, al que conduce este proceso.<\/p>\n\n\n\n La cuesti\u00f3n del origen no nos ha resultado problem\u00e1tica. Tambi\u00e9n lo veo en la masacre de San Bartolom\u00e9, donde la cuesti\u00f3n del origen moviliz\u00f3 energ\u00edas desproporcionadas en relaci\u00f3n con los resultados que produjo. Ampliando lo que dec\u00eda Quentin, al neutralizar esta cuesti\u00f3n de la causa, de la chispa (que, por supuesto, a\u00fan es una cuesti\u00f3n leg\u00edtima), preferimos situarnos en el momento en el que los actores lo dicen o lo sienten e intentar matizar los momentos que atraviesan. Por supuesto, no todos los actores consideran que est\u00e1n en una guerra civil; as\u00ed ocurri\u00f3, por ejemplo, en la Revoluci\u00f3n Francesa. Cuando algunos observadores hablan de guerra civil, otros prefieren describir los acontecimientos como disturbios, motines, rebeli\u00f3n, \u00abguerra de bandas\u00bb, etc\u00e9tera. Al negarnos a partir de una definici\u00f3n impuesta desde arriba, preferimos situarnos a ras de piso, en el momento mismo en el que los actores consideran que se encuentran en una situaci\u00f3n de incertidumbre radical con respecto al conjunto de lo que podr\u00edan vivir y hacer cotidianamente.<\/p>\n\n\n\n En realidad, creo que hay un largo continuo entre estos dos estados de \u00abguerra\u00bb. En estado qu\u00edmicamente puro, son dos fen\u00f3menos radicalmente opuestos. Te\u00f3ricamente, una guerra en sentido cl\u00e1sico (se hablaba de \u00abguerra justa\u00bb en la Edad Media) enfrenta a dos Estados o pa\u00edses que no se reconoc\u00edan previamente como miembros de una misma comunidad. Del mismo modo, la guerra cl\u00e1sica tiene lugar en un tiempo supuestamente enmarcado, en un lugar circunscrito, a lo largo de un frente en el que luchan personas designadas para el combate, mientras que, en la retaguardia, contin\u00faa una vida social que protege a civiles, mujeres y ni\u00f1os en un refugio m\u00e1s o menos seguro. En la guerra civil, estas distinciones entre frente y retaguardia, amigo y enemigo, civil y combatiente, las temporalidades del combate, la dimensi\u00f3n reconocible del enemigo, todo ello se desbarata. As\u00ed, durante las Guerras de Religi\u00f3n, se puede luchar en una calle, en una habitaci\u00f3n, matar a alguien en domingo o por la noche, atacar a mujeres o ni\u00f1os, desarmar pueblos, etc\u00e9tera. Todas estas divisiones son las que la guerra civil desplaza. Sin embargo, cuanto m\u00e1s nos acercamos al terreno a trav\u00e9s de los estudios de caso, m\u00e1s se difumina esta oposici\u00f3n te\u00f3rica.<\/p>\n\n\n\n Las aclaraciones de Jerem\u00edas son importantes para comprender los fen\u00f3menos observados e identificar las cuestiones en juego. Tambi\u00e9n sirven para recordarnos que las guerras civiles rara vez funcionan de forma aislada, aunque se definan de forma m\u00e1s estricta (por ejemplo, siguiendo a Jean-Cl\u00e9ment Martin en su contribuci\u00f3n, como una din\u00e1mica que divide a una comunidad que antes se consideraba unida y que est\u00e1 provocada por la competencia de grupos que luchan por el control del poder y el ejercicio de una violencia considerada leg\u00edtima). Muchas veces, se combinan con guerras internacionales, a veces, con procesos de limpieza \u00e9tnica o con una voluntad de destrucci\u00f3n de una parte de la poblaci\u00f3n y, otras veces, por el contrario, con una din\u00e1mica revolucionaria portadora de un proyecto de justicia social y de igualdad popular. Una parte de un pa\u00eds puede estar en paz y otra en situaci\u00f3n de guerra civil o secesi\u00f3n, como ocurri\u00f3 en M\u00e9xico a finales del siglo XX. Cada uno de los casos explorados en el libro es un recordatorio de este entrelazamiento de situaciones, que explica los conflictos entre bandos por la denominaci\u00f3n de la situaci\u00f3n: \u00abguerra civil\u00bb, \u00abguerra\u00bb, \u00ablucha contra el crimen\u00bb, \u00abacci\u00f3n terrorista\u00bb, \u00absucesos\u00bb, \u00abrevoluci\u00f3n\u00bb, etc\u00e9tera.<\/p>\n\n\n\n Las formas de la guerra \u00abconvencional\u00bb han cambiado en las \u00faltimas d\u00e9cadas: son menos convencionales, menos lineales, m\u00e1s irregulares.<\/p>Quentin Deluermoz<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n La investigaci\u00f3n debe permanecer atenta a estas realidades plurales y a estas luchas por el sentido. En otras palabras, trabajar sobre las guerras civiles es, a la vez, poder distinguirlas de la guerra convencional, y, por lo tanto, incluso, definir esta \u00faltima, pero tambi\u00e9n es permitirnos captar mutaciones que no corresponden a las categor\u00edas cl\u00e1sicas de guerra y paz forjadas en los siglos XIX y XX. Esto se aplica tanto en el pasado como en el presente. Las formas de guerra \u00abcl\u00e1sica\u00bb han cambiado en las \u00faltimas d\u00e9cadas: son menos convencionales, menos lineales, m\u00e1s irregulares. Y, al derrumbarse los per\u00edmetros, se rompen las distinciones. El enfoque que se adopt\u00f3 en el libro y la diversidad de los casos tratados pueden ayudar a comprender mejor, utilizando el lenguaje de los soci\u00f3logos Dominique Linhardt y C\u00e9dric Moreau de Bellaing <\/span>4<\/sup><\/a><\/span><\/span>, la forma en la que se entrelazan la guerra y la paz, el derecho y la violencia, el interior y el exterior.\u00a0\u00a0<\/p>\n\n\n\n Esta cuesti\u00f3n nos moviliz\u00f3 m\u00e1s porque implica la cuesti\u00f3n de la instituci\u00f3n, seg\u00fan Boltanski, como reductor de incertidumbre. \u00bfC\u00f3mo se recrea la certidumbre? Los autores del libro se interesaron por diversos procesos de institucionalizaci\u00f3n que pretenden ponerle fin a la inestabilidad y contribuir, as\u00ed, a la pacificaci\u00f3n. La instituci\u00f3n, un Estado fuerte, por ejemplo, es lo que restablece el poder tautol\u00f3gico del lenguaje, los objetos, las normas y las monedas. Un ejemplo de institucionalizaci\u00f3n es el diccionario: el establecimiento de un significado circunscrito para las palabras (\u00abun penique es un penique\u00bb; \u00abun repollo es un repollo\u00bb) frente a la proliferaci\u00f3n sem\u00e1ntica de palabras que ya observ\u00f3 Tuc\u00eddides durante la Guerra del Peloponeso. Otro ejemplo: los documentos de identidad (que dicen que las personas son lo que dicen ser) o un sello estatal; todos esos procesos de certificaci\u00f3n que evolucionan tecnol\u00f3gicamente en la historia. En lugar de centrarnos en las grandes decisiones de paz desde arriba, favorecimos, de nuevo, una observaci\u00f3n, a ras de piso, de los procesos de institucionalizaci\u00f3n que conducen a un retorno gradual a la paz. <\/p>\n\n\n\n Desde hace varios a\u00f1os, el estudio de las salidas de la guerra se ha desarrollado mucho en historia \u2013pienso, en particular, en los trabajos de Bruno Cabanes\u2013; los trabajos sobre las salidas de la guerra civil ser\u00edan bastante importantes, en la medida en que se plantea la cuesti\u00f3n de la instituci\u00f3n, de la adecuaci\u00f3n de las palabras a las cosas, del restablecimiento de la confianza en las rutinas o de la aceptaci\u00f3n de las tensiones en un marco pac\u00edfico. Es decir, un cambio, una vez m\u00e1s, de orden antropol\u00f3gico. El \u00e1ngulo que se toma en el libro puede dar algunas pistas sobre c\u00f3mo entender esta dif\u00edcil labor de sutura en el plano pol\u00edtico y jur\u00eddico, pero, tambi\u00e9n, en el social, cultural e \u00edntimo. Elisabeth Claverie muestra, por ejemplo, la importancia del Tribunal Penal Internacional en la salida de la situaci\u00f3n de la guerra civil en Yugoslavia en los a\u00f1os noventa (y de la dificultad de aplicar categor\u00edas jur\u00eddicas en el desorden absoluto que hab\u00eda entonces). Sin embargo, los cap\u00edtulos tambi\u00e9n nos recuerdan que la cuesti\u00f3n de la distinci\u00f3n entre el antes y el despu\u00e9s, entre lo ordinario y lo extraordinario se entreteje, con frecuencia, con las continuidades. As\u00ed, incluso cuando existen marcadores claros para se\u00f1alar pol\u00edtica y simb\u00f3licamente el final de la guerra civil, el trauma, ya sea individual o colectivo, indica la persistencia del sufrimiento en el mundo posterior. En su famoso libro sobre la separaci\u00f3n de la India y Pakist\u00e1n en 1947, la antrop\u00f3loga Veena Das <\/span>5<\/sup><\/a><\/span><\/span> mostr\u00f3 el poder del sufrimiento psicol\u00f3gico e \u00edntimo que repercute en las relaciones personales, en los cuerpos y en las palabras mucho tiempo despu\u00e9s de los hechos (a veces, incluso, durante varias generaciones). Muchos cap\u00edtulos del libro toman en cuenta estas continuidades. Otros plantean la cuesti\u00f3n del final de la guerra civil, en los casos en los que dura varias d\u00e9cadas, como en L\u00edbano, o cuando esta \u00absalida\u00bb nunca llega a promulgarse o a hacerse efectiva, como en el Urab\u00e1 colombiano. La decadencia sostenible tambi\u00e9n es un posible resultado de las salidas de la guerra civil.<\/p>\n\n\n\n Como bien dice, la historia no da lecciones y, cuando las da, siempre podemos tomarnos la libertad de decidir seguirlas o no. No da lecciones, pero arroja luz sobre las opciones, por lo que creo que el marco de lectura que nuestro libro propone para las guerras civiles del pasado puede tener cierta relevancia en el presente. <\/p>\n\n\n\n La historia no da lecciones, pero arroja luz sobre las opciones.<\/p>J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n La diversidad de las escenas tratadas en el libro ya nos recuerda que, en realidad, a escala mundial, estas situaciones de discordia y desgarre son recurrentes. Dicho esto, es cierto que el contexto en el que vivimos desde hace treinta a\u00f1os, marcado por el aumento de las desigualdades, la crisis medioambiental, el auge de los nacionalismos, la desconfianza en las instituciones representativas y el \u00e9xito de las teor\u00edas conspirativas en las redes sociales, explica, en parte, por qu\u00e9, en los dos pa\u00edses que menciona, Brasil y Estados Unidos (pero hay otros), las poblaciones acaban por dividirse en bandos que parecen irreconciliables, bandos que socavan los principios de la democracia liberal aceptados hasta ahora (como admitir la derrota en las elecciones). Por el momento, sin embargo, se mantienen bien. En este sentido, Les \u00e9preuves de la guerre civile<\/em> saca estas situaciones \u00abextra-ordinarias\u00bb del \u00e1mbito de lo excepcional y nos recuerda, por desgracia, su regularidad. Ofrecen un medio de familiarizarse con universos en los que nada \u00abse da por sentado\u00bb, de estar atento a las mutaciones contempor\u00e1neas, pero, tambi\u00e9n, a la necesaria descentralizaci\u00f3n de los puntos de vista. Como nos recuerda el escritor sirio Yassin al haj Saleh en un reciente n\u00famero de la revista Sensibilit\u00e9s<\/em>, a la que pertenezco, desde el punto de vista de Siria y de Oriente Medio, el funcionamiento normal del mundo es un estado reservado para las sociedades llamadas occidentales, que, en sus regiones, se asemeja a una especie de ficci\u00f3n lejana. <\/p>\n\n\n\n Mucho, por supuesto. El espacio subsahariano, antiguo o pasado, est\u00e1 demasiado ausente de nuestro panorama. En cuanto al siglo XIX, con el que estoy m\u00e1s familiarizado, las guerras civiles espa\u00f1olas de principios de siglo o, en especial, la Guerra Civil estadounidense (1860-1865) habr\u00edan merecido obviamente una peque\u00f1a menci\u00f3n. Por lo dem\u00e1s, se abordan numerosos aspectos que no platicamos aqu\u00ed, como el papel de la conflictividad y sus efectos en las posiciones pol\u00edticas abordadas por Malika Rahal para la Argelia de finales de los a\u00f1os ochenta. Sin embargo, me parece que la cuesti\u00f3n del derecho o de los imaginarios, sin estar siempre ausente (como se muestra en el cap\u00edtulo sobre Karachi o sobre el fortalecimiento del Estado tras las guerras civiles del siglo XVI), habr\u00eda merecido un mayor desarrollo. Adem\u00e1s, incluyo, para la \u00e9poca contempor\u00e1nea, el papel de los actores internacionales (ONGs, medios de comunicaci\u00f3n, Estado o comunidad de Estados). Hay que recordar, no obstante, que el libro pretende exponer los hitos y abrir interrogantes. Como se\u00f1alamos en la introducci\u00f3n, el trabajo de comparaci\u00f3n, aunque, ahora, es posible gracias al enfoque, sigue pendiente de una aplicaci\u00f3n m\u00e1s concreta.<\/p>\n\n\n\n Evidentemente, los hay. Pienso, en particular, adem\u00e1s de en lo que se acaba de mencionar, en la Fronda del siglo XVII y en Irlanda en el siglo XX. La serie de estudios de caso sigue abierta y podr\u00eda ampliarse. Sobre todo, estas cuestiones, tal como las hemos construido a partir de nuestros respectivos enfoques de las Guerras de Religi\u00f3n y de la Comuna, tambi\u00e9n se beneficiar\u00edan, creo, al ser cuestionadas y afinadas por una ampliaci\u00f3n de los casos estudiados.<\/p>\n\n\n\n Tienes raz\u00f3n; el fantasma de la guerra civil recorre el pensamiento de la extrema derecha. Podemos verlo todos los d\u00edas en los canales de noticias de Francia y Estados Unidos. Para volver a los or\u00edgenes de la extrema derecha contempor\u00e1nea, podemos ver que Edouard Drumond o Charles Maurras estaban obsesionados con el d\u00eda de San Bartolom\u00e9 y por la idea del enemigo invisible en el seno de la sociedad. Esta obsesi\u00f3n est\u00e1 presente en \u00c9ric Zemmour, quien tambi\u00e9n establece un paralelismo entre el protestantismo y el islam, dos \u00abpartidos invisibles\u00bb que amenazan a Francia desde adentro al pretender extraer lecciones de las decisiones que tomaron Catalina de M\u00e9dicis, Richelieu y, luego, Luis XIV para luchar contra los reformados. El paradigma de la guerra civil oculta est\u00e1 en el coraz\u00f3n del pensamiento de extrema derecha.<\/p>\n\n\n\n El fantasma de la guerra civil ronda el pensamiento de la extrema derecha.<\/p>J\u00c9R\u00c9MIE FOA<\/cite><\/blockquote><\/figure>\n\n\n\n Hay que recordar, sin embargo, que la denuncia de la guerra civil no es exclusiva de la derecha. Es un motivo que se encuentra desde la antig\u00fcedad. Como ha demostrado el historiador Jean-Claude Caron, en la Francia del siglo XIX, la guerra civil es la figura del mal absoluto a la que se refieren los diferentes bandos porque significa la negaci\u00f3n de la concordia. As\u00ed, fue utilizada por las autoridades para unir a la poblaci\u00f3n en torno a ella o por los insurgentes para denunciar un poder asesino de masas y deseoso de conservar sus posiciones; se moviliz\u00f3 tanto a la izquierda como a la derecha con intenciones evidentemente diferentes. La versi\u00f3n m\u00e1s visible, hoy en d\u00eda, en Francia, Estados Unidos y otros lugares (se trata, en efecto, de un fen\u00f3meno transnacional), es la de la derecha radical. Este discurso denuncia, a veces, una guerra civil de narcotraficantes y delincuentes contra gente honrada y, otras veces, una lucha civilizatoria y, otras veces, una aut\u00e9ntica guerra racial. Estas descripciones fantaseadas se apoyan en una perspectiva bastante clara: pretenden responder a un regreso al orden, a un endurecimiento autoritario del poder (demasiado \u00abblando\u00bb), al fin de la intolerancia considerada culpable y a una imposici\u00f3n firme de las normas sociales, raciales y culturales consideradas esenciales. En este sentido, se trata de un discurso cl\u00e1sico de extrema derecha. El libro tambi\u00e9n recuerda c\u00f3mo esta noci\u00f3n de \u00abguerra civil\u00bb puede instrumentalizarse, en las zonas estudiadas, dentro de las luchas pol\u00edticas.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Trabajo interdisciplinar, el libro editado por Quentin Deluermoz y J\u00e9r\u00e9mie Foa explora la guerra civil como un momento de incierta rearticulaci\u00f3n de las normas impl\u00edcitas que sostienen una sociedad. Desde las guerras de religi\u00f3n hasta los conflictos en Ucrania y Colombia, el libro examina lo que persiste, cambia o se derrumba bajo la incertidumbre.<\/p>\n","protected":false},"author":1366,"featured_media":13896,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"templates\/post-reviews.php","format":"standard","meta":{"_acf_changed":false,"_trash_the_other_posts":false,"footnotes":""},"categories":[159],"tags":[],"geo":[198],"class_list":["post-13858","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-libros","staff-baptiste-roger-lacan","staff-mathieu-roger-lacan","geo-mundo"],"acf":[],"yoast_head":"\nJ\u00e9r\u00e9mie Foa<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
El hilo conductor de las contribuciones de este libro es el modo en el que la guerra civil es un momento en el que todo lo que era ordinario en una sociedad se convierte en sospechoso. Se establece una nueva gram\u00e1tica semi\u00f3tica: se trata de sobresignificar la pertenencia a un bando o, por el contrario, de enmascararla mediante gestos que antes no se comet\u00edan. \u00bfPuede volver a hablar sobre esta intuici\u00f3n inicial y sobre c\u00f3mo se ilustra en diferentes casos?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/h4>\n\n\n\n
La situaci\u00f3n que describe es una en la que ya hay guerra civil. Pero, \u00bfc\u00f3mo se entra en una guerra civil?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
\u00bfEl intento de comprender hist\u00f3ricamente la guerra civil permite definir mejor la guerra \u00abcl\u00e1sica\u00bb? \u00bfEs muy porosa la l\u00ednea que separa ambos fen\u00f3menos?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/h4>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
Si la cuesti\u00f3n de la entrada en guerra civil puede neutralizarse, no puede decirse lo mismo de la salida de la guerra civil. \u00bfC\u00f3mo se produce el regreso, aunque sea parcial, a la normalidad?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/strong><\/h4>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
Aunque Patrick Boucheron, quien cita a Nicole Loraux en su prefacio, recuerde las virtudes de un cierto uso del anacronismo, el ejercicio es siempre peligroso para la disciplina hist\u00f3rica, m\u00e1s a\u00fan cuando se trata de aplicar conocimientos hist\u00f3ricos en el an\u00e1lisis del presente. Sin embargo, la manifestaci\u00f3n del 8 de enero de 2023 en Brasil<\/a>, como, quiz\u00e1s, la del 6 de enero de 2021 en Washington<\/a>, reaviva el espectro de la guerra civil en el presente pol\u00edtico de ciertos pa\u00edses. \u00bfQu\u00e9 perspectiva pueden aportar las contribuciones de los \u00c9preuves de la guerre civile<\/em> para estos acontecimientos contempor\u00e1neos?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/h4>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
\u00bfHay alg\u00fan conflicto o tema que le hubiera gustado tratar en este libro y que se haya quedado de lado?<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/h4>\n\n\n\n
La \u00abguerra civil\u00bb (temida, fantaseada o preparada) es un tema muy puntual en el imaginario de la derecha radical. \u00bfC\u00f3mo puede explicarse eso? \u00bfPodr\u00eda derivarse del sentimiento de haber sido \u00abderrotado\u00bb por la Historia? \u00bfSe ver\u00eda como una situaci\u00f3n que s\u00f3lo la confrontaci\u00f3n violenta podr\u00eda revertir?<\/h3>\n\n\n\n
J\u00e9r\u00e9mie Foa<\/h4>\n\n\n\n
Quentin Deluermoz<\/h4>\n\n\n\n